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Chapter 196 - Capítulo 3: El Imperio Baharuth (Parte 3)

La muy aguardada Capital Imperial.

Mientras miraba a través del pequeño espacio que había abierto en la ventana del carruaje, Ainz sintió una terrible sensación de derrota.

Abundaba la vida y la energía.

Las caras de las personas eran brillantes. Era una ciudad bulliciosa, completamente diferente al lúgubre Reino Hechicero.

Y entonces, la sensación de derrota se desvaneció de pronto. Después de todo, esa ciudad había sido anexada recientemente. La vida cambiaría si una ciudad era tomada por un nuevo gobernante. Era natural que las personas se sintieran inquietas, lo que resultaba en un estado temporal de baja energía.

Cierta vez, Puntitto Moe le había enseñado a Ainz sobre juegos estrategia. Cuando uno conquistaba un territorio durante una guerra, la felicidad de las personas se desplomaba. Además—

(—¿Qué había dicho sobre la aparición de partisanos? ¿Qué demonios? ¿Por qué aparecerían de repente un gran número de armas?)

La primera parte no tenía ninguna relación con la segunda. Ainz tenía la sensación de que se había confundido en algún punto.

Ya que el juego no tenía nada que ver con Yggdrasil, Ainz había perdido el interés a mitad de la explicación. Sin embargo, ambos debían de estar ligeramente relacionados, cuando menos.

(Probablemente hablaba de algún tipo de traición. O tal vez era alguna forma de jerga usada por los jugadores, eh… Partisanos… me suena como algún tipo de arma de asta. Entonces, cuando decía que las armas se vendían en grandes cantidades, ¿estaba hablando de una razón para luchar? ¿Del reclutamiento de ciudadanos, tal vez? ¿Hm? Tal vez luchaban contra el nuevo gobernante, pero eso sería una sublevación, ¿cierto? Entonces debería haber sido llamada una rebelión desde el comienzo. ¿Por qué partisanos? Bueno de todos modos no importa…)

El motivo por el que no había habido una rebelión en E-Rantel se debía a que los Caballeros de la Muerte estaban patrullando para mantener el orden público. ¿O se debía a que el personaje de Momon tenía un efecto tranquilizador en ellos? No, tal vez la causa de fondo eran sus benevolentes políticas sociales.

(…No hay nada mejor que un reinado pacífico. Matar al ganso de los huevos de oro es una completa estupidez. Supongo que tengo que hacer alguna concesión ocasional, algo similar a regresar los ítems que dejó caer a un oponente luego de hacerle PK, tal vez.)

Mientras recordaba los contenidos de «PK para Principiantes», Ainz se dio cuenta de que se había distraído, y rápidamente encarriló nuevamente sus pensamientos.

(Espera, estaba pensando sobre los grandes niveles de energía. Bueno, sin importar qué, yo sólo gobierno una ciudad, y ésta es la Capital del Imperio, el cual tiene muchas ciudades, así que no puede evitarse la diferencia entre sus niveles de energía. Incluso sus habitantes son diferentes… Así que supongo que siempre y cuando sigan incrementándose el número de habitantes, el Reino Hechicero también se hará más dinámico… Supongo que necesito enfocarme en las políticas que alienten el incremento poblacional. Albedo puede llevarlas a cabo.)

Luego de que Ainz se reconfortara a sí mismo, se decidió por una nueva dirección a tomar, en su condición de gobernante.

«Entonces, ah, Su Majestad…»

El hombre que también había estaba mirando por la ventana le habló, y eso trajo a Ainz de vuelta de sus pensamientos.

«Temo, temo preguntárselo, Su Majestad, pero ¿no es ésta la Capital Imperial, Arwintar?»

El hombre —que prácticamente había sido traído a la fuerza— le hizo esa pregunta con voz temblorosa.

«Efectivamente lo es. Era de esperarse del Líder del Gremio de Aventureros; pudo reconocer este lugar con un solo vistazo.»

«Gracias, muchas gra — no, ¡espere! ¡No recuerdo haber pasado por ningún punto de control! ¿Esto no es inmigración ilegal?»

Eso era, de hecho, lo que había sucedido. Ya que había usado el hechizo 「Portal」 para transitar directamente a la Capital Imperial, ellos no deberían haber pasado por ningún punto de control.

«—Detalles, detalles.»

«¡Estos no son sólo detalles! ¡Que un rey cruce la frontera ilegalmente a otro país podría desencadenar un incidente internacional!»

Jircniv hizo lo mismo cuando vino a Nazarick. Ainz no dijo eso, por supuesto. El sentido común dictaba que el Líder del Gremio estaba en lo correcto y que Ainz estaba equivocado.

Luego de pensarlo tanto como pudo, Ainz no pudo pensar en ninguna explicación que Ainzach pudiera aceptar. En lugar de eso, terminó suspirando ante la sorprendente terquedad del hombre. Había pensado que sería del tipo de hombres que dirían, «Bueno, siempre y cuando no lo atrapen».

Su opinión del hombre cambió un poco.

«…Líder del Gremio, creo tener una buena relación con El-Nix-dono. Incluso he aceptado sus solicitudes en el pasado.»

Ainz recordó lo que había sucedido en aquella guerra.

«Bueno, sé que esto difícilmente es lo mimo, pero estoy seguro de que él gustosamente daría su aprobación si simplemente se lo preguntara. Por supuesto, se lo estaría diciendo luego de haberlo hecho… pero ¿no estaría bien si el mismo Emperador lo consintiera?»

«Si, si lo pone de esa forma…»

«Lo más importante es que ni usted ni yo hemos traído nada malo con nosotros. ¿No significa eso que está bien?»

«Mmm,» Ainzach lo meditó.

Ainz sonrió en su corazón, creyendo que había convencido al otro hombre.

En verdad, había dos razones para haber cruzado clandestinamente la frontera.

(Si Jircniv supiera sobre esto, probablemente prepararía una recepción para mí. Es posible que sienta cautela hacia Nazarick, pero ya que soy el rey de un país aliado, tendría que darme la bienvenida en la puerta principal. Eso sería muy malo.)

El Emperador seguramente le prepararía algún tipo de ceremonia de bienvenida al rey de un país aliado, algo que Ainz, que desconocía las costumbres de la sociedad noble, tenía que evitar a cualquier costo.

Si se convirtiera en un hazme reír debido a eso, no podría mirar a los ojos a los Guardianes — que estaban trabajando tan duro por el Reino Hechicero.

También había otra razón.

(Ahora, necesito pensar en cómo involucrar a Ainzach en esto. ¿Tal vez debería pedir su ayuda como hice cuando le inventé esa historia en el gremio?)

La otra razón era porque quería convencer al Líder de Gremio de ayudar en sus planes.

El objetivo de Ainz al venir aquí era reclutar aventureros.

Él ya había incorporado el Gremio de Aventureros como una organización nacional. Sin embargo, incluso si el cascarón estaba listo, llenarlo tomaría un largo tiempo. Esto era bastante malo para el Reino Hechicero, ya que sólo controlaba una ciudad y el número de aventureros a los que podían recurrir era completamente insuficiente. Usar heteromorfos —como los hombre-lagarto, por ejemplo— era un problema para después. En este momento, tenía que incrementar el número de aventureros humanos.

Era por esto que tenía que venir aquí a buscar talentos. Si no era suficiente, podría reclutarlos de los países vecinos también.

Sin embargo, este tipo de reclutamiento no era fácil, especialmente ya que Ainz era esencialmente un vendedor de puerta en puerta — uno de los tipos de trabajo más duros en la industria de las ventas.

De acuerdo a Ainzach, los aventureros supuestamente eran agentes libres, pero en verdad, eran una forma de defensa nacional contra monstruos. Realizar una caza de talentos entre ellos sin duda generaría una fuerte reacción negativa.

Por supuesto, Ainz no pensaba que podría perder, incluso si todos los gremios de aventureros de cada una de las naciones montaban un ataque a gran escala contra él. Sin embargo, eso reduciría la moral de cualquier aventurero que lograra reclutar. Era muy fácil de ver cómo perderían la motivación al encontrarse en un conflicto entre su nueva lealtad y su antiguo hogar.

Era por esto que tenía que involucrar a Ainzach —que entendía los objetivos y conceptos de Ainz— en todo eso. Sin duda todo iría bien si él era el intermediario. Ainz había considerado que Ainzach se negaría rotundamente si le hablaba sobre esto en E-Rantel, así que lo había traído junto con él de esta forma.

Además, también estaba considerando el hecho de que Ainzach tendría algo en común con la otra parte.

Éste era un secreto del arte de vender. La gente tendía a gravitar hacia las personas que eran similares a ellos mismos.

Ainz — no, Satoru Suzuki había visto a colegas aprovechar el hecho de que habían nacido en el mismo lugar o que apoyaban al mismo equipo que sus clientes potenciales para conseguir una venta.

Ya que una vez había sido Momon el aventurero, Ainz entendía la vida de un aventurero, hasta cierto punto. Sin embargo, se había elevado tan rápido entre los rangos que no podía decir que realmente conocía las dificultades de ser un aventurero. Por lo tanto, tenía que dejar que Ainzach —que era un aventurero veterano y también el Líder del Gremio de Aventureros— hablara por él para incrementar la cercanía que la otra parte sentiría con él.

En otras palabras, el éxito de su pequeña expedición al Imperio dependía del desempeño de Ainzach.

(Aun así, la pregunta es, ¿Cómo puedo motivar verdaderamente a Ainzach para que me ayude?)

Si fuera un asunto de dinero, ciertamente podría pagarlo. Sin embargo, no podía imaginar a Ainzach dando todo de sí con tales medios.

«Partamos.»

Luego de darle la orden al conductor, el carruaje comenzó a moverse silenciosamente. El conductor en cuestión era una criatura que Ainz había invocado con el poco oro que le quedaba, un monstruo cuyo nivel era superior a 80, llamado Hanzo.

Hanzo era un monstruo humanoide de tipo ninja, y era hábil haciendo frente a ataques furtivos. Había otros de casi el mismo nivel, tales como Kashin Koji, que estaba especializado en ilusión. Fuuma, que estaba especializado en el combate cuerpo a cuerpo y en técnicas especiales, Tobi Kato, que estaba especializado en el uso de armas, y demás.

El interior del carruaje se tambaleaba con un sonido katakata mientras avanzaban.

Ainz había pensado que usar un carruaje fuertemente encantado sería muy sospechoso. Por lo tanto, en su lugar había escogido un carruaje de transporte ordinario.

«…Entonces, Su Majestad. Ya que hemos llegado a la Capital Imperial, ¿podría decirme qué estamos haciendo aquí?»

Ainzach frunció el ceño.

«Reclutaremos aventureros para nuestro país.»

Una expresión amarga surgió en el rostro de Ainzach. Estaba claro que tenía problemas en aceptar eso.

«…¿Podría ser que intenta persuadir a los aventureros del Imperio para que se unan a usted?»

«En efecto. Cazaremos talentos en este país.»

Aunque había sido hecho durante la guerra, el hecho de haber matado a tantos soldados del Reino haría muy difícil atraer a su lado a los aventureros del Reino. Además, Albedo estaba visitando el Reino, así que no podía hacerle las cosas más difíciles a ella. Siendo ése el caso, su país aliado, el Imperio, era la opción ideal.

La Alianza de Ciudades-Estado estaba a cierta distancia de aquí, de acuerdo a la información de Fluder sobre los países. Sin embargo, luego de consultarlo con Demiurge y Albedo, decidió que intervenir allí no sería prudente.

«¿En qué forma procederá? Yo…»

Ainzach respiró profundamente.

«…Su Majestad, he grabado sus opiniones sobre los aventureros en lo profundo de mi corazón. Por lo tanto, deseo ayudar con todas mis fuerzas a Su Majestad. Sin embargo, sigo siendo un hombre del sistema, en su mayor parte. Siento que hacer que los aventureros abandonen todo lo que han conocido hasta ahora sería muy difícil. Esto es particularmente cierto para los aventureros del Imperio.»

Una sensación de alegría nueva y fresca inundó el pecho de Ainz.

En efecto, Ainz quería opiniones como ésta.

No es que fuera culpa de los Guardianes, pero ellos tomaban sus palabras como si fueran escrituras sagradas y se apresuraban a ejecutarlas. Por lo tanto, Ainz se encontraba frecuentemente preocupado sobre si había dado o no las órdenes correctas. Debido a ello, había estado deseando oír que alguien se opusiera a sus declaraciones. De esa forma, podría saber dónde estaban los problemas.

La opinión de Ainz sobre Ainzach se elevó ligeramente.

Sin embargo, no podía aceptar del todo su punto de vista.

Sólo el cielo sabía por qué, pero todos sus subordinados parecían pensar que el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown era un genio. Por lo tanto, Ainz no podía decir nada que traicionara esa confianza. No podía decepcionarlos.

«…Qué desconcertante. Los beneficios deberían sobrepasar las desventajas. No lo entiendo. Parece ser que no conozco lo suficiente sobre los aventureros.»

Esta cara suya que no mostraba ninguna emoción era de gran ayuda, ya que nadie podía adivinar que estaba mintiendo. Era la cara de póquer definitiva.

En este punto. Ainz se detuvo un momento para mirar de frente a los ojos de Ainzach. No podía dar a entender que estaba esperando la respuesta del hombre.

«¿Qué haría usted, en ese caso? ¿Hay alguna propuesta que podría ser lo suficientemente atractiva como para hacer que los aventureros que ya han escogido una lugar de operaciones cambien de parecer?»

«…Su Majestad, ¿Debemos cazar talentos justo ahora?»

«¿Qué?»

«¿Vamos a intentar atraer a los aventureros de la Capital Imperial ahora mismo?»

Ainz sostuvo su barbilla con una mano mientras pensaba.

Si fuera posible, le gustaría hacerlo tan pronto como fuera posible. Sin embargo, si no podía, no le importaba esperar. Después de todo, el objetivo era transmitir las bondades del Reino Hechicero.

Los heteromorfos no poseían el concepto de la duración de la vida. En ese sentido, el tiempo era más que suficiente.

«Ciertamente, no es particularmente urgente.»

«Entonces, ¿no deberíamos establecer primero una base sólida? Deberíamos construir la organización deseada dentro del Reino Hechicero, y luego hacer otros muchos preparativos cuando sean necesarios. Una vez que el cascarón esté completo, podremos llenarlo a nuestro antojo, ¿no es verdad?»

«Ésa es una sugerencia excelente, una que ya he considerado antes. Sin embargo, plantea un problema propio. Si no estimamos los contenidos antes de comenzar a construirla, la estructura final podría ser demasiado grande o demasiado pequeña… ¿Querría poner eso a prueba?»

«E-En efecto, esa tarea me supera. Después de todo, sigo sin estar muy seguro de lo que su majestad desea para formar aventureros, y no entiendo el alcance de sus planes para el Reino Hechicero.»

«Ciertamente. Hablando con franqueza, sigo tanteando las cosas. En particular — sé que usted está interesado en mis palabras, pero no sé cuantos corazones pueda conmover con ellas. Con el objetivo de observar sus reacciones, vine al Imperio para intentar una prueba de reclutamiento, y para observar el resultado.»

«Ya veo… era de esperarse de Su Majestad, ya lo ha planeado con tanta antelación. Estoy avergonzado por la superficialidad de mis pensamientos.»

«Desde luego que no. Ambos somos seres diferentes. Debido a eso, podría cometer un error en lo concerniente a las reacciones de los seres humanos. Hasta donde sé, podría decir algo que ofenda a los otros. Por favor hágame saber si se da una situación así. En ese aspecto, necesitaré un ayudante… Ainzach.»

«¡Sí!»

«Entonces, estaré contando con usted en el futuro.»

Ainzach hizo una pausa para pensarlo por un segundo, y luego agachó la cabeza profundamente.

Se veía exactamente como lo hacían los Guardianes de Nazarick.

Ainz asintió elegantemente con la cabeza mientras reflexionaba sobre sus anteriores palabras.

(En cualquier caso, ¿Realmente puedo dejarle la tarea de atraer a los aventureros del Imperio únicamente a Ainzach?)

Éste era un punto muy importante.

Él mismo podía hacer las presentaciones, si fuera necesario, pero no sería porque le gustara particularmente. Si alguien fuera más hábil en una tarea y más capaz, entonces, debería dejárselo a esa persona. Sin embargo—

(—No puedo dejárselo todo a él. Si se presenta un problema, tengo que encargarme de su solución como su superior.)

No quería ser un mal jefe. Ainz se aferraba a esa decisión. Justo entonces, se percató de que Ainzach parecía haber caído en una reflexión.

«¿Sucede algo malo?»

«…Su Majestad, ¿podría ser que usted no pretender limitarse a la generación actual de aventureros, sino que también incorporará a los futuros aventureros en su organización y hará que exploren lo desconocido?»

«Ésa era mi intención.»

«Con eso en mente, siento que intentar persuadir a los actuales aventureros será muy difícil. Sin embargo, podría ser posible hacer que aquellas personas que quieran convertirse en aventureros vengan a nuestro Reino Hechicero. Esto quiere decir, que reuniremos a los polluelos y entonces los criaremos.»

Aunque los aventureros no conocían fronteras, las personas que se convertían en aventureros pertenecían a un determinado país. Ainz también había pensado en este punto, pero ya que este hombre —que era más familiar con este mundo que Ainz— compartía su opinión, entonces debería estar bien.

«Ya veo. Entonces, ¿qué debemos hacer?»

«Los fuertes siempre han sido admirados. Por lo tanto, ¿podría preguntar qué piensa Su Majestad sobre demostrar su poder como una forma de publicidad?»

¿Y qué lograría eso? Pensó Ainz.

Sin embargo, la publicidad era muy importante. Después de todo, la razón por la que estaba fundando su propio Gremio de Aventureros era para difundir el nombre del Reino Hechicero de Ainz Ooal Gown.

«…¿Así que tengo que mostrar mi poder y hacer lo que hacen los aventureros?»

Entonces, todo lo que tengo que hacer es hacer de Momon una marca del Imperio, pensó Ainz. Sin embargo, Ainzach sacudió la cabeza.

«En ese sentido, Su Majestad. Ésta es la Capital Imperial. ¿Qué le parecería demostrar su poder en la Arena?»

«¿Hoh…? Eso suena interesante. Explícame los detalles.»

***

El carruaje se detuvo en un patio espacioso.

Momon y Nabe habían recorrido las calles de la Capital Imperial, pero en ese periodo Ainz nunca había visto una casa personal tan grande. Ni siquiera en E-Rantel había visto una casa más impresionante que ésta.

«¿Ésta es la casa del dueño de la Arena? Es un lugar bastante impresionante.»

La respuesta de Ainzach a la pregunta de Ainz fue algo en el sentido de «Eso podría ser exagerar un poco las cosas.»

«La arena en sí misma es propiedad del estado. La gente la alquila para eventos, así que podría ser más exacto llamarlos promotores. El hombre que vive aquí es uno de los más poderosos entre esas personas.»

«Ya veo… ¿amigo tuyo?»

Sería bueno si ése fuera el caso. Lamentablemente, Ainzach agitó la cabeza.

«Hay muchos eventos en la arena, y algunas veces los aventureros terminan luchando contra monstruos. Sólo me he reunido con esta persona unas cuantas veces, cuando capturaba a esos monstruos y los transportaba aquí.»

«Entonces es así. Sin embargo, ciertamente terminó siendo bastante útil, así que debo darte las gracias por sus conexiones. Dicho eso, ¿qué tipo de monstruos capturaron en las afueras de E-Rantel?»

Ainzach tenía una expresión de incomodidad en la cara.

«Capturamos a los no-muertos de las Planicies Katze. Los no-muertos no necesitan alimentos, así que no generan gastos adicionales luego de capturarlos.»

«Oh. Buen ojo. Realmente sabe de lo que habla, después de todo.»

«¿Es así? No me veo a mí mismo como a una persona muy simpática… sin embargo, Su Majestad. Temo ofenderlo, pero ¿está realmente bien hablar sobre capturar a su gente?»

Ainz miró de frente a Ainzach.

¿De qué demonios estaba hablando?

«Porque son no-muertos…»

«Ahh, ya veo — bueno, hay muchos tipos de no-muertos. No considero a todos los no-muertos como de mi especie.»

«Perdone mi falta de respeto… Entonces, podría preguntarle ¿de qué tipo de no-muerto podría ser Su Majestad? Si eso no le ofende, por supuesto.»

«Soy un Overlord. ¿Ha oído antes sobre ellos?»

«Mis más sinceras disculpas, pero no lo he hecho. No me inclinaba mucho a los estudios, así que no lo sé.»

Bueno, eso era de esperarse, pensó Ainz.

En Yggdrasil, había muchos tipos de monstruos en la familia de los Overlords: el Sabio Overlord, hábil con la magia; el Maestro Kronos Overlord, que podía usar habilidades relacionadas al tiempo; el General Overlord, que se especializaba en controlar ejércitos de no-muertos; entre otros. Incluso el más débil entre ellos era por lo menos de nivel 80.

Él entendía aproximadamente la fuerza de este mundo y la cantidad de fuerza necesaria para ser considerado poderoso en él. Siendo ése el caso, la aparición de un ser no-muerto como un Overlord provocaría una perturbación enorme, particularmente porque los no-muertos no envejecían, así que continuaría gobernando la región por toda la eternidad hasta que sea derrotado.

En otras palabras, el hecho de que no había sucedido nada como eso daba a entender que no había Overlords en este lugar.

«Entonces es así. Bueno, planeo enviar aventureros a las regiones desconocidas de este mundo para reunir información de ese tipo. Sería bastante molesto si hubiera otros de mi tipo por ahí, odiando a los vivos. ¿Lo entiende?»

Los ojos de Ainzach se abrieron, y asintió con la cabeza.

«Es como dice. Ahora entiendo completamente la verdadera naturaleza de los aventureros.»

«En efecto. Considéreme como un ser no-muerto que es la excepción a las reglas. Entiendo el valor de la humanidad, así que no me enfrascaré en masacres sin sentido. Sin embargo, otros Overlords podrían no pensar de la misma forma, ¿no?»

«¿Es realmente así?»

«Eso aún está por verse. No sé si soy la excepción, o si mi especie misma es la excepción. Sin embargo, ¿no deberíamos asumir el peor de los escenarios y prepararnos en consecuencia?»

«…Es como dice Su Majestad. Grabaré eso en mi corazón.»

Ainzach asintió con la cabeza.

Si hubiera rastros de que uno hubiera aparecido, y que hubiera sido derrotado — eso podría tener alguna relación con quienquiera que le lavó el cerebro a Shalltear. No, no se podía descartar la posibilidad de que un Overlord pudiera ser dominado de la misma forma que Shalltear.

«Entonces, iré a conseguir una cita para la reunión.»

«Gracias.»

Ainzach bajó del carruaje. Luego de que Ainz lo viera marcharse, se quitó la máscara que llevaba puesta. En E-Rantel podía ir por ahí sin ella, pero ésta era la Capital del Imperio —y había cruzado ilegalmente la frontera para llegar aquí— así que como mínimo era mejor ocultar su verdadero rostro. Su túnica también era algo más moderada.

Aunque eso significaba que su equipo personal se reduciría en un nivel de clase, no había remedio. Después de todo, Ainz tenía un único conjunto de túnicas de clase divina. Aunque seguía teniendo las cosas dejadas atrás por sus amigos, al final, las armaduras que ellos habían dejado estaban más personalizadas que sus armas. Por lo tanto, no era que no pudiera equipárselas, sino que no podía usar todo su poder, ya que no podía hacer uso de las grandes cantidades de datos que eran usados para beneficiar sus habilidades. Siendo así, lo mejor para Ainz seguía siendo usar los ítems que habían sido hechos para él, incluso si eran un poco más débiles.

Luego de cambiarse de equipos, un golpe vino de la puerta del carruaje, seguido de la voz de Ainzach.

Parecía que habían pasado menos de cinco minutos.

«Mis más sinceras disculpas, Su Majestad.»

«¿Qué sucedió?»

«Lamento decir que hoy no parece ser conveniente. La otra parte espera que podamos venir mañana nuevamente. Sin embargo, creo que podemos forzar nuestra entrada para llevar las palabras de Su Majestad a sus oídos. ¿Qué haremos?»

«Eso no será necesario.»

Forzar una reunión no solicitada durante un periodo de intensa actividad no serviría para ganarse el cariño de nadie. Al contrario, cuando uno lo veía desde una perspectiva empresarial, el mismo hecho de haber venido sin invitación y no haber sido únicamente echados, sino que les habían concedido un tiempo para una nueva visita podía ser considerado como un gran logro.

«Entonces, volveremos mañana. Suerte que últimamente haya bastante tiempo libre — ¿Qué sucede?»

Ainz se dio cuenta de que Ainzach lo estaba observando, y fue por eso que le preguntó la razón.

«No, no es nada. Sólo sentía que Su Majestad es realmente una persona generosa… después de todo, están esos nobles que desprecian a los mercaderes.»

«¿Y usted creyó que yo insistiría en una reunión?»

El hecho de que Ainzach no respondiera de inmediato le decía «Eso es lo que creía» de una forma que las palabras no podían expresar.

¿Eso sería lo correcto desde el punto de vista de un gobernante?, se preguntó Ainz. Aunque ahora parecía un poco tarde para pensarlo, Ainz Ooal Gown era un rey. Si eso era lo que un rey debía hacer, entonces debería hacerlo, incluso si fuera extraño para Satoru Suzuki.

«Ésta es mi primera vez ocupando un puesto sobre los seres humanos. ¿Cree que debería hacerlo, si fuera lo correcto en la sociedad humana?»

Una mirada de incomodidad apareció nuevamente en la cara de Ainzach:

«No estoy seguro, Su Majestad. Nunca he conocido al Rey, así que no podría decir si es correcto o no. Aunque, hablando personalmente, prefiero el punto de vista de Su Majestad. Pero para los nobles de alto rango, el uso de la fuerza podría ser apropiado.»

«La sociedad humana es tan complicada.»

Por alguna razón, Ainzach sonrió cálidamente luego de que Ainz murmurara eso.

«Bien podría ser como dice Su Majestad. En efecto, hay demasiadas cosas complicadas.»

El carruaje se inundó de la risa de ambos.

Ainz apretó un puño en donde nadie podía ver. Parecería que Ainzach ya no se encontraba tan cauteloso. Ainz estaba seguro de ello.

«—Entonces, ¿le informó que yo también vendría mañana?»

«No, no hice eso. Primero quería oír lo que usted pensaba de ello, Su Majestad. ¿O tengo permitido usar el nombre de Su Majestad?»

«…Está bien siempre y cuando se trate de humanos que no harán un escándalo. Ya que ellos son amigos suyos, esa parte de las cosas quedará bajo su propia discreción.»

«Entendido. No lo revelaré por ahora.»

Luego de discutir detalles como la hora y demás, Ainzach bajó nuevamente del carruaje.

Ainz se sintió un poco culpable por usarlo como mensajero. Aunque sabía que éste no era un mundo en el que importara la edad, Satoru Suzuki era un trabajador, y a él le molestaba estar dándole órdenes a una persona mayor.

(Ahora entiendo por qué a las personas les desagrada tener subordinados mayores.)

No tendría problemas con darle órdenes a alguien si fuera una persona de una compañía completamente diferente. Por ejemplo, si Ainzach fuera del Imperio, podría apuntar y darle órdenes sin ningún problema. La razón por la que Ainz no podía hacerlo era porque había llegado a ver a Ainzach como a uno de sus subordinados.

(Necesito darle una recompensa adecuada. Nadie en Nazarick pide un pago, pero ellos son la excepción. Si olvido esto, pensarán que soy un gobernante terrible. No debo convertirme en el jefe de una organización de corazón oscuro.)

Ainz juró eso con la voz de Herohero en mente.

(Aunque, en lo referente a recompensar a Ainzach… ¿cuánto debería pagarle, como rey? ¿Lo mismo que a aventureros de rango mithril? No, debería haber prestaciones por cargo también… ¿así que un 5% encima de eso? ¿Hay alguien a quien pudiera preguntarle cuánto es lo apropiado?)

Podía discutirlo con Demiurge o Albedo, pero no estaba claro si cualquiera de los dos tendría alguna idea de qué tipo de pago sería adecuado. Tenía el presentimiento de que le responderían con algo al estilo de «Él debería estar agradecido de servirle, Ainz-sama».

(Como esperaba… Necesito encontrar a un humano sabio. Fluder dijo que tenía mucha confianza en sus conocimientos sobre magia, pero que casi no sabía nada sobre otros asuntos…)

Nazarick era aparentemente invencible, pero él se sentía inseguro sobre su falta de conocimiento concerniente al mundo humano.

«…A él aplica 'A camino largo, molusco corto'*, ¿entonces? Supongo que estar de acuerdo con la propuesta de Demiurge fue la elección correcta. Por otra parte, no tenía la intención de negárselo cuando lo mencionó…»

(*Ainz está repitiendo un dicho, pero se equivoca y cambia 'paso' por 'molusco'. Está hablando de Fluder, no es confiable pero atraerá gente mejor, o eso me dijeron cuando pregunté. Original: 隗より始めよ Y Ainz dice: 貝より始めよ)

Cuando Ainz se estaba sumiendo una vez más en sus reflexiones, alguien tocó a la puerta.

«Perdóneme por la demora, Su Majestad.»

No es como si hubiera estado esperándote, pensó. Sin embargo, Ainz decidió permitir que Ainzach continúe, con la actitud magnánima más adecuada para un gobernante.

«Como deseaba, la cita se ha hecho para reunirnos mañana a las diez de la mañana, Su Majestad.»

«Umu. Entonces, sólo queda el asunto de esperar hasta mañana… Entonces, usaré magia de teletransportación para transportarlo a E-Rantel. Relájese y acepte el hechizo. 「Teletransportación Mayor」.»

El cuerpo de Ainzach desapareció en un instante.

「Teletransportación Mayor」 lo transportaría sin peligro a las afueras de las puertas triples de E-Rantel. Incluso si había alguien en el lugar de destino, el hechizo lo depositaría en el siguiente lugar seguro, así que no había necesidad de verificar el lugar con magia.

«Entonces, debería contactar a ese hombre usando 「Mensaje」.»

Ainz murmuró para sí mismo. Ésta era una tarea desagradable, así que intentó calmarse.

Le estaba enviado un mensaje a Fluder, que le había ofrecido todo a él. La razón por la había estado retrasando el asunto de darle al hombre lo que le había prometido se debía a que no se sentía seguro de realmente poder darle al anciano lo que quería.

Fluder quería que Ainz le enseñara todo lo que sabía sobre magia.

Sin embargo, el poder de Ainz no provenía del estudio de la magia.

Tal vez si éste fuera Yggdrasil, él podría estar cualificado para hablar sobre magia. Lamentablemente, el sistema de magia de este mundo funcionaba ligeramente diferente al de Yggdrasil.

¿A qué se debía que ellos aprendían los mismos hechizos de otras formas? Se había preguntado eso muchas veces, pero no podía encontrar la respuesta. Además, había una montaña de otras preguntas sin respuesta. En el peor escenario posible, él tenía que tomar en cuenta que podría no ser capaz de usar sus poderes de Yggdrasil.

Tal vez podría encontrar la respuesta si usaba la opción que consumía niveles, el hechizo de supernivel 「Deseo Ante Una Estrella」. En este mundo, ese hechizo podía alterar la realidad misma, y al consumir múltiples niveles, podía cumplir un deseo más grande.

Sin embargo, ésa era una apuesta muy arriesgada.

No había seguridad de que encontraría la respuesta incluso si lo usaba. Lo más probable era que sólo estaría desperdiciando esfuerzos. Más importante aún, tenía miedo de usar un hechizo que calificaba como una carta del triunfo. Por supuesto, otra sería la historia si tuviera una forma de obtener grandes cantidades de experiencia, lamentablemente, hasta ahora no había descubierto ninguna.

Aunque no tenía pulmones, Ainz emitió un «Haaah~» mientras suspiraba. Tenía la actitud de un vendedor preparándose para disculparse por no haber entregado las mercancías solicitadas por un cliente al mismo tiempo que lanzó el hechizo de 「Mensaje」.

«Fluder Paradyne. Soy yo, Ainz Ooal Gown.»

Una vez que lo contactó, continuó pronunciando las palabras previamente acordadas:

«Naciste en el Pueblo de Belmous. El primer contacto que tuviste con la magia fue a través del lanzador de magia de tu pueblo.»

「¡Ohhhh! ¡Es usted, Maestro! ¡Hace mucho que esperaba por esto!」

Ainz podía sentir la gratitud de Fluder.

Esas palabras previamente acordadas eran un tipo de código, ya que Fluder había dicho que no había forma de saber si la persona al otro lado de un 「Mensaje」 era un amigo o un extraño. Por lo tanto, habían acordado verificar sus identidades al mencionar el (ya anteriormente cambiado) nombre de su pueblo y su recuerdo.

Sin embargo, incluso luego de hacer eso, Fluder seguía dudando del hechizo 「Mensaje」.

Él realmente está muy mal, pensó, sin embargo, no había mucho que Ainz pudiera hacer sobre ello.

Ainz le respondió, sintiéndose ligeramente intimidado por la intensidad ardiente del entusiasmo de Fluder.

«Perdona la ligera demora. Creo que es tiempo de que te enseñe magia, como acordamos. ¿Estás libre ahora?»

「¡Por supuesto! ¡Por usted apartaré tanto tiempo como sea necesario, Maestro!」

Él quería decirle, «No tienes que esforzarte tanto», pero el entusiasmo de Fluder sobre la magia era la verdadera expresión de su carácter. Frente a este demente con hambre de magia, Ainz no podía evitar sentirse un poco cohibido, ya que él era una persona ordinaria.

Mientras consideraba esta gran tarea, que parecía ser como resolver el reclamo de un cliente difícil, su estómago comenzó a dolerle.

(…El dolor de mi estómago debe de ser el peor de todos en la Capital Imperial.)

Sin embargo, no podía seguir retrasando esto.

Antes de teletransportarse al cuarto de Fluder, Ainz decidió verificar el lugar de destino con un hechizo de adivinación.

«Muy bien. Ahora usaré 「Teletransportación Mayor」 para llegar a tus aposentos.»

「¡Ohhh! ¡No 「Teletransportación」, sino 「Teletransportación Mayor」! ¿Podría atreverme a preguntar a qué nivel de magia pertenece?」

«…Dejemos eso para después. El 「Mensaje」 no durará para siempre. Tampoco tengo niveles en clases de tipo comandante… De todos modos, me gustaría preguntarte algo antes de eso. ¿Qué tipo de contramedidas anti-adivinación has tomado? ¿Qué hechizos has lanzado? ¿Cómo los lanzaste? ¿Hiciste alguna cosa para protegerte contra la teletransportación?»

「Ninguna, ninguna en absoluto, no he tomado ninguna de dichas medidas.」

El ceño inexistente de Ainz se movió nerviosamente ante la respuesta de Fluder.

«¿No es un poco descuidado no hacer nada…?»

En otras palabras, todo lo que él había dicho en el cuarto de Fluder bien podría haber sido filtrado a un tercer grupo.

「Mis más sinceras disculpas. Sin embargo, no estoy familiarizado con ese campo de la magia.」

«En ese caso, deberías usar ítems mágicos para sustituir eso, ¿correcto? He visto muchos ítem mágicos en la Capital Imperial, todos hechos supuestamente por ti.»

Ainz recordó que los había visto la primera vez que vino a la Capital Imperial. Se había sorprendido por el hecho de que tuvieran cosas como refrigeradoras a la venta.

「Es como usted dice, pero seguramente ya debe saberlo, uno debe conocer un hechizo relacionado para poder hacer crear un ítem mágico. Por ejemplo, se debe saber el hechizo de 「Bola de Fuego」 para hacer un arma llameante. Sin embargo, sólo una cuantas personas están dispuestas a aprender hechizos de adivinación…」

«Ya veo,» murmuró Ainz.

En Yggdrasil, normalmente se podía aprender tres hechizos por nivel. Un personaje de nivel 20, por lo tanto, sería capaz de aprender un máximo de 60 hechizos. Con una selección de hechizos tan reducida, sería bastante difícil intentar incorporar magia de anti-adivinación.

Tal vez aquellos que no lo supieran podrían pensar que 60 era un número considerable, pero si Ainz estuviera limitado a 60 hechizos del 3er nivel de magia, probablemente tendría que pasar todo el día preocupándose por sus elecciones.

Esto era porque tenía que considerar los usos futuros, si cambiaría de clase o no y cosas así. Había muchas cosas que debían ser planeadas y anticipadas.

Desde este punto de vista, el reproche que le hizo a Fluder era infantil y patético.

«Ciertamente, me equivoqué. Es como dices. La magia de adivinación necesariamente sería de menor prioridad cuando se estudian hechizos ofensivos y defensivos.»

En el juego, él podía decir, «Aprenderé esto, así que les dejaré lo demás a ustedes» y resolver las cosas fácilmente. Sin embargo, la elección de hechizos era una decisión que cambiaba la vida para la gente de este mundo. Aprender un hechizo impopular requeriría de una persona muy valiente.

Además, la escuela de hechizos de adivinación era bastante profunda. Uno necesitaba anticipar los medios que un oponente usaría para recolectar información.

En pocas palabras, convertirse en un especialista de adivinación era algo en lo que uno apostaba la vida.

«Muy bien. Entonces te daré los ítems de anti-adivinación que poseo. Úsalos para protegerte en el futuro.»

「¡Sí!」

Incluso sin mirar, podía decir que la cabeza de Fluder estaba agachada profundamente. Por lo que sabía, incluso podría estar de rodillas.

「¡Ciertamente he recibido sus amorosas palabras, Maestro!」

Ainz originalmente planeaba darle un ítem decente, pero la idea de hacer eso le hacía doler el corazón.

«Ah, ahhh… Entonces, ahora examinaré tu cuarto.»

Ainz lanzó su hechizo hacia los aposentos de Fluder.

Miró hacia abajo, hacia un Fluder arrodillado.

Luego, decidió buscar auras mágicas, y como esperaba de Fluder, había muchos colores diferentes de ellas en su cuarto. Sin embargo, ninguna parecía ser de un color peligroso que impediría la teletransportación. Luego de verificar eso, lanzó 「Teletransportación Mayor」.

Su campo de visión cambió, mostrando que se había teletransportado exitosamente al cuarto de Fluder. Aunque no había habido demoras, no había sentido a nadie espiándolo, y estaba muy seguro de no haberse transportado a una base enemiga, de todos modos echó una rápida mirada a su alrededor.

En verdad, no había necesidad de preocuparse tanto. Sin embargo, el corto periodo de vulnerabilidad luego de teletransportarse era cuando era más fácil que uno fuera atacado. Estas acciones de protección —para defenderse del PK— hace mucho que habían inculcadas en el cuerpo de Satoru Suzuki.

«Le doy la bienvenida, mi Maestro.»

«…Levanta la cabeza,» le ordenó a Fluder. Con toda honestidad, no había necesidad de ir a tales extremos.

Ese tipo de lealtad —o más bien, su sed de conocimiento que lo llevaba a desear obedecer— era anormal.

Era bastante similar a la forma en la que actuaban todos en Nazarick. Aunque Ainz finalmente había comenzado a acostumbrarse a ese tipo de cosas recientemente, verlas en alguien a quien casi no conocía hizo que quisiera retroceder.

«¡Sí!»

«Hablar parados no es bueno. Tomaré asiento.»

«¡Sí! Todo lo que tengo es suyo, Maestro. ¡Por favor, siéntese donde guste!»

Sentimientos complejos sobre si debía o no acostumbrarse a esto recorrieron el corazón de Ainz mientras se sentaba en el sofá. Sin embargo, Fluder no tomó el asiento frente a él. En lugar de eso, permaneció donde estaba, arrodillado en el suelo con la cabeza levantada.

«Está bien. Toma asiento.»

«¿Es, es realmente correcto? Que yo me siente de la misma forma que usted, Maestro.»

«…Tú también debes tener discípulos, ¿cierto? ¿Los tratas de esta manera también?»

Este tipo de actitud de equipo deportivo alarmó a Ainz*, lo que motivó su pregunta. En respuesta, Fluder negó con la cabeza.

(*No tengo idea a qué se refiere con eso.)

«No de esa forma, pero la diferencia entre usted y yo es como la que existe entre el cielo y la tierra, Maestro. Temo incluso mencionarme siquiera en la misma frase que—»

«Está bien. Te permito sentarte. Ven. Toma asiento.»

«¡Sí!»

Luego de asegurarse de que Fluder estaba sentado, Ainz pensó, «Realmente me duele el estómago» al mismo tiempo que habló:

«Primero, ¿cómo está el asunto que yo te pe—»

Cambió de parecer a mitad de la palabra «pedí».

«—te ordené que te encargaras? Es decir, hacer un registro escrito de la información del Impero sobre los otros países.»

«¡Sí! La mayoría de la información concerniente a los países vecinos ya ha sido completada. Sin embargo—»

«¿Qué sucedió? ¿Hay algún problema?»

«¡Sí! O mejor dicho, debería decir, era de esperarse del Emperador.»

Una mirada de orgullo surgió en la cara de Fluder. Era la expresión que un maestro tendría hacia un pupilo sobresaliente.

«Parece que se ha percatado de mi traición.»

Era natural que un empleado jurara no revelar los secretos de su antigua compañía al cambiar de trabajo. Con eso en mente, Ainz era un villano por hacer que Fluder le proveyera de información delicada sobre el Imperio.

Sin embargo, Ainz sabía bien que no estaba dirigiendo una compañía, sino un país. Nada estaba prohibido en aras de la prosperidad de su nación — de la felicidad de la gente que pertenecía a la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.

Ainz no tenía rencores contra Jircniv. No obstante, eso no significaba nada a comparación del bienestar de su propio país. Si la desgracia de Jircniv hacía prosperar al Reino Hechicero, entonces sencillamente tendría que sufrir.

Dicho eso, Ainz seguía prefiriendo la coexistencia y la prosperidad mutua en lugar de un conflicto.

Alguna vez, Punitto Moe había dicho algo sobre un señor Nash y las condiciones de un prisionero y algo en ese sentido, pero el resultado de eso en general era que, si las oportunidades eran ilimitadas, la cooperación produciría los mayores beneficios para todas las partes involucradas*.

(*Ainz nuevamente se está equivocado — ver el Equilibrio de Nash y el Dilema del Prisionero.)

Ainz sabía que las relaciones internacionales eran básicamente un asunto en el que cada parte usaba a la otra, pero él quería mantener una buena relación con Jircniv.

(Mantuve el número de muertes Imperiales al mínimo como el pago por cazar furtivamente a Fluder, así que probablemente estamos iguales en ese sentido. Ahora me siento un poco más cercano a él. Debe ser debido a todas las veces que lo he espiado.)

«…¿Sucede algo, Maestro?»

«Eh, um, nada. Sólo pensaba sobre ciertos asuntos.»

«¿En verdad? ¡Mi más sinceras disculpas por interrumpir sus pensamientos, Maestro!»

«No hay necesidad de disculparse. Hoy estoy aquí por ti.»

«¡Ohhh! ¡Muchas gracias, Maestro!»

¿Por qué me lo agradece tan vigorosamente? Aunque Ainz estaba perplejo por eso, eventualmente consiguió reencauzar el tema.

«Ah—sí, el hecho de tu traición. Bueno, está bien que hayas sido expuesto, pero hay un problema. En otras palabras, tu seguridad.»

«¡Ohh! ¡Y pensar que usted en verdad se preocuparía por la seguridad de alguien como yo, Maestro!»

¿Por qué este anciano tiene que reaccionar exageradamente a todo? La tarea básica de un jefe era velar por el bienestar de cualquiera que no pensara descartar desde el inicio. ¿O es que en el Imperio hacen las cosas diferentes?

(Si fuera esto último, sería aterrador… Bueno, en mi caso, es posible que mate a las personas que se interponen en mi camino, pero matar a las personas que alguna vez fueron mis subordinados sigue siendo…)

«Fluder, es cierto, no te emociones demasiado. Sería extraño si alguien alrededor tuyo se diera cuenta.»

«Eso no será un problema. Este piso es exclusivamente para mi uso. No hay nadie más alrededor.»

Él ya había venido aquí antes. Dicho eso, esta torre era bastante grande, así que no era de extrañar que el más grande lanzador de magia del Imperio tuviera permitido el uso exclusivo de todo un piso.

«De vuelta al asunto de tu seguridad personal. ¿Alguien ha intentado asesinarte después de que tu traición fuera revelada?»

«Nada de eso. Sin embargo, mis responsabilidades han ido disminuyendo de manera constante, y aunque en el pasado el Emperador me llamaba con frecuencia para pedir mi consejo, no ha vuelto a llamarme desde que regresó del glorioso dominio que usted gobierna, Maestro.»

«Ya veo… Entonces, Fluder. ¿Quieres venir conmigo?»

«¡Ohhh! ¡Encantado!»

«Entonces, luego de tomar en cuenta tu profesión —no, antes, hay algo que debo hacer. Es concerniente a tu recompensa.»

Luego de decir eso, Ainz exhaló, y entonces buscó en su dimensión de bolsillo. Ya había practicado muchas veces el flujo que tomaría la conversación, burlándose de las palabras al mismo que hacía correcciones.

Aunque no tenía ninguna forma de asegurarse de si Fluder reaccionaría de la forma como había imaginado, ya lo había practicado lo suficiente.

«Como acordamos, ahora impartiré una porción de mi conocimiento sobre ti. Toma y estudia este libro.»

Ainz le entregó un tomo llamado El Libro de los Muertos.

Era un tomo bastante antiguo, que despedía un olor a humedad. Pero increíblemente, el libro en sí mismo era bastante resistente, sin rastros de estar comido por gusanos.

Fluder aceptó con manos temblorosas el libro que Ainz le ofreció. Ainz estaba contento de ser no-muerto. Si siguiera siendo humano, el libro podría haber estado temblando sin cesar debido a su nerviosismo.

El objetivo de Fluder era comprender por completo el abismo de la magia, pero Ainz no sabía qué era ese abismo. Podía enseñarle sobre Yggdrasil, pero el abismo de la magia o lo que sea quedaba descartado.

Dicho eso, no entregárselo sería traicionar su lealtad. Uno debía pagar bien con bien y recompensar un servicio leal. En consecuencia, Ainz le había dado un libro de su colección que parecía ser el que tenía más probabilidades de contener los secretos del conocimiento mágico. Las partes a las que había echado un vistazo contenían algo sobre la magia que él no llegaba a entender.

«Entonces, por favor discúlpeme.»

Fluder tomó el libro, y su expresión de alegría pronto se retorció en una mueca de desesperación luego de examinar unas cuantas páginas.

«—¿Qué sucede? ¿No es lo que buscabas?»

Ainz suprimió su inquietud mientras hacía esa pregunta. Estaba bien si no era lo que quería. Ya había practicado para esa eventualidad.

«No, no es eso. Es simplemente que no puedo entenderlo.»

«Ah, ya veo.»

Ainz tomó el libro de Fluder, pasó algunas páginas y se detuvo en una en particular.

«Este capítulo concierne a la transformación de los muertos en almas.»

Estaba escrito en japonés, así que obviamente Fluder no podía entenderlo. Sin embargo—

(Esto parece más un libro sobre el escenario de un mundo de fantasía que una novela de fantasía. Qué demonios es esta cosa sobre la diferenciación. Y luego están las almas como nubes y cosas así. Se ve realmente difícil y no puedo entenderlo del todo. Se siente como si sólo estuviera raspando la superficie… ¿Podría ser que no podría entender este libro, incluso si lo leyera?)

Los libros eran como lo oculto, o mejor dicho, este libro era prácticamente un libro de ocultismo. Para Satoru Suzuki, que no tenía conocimientos en este campo, todo lo que veía era una colección de garabatos. Sin embargo, todo esto parecía haber sido tomado de algún tipo de mitología. Si Tabula Smaragdina estuviera aquí, probablemente sería capaz de explicárselo a él.

«¡Ohhh!»

La sensación de culpa en el corazón de Ainz se hizo más fuerte mientras veía a Fluder mirándolo con alegría en los ojos.

«En efecto… Bueno, no puedo darte esto porque sólo tengo un par, pero pruébalos.»

Ainz colocó un par de anteojos sobre el libro y se lo entregó a él. Fluder se los puso apresuradamente y hojeó las páginas.

«¡Esto, Esto es! Dice que las almas son entidades como la espuma dejada por las olas de este gran mundo, y así tanto grandes o pequeñas, son fundamentalmente las mismas. ¡¡¡Eso signifiiiiicaaaaaaaaa!!! »

(Está completamente loco.)

Incluso Ainz se sobresaltó, hasta el punto que casi retrocede.

La forma en la que los ojos de Fluder se habían agrandado y estaban inyectados de sangre y su respiración como la de un animal salvaje, daban la impresión de que estaba a punto de abalanzarse sobre alguien.

«¿Qué, qué tal está?»

Los ojos de Fluder giraron y observaron a Ainz de frente.

«¡Esto, esto es asombroso, Maestro! ¡Éste es el saber que buscaaaaabaaaaaaaaaa! ¡Hyaaaah!»

La alarma que sintió ante la manía del anciano excedió un límite predeterminado, y Ainz rápidamente se calmó de nuevo.

«—¿Es así? Entonces, regrésame los anteojos.»

«¡Qu! Pero, esto…»

«Piensa en la traducción de ese libro como en tu entrenamiento. Una vez que puedas entenderlo y digerirlo, serás capaz de poner el pie en una esfera mayor. Sería inútil para ti si usaras estos anteojos.»

«Cómo puede ser esto… Entonces, ¿podría permitirme darle una revisión a este libro primero?»

«No hay problema con una página más. Pero si continúas después de eso, afectará negativamente tu desarrollo.»

Fluder cerró el libro con un sonido parecido a un *patan*, y luego cerró los ojos.

Luego de varios segundos, los abrió y habló. Su voz había regresado a la normalidad.

«Entendido. Cumpliré con sus enseñanzas, oh Maestro. ¿Podría buscar su ayuda si hay asuntos que no entiendo?»

«Umu. Siempre y cuando responder esté dentro de mi poder.»

«¡Sí!»

Fluder se quitó los anteojos y se los regresó a Ainz.

(¡Excelente! Ahora no oiré nada de Fluder por un tiempo. Ah, necesito darle instrucciones primero. Eso… cómo decir esto…)

Ainz luchó para abrir a la fuerza las bóvedas de su memoria. Luego, en un tono solemne y pesado —que haría pensar que ésa era la voz que debería tener un líder— habló:

«Fluder.»

«¡¡Sí!!»

«Te he encomendado este libro de arcanos porque confío en ti. Nunca debes entregárselo a una tercera parte. Lo mismo se aplica a las notas que tomes cuando lo estudies. Nada sobre este libro puede divulgarse.»

«¡¡¡Sí!!!»

«Casi es innecesario decirte la razón de eso, pero éste es un conocimiento que sobrepasa lo que los humanos pueden comprender. Sería muy molesto si otros llegaran a saber sobre ello… Aunque alguien con tu talento podría no estar muy lejos de la salvación. Diez años en el futuro, no quiero tener que limpiar lo que dejaste atrás.»

«Pero por supuesto. No difundiré a los otros ninguno de los conocimientos que he obtenido de usted. Lo juró.»

«—Confió en ti, Fluder. No me decepciones.»

«¡¡¡¡Sí!!!!»

Fluder se paró de su silla y se arrodilló en el suelo.

Ainz quería decirle que no había necesidad de llegar a tales extremos, pero esto también era prueba de cuán efectivo había sido su aire de majestuosidad. Ainz no pudo evitar sentirse orgulloso de que sus horas de práctica de actuación y vocalización pudieran tener un buen uso.

«Suficiente. Ya que lo entiendes, no diré más. Regresa a tu sitio. Sin embargo, será muy difícil que descifres un lenguaje desconocido sin ninguna ayuda. ¿Tienes alguna forma de superar ese problema?»

«¡Sí! Puedo usar un hechizo de traducción, aunque su eficacia es muy pobre. Creo que con eso, puedo descifrar lentamente el texto.»

«¡En serio! ¡En serio! Magnífico.»

Esa respuesta era exactamente lo que Ainz quería oír. Al darle lentamente la práctica apropiada, él podría ganar tiempo para sí mismo. Además, un problema como ése no sería suficiente para que Fluder se rindiera.

«Entonces te daré esto… no, es cierto. Te prestaré esta caja para que lo guardes dentro. No creo que lo trates a la ligera, pero alguien podría desear robártelo.»

Ainz sacó una casa de su espacio de bolsillo. Era un ítem del mismo nivel que el que él usaba para almacenar su cuaderno de notas personales.

«Una vez que lo guardes aquí, incluso si esta caja es robada, requerirá de un tiempo considerable para ser abierta. Por supuesto, todo será inútil si alguien escucha el comando para abrirla… así que sé cauteloso.»

«¡Por supuesto, Maestro! ¡Nunca dejaré que eso ocurra!»

«Bien.»

Ainz movió la mirada de Fluder —que se encontraba acariciando el libro con alegría— hacia el techo. Ahora, ¿qué era lo siguiente que debía decir?

«Ah, es cierto. El asunto de tu tracción saliendo a la luz, y por ende, tu traslado hacia mí. ¿Cuándo puedes partir?»

«Si lo desea, Maestro, puedo hacerlo en cualquier momento. No tengo lazos con este país.»

Ainz frunció el ceño mentalmente.

No tenía idea de qué decirle a alguien que podía desechar tan tranquilamente su posición de confianza. Bien podría hacer lo mismo con Ainz en el futuro.

Ainz le restó varios puntos a Fluder con un lapicero rojo en el registro de su corazón.

«…Entonces, Fluder. Deseo que participes en la investigación mágica del Reino Hechicero. Sin embargo, tus hechizos no deben difundirse. Sólo les serán dados a mí y a aquellos en quienes confío. ¿Puedes soportarlo? ¿Puedes olvidar tus deseos de gloria?»

«No habrá ningún problema. Lo único que deseo es vislumbrar los secretos de la magia. No deseo nada más.»

Ainz estudió a Fluder con seriedad, al hombre que podía hacer tales afirmaciones.

Ainz no tenía habilidades para evaluar el carácter de una persona. Como seres humanos, era obvio que Fluder —un genio sabio que había vivido más allá de la duración normal de la vida de un ser humano y que se encontraba profundamente envuelto en las operaciones de una gran nación llamada el Imperio— era superior a él. No había forma de que él pudiera entrever algún intento de Fluder de engañarlo.

Sin embargo, ser incapaz de entrever tales cosas y no intentar hacerlo eran dos asuntos diferentes. Con esa actitud en mente, Ainz observó a Fluder, y al final dijo simplemente, «Bien».

«Te confiaré con todos los poderes y privilegios de tu puesto una vez que llegues al Reino Hechicero. También planeo ayudarte con la investigación mágica tanto como me sea posible. Entonces—»

Ahora, habría más de una persona ayudando a Nazarick, además de los Bareares. Si él podía obtener a la mujer que Demiurge y Albedo habían recomendado, Nazarick se fortalecería aún más.

Tenía que incrementar su poder tanto como fuera posible, en tanto que no podía ver el verdadero rostro de su enemigo.

El enemigo poseía un ítem de Clase Mundial, así que tenía que obtener un poder aparte del de Yggdrasil tan pronto como fuera posible. Tenía que asumir que cualquier cosa que él pudiera hacer, el enemigo también podía hacerla.

Sin embargo, había un problema.

Y era, cómo protegería al Imperio.

Demiurge pensaba que el Imperio era un enemigo potencial, pero Ainz no lo creía.

Aunque el futuro era incierto, el solo uso de la fuerza en éste mundo no era una decisión prudente. Si el Reino Hechicero se ganaba la reputación de ser una nación que aniquilaba a todos los que se interpusieran, los países que podrían ser amigos probablemente terminarían de enemigos.

Siendo ése el caso, ¿por qué no formar una profunda amistad con su compañero dictador Jircniv, y enviar ese mensaje a sus subordinados?

(De esta forma, seré capaz de minimizar la fuerza que Demiurge y los otros usarán para la conquista del mundo. Qué plan tan brillante. Más que la alianza de naciones, o que la alianza de gremios… ¿amistad?)

Las figuras de sus amigos heteromórficos aparecieron en la mente de Ainz.

(Sin embargo, ¿cómo debería entablar amistad con él? Darle a las personas lo que quieren no es la forma correcta de hacer amigos, cierto… Por lo tanto, proteger lo preciado para Jircniv, el Imperio, debería ser la mejor forma. Es muy probable que mis enemigos pongan sus miras sobre ellos.)

Se puso a sí mismo en el papel de las personas que le habían lavado el cerebro a Shalltear. Si usaban los métodos que Ainz usó, entonces—

(En el peor escenario posible, podrían usar 「Ia Shub-Niggurath」 en la Capital Imperial. Todos pensarían que lo hice yo, sin tener en cuenta al verdadero culpable… Entonces, esparcirían esas noticias por el mundo. Eso reduciría considerablemente la influencia del Reino Hechicero.)

Ainz recordó sus días en Yggdrasil.

Era una insensatez atacar directamente a un gremio poderoso, así que era bastante común instigar guerras con otros gremios para debilitar la influencia de los gremios poderosos. Estos métodos probablemente podrían aplicarse aquí. Ainz probablemente lo haría si se encontraba en esa situación, así que lo más seguro era que su enemigo haría lo mismo.

Para prevenir que sucedieran este tipo de cosas, Ainz pensó en permitir que Fluder esparciera rumores de que él no podía volver a usar ese hechizo nuevamente (una mentira, naturalmente). Sin embargo, Fluder ya no podía ser usado, por lo que tenía que pensar en otro método.

(Esto es como prohibir llevar objetos peligrosos del tamaño de la mano… Como esperaba, necesitaré discutir este asunto con Demiurge, tal vez ordenarle que piense en una forma de enfrentar esto. Sin embargo, ¿no pensará que es extraño? Ahh, qué fastidio, no puedo resolverlo.)

Si tan solo pudiera dejarles todo a esos dos. Sin embargo, si hacía eso, dañaría su imagen de gobernante absoluto. Tenía que pensar en una forma de resolver sus problemas al mismo tiempo que protegía su puesto.

«Maestro, ¿Hay algún problema?»

«…Fluder, tengo la intención de proteger al Imperio por algún tiempo. ¿Tienes alguna idea?»

«…¿Podría saber por qué lo pregunta?»

«Conquistarlo sería fácil, pero no tengo la intención de gobernar una pila de escombros. Deseo mantener al Imperio intacto, y por eso me gustaría prevenir la pérdida del poder de combate que resultaría en el momento en que te pierdan.»

Las arrugas de Fluder se hicieron más profundas.

«Es difícil responder de inmediato. Creo que no habrá problemas por un tiempo si no estoy aquí. Dicho eso, también es verdad que nadie puede llenar el vacío que dejaré al marcharme… Si está bien, entonces me quedaré por el momento.»

«¿Estás dispuesto a hacerlo? Entonces, mañana me comunicaré nuevamente contigo, luego de terminar las discusiones.»

«¡Sí!»

«Bien, hay dos cosas más que deseo preguntarte. Primero, me gustaría conocer los detalles sobre el Lord Marcial. El segundo asunto está relacionado a los Caballeros de la Muerte…»

***

Con la hora acordada acercándose, Ainz lanzó un hechizo de detección. Normalmente, primero habría colocado hechizos defensivos unos sobre otros sobre sí mismo, pero sería un desperdicio muy grande gastar demasiados pergaminos valiosos. A diferencia de cómo fueron las cosas en el cementerio, donde estaba seguro de la presencia de enemigos, Ainz simplemente lanzó su hechizo.

Dicho eso, escogió un lugar en el que un contraataque no golpearía a otros.

Una escena diferente apareció en su campo de visión. Éste era el interior de un carruaje. Ainz manipuló el punto de vista flotante y observó el interior del carruaje.

Entonces, Ainz lanzó 「Teletransportación Mayor」.

La teletransportación tuvo lugar sin incidentes, y Ainz abrió la puerta del carruaje. Ainzach, que se encontraba sentado en el interior, tenía una mirada de sorpresa en la cara. Sin embargo, Ainz ingresó despreocupadamente, cerró la puerta, y disipó el hechizo de invisibilidad que había lanzado sobre sí mismo.

«Como pensé, era Su Majestad. Aunque entiendo la necesidad de mantener el secreto, ¿podría por favor no usar el hechizo de invisibilidad la próxima vez?»

«Si no uso invisibilidad, seré visto, ¿no?»

«No debería haber problemas debido a la máscara de Su Majestad, ¿estoy en lo correcto?»

«En efecto, así podría ser, pero usé un hechizo de teletransportación. Me gustaría evitar verme envuelto en asuntos molestos.»

«Ciertamente…»

«Bueno, ya que lo entiende, ¿partimos?»

«Muy bien. Partamos.»

El carruaje atravesó la puerta abierta, y llegó al lugar designado por el portero. Ésta era un área de aparcamiento que podía acomodar varios carruajes.

«Entonces, procedamos.»

Ainz desmontó del carruaje después de Ainzach.

Un hombre mayor en uniforme de mayordomo los esperaba allí. Estaba acompañado por una sirvienta.

Aunque se veía como un mayordomo, no se sentía tan poderoso como Sebas. Parecía ser un hombre mayor bastante normal, aunque bien educado. El mayordomo era humano, aunque lo mismo no era verdad para la sirvienta.

Un par de orejas adornaban la parte superior de la cabeza de la sirvienta; no eran orejas humanas, sino de las del algún tipo de animal. Aunque era difícil de ver porque estaban tapadas por su cabello, no había bultos en el lugar donde los humanos normalmente tendrían las orejas. Tenía una cara bonita, pero no de la misma forma en que un humano sería lindo — más como la lindura de un animal.

«Bienvenido, Ainzach-sama y — Su Majestad, el Rey Hechicero, me parece. El amo aguarda por ustedes. Por favor permitan que les mostremos el camino. ¿Podría pedirles que nos sigan?»

«¡¿Qu?!»

Luego de oír las palabras del mayordomo, un ahogado grito de sorpresa escapó de la boca de Ainzach.

Ainzach había dicho en las charlas de ayer que no mencionaría la verdadera identidad de Ainz, así que debía haberse sorprendido porque habían logrado descubrir la identidad de Ainz. Para él, sin embargo, esto no era nada de lo que alarmarse. Su máscara podría ocultar su cara, pero no había cambiado su ropa. Cualquiera con una buena red de información podría haber oído sobre él. Bajo estas circunstancias, no responder sería grosero.

«Gracias. Entonces, por favor muéstrennos el camino.»

«Sí.»

El mayordomo agachó la cabeza. Un momento después, la sirvienta lo hizo también.

Luego de que los dos hubieran comenzado a caminar, Ainzach le dijo en voz baja a Ainz:

«Muchas gracias, Su Majestad.»

Se lo agradecía porque Ainz le había respondido al mayordomo.

No hay necesidad de eso, quería decir Ainz, pero al final aceptó el agradecimiento en silencio.

Para Satoru Suzuki, un superior debía cubrir a su subordinado si éste cometía un error. Las gracias de Ainzach eran una reacción natural. Era un paso ineludible en su futuro desarrollo como uno de los subordinados de Ainz.

Una vez más, Ainz pudo percatarse con claridad de que ser un jefe no era nada relajante.

De pronto, Ainz se dio cuenta que nunca había dicho «Gracias» mientras actuaba el papel de un gobernante.

(Necesito encontrar el momento para darles las gracias a los Guardianes y a todos los NPCs. Necesito mostrarles mi aprecio por su esforzado trabajo.)

El objetivo de Ainz era dirigir la Gran Tumba Subterránea de Nazarick como si tratara de una compañía benevolente. Mientras meditaba despreocupadamente el asunto, no dejó de moverse, sino que continuó caminando en la dirección en que lo estaban guiando.

«Aunque, es muy sorprendente encontrarse en verdad con un Hombre Conejo, Su Majestad.»

¿No sería mejor discutir este tipo de cosas una vez que la persona en cuestión se hubiera marchado? Ainz pensó eso, pero el tema le interesaba, así que decidió dejarse llevar por la corriente.

«¿No debería ser una Mujer Conejo?»

«No… bueno… el nombre de su especie es Hombre Conejo.»

«Ainzach, era sólo una broma. Es algo inquietante que te lo tomes tan en serio.»

«…Me pregunto si vino de más allá al este de la Alianza de Ciudades-Estado. Qué exótico.»

«Hm…»

Ainz no tenía idea de que tan lejos era «al este de la Alianza de Ciudades-Estado». La información que tenía aun no cubría regiones tan distantes.

De todas formas, no había visto a ningún otro en el Reino, y ella era la única Hombre Conejo que había encontrado en la Capital Imperial. Debía ser difícil vivir en un lugar sin otros miembros de la especie de uno, incluso sin tener en cuenta la discriminación de las otras razas.

Ainz sentía curiosidad y quería hacerle algunas preguntas a la mujer, pero no lo hizo. Habría sido molesto si pisaba alguna mina durante su conversación.

Poco después, llegaron a una casa.

«El amo espera por ustedes dentro. Por favor.»

El interior de la casa estaba decorado con muchas piezas amorosamente aceitadas y cuidadas de armas y armaduras. Estaban limpias, libres de polvo y expuestas en perfecta alineación.

Tras inspeccionarlas con mayor detalle, muchas de las armas presentaban arañazos y estaban abolladas en los extremos. Estaba claro que estas armas habían sido usadas en combate real.

En lugar de una exhibición en la tienda de un mercader de armas, daba la impresión de ser una exhibición de armas del glorioso pasado del dueño de la galería.

Luego de una rápida mirada alrededor, La vista de Ainz regresó a la espada que vio primero.

Era el arma más bella entre todas las del cuarto.

No había señales de daño en la espada. El dueño de la galería debía tenerle bastante cariño, a juzgar por la forma en que había sido colocada para ser la primera cosa que cualquiera vería al ingresar al cuarto.

«¿Es de su agrado?»

«Ah, verdaderamente es una colección excelente.»

Ainz le respondió así al dueño del cuarto sentado en el sofá — en otras palabras, al dueño de esta galería. El dueño era de cuerpo fornido y de cabello cortado tan corto que se podía ver su cuero cabelludo.

No se molestaron en saludarse, sino que continuaron hablando de armas.

«Entonces, qué pieza es su favorita — ah, ésa. Todos los que vienen aquí dicen lo mismo.»

Ainz atravesó el cuarto y se detuvo ante la espada.

«¿Podría tomarla?»

«Por supuesto, adelante.»

Ainz le dio las gracias y tomó la espada. Por supuesto, se le caería si intentaba usarla en serio, pero no había problema con sólo sostenerla.

Examinó la espada, y entonces se percató de los caracteres grabados en la hoja. Esos extraños caracteres le eran vagamente familiares a Ainz. Buscó en sus recuerdos, y finalmente encontró la respuesta.

«¿Runas?»

«¡Ohhh! Era de esperarse de Su Majestad. ¡Conoce sobre estas letras!»

(¿Qué? ¿En serio? …¿Las runas son comúnmente usadas en este mundo?)

Las runas eran un conjunto de letras que aparentemente habían sido usadas en el pasado del mundo de Satoru Suzuki. El hecho de que tales caracteres existieran en este mundo significaba que era muy probable que alguien del mismo mundo que Satoru Suzuki los hubiera dado a conocer aquí. Por lo tanto, Ainz preguntó con cautela:

«…Probablemente, me parece. Sólo sé de ellas. No puedo crear ítems con grabado de runas. ¿Podría preguntar qué herrero hizo esto?»

«Ohhh, ésa es una buena pregunta. La espada fue forjada por un herrero rúnico del Reino de los Enanos en la Cordillera Montañosa de Azellisian. Es de aproximadamente 150 años de antigüedad. La hoja puede acumular electricidad y la marca del hacedor está en la empuñadura. ¿Puede verla?»

El dueño de la galería estaba parado al lado de Ainz.

Un sobrecogedor olor a colonia asaltó su nariz.

«Ésta es una pieza hecha por Stonenel, un famoso taller.»

(¿Un taller de Enanos? …Parece que tendré que reunir información sobre ese tipo de cosas.)

«Hoh. Se oye como un taller famoso. ¿Hay algunos ejemplos de su trabajo aquí?»

Ainz miró alrededor, y el hombre se rió con entusiasmo.

«Jajajaja. No, no aquí. Las guardo en otro lugar. Sin embargo, ésta es la única pieza que posee un encantamiento tan poderoso.»

«Hoh.»

Ainz ocultó la decepción que sintió al mismo tiempo que suspiraba en silencio.

Sin embargo, de todas formas había aprendido algo sobre el taller llamado Stonenel. Tenía que averiguar si había un jugador allí.

«He oído que las armas creadas por los herreros rúnicos enanos rara vez circulan en el mercado. ¿Y usted en verdad tiene guardadas más de ellas?»

Ainz le hizo una señal de pulgares arriba a Ainzach por haber hecho esa pregunta.

«En efecto es así, Ainzach,» el hombre sonrió. «Me apodero de ellas siempre que hay una subasta. Recientemente, hubo un aventurero persistente tratando de superar mi oferta. Terminé pagando tres veces la suma que originalmente había planeado.»

Ainzach agitó la cabeza incrédulo (más o menos), mientras que Ainz asentía con la cabeza dando su aprobación. Así eran las cosas para un coleccionista. Alguien ajeno nunca podría ser capaz de entenderlo. Algunas veces, incluso Ainz no entendía las acciones de su antiguo yo.

Ainz quería seguir preguntando, pero al final decidió regresar la espada a su sitio original.

«Parece ser que estaba hechizado por su maravillosa colección, tanto que ni siquiera lo saludé. Perdone mi falta de respeto.»

El hombre era todo sonrisas.

«Su Majestad tiene habilidad con las palabras. Entonces, permítame presentarme nuevamente. Soy Osk, un insignificante mercader.»

«Seguramente enfurecerá a los otros mercantes del Imperio si se llama a sí mismo insignificante. Yo soy el Rey Hechicero, Ainz Ooal Gown.»

«No pasa un sólo día en el que no oiga su poderoso nombre. Por favor, tome asiento. Haré que los sirvientes preparen bebidas.»

«…Aunque ésta es una oportunidad poco común… no hay necesidad de que las preparen para mí.»

Los ojos de Osk no parecían muy proporcionales a su cabeza. Ainz fue estudiado por esos ojos.

«Su Majestad, he oído los rumores… pero ¿podría pedirle que se quite la máscara?»

«…Ya que es un pedido del dueño de la casa, debo acceder.»

Ainz se quitó la máscara, revelando su rostro desnudo.

No hubo una expresión de sorpresa en la cara de Osk. Sus ojos eran muy pequeños, así que una vez que los estrechaba para sonreír, no había forma de mirar en sus profundidades.

«Ohhh… Ya veo, ya veo…»

Osk asintió varias veces con la cabeza antes de hablar nuevamente.

«En verdad, estaba preocupado por no ser capaz de preparar un té que pudiera satisfacer los gustos del renombrado Rey Hechicero, pero parecería que ése fue un desperdicio de esfuerzos de mi parte.»

Luego de esas alegres palabras, el estómago de Osk se sacudió con su risa.

«Dígame, Osk. ¿Cómo supo que Su Majestad vendría conmigo?»

«Ahhh, no es muy difícil de adivinar, ¿cierto? E-Rantel está bajo el control de Su Majestad. Cuando oí que el Líder del Gremio de Aventureros de E-Rantel venía de visita, en compañía de alguien más importante que él mismo, sólo una persona me vino a la mente. Por supuesto, podría haber sido algún otro confidente del Rey Hechicero, pero mis instintos me dijeron lo contrario,» dijo Osk.

«Entonces, ¿es mi turno de hacer algunas preguntas? ¿Alguna vez usó las armas dispuestas por allá?»

Osk se rió ante la pregunta de Ainz.

«¿Cómo podría ser así? ¡Su Majestad, tenga en cuenta mi cuerpo! Puedo blandir un ábaco, pero jamás he blandido una espada. Ése es sólo un pasatiempo mío… Desde que era niño, siempre he admirado a los fuertes, y también las espadas y otras armas.»

«Ya veo…»

«Parece que lo entiende. Entonces ahora, tengo una pregunta propia. He oído del poderío imparable de Su Majestad; ¿eso se debe a todo el tiempo que ha vivido — bueno, supongo que cuenta como vivir?»

«Es correcto, a comparación de la longevidad de ustedes, humanos.»

Cuando Ainz dijo eso, pensó sobre algo. ¿Qué tipo de ser era el Rey Hechicero Ainz Ooal Gown?

Obviamente no podía decir, «Claro que no, ustedes dos son mayores que yo.» Incluso si lo hacía, ellos no le creerían. Así que tenía que hablar representando al personaje del Rey Hechicero. Sin embargo, si no decidía los detalles exactos del personaje del Rey Hechicero, las cosas podrían ponerse feas.

(De cualquier forma, está confirmado que los no-muertos tienen vidas largas. Si alguien pregunta por qué no sé sobre ciertas cosas a pesar de mi larga vida, puedo responder que estaba concentrado en investigar la magia. Usemos ese detalle básico para el carácter del Rey Hechicero.)

«Siendo ése el caso, ¿posee armas del pasado?»

A juzgar por la pregunta, Osk no intentaba ocultar su curiosidad.

«Por supuesto que lo hago. Sin embargo, no puedo simplemente dárselas a usted, ¿verdad?»

«Por una cantidad adecuada — no, le pagaré tres veces su valor en el mercado.»

Ainz no podía simplemente rechazarlo. Esto se debía a que recordó el precario estado de sus finanzas personales. Sin embargo, difícilmente sería digno que el gobernante de un país dijera «Claro, hagámoslo».

«…No estoy precisamente interesado en el dinero.»

«Me disculpo sinceramente. Decirle tal cosa a Su Majestad —que es el gobernante de un país— fue terriblemente grosero de mi parte… Entonces, ¿qué puedo ofrecerle que haga que quiera intercambiarlas conmigo?»

(¿Así que quiere expresarlo como recibir una recompensa por un servicio meritorio a mi país, o algo así? ¿Hm? Bueno, en ese caso…)

Ainz sacó una espada corta. Estaba envuelta en un efecto de niebla ondulante. La hoja azul y débilmente translúcida estaba hecha de metal de cristal, y contenía poco mana. Sin embargo, su habilidad en general la clasificaba como un ítem de clase alta, y ciertamente era más poderosa que los ítems mágicos comunes en este mundo.

«¡Eso, eso es!»

Dos voces pronunciaron esas palabras.

Los ojos de Ainzach se ensancharon mientras miraba la espada corta. «Umu,» murmuró Ainz, antes de colocarla delante de Ainzach.

«Tómala.»

«¡¿Ah?!»

Una vez más, esas palabras fueron dichas por dos voces.

«Ainzach, éste es un regalo por tu arduo trabajo. Una vez dicho eso, no se trata de un premio, ni tampoco simboliza tu puesto, simplemente sentí que este tipo de cosas se parecen a las recompensas que deseo otorgar en mi nación ideal, así que te la estoy dando. Si en su lugar requieres dinero, está bien si la vendes.»

La espada corta no contenía suficientes datos como para matar a Ainz. Ni tampoco era una de las armas hechas por sus antiguos compañeros del gremio y por ende llena de recuerdos.

«Yo, cómo podría atreverme a aceptar tal…»

El cuerpo de Ainzach tembló descontroladamente.

«Esto no es nada sorprendente. Bueno, si no la quieres, puedo cambiarla por algo más cuando llegue el momento. Una poción de curación, tal vez. Eso debería estar bien. ¿Qué piensas?»

Ainzach lo dudó por un momento, pero al final decidió quedarse con la espada corta.

«La aceptaré. ¡Muchas gracias, Su Majestad! Continuaré sirviendo a Su Majestad con todas mis fuerzas, ¡con un esfuerzo que no será opacado por esta espada!»

«Felicidades, Ainzach. Si tienes algún problema, recuerda pensar en este amigo tuyo.»

Osk le dio un vistazo a la espada corta al momento de decir eso. Ainzach tenía una expresión parecida a la una perra protegiendo a sus cachorros.

«No sucederá. Jamás.»

Ainz decidió cambiar de tono.

«Bueno, entonces. Pasemos al verdadero asunto.»

Osk renuentemente apartó los ojos del pañuelo que Ainzach había usado para envolver la espada, y respondió:

«…Entendido. Podría preguntar, ¿a qué se debe que honrara mi humilde hogar con su presencia?»

«Umu… No es mi costumbre embellecer mis palabras. Permítame ir al grano… Me gustaría arreglar un encuentro con el Lord Marcial de la arena.»

Los ojos de Osk se abrieron, pero pronto regresaron a su forma normal.

«He oído que el Lord Marcial no es parte del personal de la arena, sino un gladiador que usted ha educado desde niño. Ainzach me dijo que usted puede organizar rápidamente una pelea en la programación si está de acuerdo en hacer que el Lord Marcial luche, por lo que he venido a pedírselo.»

«Fuajajajaja. ¿Habla en serio, Su Majestad? ¿Sabe que el Lord Marcial es el hombre más poderoso en la arena, con el cuerpo de un monstruo y unas sobresalientes habilidades de lucha? Incluso podría ser el más fuerte en la historia. Tal vez Su Majestad también cuenta con individuos poderosos entre sus seguidores, pero derrotarlo a él es…»

Osk agitó la cabeza con orgullo.

«…¿Es más fuerte que Fluder?»

«No, esto es desde la perspectiva de un guerrero. No es aplicable a los lanzadores de magia. Todo lo que tienen que hacer es elevarse al cielo y atacar repetidamente con magia y ése sería el final de todo.»

Las quejas en voz baja de Osk perturbaron un tanto a Ainz, y entonces Ainzach intervino:

«Una vez, un equipo de aventureros se elevó al cielo y ganaron desde lejos al hacer llover flechas y hechizos sobre él. Esa batalla fue bastante decepcionante. Desde entonces, la arena prohíbe la magia de teletransportación y de vuelo.»

Entonces, Osk miró a Ainz. Parecía haberse recuperado.

«¡Ejem! Bueno, eso fue descortés de mi parte, Su Majestad. Recordé algunas memorias amargas… Entonces, de vuelta al tema, Su Majestad. ¿Podría preguntar quién pretende luchar contra el Lord Marcial? ¿Es humano?»

Ainz y Ainzach se miraron el uno al otro. Entonces, Ainz respondió:

«Seré yo.»

«…¿Eh?»

«Yo, Ainz Ooal Gown, seré su oponente.»

Luego de un breve periodo de silencio, Osk preguntó con pánico:

«Pero, pero pero, ¿pero usted no es el gobernante de un país, Su Majestad?»

«En efecto, lo soy. ¿Qué hay con eso?»

«¿Eh? No, tiene razón, pero… eso…»

«Ahh, entiendo lo que le preocupa. ¿Debe estar pensando en qué sucedería si yo fuera herido?»

«Estaría bien si únicamente termina con usted siendo herido,» murmuró Osk en voz baja. Ainz pretendió no darse cuenta.

«Tranquilícese. No habrá problemas, no importa lo que me suceda. Dejaré prueba escrita de ello.»

«Pero si algo así sucediera, no podré hacer negocios nunca más. He oído que supuestamente el Imperio es aliado del Reino Hechicero. Si permito que el rey de un país aliado sea seriamente lastimado, el estado tendrá los ojos sobre mí.»

«Se lo prometo — no tendrá problemas por esto.»

«Incluso si dice eso…» Osk hizo una pausa para pensarlo, y entonces preguntó de nuevo: «Lo que voy a decir podría ser desagradable, pero ¿podría ofrecerme algo de garantía?»

«¿Una garantía? ¿Cómo qué?»

«…Por favor deme algo como lo que le dio antes a Ainzach. Si algo le sucede, estará bien siempre y cuando pueda quedarme con ese ítem.»

«Si eso es lo que lo satisface, entonces haré esa promesa. Sin embargo, no puedo dárselo de inmediato. Prometo que vendré mañana.»

«Muchas gracias, Su Majestad. …Hay otro asunto que me gustaría preguntarle, aunque temo que no sea apropiado.»

Ainz agitó la mano, indicándole a Osk que debía continuar.

«Como promotor, obtengo mucha información. Gran parte de ella tiene que ver con seres poderosos que podría aparecer en la arena, o con monstruos. También hay rumores concernientes a Su Majestad — ¿podría atreverme a preguntar si es verdad que Su Majestad mató a miles de las personas del Reino con un solo hechizo?»

«¡Koff!»

Ainzach tosió de forma forzada. Estaba mirando fijamente a Osk con ojos llenos de reproche, pero esto no era nada que tuviera que permanecer oculto, ni tampoco era algo de lo que avergonzarse.

«En efecto, es verdad. Los maté con mi magia. ¿Me reprochará por ello?»

«No, simplemente preguntaba para medir el alcance de los poderes místicos de Su Majestad. Después de todo, si usó ese hechizo de los rumores, eso sería… muy malo. Al fin y al cabo, la arena se encuentra dentro de la Capital Imperial.»

«No, no, no usaré magia como ésa.»

Incluso Ainz no tenía la intención de usar un hechizo así en medio de un país aliado. ¿Qué tipo de terrorista haría algo así?

«Por supuesto, yo también siento lo mismo. A diferencia de la imagen común que tienen los no-muertos, Su Majestad es un hombre noble y racional. No creo que lleve a cabo una gran matanza porque odia a los vivos. Dicho eso, hacer suposiciones y no confirmar estas cosas podría conducir al fracaso.»

Ainz también estaba de acuerdo con ese punto. Éste era uno de los peligros de dejar que una nueva persona se sumara. En verdad, Satoru Suzuki había fallado de esta forma en el pasado.

«Sus inquietudes son válidas. Permítame repetirlo — no usaré ese hechizo.»

«¿Y a qué se debe? ¿Tiene algo que ver con la alineación de las estrellas?»

«Aunque eso no tiene relación al asun—»

Un foco se prendió sobre la cabeza de Ainz.

«Bueno, ese hechizo es una de mis más poderosas cartas del triunfo. Debido a que El-Nix-dono lo deseaba, me esforcé por lanzar ese gran hechizo, que sólo puedo usar una vez cada diez años. Por lo tanto, dentro de la siguiente década, debo conservar mi fuerza.»

«¡Hoh!,» un destello extraño brilló en los ojos de Osk. «¿Es realmente correcto que me diga eso? Después de todo, esto podría considerarse una debilidad de Su Majestad…»

«Está bien. Puede que no pueda usar un hechizo destructivo como ése, pero masacrar a cualquier tonto que se oponga a mí sigue siendo fácil. Después de todo, eso no significa que no pueda usar otros hechizos.»

«Era de esperarse de Su Majestad. En otras palabras, el Lord Marcial también será un oponente fácil; ¿es eso lo que Su Majestad quiere decir?»

Luego de que Ainz asintiera con confianza con la cabeza, una sonrisa surgió en el rostro de Osk. Sin embargo, cuando Ainz lo estudió, no pudo estar seguro de que la sonrisa fuera genuina.

«Ya veo. Por último, por favor permítame una pregunta más. ¿Por qué quiere luchar contra el Lord Marcial, Su Majestad?»

«Porque he oído que es un ser poderoso… Deseo conocer quién es más fuerte, entre él y Gazef Stronoff. Gazef estaba en el Reino, así que tal vez la mayor razón es porque deseo saber quién es su equivalente en el Imperio.»

Por supuesto, no era por eso que Ainz estaba luchando. Sin embargo, ésa fue la razón que él y Ainzach habían acordado luego de discutir el asunto.

Habría estado bien si decía la verdadera razón, pero Osk no era una persona confiable. En verdad, parecía del tipo de personas que le daban prioridad a sus ganancias personales. Ainz sintió que ser honesto con él no terminaría bien.

«Lo entiendo. Muchas gracias… Entonces, programaré un encuentro con el Lord Marcial. Sin embargo—»

Osk levantó una mano para interrumpir las gracias de Ainz.

«Espero que siga las reglas de la arena. Además, aunque Su Majestad podría tomar con seriedad su encuentro con el Lord Marcial, para nosotros sigue siendo un tipo de espectáculo. Por lo tanto, una batalla demasiado a favor de un lado sería terriblemente aburrida. Con eso en mente, me gustaría solicitar que Su Majestad no use magia, y que use una espada —un arma— para luchar contra el Lord Marcial. Considero que estas condiciones deberían contribuir a una buena pelea.»

«¡¿Qué está diciendo?!»

Ainzach se paró de su sitio. Su cara estaba roja por la ira.

«¡¿Es eso siquiera posible?! ¡Su Majestad es un lanzador de magia! ¡¿Cómo espera que gane?!»

«Jojo. En efecto, es así. No debería haber forma de que Su Majestad gane una vez que su magia sea sellada. Vaya vaya, y pensar que en realidad toqué un asunto sensible. Sin embargo, no esperaba oír esas palabras de tu boca. Habría esperado que estuvieras de acuerdo con que Su Majestad perdiera. Parece ser que mi opinión sobre ti ha cambiado.»

«¡Tú—!»

«Ainzach, no te agites demasiado. Está bien.»

«…Su Majestad, ¿qué dijo?»

Ainz rió, porque Osk y Ainzach lo miraban de manera divertida. Sin embargo, estaría mal que su risa sea interpretada como burla, así que Ainz intentó esconderla con un resoplido.

No obstante, eso era imposible para alguien que sólo tenía un agujero por nariz.

Ainz decidió no desperdiciar su energía y decidió intentar salir de la situación fanfarroneando con sus palabras.

«Parece que no me han oído. Dije, que está bien.»

No hubo cambios en la expresión de Osk, pero su mente estaba trabajando a gran velocidad. Por lo menos eso era obvio.

«…Entonces, ¿lo jurará en el nombre del Rey Hechicero, Su Majestad?»

«¿Jurarlo bajo mi nombre? …Lo entiendo. Yo, Ainz Ooal Gown, juro por mi nombre que no usaré ninguna forma de magia durante la batalla contra el Lord Marcial.»

«¡Espere! ¡Su Majestad! ¿Cómo puede hacer tal juramento sin siquiera haber visto la fuerza del Lord Marcial?»

Las palabras de Ainzach eran prudentes. Sin embargo, si la información que Ainz tenía sobre el Lord Marcial era correcta, no debería haber problemas con hacerlo.

«Bueno, de alguna forma saldrá bien.»

«¿Realmente cree que se resolverá solo?»

Ainz estaba ligeramente conmovido por la respuesta de Ainzach. Nadie había expresado opiniones como ésta desde que había comenzado su reinado como el gobernante de Nazarick. Había sucedido unas cuantas veces durante sus días como Momon, pero incluso eso se había desvanecido luego de haberse elevado entre los rangos.

«¡Usted también! ¡Si el rey de otro país muere en la arena del Imperio, se meterán en un buen lío!»

«Bueno, es natural esperar eso. ¿Qué hará, Su Majestad? No es demasiado tarde para aceptar el consejo de uno de sus leales súbditos y rendirse ahora.»

Ainz se encogió de hombros en respuesta. Podía entender las preocupaciones de Ainzach. Después de todo, este plan originalmente había sido idea suya. Por supuesto, cuando se le había ocurrido, había estado asumiendo que él usaría magia. Sin embargo, ¿realmente pensaba que Ainz era así de débil sin magia?

«Estará bien. Pero más importante aún, gritar de esa forma es bastante vergonzoso, Ainzach. Entonces, Osk. No tengo esto muy claro, pero ¿qué bien haría mi muerte para usted?»

Los ojos de Osk se abrieron por la sorpresa. Una reacción como ésa no era linda en lo más mínimo en un hombre mayor.

«Parece que Su Majestad está equivocado. No ganaría nada con ello. Como dice el Líder del Gremio, para mí sería un obstáculo mucho mayor.»

No parecía haber ningún motivo oculto para proponer estas condiciones desventajosas para Ainz. Con toda seguridad, se originaron de sus pensamientos como promotor.

«—¿Es así? Entonces, procederemos como lo planeamos.»

«…Su Majestad, ¿tiene alguna forma de derrotar al Lord Marcial —que es más fuerte que Gazef— sin usar magia?»

«…Stronoff, eh. Verdaderamente un hombre de una fuerza envidiable.»

Ainz se percató de la mirada de sorpresa en Ainzach, pero no dijo nada al recordar al antiguo Capitán Guerrero.

«Si el Lord Marcial es más fuerte que ese hombre, entonces obviamente, tendré que estar en guardia. Sin embargo, la fuerza de la que hablo se refiere a su espíritu y no a su habilidad de lucha. Ahora, si estuviéramos comparando la fuerza del brazo para la espada del Lord Marcial y la de Stronoff, seguramente el primero acabaría con el segundo en un instante.»

«Ya veo. Hablando de ello, debo continuar respondiendo la pregunta que hizo anteriormente, Su Majestad.»

Osk levantó ambas manos. Sus brazos eran musculosos y carentes de grasa.

«Amo el choque de espada contra espada y de puño contra puño. Lamentablemente, no tengo talento para luchar, y ni siquiera todos mis esfuerzos podrían obtenerme la victoria. Es por eso que estaba pensando en crear un guerrero que pudiera sustituirme, y entrenarlo para que obtenga la victoria en mi lugar.»

Osk sonrió burlonamente. Ésta no era la actitud de mercader que había estado mostrando hasta ahora, sino su rostro como ser humano.

Ésta era la primera vez que Ainz había encontrado a una persona así de extraña, aunque sabía que los fetiches variaban de persona a persona. En otras palabras, Osk tenía un fetiche particularmente anormal. Ainz creó una sección en su mente llamada «pervertidos» y colocó a Osk en ella.

«Por lo tanto, se sentiría muy bien si Su Majestad perdiera contra el Lord Marcial que he entrenado.»

«Ya veo.»

Osk y Ainzach observaban a Ainz; la sorpresa escrita en sus rostros.

Ainz quería preguntar, ¿qué han estado haciendo desde hace un momento?

«No me muestre esa expresión tonta. Si tiene algo que decir, dígalo.»

«No, no, eso era todo lo que tenía que decir.»

«No tengo idea de qué tipo de reacción desea de mí, Osk… Los humanos realmente son criaturas complicadas. ¿Bueno? Si es todo, ¿significa eso que quiere que yo diga lo faltante? …Hm, Qué tal esto. ¿Realmente está tan feliz de derrotarme mientras no puedo usar mi magia?»

Por alguna razón, Osk se tropezó con su respuesta.

«Eh, ah, eso… Realmente no me gusta mucho la magia…»

«Ya veo. Entonces, dejemos así el asunto.»

Osk y Ainzach intercambiaron miradas. Vamos, escúpanlo, pensó Ainz. Sin embargo, era así como funcionaba el mundo. Si alguien que no tenía permiso para hablar revelaba su corazón, se metería en problemas.

«Ya hemos dado a conocer nuestras intenciones el uno al otro, así que no perdamos el tiempo con pequeños engaños y sigamos adelante con las cosas. ¿Cómo ordenará la programación para la pelea con el Lord Marcial? Si fuera posible, me gustaría que sea un gran evento.»

«Entonces, luego de los eventos de hoy, anunciaré oficialmente que hay un retador para el Lord Marcial. Mejor comienzo pronto con ello. Sin embargo, planeo mantener secreto el hecho de que el retador es Su Majestad hasta que comience el encuentro.»

«No entiendo qué razones tiene para eso. ¿No sería desaprovechar una oportunidad, desde la perspectiva de un promotor?»

«La lógica dicta que si el rey de un país aliado se presenta para un combate en la arena… es cierto. Ahora que lo pienso, no he oído de una ceremonia de bienvenida. ¿Está programada para más tarde?»

Ainz no pudo evitar apartar la mirada.

Esto era malo.

Ainz agradeció el hecho de no tener corazón, y luego a la fuerza, agitó su cráneo vacío de no-muerto. Entonces, se encogió de hombros sin poder hacer nada.

«Vine al Imperio a título personal. El-Nix-dono no sabe que estoy aquí.»

La expresión de Osk desapareció. Debía de haber olido algo sospechoso. Como mercader, tenía sentido que fuera muy sensible a las ganancias potenciales. En otras palabras, si no podía ganar nada, participar carecía de sentido.

«Lo entiendo.»

(¿Eh?)

«Anunciar públicamente el reto de Su Majestad seguramente atraería comentarios de todos lados. Naturalmente, la identidad del retador debe mantenerse en secreto. Entonces, ¿puedo asumir que se encargará de todos los problemas que resulten de esto, Su Majestad?»

«Por supuesto. Déjeme esa parte de las cosas.»

«Lo entiendo. Entonces, ¿puedo ocupar algo más de su tiempo? Me gustaría finalizar el programa para el día del encuentro.»

***

«¿Se ha marchado?»

«Sí, Amo.»

El mayordomo regresó luego de acompañar al Rey Hechicero a la salida, y ésta fue su respuesta a la pregunta de Osk.

«En serio,» respondió Osk, y luego miró a la sirvienta parada detrás del mayordomo.

«—Conejo Cazador de Cabezas.»

Qué, pensó el hombre ante él, al mismo tiempo que inclinaba a un lado su delicada y pequeña cabeza.

Sí, «hombre». Era un hombre, vestido en un atuendo que sería más adecuado para una sirvienta.

De acuerdo a él, lo hacía porque vestirse como mujer provocaba que los demás lo subestimaran y se volvieran descuidados, y también porque no atacarían su entrepierna.

Parecería que era por esas dos razones, y no debido a sus preferencias personales. Sin embargo, ya que incluso en la vida diaria mostraba movimientos adorables como el que acababa de hacer, probablemente le gustaban este tipo de cosas hasta cierto punto.

El hecho de que sus pensamientos habían divagado tan lejos era una señal de que estaba pensando demasiado sobre esto.

Osk no tenía ningún inconveniente en particular con esto, así que no le importaba.

Luego, estaba el asunto de su sobrenombre, «Conejo Cazador de Cabezas».

No era adecuado para un hombre de apariencia adorable, pero por otra parte, era un mercenario proveniente de una nación al este de la Alianza de Ciudades-Estado, famoso como guerrero y asesino.

Osk había firmado un contrato con él por una suma exorbitante. También había contratado a equipos de trabajadores y gladiadores como guardaespaldas, pero nadie recibía un pago tan elevado como él.

Su fuerza estaba a la par de su precio — superior a un aventurero de rango orichalcum, cuando menos. El hecho era que Osk no se había visto envuelto en asuntos molestos desde el momento en que lo había contratado.

«Dime lo que piensas de Su Majestad, el Rey Hechicero.»

Y tenía otra habilidad, además de ser un guerrero y asesino.

Se trataba de la habilidad para analizar a su oponente. A través de una larga experiencia en la sanguinaria profesión de soldado y asesino, había conseguido la habilidad de evaluar a las personas — para ver si eran fuertes.

«Es extremadamente malo.»

A la fecha, sólo había otra persona sobre la cual había ofrecido una opinión similar. Esa persona era el Lord Marcial en persona. En otras palabras, ésta era la segunda persona a la que no podía derrotar.

Por cierto, el siguiente rango por debajo de éste era «Es malo», lo cual había dicho cuando vio a los Cuatro Caballeros del Imperio.

«¿Su Majestad también es fuerte como guerrero?»

«No estoy seguro. A juzgar sólo por sus pisadas, no es tan fuerte. No camina como alguien que haya sido entrenado como guerrero o asesino. En lugar de eso, el hombre mayor a su lado se sentía más como un guerrero. Sin embargo — es malo. Sólo con estar parado detrás de él me hizo querer escapar.»

Luego de decir eso, extendió los brazos.

Los ojos de Osk quedaron hechizados por sus puños.

Eran puños redondos.

Sus puños habían cambiado de forma por golpear objetos duros decenas, tal vez cientos de miles de veces, hasta que ahora eran redondos, como bolas.

Estas manos estaban hechas para luchar.

Un escalofrío atravesó a Osk, seguido de una excitación incontrolable.

«—Qué estás mirando, pervertido.»

«Sólo pensaba que esas eran buenas manos.»

Era verdad le gustaban mucho esas manos, pero lamentablemente, Conejo Cazador de Cabezas no le interesaba.

El género no era un asunto importante para él. Sin embargo, la pareja ideal de Osk era la guerrera del equipo de aventureras Rosa Azul del Reino (Gagaran). Por supuesto, Conejo Cazador de Cabezas también sería un buen compañero, pero se sentía demasiado delgado, a comparación de ella. En contraste, el Lord Marcial era demasiado grueso.

«…¿Así que no quiere que renueve mi contrato con usted para el próximo año?»

«¡Eso sería muy preocupante! Difícilmente hay alguien que podría igualarte… Bueno, aparte de la heredera de Ijaniya. Oops, parece ser que me desvié del tema. Entonces—»

Los ojos de Osk se apartaron de esos puños redondos, y viajaron hacia arriba. Conejo Cazador de Cabezas sintió que se le ponía la piel de gallina.

«No he podido calmarme aún. Se siente verdaderamente mal.»

«Así que no es muy bueno como guerrero, pero es un oponente extremadamente malo…»

«Es justo como otro Lord Marcial.»

Osk entendió lo que Conejo Cazador de Cabezas intentaba decir. Era exactamente igual al Lord Marcial.

En este mundo había razas poderosas y débiles.

Los humanos representaban a las típicas razas débiles, siendo poco más que bolsas de carne sin visión nocturna, sin caparazones gruesos para proteger sus cuerpos, u otra habilidad especial.

En cambio, estaban las razas poderosas, como los dragones, por ejemplo. Estaban protegidos por duras escamas, eran elegantes y poderosos, estaban equipados con garras y dientes que fácilmente desgarraban el acero, poseían alientos ardientes o congelantes y otras habilidades especiales, y estaban dotados de alas que podían usar para surcar los cielos.

Era una raza fuerte, incluso sin entrenamiento de guerrero.

Eso era lo que Conejo Cazador de Cabezas intentaba decir, que el Rey Hechicero pertenecía a una de esas razas.

Los no-muertos tenían estadísticas físicas pobres. Esto era algo que Osk sabía que era cierto. Sin embargo, no parecía ser así para el Rey Hechicero.

«Osk-sama, ¿por qué aceptó este encuentro? Su Majestad sabe sobre el Lord Marcial, pero nosotros no conocemos sus habilidades. Siento que será un encuentro muy desfavorable.»

«…¿Ah? ¿No lo entiendes?»

Conejo Cazador de Cabezas respondió con voz cansada, «No pienso sobre estas cosas inútiles—»

El mayordomo miró sorprendido a Osk. Por lo tanto, Osk respondió:

«¿Acaso el campeón escapa de un retador?»

«¿Eso es todo?»

«Eso es todo. Sin embargo, es también por eso que es tan importante. No hay necesidad de que se maten sin más. Pero si se trata de un reto oficial, con una carta enviada para solicitar el encuentro, no hay forma de evitarlo. El Lord Marcial también pensaría lo mismo.»

«Qué idiota—»

«Tal vez. Pero, así son los hombres. Sin embargo, siento que Su Majestad es del tipo que revela su fuerza en batalla, en lugar de en un encuentro competitivo. Ahora, entre un combate regulado, y una lucha a muerte donde todo vale. ¿Bajo qué circunstancia preferirías enfrentar al Rey Hechicero?»

«Ninguna. Daría media vuelta y escaparía.»

Osk se rió, porque ésa era la decisión más prudente.

«Entonces, lo siguiente. ¿Qué piensas del Rey Hechicero?»

Esas palabras no estaban dirigidas a su amo, sino al mayordomo esperando al fondo, el cual no había cambiado de expresión.

En el pasado, el mayordomo podría haber expresado su descontento en silencio, para indicar que no era la actitud apropiada que alguien contratado debería tener hacia su amo. Sin embargo, ese desagrado se había desvanecido en algún lugar del camino. Tal vez fue cuando Conejo Cazador de Cabezas había matado a un aspirante a asesino.

«Tiene una personalidad bastante encantadora.»

«Ho~n,» Conejo Cazador de Cabezas emitió un sonido extraño.

Ainzach no parecía estar siendo obligado. En otras palabras, el Rey Hechicero tenía algo que le permitía asegurar la cooperación de los residentes de una ciudad luego de tan solo unos cuantos meses de conquistarla.

«¿Vieron su porte majestuoso? Ya sea por haber traído sólo a Ainzach, o por haber estado de acuerdo en no usar magia en esta batalla, irradiaba el orgullo de los poderosos. Además, es un hombre muy inteligente. Se siente como si estuviera acostumbrado a este tipo de negociaciones.»

Incluso él sentía que era sorprendente.

Osk era un mercader, pero el Rey Hechicero lo veía como a un igual. Bajo circunstancias normales, algunos nobles habrían querido dejar claro quién era el dominante, por no hablar de un rey.

Esto lo desconcertaba.

Podría entenderlo si el Rey Hechicero hubiera sido un comerciante en el pasado, pero eso era imposible. En otras palabras, simplemente era muy hábil en las negociaciones.

«En términos de capacidades en general, es comparable a nuestro Emperador.»

Por supuesto, no había podido ver con tanta profundidad a través de él. Era simplemente que el Rey Hechicero lo asustaba demasiado.

«No, debería decir que es equivalente al Emperador de Sangre, cuando menos.»

Así que como mínimo, era igual al más grande Emperador en la historia. Qué pesadilla.

Osk agitó la cabeza. Quedaría paralizado en sus reflexiones si esto seguía. Por supuesto, no quería mirar en el abismo del Rey Hechicero. Sin embargo, había una cosa que tenía que hacer ahora.

«…Debo informarle al Lord Marcial de esto, y mantenerlo en óptimas condiciones de ahora en adelante.»

«¿Aceptará?»

«Es un guerrero. No escapará de un desafío.»

«Ho~n. Bueno, estaría bien si pudiera ganar~»