El brazo de Aris estaba apoyado en la orilla de la bañera, su hombro y su clavícula se marcaban en esa posición. La mañana era radiante igual que su piel, y su sonrisa era cálida como los rayos que salían de la pequeña ventana, Ethan dejó todo a un lado de la bañera, y desviando la mirada hacia otro lado se quitó la camisa.
—Sabes, no sé porque, pero me encanta todo de ti, eres amable y dulce, y tu cuerpo también es muy bonito, ¿ya te lo había dicho?
—Gracias, yo...no recuerdo que me lo hayas dicho así...antes—dijo riendo nervioso.
—Pues...— puso sus manos en la orilla y apoyó su mentón sobre ellas— pues deja que te lo diga ahora—y su mirada se volvió muy intensa al mirarlo— me gusta el color de todo lo que hay en ti, es como si estuviera viendo el sol y el cielo al atardecer.
Ethan se ponía demasiado nervioso cómo para quitarse la ropa, escuchar a Aris hablar así y verlo mientras era observado con ojos cariñosos...lo hacía perder la cabeza.
Armándose de valor se quitó la última prenda de ropa y se metió, el agua subió casi hasta la orilla de la bañera y la temperatura era agradable. Quedaron frente a frente con las piernas encogidas, que se rozaban sutilmente.
—También me gusta tu apariencia, cuando te vi por primera vez sentí que estaba viendo el océano. Tus ojos son, tan hipnóticos, son como lo profundo del mar—Aris levantó una pierna fuera del agua y la cruzo sobre su rodilla— tu cabello...me recuerda a la espuma de las olas...y a las nubes...
—¿Te gusté desde que me viste por primera vez? —preguntó con ojos brillantes, llenos de emoción.
—Si, ¿por que no ibas a gustarme?
—Que bien—exclamó aliviado—no estaba seguro de cuál era tu primera impresión sobre mí, me alegra que sea buena.
Bajó su pie y lo metió dentro del agua, frotó los dedos de su pie por la pierna de Ethan, los deslizó y llegó hasta sus rodillas que estaban juntas, metió su pie entre ellas para separarlas, y siguió deslizando su pie por el resto de su pierna.
—Ahora que lo pienso, me alegra que pueda tener piernas y estar contigo, que pueda tener apariencia humana...así puedo estar más tiempo contigo, y no se vería raro y no causaría problemas
—¿A qué te refieres? —interrogó Ethan tratando de aguantar el gesto tan coqueto de Aris.
—Tu...dices que me llevarás contigo cuando te vayas de esta isla, ¿verdad?
—Si, cuando mi tripulación venga dentro de tres días.
—Pero sería raro que yo, mi verdadero yo este contigo, un tritón con un humano, tal vez ellos te vean raro. ¿Y que hay de los otros humanos? —bajó la mirada y encogió las piernas.
—Eso...
—También...aunque me convertí en humano, aun así, yo...—hizo una pausa—cuando exploraba los barcos bajo el mar encontré muchas cosas, mis favoritas son las imágenes y los libros, y cuando hablaban de...estar con alguien y amar a alguien, todos hablaban de un hombre y una mujer...—levantó su mirada y tenía un rastro de tristeza—yo no soy una mujer ¿sería mejor si fuera una mujer?, yo...no puedo ser una mujer humano...—susurró.
—No, no, no....—Ethan se acercó a él, puso sus manos sobre sus mejillas y le mostró su radiante sonrisa, con todo y hoyuelos—no tienes que ser mujer para estar conmigo.
—¿No? —su rostro volvió a iluminarse.
—Que no hayas visto o leído sobre amor entre dos hombres no significa que no se pueda.
—¿Entonces por que nunca he leído sobre eso?
—Mm, sabes eso no es algo...común. La mayoría de esas cosas no se ven a simple vista, pero si existen, y aunque hay muchos libros que hablen de esas cosas no es algo que ande por todos lados. Incluso existe el amor entre mujeres.
—Oh.
—Incluso si no existiera nada de eso yo aún te querría y no me importara.
Hay personas que miran esa clase de relaciones raras o repulsivas, pero a mi no me importa, si es raro que así sea, no trataré de convencerlos de lo contrario, es perder el tiempo, lo único que importa es estar con la persona que quieres, a ellos no les incumbe mi vida ni a mi la de ellos.
— Gracias...—se acercó con una expresión de alivio, puso sus manos en sus mejillas y lo besó.
Su pálida y fría nariz rozaba su mejilla, dejó caer todo su peso sobre Ethan, el agua casi se desborda y la madera de la bañera crujió con el repentino movimiento.
—Espera, se supone que íbamos a bañarnos.
—¿No se puede hacer esto y bañarse al mismo tiempo?
—....
—Sabia que se podía—dijo con una dulce sonrisa—pero esta bien, ¿Cómo tomas un baño normalmente?
Ethan sacó la mano y tomó los botes del suelo, vertió uno en el agua y al instante un aroma exquisito invadió la habitación.
—Esto es como un jabón perfumado, lo pongo en el agua para la piel y esto es para el cabello—dijo mostrándole los demás botes.
—Entonces empecemos— se sentó sobre sus piernas dobladas, lo miró sonriente y dijo—Cierra los ojos.
Ethan los cerró, y al instante sintió un poco de agua caer sobre su cabeza hasta que estuvo mojada por completo y escuchó a Aris decir:
—Ya puedes abrirlos.
Los abrió, pero tenía el cabello pegado en la cara.
—Uy, lo siento— se disculpó riendo, y con sus dedos lo peinó hacia atrás.
—Tu también cierra los ojos—Aris los cerró y esperó, Ethan juntó sus palmas para tomar un poco de agua y la dejó caer sobre su cabello. Habían algunos mechones rizados que se mantuvieron a pesar de estar mojados, y lo demás era lacio y se mojó con facilidad.
—Listo, ahora te pondré esto en el cabello, ten cuidado de que no te caiga en los ojos, yo también tendré cuidado.
—De acuerdo—respondió Aris mirando muy atentamente mis movimientos.
Dejó caer algunas gotas en su palma y las frotó sobre el cabello de Aris, masajeó su cuero cabelludo y la espuma empezó a ser notable, tomó un poco y la aplicó al largo del cabello y lo volvió a frotar. Ethan tuvo que levantarse un poco y ponerse de rodillas para poder lavar bien su cabello, su pecho quedó a la altura de su rostro.
Aún con los ojos cerrados Aris podía sentir que estaba muy cerca de él, así que levantó sus brazos, abrió ligeramente sus piernas, rodeó sus rodillas con ellas y lo abrazó.
—...Te gustan los abrazos—exclamó mientras sonreía un tanto nervioso, y Aris recostó su mejilla sobre su pecho también con una sonrisa.
—Si, mucho. Nunca había abrazado a alguien, se siente cálido y acogedor—Ethan se sintió triste al escuchar esas palabras...
—También me gustan los abrazos, pero sólo cuando tú los das, antes no me gustaba que nadie me tocara...bueno, aún no me gusta.
—¿Porque?
—...No lo sé. Sólo no me gusta que me toquen, pero puedo tolerarlo.
—Mm...que extraño—Ethan sentía que su cuerpo se había relajado, seguramente por el masaje en su cabello.
—Listo, sólo deja que te quite un poco el jabón de la cara— mojó sus manos y limpió sus ojos.
Aris los abrió, lo miró desde abajo y exclamó:
—Espera, yo también quiero lavar tu cabello, ¿puedo?
—Claro.
Ethan se sentó y dejó que Aris lo lavara, sus manos frotaban suavemente su cabeza, era muy relajante.
—¿Qué quieres hacer después de bañarnos? —preguntó Ethan con los ojos cerrados.
—Mm, no lo sé.
—¿Qué tal si te enseño algunas cosas divertidas de mi habitación?
—Suena interesante.
—Desayunamos ahí mientras te muestro mis cosas.
—De acuerdo—respondió y luego dijo—Listo, ya terminé—y seguido de eso sintió como el agua caía en su rostro.
Y al abrir los ojos vio el encantador rostro de Aris, su corazón se aceleraba cada vez que lo veía a los ojos, jamás le había pasado algo igual, jamás se había enamorado así de alguien, de hecho, jamás había estado enamorado. Y Ethan sintió cómo si fuera hecho para este momento, para venir aquí, para estar con él.
Ethan tomó un pequeño balde que estaba a un lado y ambos se enjuagaron, terminaron de bañarse y Aris salió del agua, una capa brillante permaneció en su piel por unos instantes y goteó hasta que líneas de agua caían por todo su pálido cuerpo, su cabello estaba pegado en toda su espalda y lo tomó para exprimirlo.
Ethan también salió, amarró una toalla a su cintura y la otra se la paso a Aris, quién la ató torpemente de igual manera y salieron de la habitación.
—Puedo subirme —preguntó mientras señalaba la cama.
—Si, relájate y ponte cómodo mientras busco algo de ropa.
—Mm, la que me diste la ultima vez era muy grande—comentó arrojándose a la cama.
—No te preocupes—Ethan se dio la vuelta y se dirigió hacia un baúl grande que estaba a un costado de la habitación—creo que aquí hay ropa que pueda quedarte bien.
—Mm...—respondió con flojera al relajarse en las sábanas.
—Robé varios barcos en los que había mucha ropa, y la fui guardando aquí—luego de buscar encontró unas que podrían quedarle, las dejó encima del baúl y salió a traer la ropa interior que habían tendido.
Cuando volvió observó perfectamente a Aris, acostado en la cama envuelto en las sábanas como un capullo, y sólo su rostro se miraba entre la tela, se miraba muy tierno y guapo con los ojos cerrados.
Sacó unos pantalones un poco ajustados de color negro y una camisa blanca holgada de manga larga, se lo puso y tomó la ropa de Aris, de acercó y tocó su cabeza.
—Aris ya encontré ropa para ti.
—Oh, gracias—dijo encogiéndose aún más—Es muy cómodo de esta manera, me gusta esta cama.
—Puedes volver cuando te hayas puesto ropa—dijo riendo—sé lo relajante que es envolverse así en la cama cuando te bañas.
—¿Encontraste algo que me quedara? por qué, si no entonces mejor me pongo otra vez el camisón, eso es mas cómodo.
—No, esta seguro que esto te quedará. Esta es la ropa interior, te la pones antes del pantalón.
Ethan se la dio y Aris se sentó en la cama aún envuelto en las sábanas, observó la ropa unos segundos, sacó las manos y la tomó. Se quitó la sábana y empezó a ponérsela, Ethan observó su cabello que estaba un poco desordenado y enredado, y Aris terminó de ponérsela, pero...
—Como que está un poco...desordenada la ropa ¿no crees? deberías salir de la cama, ven, te ayudo.
Aris se arrastró hasta la orilla de la cama y salió de ella, su camisa blanca estaba torcida y se salía del pantalón azul naval, Ethan lo acomodó todo y al observarlo detenidamente se fijó que se miraba como un pequeño príncipe, todo era de su talla y lo único que faltaba era su cabello.
—Tenías razón, esta ropa está mejor— dijo mientras la miraba y la tocaba— además es muy suave y cómoda.
—Si, la camisa es de algodón ligero y el pantalón de lona delgada— levantó su mano y tocó su cabello— sólo falta que arregle tu cabello.
—¿Cómo me lo arreglaras? — sonrió y puso su mano sobre la suya.
—Ya lo verás, siéntate un momento.
Habían muchos estantes y muebles en la habitación, en algún lugar debía haber un peine, ya que Ethan no suelo peinarse seguido no sabía dónde estaba.
Rebuscó en todos lados hasta que lo encontró, también halló un bote de aceite de oliva para el cabello y una cinta azul oscuro.
Se sentó detrás de él y comenzó a peinarlo, su cabello estaba mas sedoso y lacio ahora que lo había lavado con esos jabones, colocó un poco del aceite y pasó sus dedos entre las hebras de su cabello, brillaba como plata y era tan suave como la seda. Tomó la cinta y enrolló algunos mechones antes de atarlo en una coleta baja.
—No soy bueno haciendo peinados, pero hice lo mejor que pude.
—¿Qué tal me veo?
—Muy guapo—exclamó fascinado, y Aris se sonrojó al escuchar esa respuesta—¿Qué tal si vamos a desayunar?
—¿Qué comeremos?
—Había pensado en unas tostadas de pan con mermelada de manzana.
—... ¿Puede llevar azúcar?
—Si, la mermelada es dulce—dijo riendo—ven vamos a la cocina, te mostraré como hacerla.
Bajaron a la cocina, y como era de día se podía apreciar más el diseño de la cocina, era muy amplia y el diseño elegante.
—¿Puedes lavar las manzanas?
—Claro.
Aris lavó las manzanas mientras Ethan sacó la azúcar y el pan que partió en rodajas, luego sacó dos sartenes, uno grande y uno pequeño.
—Ya las lavé.
—Ahora hay que partirlas en cuadritos pequeños.
Y poniendo dos tablas en la mesa y dos cuchillos y le enseñó cómo se hacía, Ethan se sentó cerca de él, su mirada color miel era tan atractiva era tan hipnotizante que Aris no pudo evitar verlo, y Ethan, al ver esos ojos sintió como si algo invadiera su corazón y lo hizo latir mas rápido y lo volvió cálido.
Terminaron de cortarlas, en la sartén y Ethan puso un poco de agua, luego las manzanas y el azúcar encima, y lo tapó.
—Oh, que interesante manera de comer manzana.
—Me gusta como queda de esta manera, alguien me enseñó a hacer esto cuando era niño—Ethan caminó hacia la mesa y dijo—no hay que dejar que la manzana se deshaga demasiado, ahora hay que tostar el pan.
Calentaron la sartén grande y pusieron el pan.
—Quiero que pruebes algo.
Ethan buscó en la cocina y encontró lo que quería, queso. Partió unos pedazos y los colocó sobre las rodajas, esperó a que se derritiera y se lo dio en un plato.
—Ten, prueba.
Aris lo olió, le dio un mordisco, lo masticó y dijo:
—¡Esta delicioso! ¿Qué es?
—Se llama queso, cuando esta cocido sabe mejor.
—¿Puedes hacer más? —sonrió tímidamente.
—Si, claro, sólo cortaré más pan y más queso.
Los dos prepararon las tostadas, mientras Ethan había puesto agua para hacer café, y cuándo estuvo hirviendo agregó el café molido, esperó un momento y lo sirvió en una taza.
—¿Qué es eso?, huele bien—dijo olfateando.
—No creo que te guste, tiene un sabor amargo.
—No importa, quiero probarlo, si tú lo tomas a de ser bueno.
Ethan se encogió de hombros con una sonrisa, endulzó el café, tomó una cuchara, lo enfrió y lo acercó a sus labios, Aris abrió la boca y lo saboreó. Su expresión fue extraña, y Ethan no estaba seguro si le había gustado o no.
—¿Y?
—No sé, es amargo pero...también tiene un sabor rico.
—Si, tiene un sabor raro, pero aun así me encanta. ¿quieres una taza?
—Mm, mejor no.
—Esta bien.
—Quisiera un poco de vino.
—¿Ah?
—Si, lo que tomamos ayer en la noche, ¿así se llama no?
—Si...tengo una botella arriba, sólo llevaré un vaso.
Aris llevó un gran plato lleno de pan y la mermelada de manzana, mientras Ethan llevaba las de queso, su taza de café y el vaso para el vino.
Subieron a su habitación y sacó la botella de vino, se sentaron en el suelo y empezaron a comer.
—¿Qué tal si seguimos hablando igual que ayer? — sugirió Aris— sólo que sin vino esta vez—y miró con picardía y sonrió.
—Mm, ¿de qué quieres hablar? —preguntó evadiendo la mirada con vergüenza.
—No lo sé, ¿Pasatiempos?
—Pues....tengo muchos, leer, tanto de botánica como de aventura. Siempre me ha gustado leer mucho, también algún día me gustaría escribir un libro sobre todas las plantas extrañas que he encontrado en las islas y lugares que he visitado.
¿Y tu?
—Me gusta leer también, aunque algunos libros están mojados, pero son legibles. También recolectar caracoles—tomó un sorbo de vino.
—Ahora que lo pienso ¿Cómo es que entiendes lo que hablo? ¿Acaso es coincidencia?
—Con sólo escuchar un poco de cualquier idioma puedo entenderlo, supongo que así fuimos creados por si algún día salimos y queremos...comunicarnos.
—Oh, ¿entonces el idioma que hablas justo ahora no es tu idioma natal?
—No....
—Interesante...y volviendo al tema ¿tienes otro pasatiempo?
—Recolectar cosas en general, las que se vean mas bonitas. ¿y tu tienes otro?
—La música, amo tocar el violín, mi madre me enseñó, ¿quieres oír? —preguntó dando un sorbo de café.
Se limpió la boca y las manos en la ropa, se levantó y encima de un mueble estaba el estuche de un violín, lo tomó y volvió a sentarse.
Lo sacó del estuche y deslizó sus dedos por el contorno de color cobre y sus cuerdas delgadas de acero.
—Que interesante se ve—admiró con una expresión curiosa—¿Y que harás con eso?
—Ya lo verás.
Lo apoyó entre el cuello y el hombro, tomó el arco y lo colocó sobre las cuerdas, sus dedos se deslizaban y se movían entre las cuerdas en el mango, y el arco se movía suavemente mientras tocaba la melodía.
Cuando Ethan tocó el violín no pude evitar mirarlo a los ojos y una calidez invadió todo su ser al tocar música para él.
—Eso fue hermoso— dijo con una voz suave cuándo Ethan terminó de tocar, casi como un murmuro, sus ojos expresan deleite y conmoción.
—Gracias—contestó un poco sonrojados—nunca había tocado para nadie, sólo a mi madre y a mi padre cuando practicaba.
Ethan dejó el violín en el estuche mientras hablaba, y cuando levantó la vista lo vio inclinarse hacia él, agarró su barbilla y lo besó suavemente con mucha ternura.
—Eres maravilloso, todo lo que haces es muy hermoso, gracias por dejarme escucharte.
Ese gesto y esas palabras dejaron a Ethan sin habla.
—Ahora que terminamos de comer, y que tú me mostraras tu pasatiempo yo quiero enseñarte el mío. ¿Quieres venir?
—...Claro...—musitó aún aturdido.
Aris se levantó y se sacudió las migajas de pan que habían quedado en su ropa y le ofreció su mano a Ethan para ayudarle a levantarse.
Ethan la tomó y ambos salieron de la habitación, bajaron por la rampa y caminaron por la playa. Avanzaron hasta que se adentraron en la isla, y Aris guio el camino por un sendero tupido de vegetación.
Mientras caminaban Aris iba tarareando una melodía, que se oía alegre y melancólica al mismo tiempo.
—¿Qué cantas?
—Una...canción que inventé hace poco.
—¿Tiene letra?
—...Si... ¿quieres oírla?
—Por favor.
Giró su cabeza y lo miró a los ojos.
♬♪~Mnnn, las olas en la arena
ruedan y destellan bajo el sol,
en ellas esperó encontrar el amor,
es lo que mas desea mi corazón.
♬♪~Me tienes esperando
y yo aun estoy aquí
Ohh....que bello será cuando estés aquí.
♬♪~La brisa se lleva las lágrimas
se lleva la tristeza,
trae la felicidad
trae el amor.
♬♪~Mnnn, las olas en la arena
ruedan y destellan bajo el sol,
en ellas encontré el amor,
es lo que mas anhelaba mi corazón.~♪♬
Eres lo que esperabas
mucho más....~♪♬
—Me dejaste escuchar tu música, ahora quería que tu también me escucharas—y le sonrió con tristeza.
Ethan no sabía porque al escucharlo sintió un profundo dolor y sentimiento de soledad en cada palabra....
«¿No sientes que todo esto es raro?, conocer a alguien y enamorarse el mismo día y que la otra persona sienta exactamente lo mismo»
«Es verdad, el amor a primera vista no existe, tal vez sea atracción, aprecio o deseo, pero amar de esa...»
«Esto no es normal, es demasiado extraño...»
«Esta repentina felicidad, es tan perfecta...es anormal»
«Todo lo bueno tiene un final»
«La felicidad se acaba tarde o temprano»
«Vive en una mentira»
«Y todo se desmorona»
«Al final...»