Luego de terminar de exterminar a las bestias no-muertas, los hombres lagarto relajaron sus cansados hombros y suspiraron aliviados. Estaban tristes por los que habían perdido, pero también mostraban una leve sonrisa.
Había muchos heridos, pero se consideraban afortunados porque no habían sufrido más perdidas. Si las hadas de los humedales no se hubieran unido al combate… No, si hubieran aparecido un poco más tarde, sus formaciones de batalla hubieran caído y ellos hubieran sufrido una derrota aplastante.
«Vamos.»
Dijo uno de los Guerreros Jefes, anunciando el comienzo de la siguiente batalla.
Todos estaban débiles por la fatiga, y sólo lograron coger sus armas luego de algún tiempo. Parecían demasiado cansados como para blandirlas, tal vez estaban exhaustos, pero la guerra no había terminado.
Era necesario que se hicieran cargo de los zombis a la distancia y que tuvieran cuidado de los refuerzos enemigos.
«Bien, lleven a los heridos graves de vuelta al pueblo, el resto sígannos—»
Un súbito estallido de fuego interrumpió lo que estaba diciendo.
Una ola de calor irradió los alrededores, las dos hadas atrapadas en medio de las llamas se balanceaban débilmente.
Luego de que las llamas se disiparan completamente, la apariencia de las dos hadas era terrible. Estaban a punto de colapsar debido a ese único ataque.
Antes de que nadie pudiera siguiera gritar, hubo un nuevo estallido de fuego. Las hadas no pudieron resistir el ataque y sus cuerpos comenzaron a desmoronarse, dispersándose en el fuego.
Las poderosas hadas que había demostrado una fuerza sin rival contra las bestias no-muertas habían desaparecido. Los hombres lagarto no podían entender lo que estaba pasando y mostraban expresiones en blanco.
¿Qué había sucedido?
Ellos sabían que las hadas de los humedales habían sido destruidas, pero se negaban a aceptar esta realidad. Si las dos hadas de los humedales realmente habían sido derrotadas, eso significaba que un monstruo más poderoso que ellas estaba acercándose.
Los hombres lagarto no pudieron suprimir su confusión y miraron con miedo a sus alrededores. Cuando vieron al no-muerto a la distancia, nuevamente una bola de fuego fue lanzada de una de sus manos.
La bola de fuego del tamaño de una cabeza humana, voló por el aire y estalló en medio de las tropas de hombres lagarto.
Normalmente, el fuego se extinguiría al entrar en contacto con el agua. Pero esta bola de fuego era un fenómeno mágico e ignoró el sentido común. En el momento en que la bola de fuego golpeó la superficie del agua, explotó como si hubiera colisionado con el suelo firme, creando un tornado de fuego.
La explosión de fuego envolvió a varios hombres lagarto… y desapareció.
Una ilusión… había desaparecido tan rápido que esto era lo que parecía. Pero el olor a carne quemada… de los hombres lagarto inmóviles en el suelo definitivamente no lo era.
El no-muerto avanzó lentamente; su actitud tan despreocupada y arrogante. Ése era el ritmo de un ser poderoso que confiaba en su fuerza.
Mientras los hombres lagarto dudaban si debían o no cargar contra él, justo como habían hecho con los esqueletos arqueros, una bola de fuego golpeó nuevamente.
La poderosa explosión segó la vida de varios hombres lagarto en un abrir y cerrar de ojos.
Este poder sobrecogedor hacía parecer que la batalla anterior había sido sólo un juego.
«¡Warrgghh!»
Los hombres lagarto rugieron y se libraron del miedo en sus corazones. En el momento que varios de ellos estaban a punto de lanzarse contra el enemigo sin preocuparse por sus propias vidas, una fría voz erupcionó desde una distancia inimaginablemente lejana.
«—Tontos.»
Con esta palabra, otra bola de fuego quemó a los hombres lagarto que habían comenzado a moverse antes de que pudieran gritar siquiera.
El no-muerto se movía lentamente, y los cientos de hombres lagarto inmediatamente dieron un paso hacia atrás. El muro que separaba a los verdaderamente fuertes de los débiles los empujaba hacia atrás.
«¡Corran!»
Un sentido rugido se oyó, sorprendiendo a los hombres lagarto como un relámpago. Era uno de los Guerreros Jefes.
«¡Ese tipo es diferente a los otros enemigos! ¡No somos rivales para esa cosa!»
Era cierto. El enemigo avanzaba lentamente por sí solo, esa majestuosa actitud hacía que todos los hombres lagarto sintieran un escalofrío en la piel.
«Regresen y reporten esto a los Jefes de Tribu y a Zaryusu.»
«¡Ganemos algo de tiempo!»
Nuevamente explotó otra bola de fuego, matando a varios hombres lagarto.
«¡Corran!¡Reporten esto!»
Los cinco Guerreros Jefes ordenaron a los hombres lagarto que escaparan mientras ellos estimaban la distancia entre ellos mismos. Se separaron teniendo en cuenta el rango de la explosión de la bola de fuego, su objetivo era que uno de ellos llegue hasta el enemigo. Ése era el propósito de esa formación suicida.
Los cinco se miraron el uno al otro después de separarse, y luego corrieron a toda velocidad.
La distancia era de unos cien metros. Era una distancia imposible, pero aún así corrieron con todas sus fuerzas. Sabían que incluso si caían mientras se precipitaban hacia el enemigo, esto dejaría pistas para los Jefes de Tribu y para Zaryusu que estaban observando desde atrás.
♦ ♦ ♦
Los hombres lagarto escaparon, dispersándose como arañas recién nacidas.Zaryusu observaba esta escena con tranquilidad. No, Zaryusu había estado observando cada momento de ésta desde que el poderoso enemigo se había mostrado. Observando al no-muerto que esparcía las llamas de la muerte.
Los movimientos de su enemigo eran diferentes a los de los poco inteligentes enemigos de antes, probablemente él era el comandante.
El no-muerto había comenzado a usar el ataque de área amplia 「Bola de Fuego」 cuando los cinco Guerreros Jefes se encontraban aproximadamente a cien metros de él. A pesar de que atacaban desde cinco direcciones distintas, todos los Guerreros Jefes habían sido quemados vivos a medio camino.
«Es momento de que luchemos nosotros.»
Zaryusu asintió estando de acuerdo con Zenberu, Crusch también hizo lo mismo. Ella reconoció que había llegado el momento en el que tal vez tendría que sacrificarse en el campo de batalla.
«Cierto, es nuestro turno. Ese tipo es demasiado poderoso. Probablemente se trata de la mano derecha de ese tal Ser Supremo y es el comandante de este ejército… Como mínimo, debe tratarse de alguien poderosísimo.»
«Es verdad, es imposible que cualquiera pueda controlar a tantos no-muertos de ese nivel. Pero ¿cómo haremos esto? Está demasiado lejos.»
La pregunta de Crusch le dio dolor de cabeza a Zaryusu.
Su objetivo no era sacrificarse en la batalla, así que requerían una estrategia.
Zaryusu y Zenberu no podían luchar desde tan lejos, ellos debían acercarse para atacar cuerpo a cuerpo. El problema era esa distancia de cien metros.
Zaryusu y los otros podían soportar unos cuantos golpes de bolas de fuego, pero sufrirían más de un par de ataques antes de cerrar la brecha. Y la verdadera prueba comenzaría luego de alcanzar a su objetivo. Era fácil de ver que enfrentar directamente los ataques de bolas de fuego los mataría.
«Qué distancia tan desesperantemente grande.»
«Ah… Tienes razón, no esperaba que una distancia de cien metros pudiesen ser tan grande.»
El grupo de Zaryusu pensó sobre cómo alcanzar al enemigo sin ser heridos… o sufriendo heridas mínimas.
«¿Qué tal cavando un túnel a través de los humedales?»
«Incluso con los poderes de los druidas… eso sería difícil. Sería grandioso si pudiéramos usar 「Invisibilidad」.»
Ellos podrían acercarse inmediatamente sin ser vistos usando 「Vuelo」 luego de usar 「Invisibilidad」. Pero estos no estaban entre los hechizos que un druida podía aprender.
«¿Qué tal si hacemos un escudo y lo usamos mientras avanzamos?»
«Hacer un escudo tomaría demasiado tiempo.»
«¿Qué tal si desmantelamos… una casa?»
Zenberu sonrió irónicamente porque sabía que la propuesta que acababa de hacer no funcionaría. El enemigo estaba atacando con explosiones de bolas de fuego, incluso si pudieran protegerse por un lado, el calor penetraría por otro. No tenían tiempo de construir un escudo de cuerpo completo para protegerse del calor.
«Oh cierto… hay otra forma.»
«¿Qué sucede, Zaryusu?»
Crusch preguntó con un poco de temor. ¿Puse una expresión tan aterradora? Pensó Zaryusu. Pero no podía evitarlo, estaba tan afligido que quería maldecir.
«No… Es sólo que… encontré un escudo.»
♦ ♦ ♦
Iguva asintió con satisfacción por la situación actual.
Todo marchaba bien. Los dos Gigantes de Carne Sangrienta seguían luchando, pero él estaba acercándose cada vez más al pueblo.
Hubo varios hombres lagarto tontos que quisieron enfrentarlo, pero luego de presenciar el poder de las bolas de fuego parecieron entender que sus acciones eran inútiles. Los cinco que se habían separado antes de atacarlo eran los que mantenían el mejor récord hasta ahora, pero sólo habían logrado llegar a cincuenta metros de él.
Mientras avanzaba en silencio era como si Iguva estuviese caminando sólo en el desierto. El podría burlarse con piedad de lo débiles que eran los hombres lagarto, pero no bajaría su guardia.
La distancia al pueblo objetivo era corta. Él planeaba disparar bolas de fuego consecutivamente y arrasar con las casas junto con los hombres lagarto.
Pero los hombres lagarto definitivamente tratarían de evitar que llegue al pueblo. Ya debería ser tiempo de que alguien lo atacase. Iguva, que estaba reflexionando sobre esto, vio que tenía razón.
«… Oh, ya veo.»
Iguva vio a una hidra dirigiéndose directamente hacia él.
Si esta era la carta del triunfo de los hombres lagarto, él la aplastaría con una fuerza abrumadora y le arrebataría el deseo de luchar. Eso haría que la destrucción del pueblo fuese más simple.
Para asegurarse, Iguva buscó a otros enemigos en las cercanías y en el cielo. Luego de confirmar que estaba despejado, Iguva se detuvo y esperó sin prisa a que la Hidra ingresara a su rango de ataque.
Cuando la hidra ingresó a la región en donde era difícil determinar si estaba dentro de su rango de ataque, comenzó a correr. Así es, corría a toda velocidad hacia Iguva.
«Tonto, ¿cree que pueden cubrir esta distancia con su velocidad de caracol? Las bestias siempre serán bestias.»
Iguva rió burlándose y disparó la bola de fuego que había conjurado hacia la hidra.
La bola de fuego voló de frente y golpeó con precisión a la hidra cubriéndola en la erupción de fuego.
Aunque la hidra se tambaleó, continuó avanzando. Seguía corriendo a pesar de que estaba en llamas. No, las llamas se disiparon instantáneamente, había sido sólo la imaginación de Iguva. La escena ante Iguva expresaba la determinación ejemplar de la hidra.
Iguva frunció el ceño con molestia. Su orgullo había sido seriamente herido cuando la bestia había soportado el ataque.
De hecho, parecía que habían lanzado un efecto de resistencia contra daño sobre la hidra, pero no se trataba de un hechizo de alta gama y no podía negar todo el daño.
(… Recuerdo que las hidras tienen la habilidad especial de la rápida regeneración… Pero no debería funcionar contra ataques de fuego… No importa, tiene una gran vitalidad debido a que es un monstruo. No es de sorprender que haya soportado un ataque.)
Iguva se consoló pensando esto, pero no podía apaciguar su ira. Iguva era una criatura especial creada por el Ser Supremo, Ainz Ooal Gown. Era irrespetuoso que el enemigo no cayera con su ataque.
Iguva lanzó una mirada helada hacia la hidra, que era el opuesto a la cólera hirviente que sentía.
«… Qué desagradable, ¡muere!»
Una vez más disparó una bola de fuego, cubriendo a la hidra nuevamente en llamas. Incluso desde esa distancia daba la impresión de que su carne se rostizaba. Las heridas tal vez no eran fatales, pero harían que dudara de seguir avanzando.
Pero—
«— ¿Por qué no se detiene? ¿Por qué sigue acercándose?»