Zaryusu sintió una sensación suave cubriendo su cuerpo entero. Una mano que parecía estar sacándolo de un abismo, pero Zaryusu la echó a un lado. Sentía algo repugnante en esa mano.
Luego de algún tiempo entre un instante y una eternidad, sintió que la mano se estiraba nuevamente hacia él. Justo cuando estaba a punto de hacerla a un lado nuevamente, vaciló. Escuchando atentamente, pudo oír una voz viniendo desde ese lado. Al final resultó que este duro despertar se debía a la voz de la hembra a la que amaba tan profundamente.
Duda.
Duda.
Más duda.
En este mundo donde no era seguro si el tiempo existía siguiera, Zaryusu siguió dudando. Eventualmente, sostuvo la mano a pesar de encontrarse renuente a hacerlo.
Y entonces fue jalado a un mundo de claridad.
Su cuerpo entero estaba impregnado de fatiga.
Como si sus entrañas se hubieran convertido en pasta.
Se sentía anormalmente cansado. Nunca antes se había sentido así de cansado, incluso luego de sobre ejercitarse físicamente.
Zaryusu luchaba para abrir sus pesados parpados.
Una luz cegadora ingresó a sus ojos. Aunque los ojos de los hombres lagarto inmediatamente se ajustarían a la intensidad de la luz, no podían hacerlo instantáneamente. Zaryusu parpadeó—
«¡Zaryusu!»
Alguien estaba abrazándolo con fuerza.
«¿C-Crusch?»
Debería ser imposible para él volver a escuchar esto de nuevo, la voz de esta hembra.
Los ojos de Zaryusu finalmente se ajustaron a la luz, y vio a la hembra que lo abrazaba.
En verdad era su amada hembra, Crusch Lulu.
¿Por qué? ¿Qué estaba pasando?
Un torrente de preguntas y ansiedad se precipitaron hacia Zaryusu. Lo último que recordaba era— el momento en que su cabeza caía a los humedales. Cocytus definitivamente lo había matado.
¿Entonces por qué seguía vivo? A no ser que—
«— ¿También moriste Crusch?»
«¿Eh?»
Zaryusu abrió la boca para preguntar, y sin embargo su boca parecía adormecida, incapaz de moverse adecuadamente.
Lo que le dio la respuesta fue la expresión llena de confusión en el rostro de Crusch. Viendo esa expresión, Zaryusu se sintió un poco aliviado, sabiendo que Crusch no había muerto. ¿Entonces por qué él seguía vivo?
Una voz a su lado le dio una pista.
«Bueno. Aunque revivió se ve algo confundido. Y parece que su nivel ha disminuido… por tanto se puede determinar que no hay mucha diferencia con Yggdrasil.»
Percatándose de quién era el que le hablaba, Zaryusu miró en sorpresa en esa dirección.
El que estaba de pie en ese lugar era el Rey de la Muerte; el encantador mágico que poseía un poder incomprensible.
En su mano sostenía una vara pequeña y brillante de cerca de treinta centímetros de longitud, emitía un aura sagrada que parecía fuera de lugar en la mano del Gobernante de la Muerte. Era un objeto extremadamente hermoso que parecía estar hecho de marfil, con la parte frontal bañada en oro e inscripciones rúnicas en el mango.
Aunque Zaryusu no lo sabía, el ítem que lo había revivido se trataba de una varita de resurrección. Sólo los encantadores mágicos basados en fe podían usar ítem imbuidos con magia basada en fe. Sin embargo, este ítem mágico era una excepción a este sistema y podía usarse.
Zaryusu lentamente volvió su mirada, y reconoció que este lugar era el pueblo de los hombres lagarto.
Como si pretendieran rodear el lugar entero, todos los hombres lagarto se encontraban postrados. Incluso más sorprendente era que estaban inmóviles— esa postura era una de adoración hacia un ser extremadamente poderoso.
«¿Qué está sucediendo…?»
Luego de presenciar tal poder, postrarse sería algo natural. Sin embargo, los hombres lagarto alrededor no estaban simplemente mostrando sus respetos, sino algo más. Los hombres lagarto no tenían dioses. Hablando estrictamente, sus objetos de fe eran sus espíritus ancestrales. El sentimiento que daban los hombres lagarto alrededor era como el de reverencia hacia un dios.
«Hmm, retírense hombres lagarto. Nadie tiene permitido entrar al pueblo sin antes recibir instrucciones.»
Nadie objetó estas palabras. Más que eso, fueron aceptadas sin hacer un solo sonido. Los únicos sonidos que podían oírse fueron el de los cuerpos al ponerse de pie y las salpicaduras al caminar sobre los humedales. Dejándolos atrás, los hombres lagarto se apartaron del claro.
Viendo que era tan poderoso que tenía tal grado de fuerza, sus voluntades debían de haber sido completamente derrotadas. La cultura de los hombres lagarto de rendirse ante los fuertes jugaba un papel también. Esto significaba que todo estaba desarrollándose de acuerdo al guión de la otra parte.
«Aura, ¿ya se fueron todos?»
«Sí, ya se fueron.»
La que había respondido era una niña elfa oscura. Aunque estaba también el factor de que había estado detrás de él, oculta todo este tiempo, la niña ocultaba sorprendentemente su presencia, por tanto Zaryusu no había podido detectarla.
«Ya veo. Entonces primero, unas cuantas palaras para ti, Zaryusu Shasha. Felicidades en tu resurrección.»
Resurrección.
Zaryusu requirió un poco de tiempo para poder registrar el significado de esta palabra. Entonces lo entendió, y sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo.
Resurrección— lo que significaba que estaba vivo nuevamente.
Estaba atónito y sólo podía jadear.
«¿Qué sucede? ¿Todos los hombres lagarto tienen alguna aversión particular a la resurrección? ¿O has olvidado cómo hablar?»
«Re- resurrección… ¿puede resucitar a los muertos…?»
«Así es. ¿Qué, pensaste que algo de este nivel no podía hacerse?»
«Llevó a cabo… ¿una gran ceremonia?»
«¿Gran ceremonia? ¿Qué es eso? No tengo problemas en hacerlo por mí mismo.»
Oyendo esto, Zaryusu se encontró completamente falto de palabras. De acuerdo a las leyendas, la magia de resurrección era un poder que sólo los hombres lagarto del linaje dragón poseían.
Y lo había hecho todo por sí mismo.
¿Un monstruo? No.
¿Un encantador mágico increíblemente poderoso? No.
Zaryusu entendió esto completamente.
Dirigiendo a un ejército mítico y comandando a demonios.
Lo que significaba que— esta existencia frente a él era una que podía rivalizar con los dioses.
Zaryusu se tambaleó de pie, y se postró ante Ainz. Crusch también se arrodilló frenéticamente de la misma forma.
«Ser Supremo.»
Pensó que los ojos que lo veían desde arriba se veían un poco avergonzados, pero Zaryusu decidió que simplemente se había equivocado.
«Ofrezco mi vida por usted.»
«Muy bien. ¿Qué es lo que deseas? Te lo concederé en el nombre de Ainz Ooal Gown.»
«Por favor concédale prosperidad a todos los hombres lagarto.»
«Es lo más natural, por supuesto que le garantizaré prosperidad a todos aquellos que estén bajo mi dominio.»
«Tiene mi gratitud.»
«Bien. Tus palabras aún no son muy claras. Luego de descansar un poco, deberías acostumbrarte. Descansa por ahora. Luego hay varias cosas que deben resolverse. Lo primero sería la defensa de este pueblo bajo mi dominio… para los detalles, ve con Cocytus.»
Luego de decir esto, Ainz estaba listo para marcharse. Sin embargo, antes de eso, había algo que Zaryusu tenía que hacer, y debía hacerlo ahora.
«Por favor espere. ¿Qué hay sobre Zenberu y mi hermano mayor?»
«Sus cuerpos deberían estar por la zona.»
Ainz, que estaba a punto de marcharse con Aura, se detuvo y tranquilamente hizo un gesto con la mandíbula hacia fuera del pueblo.
«¿Podría por favor revivirlos?»
«… Hmmm… no veo ningún beneficio en hacerlo.»
«¿Entonces por qué a mí? Zenberu y mi hermano mayor son muy poderosos. Ellos definitivamente le serán útiles.»
Ainz examinó a Zaryusu, y luego se encogió de hombros.
«Lo pensaré… preserva bien los cuerpos. Lo consideraré luego.»
Luego de hablar, Ainz sacudió el polvo de su manto mientras se marchaba. Se podía oír a Aura diciendo mientras caminaba a su lado «Esa hidra era muy linda ne~», su voz se perdía en la distancia y eventualmente desapareció.
Zaryusu finalmente abandonó su postura y pudo relajarse.
«Sobreviví… o en realidad, reviví…»
No sabía qué tipo de gobierno les deparaba el futuro. Sin embargo si los hombres lagarto demostraban que podían ser útiles, no debería ser muy malo.
«Crusch, mi hermano—»
«No te preocupes por eso. Deja las preocupaciones para después. Por ahora sólo descansa bien y elimina la fatiga. No hay problema, puedo cargarte.»
«Ah… gracias.»
Zaryusu cerró los ojos y se acostó. Justo como en los días en que había sobrecargado su cuerpo de trabajo, estaba ansioso por descansar, y cayó dormido una vez que se cerraron sus ojos.
Una vez más Zaryusu sintió el toque de unas manos tiernas acariciando su cuerpo mientras su conciencia se sumía de vuelta en la oscuridad.
– FIN DEL VOLUMEN 4 –