Empecé mi día con un rico desayuno, omelett de huevo con queso y jamón, café tinto unas tostadas con mantequilla y dulce, para terminar un jugo de manzana.
Fui a la ducha estuve allí un par de horas, al salir me empecé a poner mi ropa, una bermuda de jean color negro una polera blanca y tenis negro los más viejos que tenía, me recogí el cabello. Y así salí de casa con dirección a la concesionaria una hora más tarde de lo acordado.
Al llegar a la concesionaria todas las personas empezaron a hablar en voz baja criticando mi vestir.
- Como pueden permitir el ingreso de personas así - decían unos.
- Que barbaridad no le da vergüenza salir a la calle así - decían otros.
Rous me vio y se acerco, su cara me dio a entender que ella también sería una más del montón de las personas que hablaban a mis espaldas.
- Buenos días - exclamó en tono seco.
- Buenos días señorita- exclamé.
- Te dije que no vuelvas aquí, harás que me despida.
- Esta vez no vine por ti, rous. Así que bajale a ese tono tuyo.
- Si no viniste por mi ¿entonces a que viniste?
- Estoy buscando al dueño de la concesionaria.
- ¿Y tú para que quieres hablar con el Sr. Uzumaki?
- Eso es entre el Sr. Uzumaki y yo.
- Dudo mucho que te atienda, Andrea.
- ¿Y porque crees eso? rous.
- No te has visto al espejo, andrea. Esas no son manera de vestirse y mucho menos para entrar a una concesionaria tan respetable como está.
- Vaya y yo pensé que tu serías diferente, pero me equivoqué rous.
- ¿A qué te refieres con éso?
- Yo pensé que tú serías diferente que no te fijarias en la ropa sino en la persona.
- Claro que soy diferente, andrea. Pero hay reglas para entrar a un establecimiento como esté.
-¿Reglas?
- Si, Andrea reglas.
- Al ingresar no he visto ningún cartel donde diga esas reglas.
- Pero igual las hay, debes usar tu criterio. Fíjate aquí todas las personas están bien vestidas, y tú no.
- Yo también estoy bien vestida. Me siento muy cómoda con la ropa que me puse y eso para mi cuenta como bien vestida.
- Ya me hiciste reír, Andrea. Te voy a pedir que te retires o me veré obligada a llamar a seguridad para que te saquen.
En eso el Sr. Uzumaki se acerca con la llave del BMW en la mano.
-¿Todo bien por aquí?
- Si, sr. Sólo le estaba diciendo a ella que esas no es la manera para estar en un establecimiento tan respetable como esté.
- Buenos días señora.
- Buenos días Señor Uzumaki.
- Pasé por aquí, señora ya tenemos su pedido listo para que se lo lleve sólo faltaría su firma.
- Claro que si, caballero.
- ¿Pedido? De que pedido está hablando sr. Acaso no la ve como está vestida, lo dudo mucho que tenga ni para comprar un chicle - rous exclamó.
- Srta Rous le voy a pedir que tenga más respeto hacia la Sra Andrea.
- Tranquilo Sr Uzumaki, no le de importancia - exclamé con voz firme.
Pasamos a la oficina para arreglar los papeles de comprar y para ultimar algunos detalles de la compra.
- Señora Andrea ¿De dónde la conoce a la srta rous?
- La conocí en un café, nos hicimos amigas.
- ¿Amigas?
- Si, caballero.
Ya salimos de la oficina con dirección a donde estaba rous.
- Señorita rous acompañenos.
- ¿Dónde? Sr Uzumaki.
- vamos a entregar el BMW ya se hizo la venta y la comisión es para usted.
-¿En serio?
- Si, srta es en serio.
- ¿Y quién lo compró?
- La está viendo, srta.
- ¿Es una broma verdad?
- No srta, no es broma. Quien compró el BMW es la Señora Andrea.
- ja ja ja ya me hizo reir, Sr. Acaso no la ve , yo no le daría un peso.
- Wow, rous me dejas perpleja y yo que pensé que éramos amigas.
- Una cosa es que seamos amigas, andrea, otra es que vengas a mi trabajo y me hagas la peor broma del mundo al decir que tú fuiste quien compraste el BMW. ¿cuántos libros tuviste que vender para comprartelo?
- Señora Andrea ¿usted es escritora?
- Lo hago sólo para pasar el tiempo, Sr Uzumaki.
- Ve señor ni siquiera lo toma en serio. Ya en serio andrea deja tus bromas pesadas y te ruego que te vayas del establecimiento.
- No sabes la sopresota que te vas a llevar, rous.
- Aquí tiene las llaves, sra Andrea. Gracias por su preferencia.
- Gracias, caballero.
Abro la puerta del carro me meto, enciendo el motor y me lo llevo. Por el retrovisor veo la cara de asombro de rous.