Mes de Fuego Bajo (9no mes), Día 4, 22:13
Climb caminaba apresuradamente por entre el pasillo vacío. Aun cuando habían lanzado Invisibilidad sobre ellos, gracias a su yelmo, podía ver a las dos personas que iban con él. Debido al yelmo, en cierto momento incluso llegó a pensar que no habían lanzado magia de invisibilidad sobre ellos. Sin embargo, si observaba cuidadosamente, los colores tenues confirmaban que ése no era el caso. Aunque debían tener cuidado de no hacer ruido, no podían permitirse el lujo de reducir la velocidad.
Tenían que rescatar a la mujer mientras Sebas distraía a los otros. Incluso si Sebas era más fuerte que Gazef Stronoff y Brain Unglaus juntos, sus oponentes eran los Seis Brazos, unos enemigos que podían hacer frente a aventureros de rango adamantita. Si ellos decidían atacar juntos a Sebas, las cosas podrían ponerse feas. Era por eso que debían rescatar a la mujer con rapidez y escapar con Sebas.
Luego de doblar varias esquinas y de descender un piso, el ladrón que iba al frente se detuvo.
«Perdón por detenerme de pronto, líder. Estamos aquí. La cárcel está justo al doblar la esquina y hay una mujer retenida allí.»
Probablemente fue una coincidencia, pero en el momento en el que el ladrón habló, el hechizo que les otorgaba invisibilidad sobrepasó su tiempo límite y las siluetas de los tres se hicieron nítidas nuevamente. A la señal del ladrón, Climb dio un vistazo por la esquina y vio un corredor oscuro con grandes habitaciones con barrotes a cada lado.
«…No hay nada más aquí, justo como en el reconocimiento que hice antes.»
No había otros prisioneros ni guardias. Era demasiado sospechoso como para explicarlo como solamente un «descuido». Era casi como una trampa. Pero pensándolo bien, quién se atrevería a infiltrarse en el edificio mientras los más fuertes entre los Ocho Dedos, los Seis Brazos, se encontraban reunidos allí. De no ser por otros factores, tales como Sebas distrayendo a todos, Climb no habría venido aquí. Los Seis Brazos podrían haber pensado eso también. Esos eran los factores a favor del grupo de Climb, pero tenían que estar en guardia.
«Terminemos rápido con esto.»
Sintiendo algún tipo de camaradería luego de haberse expuesto juntos al peligro, Brain le preguntó al ladrón con familiaridad:
«¿Puedo preguntarte algo? ¿Qué hace esa puerta doble allí?»
Cuando él volvió la mirada hacia el lugar más en lo profundo, en el lugar se encontraba una puerta grande tal como había dicho Brain.
«Ah— Por mi experiencia, esto es más parecido a una celda de retención que a una prisión. Detrás de esa puerta… debería haber algún tipo de arena de combate. »
«Hablando de ello, puedo oler el hedor de animales viniendo de esos cuartos. He oído que en el Imperio, hacen luchar a monstruos entre ellos en una arena de combate… »
Climb olfateó el aire siguiendo el ejemplo de Brain. Pudo oler bestias, carnívoros, para ser más precisos.
Brain murmuró para sí mismo.
«¿Pero lo están usando con propósitos de entrenamiento, o para ejecuciones públicas? Si tienen otro uso, prefiero no pensar en ello. Tal vez es también para un espectáculo. Ah, estoy hablando de cosas inútiles. ¿Vamos?»
Climb asintió ante la sugerencia de Brain y el ladrón también estuvo de acuerdo. Con el ladrón al frente, Climb y Brain lo siguieron. Luego de llegar a una de las celdas al interior de la prisión, el ladrón examinó el suelo. Climb sacó una de las campanas de su bolsa, la hizo sonar, y con el poder de la magia, pudo oírse el sonido de algo desbloqueándose. El ladrón se veía decepcionado, pero ya que no tenían mucho tiempo, Climb esperaba que pudiera entenderlo.
«¿Eres Tsuare-san?»
Climb le preguntó a la mujer al interior. La mujer, que estaba tendida en el suelo, se puso de pie. Llevaba las ropas de una sirvienta, y su apariencia concordaba con la descripción de Sebas. Teniendo en cuenta que no había tenido tiempo de cambiarse desde que había sido secuestrada, ésta definitivamente era ella. Climb sintió un poco de alivio. Su primer objetivo estaba completo. Ahora era el momento de su siguiente objetivo; escapar con ella.
«Sebas-sama nos dijo que te rescatáramos. Por favor ven aquí.»
Tsuare asintió con la cabeza frente a Climb y luego mostró una expresión de asombro cuando vio a Brain y al ladrón en el momento en el que salió de la celda. Su mirada se detuvo especialmente en Brain.
«Esta puerta —la que está en la misma dirección que la arena de combate— no hay ningún ruido viniendo de detrás, pero atravesar un lugar en el nunca hemos estado antes es demasiado peligroso. Es mejor volver por donde vinimos.»
Climb y Brain estuvieron de acuerdo. Teniendo en cuenta que ambos eran guerreros, pensaron que lo mejor era dejarle tales decisiones a un experto. Climb miró hacia abajo, a los pies de Tsuare, y confirmó que estaba usando zapatos. Correr no sería un problema.
«Entonces partamos antes de que venga el enemigo.»
«Entendido. Yo iré al frente de nuevo, pero ya que no tenemos magia de invisibilidad esta vez, seré más cuidadoso. No se pierdan mi señales.»
«Entendi… ¿qué sucede, Brain?»
«¿Hmm? …Nada. Probablemente no es nada, Climb.»
Brain frunció el ceño y no dijo más. Continuó mirando a Tsuare, pero Climb no podía encontrar nada malo en ella. Se veía como una sirvienta normal que había sido secuestrada.
«¿Listos? Entonces partamos.»
El ladrón avanzó adelante, seguido por Climb, luego Brain y Tsuare, que iba última. Pasando a toda prisa frente a las puertas de las celdas, el ladrón disminuyó la velocidad cerca a una esquina para reconocer el camino a seguir, sin embargo alguien apareció doblando la esquina como si estuviera dando un tranquilo paseo y bloqueó el camino del ladrón. Ellos habían anticipado encontrar a algún enemigo, pero era difícil reaccionar ante algo tan repentino como esto. Climb se congeló ante el súbito suceso, pero el ladrón demostró una reacción digna de un antiguo aventurero de rango orichalcum. Sacó su daga y corrió hacia adelante con la intención de matar.
¡Crash!
Con un fuerte ruido, el ladrón voló hacia atrás. Fue como si hubiese sido embestido por un toro. Fue coincidencia, pero Climb detuvo su caída. Si el ladrón hubiera caído al suelo sin nada para suavizar el impacto, habría recibido una cantidad enorme de daño, pero afortunadamente Climb y el ladrón golpearon el suelo juntos al momento de ser enviados hacia atrás. La mente de Climb inmediatamente se concentró en el ladrón que gemía en agonía, pero tenía que prestar atención al hombre que había aparecido de pronto. Ese hombre debía ser el enemigo. Climb se percató súbitamente del nombre del hombre y gritó con sorpresa.
«¡Zero!»
Este hombre era parte de los Seis Brazos, era el líder de la división de Seguridad y el hombre más fuerte entre los Ocho Dedos.
«…Así es, chico. Tú eres el esclavo de esa perra. Hmph, y pensar que las hormigas se han arrastrado todo el camino hasta acá. Si dejas miel como cebo, parecen salir arrastrándose de todos lados. Verdaderamente repugnante.»
Zero miraba únicamente a Climb y al ladrón, que estaban tendidos en el suelo, pero en realidad su atención estaba fija en Brain. Lo estaba estudiando, examinándolo de arriba a abajo para medir que tan fuerte era realmente como guerrero.
Climb dio gracias porque los verdaderamente poderosos no le prestaban atención y examinó el estado del ladrón.
«¿Estás bien? ¿Tienes algún método de curación?»
Climb hablaba en voz baja para que Zero no se diera cuenta, pero no hubo respuesta, sólo un gemido lleno de dolor. Sorprendentemente, había una abolladura con forma de puño en la armadura que cubría el pecho de ladrón. Era prueba de lo fuerte que había sido en verdad el ataque de Zero. El ladrón recobró la consciencia luego de varias sacudidas y Climb buscó alrededor de su cintura de acuerdo a lo que le dijo.
«Recuerdo tu cara. Brain Unglaus, eres el que luchó frente a frente con Gazef Stronoff. Tu postura no tiene puntos débiles. ¿Parece que entrenaste un poco luego del torneo? Ahora lo entiendo. La razón por la que Succulent perdió fue porque probablemente luchó contigo. Su oponente era demasiado fuerte. Creo que tendré que perdonar su derrota. Usualmente, mataría a cualquiera que me hiciera quedar mal, pero soy generoso. Haré una excepción para alguien de tu habilidad y manejo de la espada. Arrodíllate ante mí y jura ser mi subordinado. Si haces eso, te ayudaré a conseguir cualquier cosa que desees.»
«¿Es buena la paga?»
«Jojo… ¿Interesado?»
«Bueno, preguntar no hace daño. Ya que vencí a Succulent, espero un buen trato.»
«¡Jajaja! Eres codicioso. Y pensar que hablas de dinero antes de rogar por tu vida. No puedes llevarte el dinero a la tumba, ¿sabes?»
«¿Entonces, qué es lo que estás diciendo? ¿No puedes pagarme una buena suma? Parece que eres más pobre de lo que aparentas. ¿O estás acaparándolo todo para ti solo?»
«¿Qué?» Unos crujidos se oyeron del puño de Zero. «Parece que tu boca es lo único que funciona, Unglaus. Hay montones de espadachines que son mejores hablando que luchando, ¿eres uno de ellos? ¿O es que te sientes muy confiado luego de derrotar a Succulent? Si es así entonces me debería disculpar de que te sientas tan confiado luego de derrotar al más débil de los Seis Brazos.»
Brain se encogió de hombros como para presumir. Probablemente estaba ganando tiempo para Climb y para el ladrón herido. Así que, ¿por qué Zero le estaba siguiendo el juego? ¿Se debía a que confiaba en que podía vencerlos incluso a los tres? ¿O era algo más?
(…¿Eh?)
Cuando Climb prestó atención a su entorno, vio a Tsuare acercándose lentamente hacia Brain. Si estaba buscando protección, lo mejor habría sido moverse detrás de Climb y del ladrón. No había razón para enfrentar el peligro de pararse detrás de alguien que estaba enfrentando a Zero. Brain miró detrás de sí una vez. Fue un movimiento sutil, pero su mirada se dirigió hacia Tsuare y no era una mirada amigable. No, era más como si estuviera enfrentando a un enemigo.
(¿Eh? ¿Por qué allí? ¿Miró hacia acá? No, no fue eso.)
Algo estaba pasando. Climb se puso de pie sintiéndose inquieto.
«Hmph, parece que la hormiga finalmente se levantó. ¿Ya ganaste suficiente tiempo? Entonces oigamos lo que realmente piensas. No, las palabras no son necesarias. Arrodíllate o no lo hagas, sólo hay una elección. Ahora Unglaus, decide.»
Brain resopló hacia Zero.
Eso fue todo.
«¡Entonces muere!»
Zero movió su mano izquierda hacia adelante y retrajo su mano derecha para hacer un puño. Redujo su centro de gravedad y esperó listo. Por la forma en que se expandieron sus músculos, casi se esperaría oír el sonido de la carne desgarrándose. Si en este momento se tuviera que describir a Zero de manera simple, entonces sería como una roca, no, como un toro furioso. Brain también agachó su postura. Era similar a la de Zero, pero también completamente diferente. Si Zero era como la corriente rápida de un río, entonces Brain era parecido al agua fluyendo tranquila y clara. Si Zero era el ataque, Brain era la defensa.
«Les dije que no mataran al viejo, pero ellos son muy inquietos. Podrían sobrepasarse y matarlo. Eso me pondría en una situación difícil, porque se supone que tengo que matar a ese viejo como un ejemplo de lo que le sucede a los que se atreven a oponerse a nosotros.»
La cara de Zero se arrugó por la ira. Era como si su cara fuera la prueba de que la rabia podía volver fea a una persona.
«Unglaus, tu muerte será la prueba de que soy el más fuerte. ¡Tu tumba servirá de recordatorio para cualquiera lo suficientemente estúpido como para desafiar a los Seis Brazos! Y en cuanto al esclavo de esa puta, decoraré su cabeza y se la enviaré a ella.»
La sed de sangre que inundó el corredor era suficiente como para hacer temblar el cuerpo de Climb. Sin embargo, comparado a lo que había sentido de parte de Sebas el día anterior, no era nada. Climb se volteó rápidamente y Zero mostró la más leve de las preocupaciones ante eso.
«¿Eso es todo? Muy bien. Zero, me enfrentaré a ti. ¡Climb, ocúpate del que está atrás de mí!»
Él único que no entendió a qué se refería fue Climb. Sin dudarlo, el ladrón arrojó un dardo hacia Tsuare. El dardo arrojado por el antiguo aventurero de rango orichalcum era afilado y rápido.
Sin embargo, de algún modo, Tsuare fue capaz de esquivar el dardo casi sin esforzase. Por la descripción de Sebas, Tsuare era una simple sirvienta. El movimiento que acababa de hacer hace un momento era demasiado ágil para que se trate de una coincidencia.
«¿Ya me descubrieron?»
Su apariencia era la de Tsuare, pero su voz era la del «Diablo de las Ilusiones» Succulent.
«La razón por la que no dijiste nada a aquellos que vinieron a rescatarte fue porque tu voz te delataría, ¿cierto? Pero si intentas pararte detrás de alguien, cualquiera sentiría sospechas. Incluso antes de eso tenía algunas dudas, considerando la posibilidad de que ella estuviera siendo controlada mentalmente o que alguien estuviera disfrazado de ella.»
Con eso, Brain reveló el truco de Succulent al mismo tiempo que se concentraba en Zero.
«Se percataron de ello por la forma en que corría, pero no pudieron obtener ninguna prueba sólida hasta el final… Debo admitir que eres bastante bueno. No es de extrañar, aun estando herido, fuiste capaz de lanzar el dardo sin decir nada.»
El ladrón se detuvo sólo por un momento y le mostró una expresión de gratitud a Succulent.
«Hmph. Succulent, parece que tus pequeños trucos han sido descubiertos. En ese caso el momento de los trucos ha terminado. ¡Ahora es cuando todo se decidirá por la fuerza! …Succulent, encárgate de esos dos. Al menos puedes hacer eso, ¿correcto?»
«Por, por supuesto, jefe.»
La figura de Tsuare se desvaneció y apareció Succulent. Sin embargo, seguía vistiendo el uniforme de sirvienta. Succulent entendió muy bien lo que Zero quería decir y miró fijamente a Climb.
«Nos volvemos a encontrar, chico.»
Su voz era extrañamente tensa, teniendo en cuenta que el día anterior había vencido a Climb. Los Ocho Dedos no eran una organización misericordiosa, y no se tolerarían más fallas. Succulent estaba contra la pared y no podía permitirse dar ninguna tregua.
«¿Los Ocho Dedos habían sido eran capaces de liberar a alguien encarcelado directamente bajo las órdenes de la Princesa?» Climb sintió el alcance de la influencia de los Ocho Dedos al mismo tiempo que tomaba su espada. «…Esta vez no puedo perder.»
La última vez, Brain había derrotado a Succulent de un solo golpe, pero ya que tanto Zero como Succulent estaban presentes, sería difícil que Brain pudiera enfrentarse al mismo tiempo a dos de los Seis Brazos. Tampoco podía confiar en que Brain vencería a Zero y enfocarse sólo en ganar tiempo. Climb sabía que Succulent era mejor que él. Con una determinación mediocre, sólo perdería como ayer.
Esta vez iba a ganar.
Climb se decidió a no retroceder y avanzó hacia Succulent.
«No te preocupes, no te preocupes. Te ayudaré.»
El ladrón habló por detrás de él. Su tono de voz relajado fue probablemente para evitar que Climb se pusiera demasiado tenso. Climb estaba agradecido por el apoyo, pero el ladrón había recibido un ataque de Zero y aún no se había recuperado por completo, incluso luego de usar una poción. Climb tampoco estaba seguro de que tan buen apoyo podría brindarle el ladrón a alguien con quien nunca había luchado lado a lado antes.
El ladrón sonrió como si hubiera leído los pensamientos de Climb.
«No te preocupes, usualmente el rol que cumplo es el de apoyo. Te mostraré una forma de luchar diferente a chocar espadas.»
«Gracias.»
El ladrón tenía amplia experiencia. Climb no necesitaba adecuarse a él, en lugar de eso, el ladrón apoyaría los puntos débiles de Climb. Lo único que Climb debía hacer era luchar contra Succulent con todas sus fuerzas. Cuando reforzó su determinación y se dio la vuelta, Succulent estaba creando clones como la última vez. Había muchos Succulents, y Climb no podía decir cuál era el verdadero. Un sabor amargo se esparció en su boca. En el momento en que ambos se acercaban lentamente el uno al otro, una bolsita abierta voló desde atrás de Climb en dirección a Succulent.
«¡De esta forma luchan los ladrones!»
La bolsa explotó junto a los pies de Succulent y un polvo se esparció por todos lados. Succulent cubrió su boca para protegerse contra el veneno, pero no se trataba de eso, era un objeto mágico.
«Es 'Polvo de Fuego Fatuo'.»
El efecto fue inmediato. De entre los cinco Succulents, sólo uno tenía una luz blanquecina y lechosa alrededor.
Succulent se dio cuenta de esto y sus ojos se abrieron por completo.
El 'Polvo de Fuego Fatuo' tenía la finalidad de ser usado contra oponentes sigilosos como ladrones o alguien que usara magia de invisibilidad. Únicamente reaccionaba contra seres vivos.
Ya que 'Visión Múltiple' hacía copias del cuerpo, incluso si se arrojaba tinta sobre él, el cambio sería reflejado inmediatamente entre los clones. A menos que alguien fuese verdaderamente bueno distinguiendo las cosas, era muy difícil identificar el cuerpo verdadero. Sin embargo, los efectos de los objetos mágicos no eran reflejados en los clones. Si se tratara de un hechizo de alta gama, sería capaz de engañar incluso a objetos mágicos, pero alguien como Succulent, que había entrenado para ser tanto Ilusionista como Esgrimista, no podía lanzar ese tipo de magia.
La espada de Climb se balanceó en dirección del cuerpo real de Succulent.
«Maldición.»
Succulent se alejó de un salto, esquivando el ataque. Fue un esquive espléndido, sin embargo las ropas de sirvienta quedaron desordenadas como resultado.
Intercambiaron diez golpes más de esa misma forma.
El que estaba a la ofensiva era Climb. Esto no era un truco intencional de Succulent, sino la pura diferencia en sus habilidades. No había forma de que una persona se volviera extremadamente fuerte en el transcurso de un día, así que nada debía de haber cambiado desde ayer. Sin embargo, siempre había excepciones. Climb simplemente se había vuelto más fuerte y Succulent se había vuelto más débil.
En primer lugar, a diferencia de ayer, esta vez Climb tenía consigo su armadura, su escudo, su espada y otros accesorios. Su resistencia y defensa se habían incrementado y podía usar su estilo habitual de lucha. Por otro lado, a Succulent le habían quitado todos sus objetos mágicos cuando fue arrestado, y en este momento también estaba usando el incómodo atuendo de una sirvienta.
Debido al cambio de equipos, la diferencia entre ellos se había reducido, pero eso no era todo.
Otra de las razones era que Climb ya sabía cómo peleaba Succulent. Otra era que había un ladrón apoyándolo. La magia de ilusión de Succulent era inútil gracias a los objetos que el ladrón estaba usando. Era como si hubieran estado listos para hacerle frente.
En realidad el ladrón había reunido información sobre los Seis Brazos y se había preparado para enfrentar a cada uno de ellos. El hecho de que se hubiera preparado incluso para enfrentar a Succulent, que estaba preso, era sorprendente. Sólo alguien con una personalidad verdaderamente meticulosa podría haberse preparado para todo eso.
«¡Maldición!»
Aun antes de que la lucha empezara de verdad, Succulent dejó escapar un grito de frustración.
Al que tenía bajo su mirada era al ladrón, pero Climb siempre se movía para bloquear el camino de Succulent hacia su objetivo. No podía permitir que Succulent lo atacara, y al estar protegido por Climb, el ladrón comenzó a provocar a Succulent:
«Oye, oye. No pongas una cara tan aterradora. Se supone que eres miembro de los Seis Brazos, alguien que está a la par de los aventureros de rango adamantita. Este tipo de desventajas deberían ser fáciles para ti.»
El rostro de Succulent se arrugó de rabia. Los rasguños que tenía de los intercambios anteriores sangraron, haciendo su rostro aún más feo.
«¡Bastardo!»
Con una sonora maldición, Succulent se preparó para lanzar magia. Normalmente, un guerrero como Climb habría arremetido contra él para interrumpir el lanzamiento, pero no lo hizo esta vez. Cuando había intercambiado más de diez ataques con Succulent, había comenzado a confiar en que el ladrón haría lo apropiado en el momento adecuado.
Una botella voló desde atrás de Climb y se rompió a los pies de Succulent. Climb pudo ver el humo de colores esparciéndose por todos lados.
«¡Guh! Cof, cof»
Succulent tosía adolorido.
El ladrón había interrumpido el lanzamiento de la magia con un objeto alquímico, cuyos efectos se hicieron evidentes de inmediato.
Si Succulent se hubiera especializado únicamente en ser un lanzador de magia, este tipo de interrupción no habría sido nada, pero ya que había entrenado para ser un guerrero al mismo tiempo que un lanzador de magia, incluso una interrupción menor rompió su concentración, provocando que desperdiciara su mana.
Climb se apresuró con todas sus fuerzas hacia el distraído Succulent. No se trataba de la continuación de la pelea de hasta ahora. Era el tipo de avance lleno de la determinación de no dar un solo paso atrás. Dependiendo del observador, algunos podrían decir que era un movimiento prematuro en una apuesta por obtener una rápida victoria. Pero los instintos de guerrero de Climb estaban gritando.
Este momento determinaría el final del duelo.
Era verdad que Climb y el ladrón habían estado a la ofensiva hasta ahora, pero eso no garantizaba que podrían mantener la ventaja. Los objetos que el ladrón estaba arrojando eventualmente se agotarían, así que Climb tenía que acabar con esto mientras aún tenían las de ganar.
Lo que Climb activó fue un arte marcial original que había aprendido el día anterior.
Esta técnica no tenía nombre aún, pero si él fuera a darle uno en este momento, la llamaría «Romper Límite: Mente». Su efecto era remover todos los límites que el cerebro imponía al cuerpo, y como resultado todas sus habilidades se incrementarían en un nivel, incluyendo sus habilidades físicas.
La desventaja era que si la usaba por un periodo de tiempo prolongado le causaría fatiga física y desgarros musculares, pero si no intentaba terminar la pelea con rapidez, aun a costa de usar este tipo de métodos, no sería capaz de vencer a Succulent.
Mientras se activaba el arte marcial, pudo sentir algo encajando y cambiando en su mente.
Con un grito dejó escapar todas las emociones arremolinándose en su interior, y el rostro de Succulent se fue inundado de pánico como si se hubiera dado cuenta de algo. Tal vez sintió miedo y asombro, pero de cualquier forma, ésa no era la cara que alguien a la par de los aventureros de rango adamantita mostraría a otro que estuviera por debajo de su nivel.
Climb blandió su espada hacia abajo pero fue bloqueada. Bloquear una espada usando sólo una daga y sin ninguna ayuda mágica era verdaderamente digno de admiración. Sin embargo, por haber forzado a un esgrimista como lo era Succulent —a alguien que se especializaba en esquivar— a bloquear, el ataque de Climb también era admirable.
Pese a ello, el ataque no terminó allí. Climb continuó con una patada.
Cuando Succulent intentó proteger su estómago, su rostro se contrajo.
«¡Arrrrgggghhhh!»
La cara de Succulent palideció y se tambaleó hacia atrás al tiempo que apartaba la cintura.
El ladrón se apartó de la sombra de Climb.
Había pateado a Succulent entre las piernas con una bota de hierro, y aunque Climb llevaba un protector, de todas formas pudo sentir un dolor imaginario viajando hacia sus pies.
Luego de eso, Climb le asestó el golpe final.
La sangre salpicó y Succulent se derrumbó en el suelo. Sin bajar la guardia, Climb permaneció alerta. En especial prestó atención para evitar que nada pudiera acercarse al ladrón y confirmó que no se trataba de una ilusión.
Ésta era una gran victoria. Incluso si había sido dos contra uno, significaba mucho. Climb miró a Brain. Se preguntó si podía ayudar, pero rápidamente abandonó esa idea.
Esa pelea estaba en un nivel completamente diferente.
El sonido también era distinto. Aun cuando se trataba de una katana chocando contra un puño, se oían sonidos metálicos. Su pelea no mostraba señales de acabar. La katana y los puños golpeaban el uno contra el otro sin darse tiempo para respirar.
El que especialmente atraía su atención era Zero. Sus golpes estaban desgastando la pared y dejaban marcas como si la pared hubiera estado hecha de arcilla blanda.
«Mierda… Decían que los monjes de alto nivel tenían puños de acero, pero ese bastardo va mucho más allá de eso. Por lo menos son de mithril, no, de orichalcum.» Murmuró el ladrón que se encontraba a su lado.
Durante un minuto completo, en una batalla en la que Climb habría muerto al instante, ninguno de los dos sufrió ni un rasguño. El rostro de Zero mostró señales de profundo respeto.
«Unglaus… Eres mejor de lo que pensaba. Eres el primero que ha bloqueado mis ataques de esta forma.»
Brain mostraba señales similares de respeto en el rostro.
«Tú, también… Ésta es la segunda vez que veo a un monje de este calibre.»
«¿Ah sí?»
Zero mostró curiosidad.
«Y pensar que hay otro monje del mismo nivel que yo. Nunca he oído de él. ¿Cómo se llama? Ya que no podré oírlo cuando estés muerto.»
«Probablemente está viniendo hacia acá mientras hablamos. Luego de haber derrotado a tus Seis Brazos.»
Zero frunció el ceño antes de sonreír.
«Je, ¿estás hablando de ese viejo? Por desgracia, mis cuatro confiables subordinados le darán la bienvenida. Puede que ellos no sean tan fuertes como yo, pero son mucho más fuertes que Succulent. No hay forma de que logre llegar acá.»
«¿Es crees? Ya casi puedo verlo doblando la esquina en cualquier momento.»
«Oooh, estoy tan asustado. Supongo que en ese caso debería pelear más seriamente.»
Los ojos de Climb se abrieron ante esas palabras. Si Zero estaba conteniéndose durante un intercambió de este tipo de golpes, entonces ¿cómo sería su verdadera fuerza? También estaba impresionado de que Brain no mostrara señales de sorpresa.
(¿Ambos están luchando sin usar todas sus fuerzas? ¡Ésta es realmente una batalla entre hombres a la altura de los mejores de la humanidad, los aventureros de rango adamantita!)
«Eso sería lo mejor. Esos dos de allá ya terminaron, así que no quiero que esto se prolongue demasiado. Perderás aquí, Zero.»
Brain envainó su katana y lentamente agachó su postura. Era la misma postura de ayer, cuando venció a Succulent de un solo golpe. Antes de que Climb pudiera siquiera preguntarse si Brain derrotaría a Zero con un solo golpe, Zero saltó hacia atrás. Había saltado con facilidad una distancia que superaba por mucho los límites de la fuerza ordinaria de un humano.
«Edstrom puede crear una barrera con sus espadas, pero tú pareces tener un tipo diferente de barrera. Si me acercaba descuidadamente, habría sido cortado en dos.»
No había podido entender por completo el arte marcial original de Brain, pero ser capaz de adivinar de qué tipo de técnica se trataba era prueba de que las habilidades como guerrero de Zero eran verdaderamente superiores.
«Pero… Es una técnica que no puedes usar sin tener que asumir una postura primero.»
Zero golpeó el aire con el puño. Podría haber parecido un movimiento inútil, pero el cuerpo de Brain tembló al ser golpeado por la onda de choque creada por el puño.
«Puedo ganar con sólo atacarte desde lejos de esta forma. ¿O tienes alguna forma de cortar a alguien que se encuentra bastante alejado?»
«No, no puedo.» Brain respondió con honestidad. «Si luchas así, entonces todo lo que necesito es no asumir esa postura.»
Zero le hizo una pregunta en voz baja a Brain en una atmósfera que casi no iba con él, en un estado profundo y de calma:
«Brain Unglaus, ¿es ésa tu carta del triunfo?»
«Por supuesto. Es mi carta del triunfo que sólo ha sido derrotada… una vez.»
«Qué aburrido. Si ya ha sido derrotada, entonces ésta será la segunda vez.»
Zero retrajo lentamente el puño hacia atrás y asumió una postura.
«Te destrozaré de frente. Destruiré esa pequeña técnica tuya y ganaré. Primero te venceré a ti, Brain Unglaus, y un día haré que Gazef Stronoff se arrodille ante mí. Entonces seré el más fuerte del Reino.»
«Si crees que vas a usarme como trampolín para tu ambición, vas a dar un mal paso. Realmente no debes tener nada que hacer, Zero.»
«Hablar es verdaderamente lo único en lo que eres bueno… No, ya que llegaste hasta aquí, eso no es estrictamente cierto. Sin embargo, date cuenta en tu tumba de que soy mejor que tú. ¡De que fue una estupidez desafiar al gran Zero! ¡Aquí voy!»
La parte superior del cuerpo de Zero tenía tatuajes de varios animales, que estaban emitiendo una luz tenue. A comparación, Brain no se había movido. Simplemente estaba esperando como una estatua. Climb podía intuir que estaba a punto de sentir una descarga masiva de poder de parte de ambos hombres.
Era un lugar en el que nadie podía interrumpir, un lugar en el que el poder puro colisionaba contra el poder puro.
Y súbitamente, pudo oírse una voz que estaba fuera de lugar:
«Así que éste es el lugar en el que todos estaban reunidos.»
Todos estaban sorprendidos y se volvieron para ver al intruso. Incluso Zero y Brain, que no podían darse el lujo de apartar los ojos el uno del otro, lo hicieron. Un anciano se encontraba parado allí, era Sebas. Se había presentado alguien a quien Zero nunca habría esperado ver en ese lugar.
«¿Qué? ¿Qué sucedió? Los Seis Brazos deberían estar encargándose de ti… ¿Te escabulliste de ellos?»
Sebas negó con la cabeza.
«No. Todos tus camaradas han sido derrotados.»
«…No digas tonterías. Podrán ser más débiles que yo, pero siguen siendo los Seis Brazos. Es imposible que hayas llegado acá sin un rasguño luego de enfrentarlos.»
«La sorpresa a menudo acompaña a la verdad.»
«¡Sebas-sama! ¡La Tsuare de aquí era falsa! Era Succulent disfrazado con una ilusión. ¡Debemos rescatarla ahora!»
«Ah, gracias por preocuparte por ella, Climb, pero no hay necesidad de eso. Ya la rescaté. Estaba en un lugar diferente del edificio.»
Sebas miró por sobre su hombro y Climb siguió su mirada hasta encontrar a una mujer cubierta en una manta junto a la entrada.
«¡Ah!»
Climb miró rápidamente a Succulent. Sus ropas de sirvienta se habían rasgado en varios lugares y estaban empapadas de sangre. No había forma de entregárselas, ni tampoco las querrían recibir.
«No es necesario que te preocupes por eso, Climb. Es sólo un traje de sirvienta ordinario, así que es desechable.»
Climb se sintió aliviado al escuchar las palabras de Sebas, que sonreía con amargura.
«Oye oye oye. Llegar y simplemente ponerte a parlotear, ignorándome… Ciertamente tienes agallas.»
Zero, que no podía moverse descuidadamente debido a que Brain estaba frente a él, apenas se movió en donde estaba para mirar a Sebas con una expresión cargada de odio.
«Viejo, te lo preguntaré de nuevo. ¿Qué les sucedió a mis subordinados?»
«—Los maté a todos.»
Era un tono de voz casual, como si estuviera recogiendo una flor, pero también estaba lleno de frialdad.
«¡I, imposible! ¿Piensas que te creeré?»
Sebas sonrió ante el grito de Zero. Lo único que se sentía en la sonrisa de Sebas, desprovista por completo de cualquier rastro de hostilidad, era honestidad.
«…Brain Unglaus. Pospondremos un poco nuestro encuentro. Necesito mostrarle a este viejo el poder de los Seis Brazos.»
«Muy bien. Sólo trata de no ser destruido demasiado rápido. Bueno, de todas formas no creo que llegue mi turno.»
«¡Cierra la boca! …Viejo, pagarás por tus mentiras con tu vida.»
Sebas sonrió amargamente, pero el hombre que se había autoproclamado el más fuerte no podía soportar esa sonrisa. Los tatuajes de Zero emitieron un brillo débil.
El jefe de la división de Seguridad y el líder de los Seis Brazos, «Demonio de Batalla» Zero.
Si hombres como Gazef Stronoff y Brain Unglaus lucharan contra él desarmados, morirían en un instante. E incluso si estuvieran armados, el resultado del encuentro sería incierto.
Una de las clases que había conseguido era «Adepto Chamánico». Esta clase hacía uso de la fuerza de los espíritus animales e incrementaba las habilidades físicas propias. Había un límite a que tan seguido se podía usar esta técnica, pero incrementaba las habilidades del usuario hasta convertirlas en las de una bestia salvaje. Que un animal físicamente superior usase las artes marciales de los seres humanos, realmente era una combinación temible.
Zero activó sus técnicas. Usualmente sólo activaba una para conservar su fuerza, pero se había dado cuenta de que Sebas era un oponente bastante fuerte.
Aunque no creía que realmente hubiera derrotado a cuatro de los Seis Brazos él solo, teniendo en cuenta que se había abierto paso por el frente, debía haber alguien más con él. Lo más seguro era que se trataba de Rosa Azul. Hasta que pudiera reunir información más detallada, todo lo que Zero podía hacer era destruir a Sebas con todas sus fuerzas y postergar el duelo con Brain Unglaus.
Antes de irse tendría que mostrar una fuerza sobrecogedora a los espectadores. Zero decidió que éste sería el mejor plan de acción y consecuentemente preparó su técnica más fuerte.
Pantera en las piernas, halcón en la espalda, rinoceronte en los brazos, búfalo en el pecho, león en la cabeza; los activó todos. Sintió un poder explosivo surgiendo a través de él. Casi estaba preocupado de que su cuerpo se hincharía y explotaría.
«¡¡¡Gyyyyyaaaaaaaaaahhhh!!!»
Expulsando con un grito el poder acumulándose en su interior, dio un paso al frente.
El ataque del más fuerte entre los Seis Brazos, Zero. Era un golpe de puño recto. Sin falsedades, ni trucos, únicamente un puñetazo puro y recto. Pero la fuerza detrás de éste era inmensa. No sólo sus habilidades como Adepto Chamánico, sino sus otras habilidades como Monje, así como también sus objetos mágicos, incrementaban la fuerza y poder destructivo de su puño.
Era tan rápido que incluso Zero tenía dificultades para controlarlo. El hecho de que se tratase de un golpe recto con todas sus fuerzas hacía que fuera una técnica útil. No dudó en mostrar su golpe definitivo. Era una técnica simple, pero invencible. Confiaba en que ningún truco podría detenerla.
Zero sintió una sensación de superioridad sobre los demás al mismo tiempo que avanzaba rápidamente con la sensación de estar siendo arrastrado.
«Cuid—»
Alguien gritó.
Pero era demasiado tarde.
En un abrir y cerrar de ojos, el puño portador de un poder y peso extremos había llegado frente a Sebas y seguía impulsándose hacia adelante. Zero sólo podía reírse de Sebas, allí, de pie y rígido. Lamentaría luchar contra el más fuerte de los Seis Brazos.
«—Hrmph.»
El puño encontró su objetivo en el estómago indefenso de Sebas. Fue un ataque perfecto.
Con una onda de choque explosiva, el cuerpo de Sebas voló hacia atrás como un muñeco de trapo. Golpeó el suelo, pero el ataque fue lo suficientemente poderoso como para hacer que su cuerpo siguiera rebotando de vuelta al suelo. Fue una muerte inmediata. No, era natural que fuese así.
Para estos momentos todos sus órganos internos se debían de haber transformado en líquido. El exterior era lo único que mantenía su apariencia de humano. Ésta era la técnica más fuerte de Zero. Una técnica demoniaca que era la verdadera expresión de la frase, «matar de un solo golpe».
O por lo menos eso era lo que se suponía que debía pasar.
Sebas se mantuvo firme y no se movió ni un poco. Había recibido el puño de Zero, con toda la fuerza en éste, usando solamente los músculos de su abdomen. Era una escena increíble para cualquiera; una escena que desafiaba todo sentido común.
La diferencia de fuerza entre sus apariencias era absoluta, pero el resultado fue todo lo contrario.
Zero era al que le costaba más creerlo. No existía una criatura que pudiera sobrevivir luego de recibir su golpe definitivo. Así era como había sido hasta ahora. Sin embargo, con un resultado como éste, ni siquiera se percató de que algo negro había pasado justo frente a sus ojos.
La pierna de Sebas se elevó a lo alto en el cielo. Pasó junto a la nariz de Zero en un movimiento fluido, y a continuación, cayó hacia abajo.
Una patada descendente con el talón.
Ése era el nombre de la técnica, pero la velocidad y la fuerza detrás de la patada eran anormales.
«…Quién eres tú.»
Murmuró Zero, y las comisuras de los labios de Sebas se curvaron.
Espantosos crujidos se esparcieron por todos lados. Su cabeza fue hecha pedazos; su cuello y columna vertebral, rotos, como si hubiera sido aplastado por un objeto de varios cientos de kilos. Y el cuerpo de Zero cayó de rodillas.
El pasillo estaba envuelto en el silencio.
La atmósfera sólo podía ser descrita como «estupor». Sebas movió los pies como esquivando la sangre de la cabeza destrozada de Zero y limpió el lugar en el que lo había golpeado su puño.
«Uff, eso fue peligroso. Habría muerto si no fuera por tu advertencia.»
¡Está mintiendo! ¿Qué advertencia?
Los tres hombres, y tal vez Tsuare también, no lo dijeron en voz alta, pero lo gritaron mentalmente.
«Sobreviví gracias a ti, Climb-kun.»
«—Ehh… Ah, sí…»
Climb, que sólo había podido decir las primeras letras de «Cuidado», recibió rígidamente las gracias de Sebas. No sabía qué decir debido a la conmoción mental.
«Parece ser que fui sólo un poco más fuerte.»
Sebas mostró un espacio diminuto entre dos de sus dedos. Probablemente quería decir que la distancia entre sus dedos era la diferencia entre él y Zero, pero no había forma de que alguien estuviera de acuerdo.
Sólo un poco mis narices.
Justo como antes, todos pensaron esto en su interior.
«De cualquier forma, ya que la rescatamos, lo mejor sería retirarnos.»
«Eh, no, sobre los Seis Brazos… usted realmente…»
«Sí, los maté a todos. Fueron demasiados oponentes y muy fuertes. Lamento no haber podido darles tregua.»
«Ya, ya veo. Fue inevitable, por favor no piense mucho en ello.»
Las miradas de los tres se movieron hacia el cuerpo de Zero. Ninguno podía sugerir siquiera que estaba mintiendo.
«Por, por ahora, llamemos a los soldados.»
Originalmente, los soldados estaban allí para registrar el edificio. El hecho de haber podido conquistar uno de los bastiones con Sebas fue un golpe de suerte increíble. Si lo que Sebas había declarado era verdad, y probablemente lo era, también estaba la ventaja adicional de haber destruido la fuerza de combate más poderosa de los Ocho Dedos.
Lo único negativo era no haber podido capturar a Zero, pero ya habían previsto que no podrían arrestarlo en primer lugar, así que no era una gran pérdida. Cualquiera que discutiera sobre los resultados tendría que ser un idiota.
Climb habló algo agitado, y Brain e incluso el ladrón asintieron con la cabeza como si fuera la decisión correcta, pero había alguien con una expresión sombría.
«¿Qué sucede, Sebas-sama?»
«N-no, no es nada. Es sólo que hay algo que no me sienta bien… Pero antes de eso, parece ser que el aire aquí no es muy bueno. ¿Les importaría seguirme al exterior?»
«Sí, por supuesto.»
Mirando el cadáver de Zero y a Tsuare, todos estuvieron de acuerdo con Sebas.
Sebas se acercó a Tsuare, que se encontraba junto a la puerta de una celda, y la cargó como a una princesa. Sus pies blancos, que parecían no tener demasiada carne entre los huesos y la piel, patearon el aire por un momento y todos pudieron ver los delgados brazos de Tsuare aferrándose a Sebas.
Pudieron sentir que la relación entre ambos no era sólo la de un mayordomo y una sirvienta.
(Deberías dejar de entrometerte en su vida personal. No es digno de ti, Climb. No importa qué tipo de relación tengan.)
«Entonces vamos.»
Climb habló y salió primero. Los otros tres lo siguieron. Podían comenzar con la investigación una vez que Sebas se hubiera marchado y no había muchas posibilidades de que alguien apareciera y atacara a Sebas, que tenía ambas manos ocupadas. Por un momento estuvo tenso, pero no había necesidad de ello.
El edificio, que había estado rebosante de actividad cuando se habían infiltrado inicialmente, no mostraba señales de que hubiera alguien allí. Lógicamente hablando, no habría nadie lo suficientemente valiente como para desafiar a Sebas cuando acababa de eliminar a los Seis Brazos. Lo más seguro era que todos hubieran huido, y si ése era el caso, Climb esperaba que el grupo de afuera capturara a cualquiera que intentase escapar.
Los hombros de Climb se sintieron ligeramente más livianos.
Sin embargo, alguien le dio unos golpecitos al hombro. Era el ladrón. Estaba mirando hacia un lugar completamente diferente y su expresión era similar a la que había puesto Sebas cuando derrotó a Zero de un solo golpe. Siguiendo su mirada, los ojos de Climb se abrieron cuando lo vio.
«¿Una muralla de fuego?»
Climb asintió ante el susurro de Brain. Si una casa se quemaba, entonces las llamas serían un suceso natural, y en ese caso Climb no se habría sorprendido tanto. Sin embargo, había aparecido una pared gigantesca de fuego de más de 30 metros de altura y rodeaba parte de la capital. En cuanto a su longitud, era de más de varios kilómetros de largo.
«¿Qué creen que pueda ser eso?»
Tres personas volvieron en sí mismas cuando escucharon la inquisitiva pero relajada voz de Sebas.
«¿Qué debemos hacer, líder? Parece ser el distrito de almacenes. ¿Qué grupo tiene a cargo ese lugar?»
«La líder de Rosa Azul, Alvein-sama… Tendremos que considerar esto como una emergencia, cancelar todos los planes y retirarnos al castillo real. Luego seguiremos las órdenes que vengan desde arriba.»
«Ése parece ser el mejor plan de acción… Ah, Sebas-sama…»
«Llevaré a Tsuare a un lugar seguro, para que nada como esto vuelva a ocurrir.
«Entiendo, Sebas-sama. Gracias por lo de ayer y lo de hoy.»
«No es necesario que te preocupes por eso. Nuestros objetivos simplemente coincidieron… Algún día les pagaré el favor por ayudarme a rescatar a Tsuare. Ahora, por favor, discúlpenme. «