El circo había llegado a la ciudad de Huttentorg. Llamado "Tierra Roja", debido a que su enorme carpa era de un color rojo, dicho circo era el más famoso de toda Holanda. En sus atracciones estaban los paseos en pony, las exhibiciones de animales y los fenómenos que solían presentar como la mujer de dos cabezas, el hombre de tres pies o la mujer más pequeña del mundo. Aunque el mundo estuviese cerca de ser invadido, Elizabeth, creyó que sería una buena idea el invitar a Zyorg a ese lugar para divertirse.
El primer problema vino cuando no sabía que vestido llevar ni como decirle a Zyorg que deseaba invitarlo a ver una función de circo. Buscó varios vestidos; pero el que más le resaltaba era un hermoso vestido de gala color negro con un escote en forma de V color blanco, tras mucho pensarlo, al final se decidió a colocárselo. Tomó un sombrero de paja redondo y se arregló el cabello haciéndose un rodete con un lazo azul que no solo hacia juego sino que además resaltaba sus ojos azules. Elizabeth salió al encuentro de Zyorg.
Se encontraba cuidando a Xenón, al parecer, había dado bastantes informes; pero aun así parecía no decir algo importante. Zyorg lo sentía en su interior, había algo que aquella iguana les ocultaba.
Golpearon a la puerta a lo que Lition preguntó
- ¿Quién es?
- Soy Elizabeth, ¿puedo hablar contigo James?
- Veré que quiere- sonrió Zyorg levantándose de su asiento- cuídalo entre tanto ¿sí?
- A sus ordenes Comandante- le respondió Lition haciendo un saludo militar sonriendo de felicidad
Ni bien abrió la puerta y salió para verla su respiración se cortó al notar su belleza. Sus ojos azules lo hipnotizaban, sonriendo le entregó un pase para el Circo, Zyorg lo tomó y tras leerlo, ella sonriendo le dijo
- ¿Te gustaría acompañarme? solo es esta noche y mañana continúan camino al siguiente pueblo
- Elizabeth, no lo sé, es decir… nunca estuve en un lugar así- le respondió Zyorg apenado con la cabeza baja y rascándose la nuca- para serte franco, es la primera vez que leo esta palabra, ¿de qué trata?
- Es un lugar hecho para divertirse. Habrán caramelos, animales exóticos y funciones divertidas. Es un festejo familiar James- le respondió Elizabeth sonriendo con sus labios pintados de un fuerte rojo que atraía a Zyorg
- No lo sé… tengo una misión que cumplir, no debería perder mi tiempo para…- se excusaba Zyorg sonrojándose demasiado ante la petición de Elizabeth
- ¡Vamos James Van Zyorg! un descanso no te hará daño. Además de que los demás están haciendo su parte, mereces relajarte un poco- emitiendo una sonrisa traviesa, Elizabeth le preguntó- ¿o es que me tienes miedo?
- ¡¿Qué?!- exclamó Zyorg sonrojándose- ¡No! ¡Para nada!
Con un suspiro añadió
- Está bien, tú ganas Elizabeth, iré contigo al circo esta noche; pero después continuaremos con el interrogatorio a Xenón. Hay algo que se está guardando, no sé que puede ser; pero debe ser importante
- ¿Qué piensas que no puede haber confesado?- preguntó Elizabeth con curiosidad
- ¡Nada! ¡eso es lo que me molesta! nos ha dicho donde pueden estar los demás Generales, cuan cerca esta Corgana de la tierra y cuantas tropas posee en este momento; pero hay algo mas, algo que se está callando y no sé que es. Eso es lo que me molesta- suspirando largó una risa y, mirando con cariño a Elizabeth, añadió- quizás tienes razón. Necesito descansar un poco mi CPU; pero antes deja que me cambie para la ocasión, ¿si no es mucho problema?
- Para nada- sonrió Elizabeth con cariño.
Lo esperó fuera con el carro dispuesto a salir. Debió tardar como unos minutos antes de aparecer vistiendo un pantalón rojo, zapatos negros y un saco de color violeta oscuro cubierto con algunas lentejuelas que lo hacía relucir con el atardecer. El aliento se volvió a escapar de sus labios, intentando no babearse, su rubor creció tanto que solo pudo decir
- Tonto… ese tipo de traje no se usa para este tipo de salidas- ruborizada añadió- es una salida al circo, no a la gala del Rey de Holanda
- Lo siento Elizabeth, sabes que no estoy muy familiarizado con las costumbres de este planeta todavía- se disculpo Zyorg riendo- ¿deseas que me cambie otra vez?
- ¡NO!- exclamó ella ruborizada, balbuceando debido a la pena susurró- así… así está bien, solo que… debes ser cuidadoso, ya sabes, para no llamar la atención
- Tienes razón, lo siento otra vez- rió Zyorg rascándose la nuca
- Bueno ¡Baja ya! Que no tenemos toda la noche- le apremió Elizabeth a lo que Zyorg exclamó
- ¡Sí! ¡ahora mismo!
Al bajar las escaleras se puso en el asiento del pasajero mientras que Elizabeth movía las correas de los caballos para que comenzaran a galopar.
Aquel atardecer fue mágico, al menos eso era lo que Zyorg veía. Las luces de vela estaban siendo encendidas y las que ya estaban alumbrando la calle le daban a las calles de Huttentorg un aspecto casi idílico, como si de un pueblito de cuentos de hadas se tratara, las luces amarillas que se veían en las ventanas de las casas, el sonido de los grillos junto con el canto de algunos pájaros despidiéndose del día hacían a Zyorg sonreír como si fuese un niño pequeño. El sonido de los resoplidos de los caballos, junto al ruido que se producía al galopar, hacían que la palabra magia apareciera en la base de datos de Zyorg. Quizás fuese un Metal; pero él mismo se sentía un ser orgánico completamente vivo en ese momento, quizás más humano que los humanos. A la lejanía vio las luces del circo junto a su gran carpa roja y sintió como la felicidad lo envolvía al punto de actuar como un chiquillo riendo y pataleando en el carro mientras exclamaba
- ¡Mira Elizabeth! ¡allí esta! ¡acelera amiga, acelera!
- ¡Oye calma!- rió Elizabeth al ver la actitud infantil de Zyorg- ya vamos a llegar, no se ira de allí cuando lleguemos. Ahora quédate quieto jovencito o volveremos a casa en este mismo momento
- Bien, de acuerdo, tú ganas- se quejó Zyorg cruzándose de brazos y colocando una expresión infantil de un niño enojado. Aquello hizo reír aun mas a Elizabeth
Al entrar al circo y darle sus pases al recepcionista, Zyorg, tomó el brazo de Elizabeth con el suyo para comenzar a caminar. Durante la caminata los dos se quedaban maravillados al ver al malabarista hacer sus trucos, nuevamente Zyorg se quedó a contemplar el ocaso siendo acompañado por Elizabeth, quien empezaba a disfrutarlos con más entusiasmo que antes, las payasadas, de los llamados Payasos, los hacían reír y los juegos de puntería ganaron su atención.
- Mira Elizabeth, ganare ese osito para ti- le dijo Zyorg lanzando la pelota al hueco que estaba en el centro de una tabla de madera con un círculo rojo pintado, al ganar , Elizabeth aplaudió riendo a lo que Zyorg exclamó- ¡en el blanco!
- Buena puntería amigo- le dijo el encargado del lugar- dime ¿quieres este oso o este perro de felpa?
Elizabeth miró el perro que era de pelaje marrón claro con una mancha negra en la espalda, los ojos de color castaño eran demasiados profundos y nítidos, como si fuesen ojos humanos reales.
- El oso de peluche- le señaló Zyorg sonriendo a lo que el encargado se lo dio, Zyorg se lo entregó a Elizabeth quien rió al recibirlo- para mi gran amiga
- ¿Puede la señorita tratar también? Así se lleva el perro- le rogó el encargado
Ella lo vio otra vez por un minuto y le pareció en ese mismo minuto que aquel perro le había hecho un guiño lascivo, sonriendo, dijo:
- Nah, gracias, creo que con el oso basta para mí. Vamos James, veamos el resto del circo
- Si insistes- asintió Zyorg siguiéndola
El encargado se levantó del asiento y se acercó al mostrador gritando
- ¡Esperen! ¡se los regalo! ¡es un doble premio! ¡DOBLE PREMIO! – al ver que ambos estaban lejos, comenzó a sollozar. Dentro de aquella cabina se oyó una voz gruesa que decía
- Adiós hermosura, por cierto, lindo par de melones
- ¡Oh, ya cállate Bronichsky!- gruño en voz baja el encargado volviendo a sentarse esperando algún incauto al cual darles aquel muñeco parlante.
Había comprado unas manzanas acarameladas y paseaban por donde estaban los ponys, estos estaban siendo montados por niños pequeños, mientras comían se veían de un modo que parecían decirse todo y nada a la vez.
- Dime, ¿Cómo hiciste para entrar al calabozo sin ser detenida por las tropas de Víctor?- le preguntó Zyorg sonriendo
- Cuando me desperté y fui a verte para disculparme contigo por lo sucedido anoche vi que te habías ido. Por lo que me encontré con Zitron. Le pregunté dónde estabas y él me dijo que fuiste a ver a Xenón, por lo que intuí que algo malo pasaría. Le dije lo que estaba en riesgo así que accedió a acompañarme, excusándome cuando llegamos al calabozo e inmediatamente dándome la ubicación de Xenón- le contó Elizabeth con calma. Acercó el dulce a su boca y comió un poco de esa manzana acaramelada
- ¿Cómo supusiste que la misión estaba en riesgo?- preguntó sorprendido Zyorg y Elizabeth, con una voz dulce, le respondió
- No lo sabía- acariciando la mejilla de su amado amigo, añadió- lo que creí que estaba en riesgo era tu inocencia. Realmente eres alguien muy noble Zyorg ¿Cómo fue que siendo tan dulce y tan inocente lograste la lealtad de tu equipo? No parecen la clase de personas que seguirían a cualquier muchacho tierno y rebelde
- No fue algo sencillo, lo admito; pero ellos vieron en mi algo que los hizo entender la causa por la que peleaba, quizás, el primero fue Lition quien siendo un Bronce no se veía en una situación muy distinta de la mía. Un Acerum lo iba a matar cuando yo intervine acabando con ese bravucón salvándole la vida a Lition, aun así él no creyó en mi causa en un principio. Sin embargo, viendo que lo podían borrar por la muerte de aquel Acerum, decidió seguirme en mi causa. El resto… je… no fue tan fácil e incluso Ultrior fue un adversario mío en el pasado antes que un aliado. Sin embargo mi punto de vista siempre fue apreciado por todos, les decía que había una alternativa… que nuestros destinos no están sellados… creo que eso también te ha afectado a ti de algún modo ¿verdad?
- Zyorg yo…- murmuró Elizabeth deteniéndose cerca de la entrada de la Carpa Roja, deteniéndose a su lado, Zyorg, le puso su mano en el hombro de forma tierna dispuesto a hacerle una pregunta que tuvo en su CPU durante todo el día
- Elizabeth, ¿tú serias capaz de renunciar a todo lo que te enseñaron o a todo lo que crees solo por mi causa? No vivirás en mi planeta una vez que todo esto termine
- Pero tú quieres vivir aquí- le recordó Elizabeth con una mirada de pesar que entristeció a Zyorg, sacando su mano de su hombro le respondió
- Aun así yo… no lo sé, estoy tan confundido ahora- para la sorpresa de Elizabeth, Zyorg volvió a llorar- tengo responsabilidades con Wintago… Elizabeth si Corgana muere, yo debo liderar mi planeta y eso podría tomarme mucho tiempo
- Te esperare, el tiempo que haga falta- le dijo ella con pasión abrazándolo de una forma nada disimulada
- Pueden pasar años, siglos e incluso eras, yo… Elizabeth soy solo una belleza efímera para ti, como los ocasos. Si llegase gobernar Wintago, me tardaría generaciones el poder implementar mi causa de una forma cien por ciento exitosa- su voz se quebró al decir algo que no deseaba decirlo; pero era necesario- Elizabeth, al terminar esto tú me esperaras años; pero no volveré nunca… no mereces este dolor, el que siento en mi interior en este momento… es bello; pero horrible a la vez… y deseo que seas feliz
- Sin embargo por ti deseo sentirlo- le respondió ella acercando sus labios a los de Zyorg- aun si es toda mi vida, yo te esperare y me negaré a morir hasta verte otra vez, sea el año o siglo que sea
- Elizabeth- murmuró Zyorg lloroso
- Y por ti, soy capaz de renunciar a todo lo que he creído porque tu causa es tan válida en tu planeta como en el mío- le respondió Elizabeth acercando aun mas sus labios a los de Zyorg, sin embargo el grito del presentador del circo los asustó por un momento
- ¡ATENCION DAMAS Y CABALLEROS!- gritaba aquel hombre robusto que llevaba un traje rojo con unos pantalones marrones y unas botas negras, de cabello negro corto junto a un bigote fino del mismo color, aquel presentador estaba cerca de donde se encontraban Zyorg y Elizabeth anunciando el espectáculo entrante junto a su mayor atracción dentro el circo- NO SE PIERDAN LA FUNCION DE ESTA NOCHE, CON EL HOMBRE BALA, LOS PAYASOS CON SUS LOCURAS Y A LOS VALIENTES TRAPECISTAS, TAMPOCO DEJEN DE VER A LOS FENOMENOS DEL CIRCO: EL HOMBRE CON PATAS DE ARAÑA, LA MUJER PEZ Y EL OSO PARLANCHIN, VENGAN, VENGAN A VER LA FUNCION Y A LOS FENOMENOS
Zyorg se sintió humillado en ese momento, no sabía por qué; pero se sentía identificado con la palabra "fenómeno" pues, al fin y al cabo, eso era tanto para los suyos como para los de ese planeta: un fenómeno. Lentamente se empezó a separar del abrazo de Elizabeth
- ¿James?- preguntó Elizabeth al ver su rostro que denotaba enojo y vergüenza- ¿James que ocurre?
- Solo soy un fenómeno- murmuró Zyorg molesto
- ¿De qué hablas?
- De cómo me ven todos en mi planeta y como me verían en este si no tuviese este disfraz- sin decir palabra alguna se separó de forma abrupta alejándose de Elizabeth añadiendo- si no fuera por este disfraz tú no estarías a mi lado. Cuando me viste lo primero que hiciste fue lanzar un grito y salir huyendo
- Espera, eso no es verdad, me asustaste; pero ni bien me hablaste me acerqué a ti porque quería ayudarte- le dijo Elizabeth extrañada por esa extraña y repentina forma de actuar de Zyorg, como si él no estuviese sintiéndose seguro de sí mismo
- Si como digas Elizabeth ¡como carajos digas!- gruñó Zyorg alejándose de ella un poco más. Sin añadir nada mas, largó a correr soltando su manzana acaramelada
- ¡JAMES!- gritó Elizabeth corriendo tras él; pero ya le había tomado bastante distancia
Algo que Elizabeth no sabía, porque Zyorg olvidó contarle, fue que durante el tiempo en que se estaba cambiando vio, en la mesa del escritorio, un libro llamado "Frankenstein" escrito por un sujeto llamado Percy Shelly. El autor podría ser un hombre; pero para Zyorg, por la misma narración y modo de expresarse de los personajes, era una mujer la autora. Sin embargo, al leerlo con rapidez, se percató de como los humanos actuaban ante lo desconocido, ante aquello que era distinto. Lo cazaban, lo intentaban matar e incluso lo odiaban por ser distinto. A pesar de ser un ser lleno de bondad, aquel monstruo era odiado y, para Zyorg, aquella criatura no era distinta de él. Creado como un ensamblaje, una maquina antes que un ser humano; pero una maquina horrible que jamás se ganaría el cariño de nadie. De nada ayudaba a su confianza en los humanos de que uno de los personajes se llamara como su amiga: Elizabeth. Menos que al ver al monstruo gritara de horror, como su Elizabeth gritó al verlo.
Las lágrimas salían de sus ojos, corrían por sus mejillas y caían al suelo mientras Zyorg corría llorando al sentirse como un fenómeno de circo. Como un monstruo horrible con una máscara de humano. Elizabeth amaba a su disfraz, no lo amaba a él, al verdadero Zyorg. Solo amaba a James Van Zyorg, su alias, su máscara. Nada más.
Corrió a donde estaba la parte trasera de la carpa roja y colocándose cerca de una jaula, se apoyó sobre ella para cubrir su rostro. La luna lo iluminaba viéndose en un lugar con jaulas vacías u otras con animales que estaban durmiendo esperando a ser liberados para su acto principal en la función de los amaestradores. Con su cara siendo cubierta por su mano derecha, Zyorg largó a llorar al sentirse como un estúpido por haber expuesto a sus amigos ante seres que no los conocía bien, por estar compartiendo su tecnología a seres que podrían cazarlo de solo verlo en su forma normal. Se sentía usado y con su corazón a punto de romperse, incapaz de sentirse seguro de sí mismo como antes ¿Qué era lo que le pasaba?
En ese momento solo lloraba debido al dolor que sentía al sentirse como un monstruo disfrazado de humano
- ¿James?- preguntó Elizabeth llegando a su lado, al ver que él no le respondía fue que dijo con una voz más suave y dulce- ¿Zyorg?
- Déjame solo, un momento por favor- le pidió Zyorg sollozando a lo que Elizabeth le respondió
- Recuerdas que cuando nos vimos por primera vez hablamos un poco. Me asusté e iba a huir; pero no lo hice, no porque me lo pidieras sino porque en realidad me causaste intriga y un gran susto; pero en realidad si me agradabas ni bien hablamos
- Solo amas a mi disfraz, si estuviese con mi verdadera forma todo el tiempo no querrías estar cerca de mi- susurró furioso Zyorg , Elizabeth le respondió
- No llevabas el disfraz cuando fui en tu rescate ¿o sí?
- Debo ser un monstruo para ti cuando tengo mi verdadero aspecto ¿verdad?- le respondió Zyorg furioso; Elizabeth le contestó
- No, tus acciones son las que te definen. No sé por qué razón actúas de este modo; pero quiero que sepas que aun si fueses una criatura marina con cientos de tentáculos, yo te amaría de igual forma. No por tu aspecto sino por tu forma de ser, para mi eres de gran belleza, sea con tu disfraz- se acercó a él para tomarle el hombro añadiendo con una voz amorosa y tierna- o sin él, yo te amo Zyorg y tú no eres un fenómeno, sino un gran héroe Metálico para mi
Zyorg se detuvo a verla. No solo a ella, sino a sus ojos. Ellos lo miraban con gran pasión e incluso le indicaban que no mentía para nada, ella lo amaba por quien era en realidad, no a su alias sino a él a Zyorg, rompiendo en un llanto mas fuerte le dijo
- ¡Y yo también te amo, Elizabeth!- le dio un fuerte abrazo, colocando su rostro sobre el hombro, largando a llorar mientras que ella le acariciaba su cabello consolándolo
Ambos estuvieron un largo rato abrazados hasta que una garra de oso gris le tomó el hombro a Zyorg diciéndole
- Tranquilo Comandante, todo está bien. Por favor no llore, me hace sentir triste a mi también
Zyorg dio un grito de sorpresa; pero luego paso a un grito de alegría. Elizabeth se mantuvo tranquila a pesar de lo sucedido, ambos vieron la silueta de un enorme oso Grisley en una jaula de color rojo con barrotes metálicos. Este tenía una mirada tierna y una sonrisa agradable. Casi sin poder controlarse, Zyorg, exclamó
- ¡GALIUS! Al fin te encontramos amigo, ahora estamos completos