Las cuatro horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Los hombres lagarto de la clase guerrera ya se encontraban reunidos en la puerta principal del pueblo— en los humedales donde el hielo se estaba derritiendo. Luego de la intensa batalla de varios días atrás, no quedaban muchos hombres lagarto de la clase guerrera.
Su número ascendía a 316.
Los hombres lagarto que no eran guerreros no participarían porque Shasuryu dijo 'Los enemigos son pocos, tener muchas personas sólo será un obstáculo.'
Pareció razonable al principio, pero el argumento no se sostuvo en pie.
Zaryusu estaba alejado de los hombres lagarto, observando la reunión de los hombres lagarto de la clase guerrera.
Todos habían pintado sus cuerpos con pintura de guerra representando a sus ancestros, y sus caras mostraban una voluntad tan dura como el acero. Parecían creer que no perderían.
Los hombres lagarto alrededor alentaban a los guerreros. Aunque en ese grupo, las expresiones de preocupación eran claramente visibles.
Para evitar que se mostrara la ansiedad de su corazón, Zaryusu se esforzó mucho para mostrar una cara imperturbable frente a los otros hombres lagarto, escondiendo la verdad de que esta batalla era un sacrificio para el Overlord de la Muerte.
Esta era una batalla en la cual el Overlord de la Muerte iba a demostrar su poderío para aplastar completamente la voluntad de oponer resistencia de los hombres lagarto. Desde un comienzo, no tenían oportunidad de ganar. Las palabras que había dicho Shasuryu antes tenían implícito el deseo de mantener el sacrificio al mínimo.
Zaryusu apartó los ojos de los hombres lagarto y miró ferozmente al territorio enemigo.
El ejército de esqueletos estaba fijo en el mismo lugar, sin moverse ni un centímetro. La figura del monstruo que llevaba el nombre de Cocytus no podía verse alrededor de ellos. No podía tratarse de un esqueleto, él era alguien en quien el Overlord de la Muerte confiaba, no había forma de que fuera un subordinado ordinario. El debía ser alguien cuya voluntad era tan evidentemente fuerte que uno podría sentirlo hasta en la punta de la cola con sólo verlo.
El sonido de una criatura grande moviéndose en los humedales pudo ser oído por el ansioso Zaryusu—
«— Hey, Zaryusu.»
— Zenberu saludó despreocupadamente como de costumbre. A pesar de que se dirigía a una muerte segura, Zenberu seguía siendo el de siempre.
«Nuestra moral está en su punto máximo.»
«Sí, así es, sería grandioso si se mantiene a este nivel cuando enfrentemos al poderoso enemigo, Cocytus…»
«Sí. ¿Oh? ¿Ya es hora?»
Shasuryu apareció en la puerta principal, y todos los ojos se centraron en él y en las dos hadas de los humedales a su lado.
Crusch estaba ausente porque había agotado todo su mana para invocar a las hadas de los humedales. Luego de lanzar diversos efectos positivos de largo tiempo y de invocar a las hadas, había consumido su magia hasta tal punto que apenas podía moverse. Cuando los dos habían dejado el cuarto, Crusch ya le había dicho que perdería el conocimiento y que probablemente esa sería la última vez que se verían.
Zaryusu, sin su compañera al lado, lanzó una mirada solitaria en dirección de Crusch. Recordar su rostro cuando le dijo adiós le rompió el corazón.
«Guerreros, ¡avancen!»
La orden alentadora de Shasuryu elevó a nuevos límites la moral de los hombres lagarto.
Él debía cambiar su forma de pensar a la de un guerrero. Zaryusu ordenó sus pensamientos.
Encabezados por Shasuryu y las dos hadas de los humedales, los hombres lagarto avanzaron lentamente.
Se alejaban del pueblo para evitar daños colaterales.
Zaryusu y Zenberu iban en la retaguardia.
De pronto, Zaryusu miró atrás hacia el pueblo. Las destartaladas paredes de lodo, la preocupación en el grupo de hombres lagarto que los veían partir, y—
Zaryusu suspiró, alejó sus preocupaciones y dio un gran paso hacia adelante. No pronunció el nombre de la mujer lagarto que tenía en la punta de los labios.
Los hombres lagarto atravesaron los humedales, y se detuvieron entre la posición enemiga y el pueblo.
No tenían una formación particular, los hombres lagarto simplemente se reunieron al azar mientras esperaban la batalla que se avecinaba. La única formación clara era la de los varios Jefes de Tribu, Zaryusu y las dos hadas de los humedales paradas al frente.
El ejército de esqueletos probablemente estaba aguardando la llegada de Zaryusu y los otros. Los esqueletos golpearon sus escudos y marcharon hacia adelante.
Si su coordinación hubiera estado incluso un poco fuera de ritmo, sonaría sólo como los ruidos al azar de un ejército al avanzar, pero sus movimientos estaban sincronizados y el sonido era uno solo. En una situación diferente, este espectáculo sería digno de aplauso y alabanzas.
Mientras los sonidos atraían la atención de los hombres lagarto, a espaldas de los esqueletos— varios árboles en el bosque cayeron.
Sólo había una razón para que cayeran los gruesos arboles. Alguien los cortaba.
Esto causó conmoción entre los hombres lagarto.
Como no podían ver cómo lo estaban haciendo, éste podría ser el trabajo de varios seres. Sin embargo, el intervalo entre la caída de cada árbol era demasiado regular. Luego de ver la sincronía en el movimiento de los esqueletos, podía ser posible que varios seres trabajando juntos lo pudieran lograr, pero ni un solo hombre lagarto pensaba que éste era el caso.
Un extraño presentimiento persistía en sus corazones, la sensación de que éste era el trabajo de un solo ser.
Esto debido a que no habían oído el sonido de la espada cortando los árboles antes de que cayeran. Lo que significaba que tal vez era improbable pero, había sido hecho con un solo corte.
¿Qué tipo de fuerza y de arma podrían cortar un árbol de un solo golpe?
Los sonidos de los árboles al caer y del golpear de los escudos se acercaban a los hombres lagarto.
Los sentimientos de ansiedad los inundaron. Esto se esperaba, ¿cómo podría alguien permanecer calmado en tal situación? Incluso Zenberu que tenía la determinación de morir, o Zaryusu y Shasuryu estaban temblando aún cuando lo ocultaban bien.
Momentos después, el que abría el camino en el bosque se reveló a sí mismo. Al mismo tiempo se detuvieron los golpes en los escudos.
En el espacio espeluznantemente silencioso, un círculo azul pulido apareció ante ellos. Si no fuera por las densas nubes, no habría forma de decir que tan brillante sería su reflejo.
El gran cuerpo de 250 centímetros de altura se veía como un insecto parado en dos patas. Su apariencia era la de una hormiga o mantis, un híbrido nacido de un demonio retorcido.
Su duro exoesqueleto tenía un aire gélido en él, brillando como polvo de diamante.
Tenía una cola con púas que era del doble de su tamaño y unas mandíbulas poderosas que parecían lo suficientemente fuertes como para partir el brazo de un hombre de una mordida.
Tenía cuatro brazos con garras y brillantes guanteletes adornaban cada uno. Llevaba un collar alrededor de su cuello y unos brazaletes de plata adornaban sus piernas.
El poderoso ser a la par del Overlord de la Muerte— hizo su aparición.
¿Entonces éste es Cocytus?
El corazón de Zaryusu se aceleró y su respiración se tornó dificultosa.
Ninguno de los hombres lagarto habló. Sus ojos fueron atraídos al monstruo que se había revelado, incapaces de alejar sus miradas. Incluso aunque estaban asustados, estaban demasiado aterrados como para apartar la vista.
El grupo retrocedió inconscientemente. Ya sean los hombres lagarto que habían venido con entusiastas espíritus de pelea o Zaryusu y los otros que habían venido con la determinación de morir, todos estaban aturdidos frente a un poder dominante.
(Sé que el Overlod de la Muerte se estaba conteniendo, pero cómo imaginar lo aterrador que sería un ser tan poderoso con la determinación de luchar.)
Incluso con la magia que podía suprimir el miedo, el impulso de escapar había surgido desde dentro de Zaryusu. Era un milagro que los otros hombres lagarto que no estaban protegidos por tal hechizo no hubieran corrido.
Cocytus se acercaba lentamente.
Ingresó a los humedales, dejando atrás con arrogancia a los esqueletos—
Cocytus se detuvo aproximadamente a treinta metros de los hombres lagarto, en la cima de un pequeño montículo. Luego movió su cara como de insecto en su largo cuello. Parecía estar buscando a alguien.
Zaryusu sintió la mirada de Cocytus detenerse en él momentáneamente.
«— Muy bien, Ainz-sama está observando, así que demuestren su fuerza. Pero antes de eso, 「Pilar de Hielo」 (Ice Pillar).»
Con la activación del hechizo, dos pilares de hielo brotaron entre los hombres lagarto y Cocytus, separados por 20 metros entre sí.
«Esto podría ser descortés con los guerreros que vinieron con la determinación de morir, pero sepan esto, sólo la muerte le espera a todos aquellos que crucen estos pilares de hielo.»
Cocytus cruzó dos de sus brazos, su lenguaje corporal pareció señalar que les dejaba la decisión a los hombres lagarto.
«Hey, hey, inesperadamente es un buen tipo…»
Zaryusu asintió estando de acuerdo cuando oyó el comentario de Zenberu.
Luego dio un paso al frente. Zenberu, Shasuryu y los otros dos Jefes de Tribu lo siguieron.
Shasuryu se dio la vuelta y les dijo a los guerreros que los seguían:
«Ustedes quédense aquí… no, vuelvan al pueblo. Si no… morirán por nuestra culpa.»
«¿Qué? ¡También queremos luchar! Es aterrador… pero incluso así, ¡queremos luchar!»
«No hay cobardía en retirarse, seguir viviendo requiere más coraje.»
«Pero—»
«No todos los hombres lagarto pueden volver, así es como es. Como Jefes de Tribu, no podemos permitir que otros nos conquisten sin luchar, ¿correcto?»
«Pero Jefe, también queremos pelear.»
«¡Deténganse jóvenes! ¡Lárguense, váyanse de este lugar, déjennos el resto a nosotros los veteranos!»
Los hombres lagarto que se abrían paso hasta el frente eran mayores, pero no tanto como para llamarlos viejos. Eran 57, y los otros hombres lagarto no pudieron decir nada luego de ver sus rostros.
Si hubieran mostrado determinación o resignación, los otros hubieran seguido insistiendo en ir con ellos. Pero sus expresiones eran de súplica, les rogaban a los jóvenes que sigan viviendo.
Sin palabras, los guerreros jóvenes se retiraron con renuencia.
Shasuryu se volvió hacia Cocytus una vez más.
«… Mis disculpas por la espera, Cocytus.»
Cocytus extendió uno de sus brazos, doblando un delgado dedo, haciéndoles un gesto para que vinieran por él. Ante la provocación del enemigo, Shasuryu gritó a pleno pulmón:
«¡A la carga!»
«Warrghhhh!»
Los hombres lagarto, que se habían preparado mentalmente, gritaron desde lo profundo de sus corazones y se precipitaron hacia Cocytus.
Cocytus miró fríamente a los guerreros que se acercaban corriendo.
«… Siento hacerles esto, guerreros, pero permítanme reducir sus números.»
Cocytus no perdería incluso si todos los guerreros lo atacaban al mismo tiempo, pero tenía que escoger a sus oponentes.
Personalmente, Cocytus quería mostrar su respeto como guerrero y luchar a una distancia en la que el enemigo pudiera atacarlo. Pero tenía una deuda con su amo, así que sería descortés mostrarle una pelea entre un Guardián de Nazarick y una muchedumbre descontrolada.
Cocytus liberó el sello de su aura.
La habilidad de la clase 'Caballero de Nilfheim' —「Aura congelante」 (Frost Aura). Esta habilidad especial usaba un frío extremo para hacer daño y reducir ligeramente la velocidad de los oponentes. A máxima potencia, afectaría incluso a los hombres lagarto que observaban desde el pueblo. Cocytus no deseaba eso.
Contuvo su poder.
Limitar el rango, reducir el daño.
«Así está bien…»
Con Cocytus en su centro, el frío extremo cubrió un radio de 25 metros.
Afectada por el frío extremo, la temperatura cayó drásticamente, haciendo que el aire gritara.
«… Hmmm, eso debería bastar.»
Cocytus selló su aura.
Sucedió en un instante, el increíble frío había desaparecido como si hubiese sido una ilusión. Pero definitivamente no lo fue. Los cuerpos de los 57 hombres lagarto en los humedales eran prueba de ello.
Sólo cinco podían moverse aún, y eran los cinco más fuertes entre los hombres lagarto. Ellos no se intimidaron por la muerte de sus camaradas ni por la habilidad de Cocytus, moviéndose como si fueran uno.
Una roca voló a través del aire. Un hombre lagarto en armadura de cuerpo completo dirigía el ataque con otros dos hombres lagarto detrás. Las hadas de los humedales se movían lentamente detrás de los dos hombres lagarto con sus cuerpos resquebrajados por el frío. El último hombre lagarto en la parte posterior seguía usando hechizos.
El primer ataque fue la roca dirigida a la garganta de Cocytus. Sin embargo, ese ataque no sirvió de nada porque—
«— El equipamiento de todos los Guardianes tiene capacidades defensivas contra proyectiles.»
—Una barrera invisible pareció bloquear la roca.
El hombre lagarto dirigiendo el ataque fue el siguiente. Llevando uno de los cuatro tesoros pasados de generación en generación— La armadura de Hueso de Dragón Blanco. Era lo suficientemente fuerte como para bloquear a Frost Pain que también era otro de los cuatro tesoros, la armadura más dura conocida por los hombres lagarto.
Enfrentándolo, Cocytus sacó una espada de la nada— cómo si la espada hubiese estado escondida en el aire.
La odachi* que Cocytus sacó— con una longitud que superaba los 180 centímetros, era conocida como 'Espada Real Mata Dioses' (Royal Blade God Slayer). Era la que tenía más filo entre las veintiún armas que poseía.
(*Espada larga.Para mas información haz clic aquí)
A continuación, cortó al hombre lagarto ante él.
La espada que cortó el aire hizo que éste aullara— un sonido tranquilo. En una situación diferente, uno podría querer oír este sonido nítido.
Luego del sonido, el cuerpo del Jefe de Tribu se partió a la mitad junto con su armadura, cayendo a la izquierda y a la derecha sobre los humedales.
La Espada Real Mata Dioses no había sufrido daños luego de partir la armadura de mayor dureza de los hombres lagarto.
Los dos hombres lagarto detrás no se alteraron por la espantosa muerte de su camarada, atacando de ambos lados con las armas en alto.
«¡Shyaa!»
En la derecha estaba el ataque con el borde de la mano de Zenberu, potenciado por 「Arma de Acero Natural」 y 「Piel de Acero」. Fue dirigido a máxima potencia hacia la cara de Cocytus.
«¡Warrrrghh!»
A la izquierda estaba Frost Pain, dirigida hacia su abdomen.
Este ataque a corta distancia tomaba ventaja de que las armas largas eran más difíciles de usar a corta distancia.
Pero por supuesto, eso sólo se aplicaba a la gente normal.
Cocytus giró levemente su cuerpo y usó su espada para bloquear el brazo de Zenberu desde la derecha. Sus movimientos fueron fluidos y elegantes, como si el arma en su mano fuera parte de su cuerpo.
Con la habilidad 「Piel de Acero」, Zenberu estaba a la par del acero en términos de dureza. Pero el choque anterior con la armadura mostraba qué tan filosa era en realidad la Espada Real Mata Dioses.
La espada se hundió en su brazo de manera fluida como si estuviese cortando a través de agua.
«¡Ugghhhh!»
Mientras la sangre salpicaba del muñón derecho de Zenberu, la otra mano de Cocytus ya había atrapando entre los dedos a Frost Pain, que se dirigía a su abdomen.
«— Oh, ya veo. Ésta es una bonita espada…»
«¡Tch!»
No pudiendo liberarla, Zaryusu renunció a Frost Pain y pateó a Cocytus en la rodilla. Cocytus no esquivó y tomó el ataque de frente. Al final, aunque fue Zaryusu el que había pateado, fue él el que sufrió un dolor intenso.
Era la misma sensación de patear un muro de acero con todas tus fuerzas.
«「Sobre magia: Curación de Heridas Leves en Masa」 (Over Magic: Mass Cure Light Wounds)»
Luego de gastar una gran cantidad de mana, podía usar un nivel superior de magia que no era normalmente accesible— Shasuryu lanzó un hechizo de curación en masa reforzado por un mejoramiento mágico.
«Fumu…»
Cocytus pareció intrigado mientras miraba a Shasuryu que había usado un modificador de hechizos que él no conocía, pero las dos hadas de los humedales bloquearon su visión. Las hadas se movieron al frente de Zenberu, cuyo brazo se estaba regenerando por la magia, y atacaron a Cocytus con sus tentáculos. Incluso antes de que sus ataques lo tocaran, Cocytus las cortó impacientemente.
Mientras las hadas de los humedales se desmoronaban y se convertían en polvo, el puño de Zaryusu conectó con el plexo solar de Cocytus, con su abdomen y pecho. Y por supuesto, el que resultó herido fue Zaryusu. La piel de sus puños estaba desgarrada y sangraba.
«Molesto.»
Cocytus agitó su cola hacia el pecho de Zaryusu.
«¡Guuahhh!»
Zaryusu se sintió como una bola siendo golpeada con un bate, y con un sonido crujiente, voló alto y lejos antes de rodar sobre los humedales. Finalmente se detuvo luego de rodar, pero el dolor de su pecho y la sangre derramándose de su garganta hacían que le fuera difícil respirar.
Los huesos rotos probablemente habían perforado sus pulmones, no podía respirar incluso si quisiera, sintiéndose como si estuviera bajo el agua. El líquido cálido que se derramaba de su garganta le hacía querer vomitar. Zaryusu miró a su pecho y vio la sangre fluyendo de sus heridas por la cornada de unas púas afiladas.
—Un solo golpe había dejado a Zaryusu en este lamentable estado.
Zaryusu, que intentaba respirar con todas sus fuerzas, miraba intensamente a Cocytus, que se estaba acercando para darle el golpe final.
«Ya que aún conservas la voluntad de luchar, te devolveré esto.»
Cocytus arrojó a Frost Pain al lado de Zaryusu y lo ignoró, volviéndose para enfrentar a los hombres lagarto que quedaban.
Shasuryu usó magia curativa en Zenberu que había regenerado el brazo pero había perdido mucha estamina.
Justo antes de que Cocytus los alcanzara, otra roca voló hacia él para desviar su atención— Pero fue en vano ya que fue bloqueada fácilmente.
«— Irritante.»
Cocytus murmuró y extendió un brazo hacia el Jefe de la Tribu Colmillo Pequeño.
«「Carámbano Penetrante」 (Piercing Icicle)»
Docenas de carámbanos* tan gruesos como un brazo humano llovieron en un ataque de área amplia.
(*Estalactita de hielo)
El hombre lagarto que estaba dentro del rango del ataque fue perforado instantáneamente por los carámbanos.
Uno golpeó su pecho, otro golpeó su abdomen, otro su muslo derecho, todos los carámbanos penetraron su cuerpo fácilmente.
El Jefe de Colmillo Pequeño— el hombre lagarto con las mejores habilidades de guerrilla cayó muerto sobre los humedales como una marioneta a la que le habían cortado las cuerdas.
«¡Waarrghhh!»
«¡「Sobre magia: Curación de Heridas Leves en Masa」!»
Zenberu salió corriendo mientras Shasuryu usaba magia de curación una vez más. Zenberu estaba ganando tiempo para que Zaryusu se recuperara.
Él sabía que era imprudente y qué tan insignificante era ante la fuerza de Cocytus. Incluso así, Zenberu no dudo en enfrentarlo.
Cuando Zenberu estuvo dentro de su rango, Cocytus blandió tranquilamente a la Espada Real Mata Dioses.
El golpe fue más rápido que la visión dinámica de Zenberu.
Su velocidad sobrepasaba por mucho la agilidad de Zenberu—
La espada cortó fácilmente su cuerpo—
La sangre salió a borbotones del cuerpo decapitado de Zenberu y éste colapsó sobre los humedales. Momentos después, su cabeza cayó al suelo.
«… Bueno entonces, quedan dos… He oído de su fuerza de parte de Ainz-sama, entonces ustedes dos realmente son los que lograron llegar al final.»
Cocytus que no se había movido ni un solo paso desde el inicio de la batalla, miró a los dos que quedaban y agitó su espada. La espada pareció emitir un humo blanco, y la sangre y los restos en ella desaparecieron sin dejar rastro. El movimiento fue tan elegante que parecía capaz de acabar con todo en el mundo.
Zaryusu se había recuperado lo suficiente como para ponerse de pie y Shasuryu había tomado la espada en su espalda. Los dos haciendo frente a Cocytus en una formación de pinza. Zaryusu tomó algo de la sangre que caía de su herida y se pintó la cara con ella.
Parecía la pintura de guerra usada para invocar a sus ancestros, para que desciendan sobre ellos.
«— Hermano menor, ¿cómo están tus heridas?»
«Nada bien, aún siento el leve palpitar de un dolor punzante. Aunque todavía puedo usar mi espada unas cuantas veces.»
«Entonces es así… ¿Eso debería bastar cierto? En realidad, mi mana se ha agotado, perderé la conciencia si no tengo cuidado.»
Shasuryu apretó los dientes, probablemente estaba riendo. La expresión de Zaryusu cambió cuando oyó eso.
«… ¿A sí? Te estás exigiendo demasiado, hermano mayor.»
Zaryusu suspiró suavemente con una sonrisa y relajó sus hombros. Su brazo en el que sostenía la espada descendió.
Un dolor intenso golpeó su pecho, pero Zaryusu hizo todo lo posible para ignorarlo.
No abandones las esperanzas hasta el último momento— Zaryusu seguiría sosteniendo su espada.
Desde un comienzo, él sabía que no había oportunidad de ganar.
La derrota era inevitable, pero no podía simplemente rendirse.
Rendirse significaría haber estafado y robado las vidas de incontables hombres lagarto, habiéndoles mentido diciéndoles que saldrían victoriosos. Ya que habían hombres lagarto que le creían a este mentiroso, él no aceptaría la derrota.
Dando todo de sí hasta el último momento—
«¡Todavía puedo blandir mi espada!»
El rugido de Zaryusu hizo eco en los alrededores.
El sonido que pudo oírse provenía de los dientes que sobresalían de la boca de Cocytus.
«Un buen rugido—»
Cocytus probablemente estaba riendo. No era el sonido de alguien poderoso mirando con desprecio a los débiles, sino el de un guerrero reconociendo a su igual.
«Muy bien, hermano menor. Luchemos hasta el mismo final.»
Shasuryu rió también.
«Está bien… Mis disculpas por la espera, señor Cocytus.»
Cocytus simplemente se hundió de hombros en respuesta a las palabras de Zaryusu.
«No te preocupes, sería muy descortés interrumpir la despedida de dos hermanos. Prepárense para morir… Ah, parece que ya lo están, ¿no es cierto?»
Frente a Zaryusu y Shasuryu que dieron un paso adelante, Cocytus agitó su espada y dijo:
«Digan sus nombres.»
«Shasuryu Shasha.»
«Zaryusu Shasha.»
«… Los recordaré, los recordaré a ustedes dos, guerreros. También tengo que disculparme, normalmente lucharía con un arma en cada mano… No los estoy menospreciando, pero no son lo suficientemente fuertes como para que lo haga.»
«Realmente una pena.»
«Absolutamente correcto— ¡vamos!»
Overlord Volumen 4 Capítulo 5 Parte 2
Los dos se lanzaron hacia Cocito, haciendo salpicar el agua de los humedales mientras corrían.
La ligera diferencia en sus velocidades desconcertó a Cocito.
No entraron en su rango de ataque al mismo tiempo. Shasuryu fue el primero en hacerlo. Sintiendo una trampa, Cocito aguardó a que hicieran su jugada.
Ya que Shasuryu fue el primero en entrar en su área de ataque, Cocito estudió con cuidado su siguiente movimiento.
Shasuryu se detuvo justo antes de ingresar al rango de la espada de Cocito y…
"¡「Atadura de Tierra」!"
…Lanzó un hechizo.
Incontables cadenas formadas de barro saltaron hacia Cocito, y Zaryusu corrió con todas sus fuerzas. Incluso había ocultado a Frost Pain detrás de su espalda para que su oponente no pudiera determinar su rango de ataque.
La declaración de Shasuryu, "Casi se me ha agotado el mana", fue simplemente una treta para engañar a Cocito. Si él hubiera caído en la trampa, tal vez habría sido atado por las cadenas místicas y habría sido golpeado por el ataque desde atrás de Zaryusu.
Sin importar cuán resistente fuera el exoesqueleto de su oponente, él debería ser capaz atravesarlo si ponía toda su fuerza en el filo de su espada. Con eso en mente, Zaryusu había abandonado toda la defensa para enfocarse en el ataque, y el golpe resultante debería haber sido muy fuerte.
(Parece. Muy. Confiado. En. Su. Espada.)
Cocito podía entender cómo se sentía, porque justo como él, Cocito sentía emociones intensas por las armas que poseía. En particular, la espada que ahora tenía en la mano, que alguna vez había sido usada por su creador, era especialmente significativa para él. Por lo tanto, a pesar de lo desequilibrada que haría la batalla, Cocito insistió en entrar al combate con la Espada Imperial Mata Dioses, como muestra del respeto supremo que sentía.
Sin embargo, se equivocaban en una cosa. Su oponente en este momento era el Guardián del 5to Piso de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick.
"… Mis. Defensas. No. Pueden. Ser. Atravesadas. Por. Alguien. Cuyo. Nivel. Es. Inferior. Al. Mío."
Las cadenas de lodo rebotaron en el instante antes de poder tocar a Cocito, cayendo de vuelta a los humedales como barro. Los hechizos de bajo nivel no podían penetrar las defensas mágicas de Cocito.
«¡「Ráfaga Congelante」!»
Al mismo tiempo que resonó el rugido, un vórtice de neblina blanca se desató y rodeó a Cocito.
Un esfuerzo inútil.
Cocito era inmune al daño por congelación, así que mientras la brisa gentil de neblina superfría soplaba a su alrededor, él esperó con paciencia a que Zaryusu y Shasuryu entraran en su rango de ataque.
Poco después, el momento que había estado esperando llegó. Sin embargo, Cocito vaciló un instante, preguntándose: ¿Podré detener a mi enemigo con solo cortar su cabeza?
Frente al ataque total de Zaryusu, Cocito no pensaba que decapitarlo sería suficiente para detener su avance. La imagen de un cuerpo decapitado atacándolo apareció su mente.
Si ése era el caso, entonces primero tomaría sus brazos, y luego su cabeza.
(No, Eso. No. Sería. Lo. Suficientemente. Limpio. Lo. Mejor. Será. Acabarlo. De. Un. Golpe.)
Zaryusu se lanzó con todas sus fuerzas, dedicando cada fibra de su ser al ataque, pero seguía siendo demasiado lento para Cocito.
Un sombra negra apareció entre la neblina; Zaryusu blandió su espada en una estocada, y Cocito la atrapó fácilmente entre los dedos, como lo había hecho anteriormente.
Cocito no sintió frío en los dedos. Probablemente Zaryusu sabía que Cocito era inmune al frío y no había usado esa habilidad.
El golpe había sido rápido, pero él lo había bloqueado con demasiada facilidad. Eso desconcertó a Cocito. Sin embargo, las dudas se disiparon en un instante. La vida de su enemigo terminaría con un movimiento de la Espada Imperial Mata Dioses, así que no había nada más que pensar.
Y luego sólo quedaría uno más de ellos.
(Así. Que. Sólo. Fue. Un. Ataque. Temerario…)
Justo cuando iba a atacar algo decepcionado, cambió de parecer.
(Ya. Veo…)
"¡Ohhhhh!"
Con un poderoso rugido, el mandoble descendió atravesando la neblina congelante suspendida en el aire. El golpe de Shasuryu arrastraba un vendaval a su paso, que dispersó la neblina helada.
La Atadura de Tierra, el ataque de Zaryusu, la Ráfaga Congelante, todos ellos habían sido señuelos.
Aunque debía tener cuidado de que Zaryusu lo apuñalara con Frost Pain, el corte descendente de Shasuryu con el mandoble produciría un daño mayor, así que eso debía haber sido lo que estaban planeando. Sin embargo…
"Los. Ataques. Sorpresa. Deben. Ser. Realizados. En. Silencio."
En la medida en que no pudieran eliminar los sonidos que hacían mientras corrían por la ciénaga, realmente no podía calificar como ataque sorpresa. Cocito estaba intrigado, ¿Realmente valía la pena recibir el daño congelante por esto? ¿O era sólo un esfuerzo inútil?
Aun así, era verdad que su oponente había ingresado en su rango de ataque.
Ahora que el arma de Zaryusu estaba en sus manos, no había nada que temer de él. Lo único que iba a cambiar era el orden en el que morirían. Habiéndolo decidido, Cocito blandió la Espada Imperial Mata Dioses.
Dio en el blanco.
Shasuryu fue partido a la mitad junto a su mandoble. Antes de que el cuerpo golpeara el suelo, Cocito retrajo su espada, planeando atacar a Zaryusu…
…Y entonces, los dedos con los que sostenía a Frost Pain se resbalaron.
Sorprendido, Cocito miró sus dedos para ver qué era lo que había producido el deslizamiento.
Entre la neblina blanca suspendida en el aire, vio sangre roja y brillante.
(¿Sangre?)
Estaba confundido.
Se preguntó cuando había llegado allí, y luego, mientras veía el rostro de Zaryusu entre la neblina, de pronto lo entendió.
La sangre que había esparcido en su cara no había sido pintura de guerra, sino que había sido para cubrir su espada.
La Ráfaga congelante tampoco había tenido la intención de herir a Cocito o de esconder la posición de Shasuryu. Su propósito había sido ocultar la sangre que recubría la espada. Ésa también era la razón por la que había ocultado la espada en su espalda.
Cuando bloqueó el ataque de Zaryusu la primera vez, Cocito lo había hecho con los dedos. Zaryusu lo había recordado, y había apostado a la minúscula posibilidad de que lo haría de nuevo. Por lo tanto había llegado a estos extremos para preparar el campo de batalla para lograrlo. Justo en ese momento, un rayo de electricidad atravesó el cerebro de Cocito.
(¡Así. Que. Fue. Por. Eso. Que. Su. Ataque. Se. Sintió. Tan. Débil! ¡Fue. Eso! El. Plan. De. Lubricar. La. Espada. Con. Sangre. Para. Que. Lograra. Pasar. No. Funcionaría. Siempre. ¡Para. Crear. Esta. Oportunidad, Redujo. La. Velocidad. De. Su. Ataque. Para. Hacerme. Pensar. Que. Sería. Fácil. Atraparlo!)
La espada se resbalaba lentamente, acercándose al cuerpo azul pálido de Cocito. Ahora que Zaryusu había puesto toda su fuerza e incluso el peso de su cuerpo en el ataque, ni siquiera Cocito podría detenerlo, no con dos dedos cubiertos de sangre.
Si la hubiera atrapado un poco más lejos de él, tal vez podría hacer algo, pero a esta corta distancia, se le habían acabado las opciones.
Cocito estaba tan conmovido que tembló.
Aunque había sido necesario un poco de suerte, éste era un ataque que había requerido de múltiples apuestas, cada una de las cuales había dado resultado. Lo más importante era que sin Shasuryu, nada esto habría sido posible.
No era posible que Shasuryu hubiera entendido la maniobra de Zaryusu, pero siendo el hermano mayor, había puesto toda su confianza en su hermano menor, hasta el punto de sacrificar su vida. Ese ataque sorpresa inútil y el grito, todo había sido para desviar la atención de Cocito de su hermano menor, sólo por un instante. Un único instante.
Y sólo por un momento, mientras Zaryusu empujaba a Frost Pain hacia él con todas sus fuerzas, las mandíbulas de Cocito temblaron.
"En. Verdad. Magnífico-"
Y la espada golpeó el cuerpo de Cocito… sólo para ser desviada fácilmente. Su cuerpo, que brillaba de un color ligeramente azulado, ni siquiera tenía un rasguño.
Éste era el resultado de la brecha infranqueable que separaba a los NPCs del nivel más alto en Nazarick de un simple Hombre Lagarto.
"Perdóname, Pero. Poseo. Una. Habilidad. Que. Anula. Temporalmente. Los. Ataques. De. Armas. Con. Encantamientos. Débiles. Una. Vez. Que. Hago. Uso. De. Ella, Tus. Ataques. Son. Inútiles."
Había sido un buen golpe, y Cocito sentía que dejar una cicatriz como muestra de respeto hacia estos guerreros sería lo apropiado. Sin embargo, se encontraba bajo la mirada de un Ser Supremo, y no podía hacerlo en su posición de Guardián.
Deliberadamente, Cocito dio un paso hacia atrás, salpicando el lodo y manchando su hermoso cuerpo azul.
Fue un solo paso.
No significaba nada. Retroceder no haría ninguna diferencia para él. Zaryusu iba a morir, y Cocito iba a ganar.
Sin embargo, ese paso era una señal de reconocimiento de alguien fuerte, Cocito, hacia alguien débil, Zaryusu.
Zaryusu sonrió, de la manera en la que alguien lo haría al conocer muy bien lo que el destino le deparaba y aun así yendo a su encuentro. Mientras lo hacía, Cocito blandió su espada hacia abajo…