Salí de la casa y miré hacia el cielo en la lejanía. El norte está en aquella dirección... supongo. Llevo unos días sin viajar, he perdido la práctica. Empecé a caminar hacia la ruta más cercana.
[¡Espera!] escuché detrás de mi.
Sorprendido me di vuelta. Era la chica que venía corriendo hacia donde estaba. Se quedó parada cerca de mi recuperando el aliento. Después nos quedamos mirando.
[¿Si? ¿Pasó algo?]
[María] dijo dulcemente. [Me llamo María, creo que nunca nos presentamos]
[María...]
A decir verdad nunca le pregunté su nombre. A pesar de que ella cuidó de mi por un tiempo, no me percaté de que no conocía su nombre.
¿Hmm? Ahora que lo pienso, ¿cómo era el nombre de aquél señor que vive con María?
¿O de esos soldados que me acompañaron por el viaje?
¿O ese otro elegido de la luz del kunai...?
¿O ese otro...?
[¿Cuál es tu nombre?]
[¿Mi nombre...?]
Mi nombre... mi... nombre...
Dentro de mi cabeza algo borroso existe. Una especie de pared entre mis pensamientos. No puedo siquiera responder una simple pregunta.
¿No he prestado atención suficiente? ¿Es algo que he olvidado? La verdad está por ahí oculta. Escondiéndose detrás de las mentiras. No lo veo, pero siento que existe. Un bloqueo en medio de mi mente.
[¿Estás bien?]
Dice acercando su mano a mi frente. Al momento de tocarla es como si todo se aclarase. La niebla que me cubría se disipó por completo.
Un leve sonido de cristales rompiéndose resuena en mis oídos.
Una sensación de libertad que solo dura un instante me rellena.
Consigo recordar lo que estaba prohibido.
[... a]
[¿Mmm?]
[... Asriel. Me llamo Asriel] dije extendiendo mi mano. [Encantado de conocerte María]
[¡Igualmente!] dijo con una gran sonrisa en su rostro estrechándola. En la puerta de la casa puedo ver una silueta mirándonos y estirando la mano.
[¡Que tengas buen viaje!]
[¡Muchas gracias!] le respondo de la misma manera.
Ella se da vuelta.
[¡Ya voy John, solo un segundo!] gritó hacia su dirección y luego vuelve a mirarme fijamente a los ojos. [Regresarás, ¿cierto?]
[Por supuesto que si. Es una promesa a la persona que ha salvado mi vida]
Nos despedimos nuevamente y ella regresó corriendo a su casa mientras yo seguí mi camino.
Luego de varios minutos de haber retomado la ruta principal finalmente pude observar un gran letrero. La mitad superior estaba destrozada, solo quedaba una indicación.
"5 kilómetros adelante"
Por fin estoy cerca. Veamos lo que el destino me tiene preparado.