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La Encarnación del Fuego

🇵🇪Nexion
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Synopsis

Chapter 1 - La Encarnación del Fuego

Una abismal noche infinita observaba desde los altos cielos la capital del Imperio Yang.

Pese a la poca visibilidad, los ciudadanos del imperio corrían emocionados, encendiendo antorchas y faros, formando grupos de búsqueda y adquiriendo armamento de caza y rastreo.

Poco a poco, las luces fueron iluminando la ancestral ciudad como si un mar de estrellas celestiales descendiese sobre la tierra mortal.

Codicia y esperanza surcaban los mortales ojos de los ciudadanos. El objetivo era claro, una pluma. El Emperador había declarado la caída en cama de la Emperatriz por una misteriosa y desconocida dolencia.

En su desesperación, invocó desde el lejano norte, al famoso Sabio Ruen. Quién, pese a sus diferentes e ingeniosos tratamientos fracasó. No obstante, con su experiencia y vasto conocimiento, declaró con certeza que solo la pluma de un Fenghuang podía salvar a la Emperatriz.

Inmediatamente un decreto imperial fue emitido y una inimaginable recompensa fue ofrecida.

Las masas actuaron, más la verdad se ocultaba bajo un denso velo de oscuridad.

-

Bajo el continuo descenso de la lluvia producida por la siniestra sombra que se formaba sobre la capital, un elegante y refinado carruaje recorría los rurales caminos de un bosque con dirección al norte, cuando de repente, de manera inesperada se detuvo. Luego, una pequeña sirvienta desmontó para abrir un hermoso paraguas bordado con el diseño de un majestuoso Qilin en llamas, el cual parecía evaporar cada una de las gotas que infructíferamente intentaban humedecer su superficie. Instalado el escenario, un decrepito anciano descendió del carruaje lentamente. Contrario a la apariencia física del anciano, sus ojos resplandecían como estrellas, emanando una profunda sabiduría y experiencia.

El anciano sonrió ligeramente, —Había oído hablar del reservado príncipe YongLiang, más no había tenido la oportunidad de conocerlo. ¿Puedo saber a qué debo está inesperada visita?, su honorable excelencia. —

De la sombra de un árbol cercano, sin producir sonido alguno, un hermoso joven de tez firme y cejas como espadas apareció. Vestía una túnica roja, color fuego con lujosos bordados dorados.

YongLiang lanzó un pequeño saco al anciano y fríamente dijo —Viejo Ruen, necesito saber el estado real de mí madre. —

El anciano ignoró arrogantemente las palabras de YongLiang y de manera relajada procedió a investigar el contenido del saco, pero al advertir su especial contenido, sus ojos se abrieron de par en par y miró sorprendido al príncipe —¡T-tú! ¿Cómo? ¡Ahg!, no importa, no quiero saberlo. —, dijo de manera complicada mientras guardaba rápidamente el saco entre sus ropas y miraba al rededor nerviosamente. —Solo lo diré una vez ¿Entendido? Gracias a ti no podré volver al imperio nunca más. — rió amarga y sarcásticamente.

—Como sabes, antes de que la Emperatriz te adoptara, pertenecía a un prestigioso clan al oeste, que poseía una poderosa habilidad hereditaria vía sanguínea, más sus enemigos al sentirse amenazados conspiraron su aniquilación. Una sobreviviente huyó hacia el este, en donde fue recibida por el Emperador, con quién contrajo finalmente matrimonio. La enfermedad que tu madre padece es una inestabilidad en su linaje sanguíneo, la pluma divina recetada, debido a la similitud de afinidad elemental servirá como catalizador para poder extraer el poder excedente y estabilizar su condición. —

El ceño de YongLiang se frunció y una mirada feroz se alzó contra el anciano, —¿Existe algún límite en la transferencia? —

La pregunta pareció confundir al anciano, quien respondió cuidadosamente, —No realmente, además la voluntad de las partes es fundamental. — Sin embargo, en ese momento una idea surco su envejecida mente y su rostro palideció, —¿N-no estarás insinuando? — Luego soltó una carcajada, —Es imposible, joven príncipe. Sé perfectamente que ese antiguo clan de jerarquía matriarcal poseía el concepto del Yin. ¿Por qué algún hombre iría a querer asimilar un concepto femenino?, profundizas en ello innecesariamente. — sonrió el anciano amablemente, conmovido por la preocupación advertida.

Pero para su sorpresa, YongLiang partió inmediatamente en dirección a la ciudad imperial. El anciano y la sirvienta quedaron plantados bajo la lluvia mirándose de forma extraña. — BaiLing, vámonos rápido, al parecer hemos sido peones en un macabro juego. — suspiró Ruen frustrado.

-

YongLiang avanzaba a un ritmo inhumano por los bosques y caminos en dirección a la ciudad imperial, en su corazón la preocupación se convertía en angustia y finalmente en ansiedad.

Al acercarse accidentalmente a una posada, sus agudos oídos lograron percibir las conversaciones que en ella se desarrollaban. De pronto, una noticia lo azotó como un relámpago.

—¿La pluma fue encontrada?,— YongLiang palideció.

Sin mayor dilación salió disparado hasta finalmente llegar a la puerta principal de la ciudad, donde pudo advertir una gran cantidad de guardias posicionados, así como diferentes palanquines reales estacionados a su alrededor.

YongLiang no perdió más tiempo, extrajo su token imperial y se abrió paso entre la multitud hasta llegar con los guardias que custodiaban la entrada, más para su sorpresa, la comúnmente amigable expresión de los guardias no emergió, en su lugar una fría mirada se formó mientras otro grupo se acercaba rodeándolo.

—¿Qué significa esto? ¿Por qué bloqueáis el ingreso de un príncipe? —, preguntó enfurecido.

Los guardias permanecieron mudos e indiferentes, más una voz arrogante resonó a sus espaldas.

De uno de los palanquines reales un joven de armadura plateada descendió y rió burlescamente, —Falso Hermano, ¿Acaso no sabes que la ciudad ha sido sellada? Padre está precediendo el tratamiento de la Emperatriz, el ritual es delicado por lo que es necesario tomar precauciones, ¿Por qué no esperas con nosotros? Puedes tomar asiento si lo deseas. — dijo señalando a carcajadas el suelo sucio.

En ese momento, diferentes príncipes descendieron de sus palanquines seguidos de sus respectivas escoltas. En sus ojos, YongLiang pudo advertir una mirada despectiva y de desprecio.

Más la situación era especial y los hilos del destino determinaban que el momento había llegado.

YongLiang siempre había sido conocido por su reservada actitud, sus principales actividades consistían en merodear la biblioteca imperial y meditar en su residencia. No poseía amigos dignos de mención, ni talento en artes marciales, clásicas o políticas. Normalmente un príncipe así habría caído en el olvido. Más su conexión con la Emperatriz, quien lo había adoptado desde pequeño y lo trataba como su verdadero hijo, lo convertían en una gran lámpara para celos y envidia.

No obstante, pese al relativo tratamiento preferente, nadie esperaba nada de él.

Una persona más, destinada a la mediocridad, susurraban las voces del palacio en la oscuridad.

Incluso parecía que el cielo y la tierra lo miraban con desprecio.

Pero cuando la oscuridad y la desesperación descienden en un corazón, aquel que sigue su voluntad no es una persona ordinaria.

Sin mayor titubeo, lanzó un terrorífico e imponente golpe contra el rostro del príncipe que lo había humillado, quien salió disparado dando vueltas sin parar hasta desplomarse. Su rostro estaba completamente destruido y le faltaban varios dientes, con ayuda de sus guardias intentó balbucear algunas ordenes incomprensibles, más por la mirada llena de furia que poseía, las indicaciones eran claras.

Los guardias reales desenfundaron sus armas para proceder a someter al príncipe rebelde, pero antes de que pudieran reaccionar, una larga lanza rojiza de aspecto divino apareció en las manos de YongLiang, tenía el nombre Zhu Rong gravado en oro y desprendía masacre.

YongLiang avanzó imparable hacía la puerta mientras era asediado por los guardias sin resultado alguno, pues cada movimiento de su lanza pintaba el suelo de sangre. Los perpetradores caían a la tierra que los vio nacer como flores marchitándose durante un rojo invierno. Al cabo de unos minutos, el ahora demoniaco príncipe ingresó a la ciudad.

Los príncipes menores observaron aterrorizados lo ocurrido, sus piernas temblaban y un gélido sudor recorría sus espaldas. Nadie habría podido predecir que el reservado príncipe poseyera tal nivel de destreza marcial y poder absoluto.

Una caótica tormenta se avecinaba a la capital.

YongLiang había logrado llegar al palacio. Avanzado prudentemente y evitando confrontamientos innecesarios. A través de pasajes secretos logró llegar al salón principal, donde para su horror, sus sospechas fueron confirmadas.

La Emperatriz presentaba una mirada vacía y carente de voluntad. Sobre su cráneo, una mujer desconocida de aspecto espectral, posaba sus manos murmurando diferentes palabras incoherentes y místicas. Delante de ambas, una pluma dorada y brillante se alzaba, conectando y traspasando el poder que surgía de su madre hacía un hombre cubierto de vestimentas doradas y portando una gran corona de la cual brotaban dos hermosos cuernos.

YongLiang pudo ver como poco a poco la fuerza vital de su madre se iba desvaneciendo y aprovechando que la atención de los presentes se encontraba en el ritual, posicionó firmemente sus pies y disparó con una monstruosa fuerza su lanza contra la mujer.

Zhu Rong atravesó parcialmente a la bruja, quién aulló ante repentino dolor, para inmediatamente intentar retirar la lanza de su cuerpo, pero al posar sus delicadas manos en el arma, una llamarada infernal brotó calcinando su cuerpo velozmente. En sus ojos podía verse claramente una confusión que se extinguía con todo su ser.

Por otro lado, libre del trance de la bruja, la Emperatriz cayó al suelo para débilmente abrir los ojos y advertir lo ocurrido, mientras que el Emperador palidecía y empezaba a vomitar sangre ante la interrupción del ritual.

YongLiang no perdió el tiempo, rápidamente invocó su lanza y se abalanzó contra el Emperador.

Estatus, títulos o poder, eran indiferentes. El hombre en su delante había intentado asesinar a su madre, separándola de él por siempre, por ello, debía morir. Nadie podía obstaculizar su voluntad, sí Inmortales y Budas interferían, YongLiang asesinaría Inmortales y aniquilaría Budas.

El Emperador vio el poder destructivo de la lanza y no ocultó más sus habilidades, su cuerpo empezó a temblar furiosamente para aumentar rápidamente de tamaño. En un instante, frente a YongLiang, se alzaba una gigantesca serpiente negra, con varias escamas doradas y dos enormes cuernos en su frente.

La Emperatriz exclamó, —Es una serpiente divina, quiere utilizar mi sangre para balancear el Yang de su sangre draconiana y purificarla, anhela convertirse en un dragón real. —

El Emperador rugió intimidantemente y abriendo sus fauces se abalanzó contra YongLiang. El príncipe habilidosamente esquivó a la bestia con un gran salto y girando en el aire profirió un letal corte en los ojos de la bestia dejándola ciega.

—Osas intentar utilizar la sangre de mi raza para tus mediocres sueños, tu sentencia está dictada. —, dicho esto, de su cuerpo, un aberrante mar de llamas nació y para cuando la serpiente pudo recuperar la visión, la escena frente a ella la horrorizó hasta el alma.

Una colosal tormenta de fuego rodeaba todo el palacio, en el centro de ella YongLiang se alzaba como un ser divino, su cabeza sostenía el cielo de la creación, sus ojos eran astros reyes que iluminaban la existencia misma, sobre su espalda la clara y pura luna descansaba, sus alas eran tormentas furiosas incontrolables, sus pies, tierra eterna donde la vida nacía y una etérea cola se conectaba con los cuerpos celestiales más allá del firmamento.

El Emperador no pudo evitar sentirse insignificante y tartamudeando en desesperación miró a su esposa, —I-imp-posible, ¿Un descendiente del-l clan Feng? ¡IMPOSIBLE! ¡TODOS MURIERON! ¡SOLO QUEDABÁS TÚ, MESTIZA! —

La Emperatriz, que pareció recuperar un poco el color, exclamando fríamente, —Esposo mío, antes de tu partida al otro mundo, aprecia el orgullo de Clan Feng, el último descendiente directo. ¡Su Excelencia, La Encarnación del Fuego! —

YongLiang como un dios en el cielo levantó su mano y finalmente el mar de llamas divinas consumieron al Emperador.

Luego, regresando a su forma humana sostuvo a su pálida madre y partió con dirección al oeste perdiéndose entre la oscuridad de la noche.

Al cabo de varios minutos, diferentes sombras avanzaron en los escombros del palacio, una de ellas susurró, —Príncipe Heredero, ¿Debemos perseguir a los asesinos? —

Otra voz le respondió jocosamente, —Déjalos, mi coronación es primordial, además, necesitamos una razón para unir las diferentes facciones restantes, luego lo cazaremos, como hicimos en antaño con el resto de su clan. —

—Una nueva era comenzará, Los Fenghuang solo aparece en tiempos prósperos ¿No? Es un buen augurio. — rió macabramente.