Mientras corrían, Ronnie no dejaba de pensar en lo que había hecho. Había hincado un cuchillo a su ex amigo Peter. Lo cual había cometido un crimen. Corrieron y se dirigieron al garaje. Llegaron y limpiaron el cuchillo con guantes. Borraron las pruebas y se sentaron en círculo.
-Izan: ¡Estas loco! ¿Sabes que ahora la p*ta policía va a venir a por nosotros? No eres consciente verdad.
-Ronnie: No me quedaba otra opción. Me estaba ahorcando con sus manos, mejor dicho, me estaba matando. Le hinqué el cuchillo en la pierna para que solo le doliera la pierna y no muriese.
-Izan: Bueno, pues ya tenemos una prueba. Por si las moscas, no te duches.
El bando de Peter lo cogieron en brazo y llamaron a una ambulancia. La ambulancia llegó y recogió de inmediato a Peter. Se lo llevaron al hospital y Robbert Williams (perteneciente del grupo de los callados de clase), le tuvo que dar explicaciones a uno de la ambulancia. No tardó ni un segundo en decirle que Ronnie le había apuñalado. Se inventó lo que pudo, para dejar a Ronnie de malvado. El hombre llamó a la policía y le contó lo ocurrido. Ahí se demostró que siempre el lobo sería el malo si la historia la cuenta Caperucita. La policía empezó a meter las manos en el asunto. Mientras tanto, Ronnie y su bando permanecieron en el garaje escondidos.
Al cabo de un rato la policía llega a casa de Ronnie y le cuenta lo sucedido a su madre. Su madre empezó a llorar y le dio un ataque de ansiedad.
-Grethen Stephen: ¡Mi hijo no es un criminal!