Tal vez, no debí nacer... o capaz Dios no fue justo conmigo...
Tal vez... y ¿si digo la verdad?
21:14.
Mi familia debe estar cenando, les dije que me dolía el estómago y me entendieron. Siguen mal por la muerte de Bárbara.
¿Por qué con mis dieciocho años de vida, no puedo ser valiente?
Papá, lo intenté... Intenté ser fuerte como tú dijiste que debo ser desde que soy pequeña.
Papá... pasaron las hora y no pude salir de mi habitación a decirte la verdad porque tenía miedo que otra noticia te lastimara, como fue la noticia de la muerte de Bárbara.
Nunca creí que algún día te escucharía llorar... siempre supe que quería hacer el fuerte, pero desde lejos se notaba tus ojeras por las noches de desvelo que te dabas por llorar tanto.
Abuela, siempre escuchaba tus oraciones que eran dedicadas para Bárbara.
Mis tíos no dejaban de hablar sobre cómo mamá "no cuidó bien a Bárbara".
04:30.
Ya se acercaba la hora para que vaya a la Universidad.
Sentía un dolor muy fuerte en el pecho, papá.
09:45.
Ustedes no se dieron cuenta que seguía en casa y que no fui a la Universidad. Pues, siguieron llorando por mi hermanita. No los culpo. También estuve mal.
12:09.
Salí un momento para ir al baño y solo fueron cinco segundos cuando te vi, papá.
Papá, te vi... estabas echo un asco. No eras el mismo hombre que me decía que tenía que ser fuerte en casi mis dieciocho años de vida.
Tu olor a alcohol y a cigarro era demasiado para mí. Me provocaba dolor de cabezas y unas ganas de vomitar insuperable
Qué asco.
Me miraste y no me dijiste nada, sólo supiraste y te fuiste de mi visión.
14:00.
Papá, el tío cada vez me miraba más raro... como si fueseun venado... como si fuese una carne.
—Aiyana, acompañame a comprar una cerveza.
—No iré —dije firme.
16:...
Papá... me dolía todo mi cuerpo... el tío me lastimó, papá.
Me dolía, papi.
—No te preocupes, Aiyana. Te sacaré lo lesbiana, querida sobrina.
Sentía como me rompía por dentro.
21:14.
No sentí ni veía nada. Está todo oscuro.
Pero... veía una luz y... Bárbara.
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—Aiyana le gustaba las flores rojas.
—Lo sé, mujer.
—¿Por qué no nos dijo nada? ¿por qué no nos dijo nada de su orientación sexual?
—No lo sé... sólo esperemos que esté descansado en paz... Es hora de irnos, el cementerio está por cerrar.
—Sí, vamos.