Ethan se estiró en su cama, su cuerpo se sentía un poco entumecido y cansado, le pesaban horriblemente los ojos, aún se encontraba un poco mal, pero no tan mal como anoche. Abrió los ojos y notó que apenas estaba amaneciendo, pero no hay tiempo para dormir, así que se senté en la cama y pasó sus manos por su cara y la frente, estaba cubierto de sudor, pero la fiebre había disminuido.
Se levantó despacio y estiró su cuerpo, tomó un baño, ordenó un poco la habitación por si acaso él llegara a entrar y acomodó las sábanas de la cama.
"Bueno, pensándolo bien mejor pongo unas limpias"
También ordenó un poco los muebles, pero no tocó mucho los estantes, ya que habían muchas cosas por todos lados, cubriendo casi todas las paredes y llenas de libros.
También habían cofres esparcidos por todos lados, aunque algunos eran muy pequeños habían muchas cosas interesantes dentro, como joyas, plumas elegantes, y en otros no había nada, esperando a ser llenados con nuevos tesoros.
Quería encontrar algo que le gustase a él, relojes de bolsillo tal vez, se entretuvo mucho tiempo ordenando, y al final encontró algo muy hermoso, se lo daría en una ocasión especial. Lo guardó en una gaveta de su escritorio y seguido de eso escuchó ruidos afuera, seguramente ya se estaban alistando para irse.
Al cabo de un rato salió de su habitación vistiendo una camisa y pantalón holgado, y tapándose con una sábana caminó sobre la cubierta. Estaban descargando provisiones de la despensa, y cuando lo vieron todos saludaron, Ben estaba abajo hablando con Robert, los dos lo saludaron e hizo lo mismo mientras les daba una sonrisa un poco forzada, en realidad Ethan quería que se fueran ya, sin ofender claro, eran sus amigos y todo, pero...ya quería irse y ver a ese joven.
Todos empezaron a bajar del barco, listos para adentrarse en la extraña isla, Ben que iba de primero se despidió de Ethan desde lejos, gritándole que se cuidara, le sonrió y poco a poco ya no pudo verlo en la espesura de la vegetación.
Salió corriendo y se vistió con una chaqueta totalmente negra que tenía un cinturón que pasaba por fuera a la altura de la cintura, no se puse nada debajo de la chaqueta ya que estaba haciendo un poco de calor, comió algo rápido, se lavó los dientes y bajó a toda prisa del barco. Corrió por la playa aunque se sentía un poco mareado, pero no le importó.
Desde el barco no se veía muy bien el lugar, pero a medida que se acercaba lo vio claramente, estaba sentado sobre la arena y los rayos del sol que caían en el agua se reflejaban sobre él. Estaba cantando, más bien tarareando, y el sonido hacía eco en la cueva, el joven levantó la vista y cuando lo vio saludó con una espléndida sonrisa. Ethan haría lo que fuera por despertar en las mañanas y ver eso todos los días justo como hoy. Aunque sea un holgazán para despertar.
—Hola—dijo Ethan mientras se acercaba. Se había quedado sin aliento, veía luces de colores, de esas cuando te levantas muy rápido.
"No...debí haber corrido..."
—Hola, te ves un poco cansado—dijo riéndose.
—Si—dijo mientras se reía.
"¿Acaso era muy obvio que había corrido por querer verlo?"
—Ven, siéntate y descansa un poco antes de irnos—dijo y dio unas palmaditas sobre la arena junto a él.
Obedeció y se sentó a su lado y sus hombros se tocaron ligeramente.
— ¿Qué tal sigues? —preguntó un poco tímido.
—Más o menos, aún me siento un poco mal.
—Déjame ver— puso la mano en su frente y se acercó, Ethan se sorprendió ante ese gesto, e incluso sus mejillas se sintieron un poco calientes.
—Tu temperatura es más caliente de lo normal, y seguramente te has sentido más débil y somnoliento de lo usual, así que traje algo para que te sientas mejor.
—Gracias por preocuparte.
"Espero que sean para el pie nada más"
—Por nada, es un placer, traje algas... sólo que esta vez son un poco diferentes.
— ¿Cómo diferentes? —preguntó frunciendo el ceño. Ethan temía que fuera lo que estaba pensando.
—Es que para que el efecto sea más rápido, tienes que consumirlas.
— ¡¿Qué, en serio quieres que me coma esa cosa?!
"Lo sabía..."
—Pero mira, la preparé para ti—se arrastró hasta el lado derecho de la cueva, y detrás de una roca sacó una concha grande, y dentro de ella había una pasta entre verdosa y violeta, se miraba realmente asquerosa.
—Toma—dijo cuando se acercó y se sentó nuevamente.
—Mm, no estoy seguro de esto, eso seguramente sabe horrible, con solo verlo puedo decirlo.
—Vamos será rápido, si no lo comes empeorarás y ya no podremos salir como habíamos planeado, y me prometiste que haríamos lo que yo quisiera.
Hizo una cara de súplica tan adorable, se inclinó un poco hacia mí, se miraba tan hermoso, como decirle que no.
Él se sentó enfrente de Ethan, y cambiando su expresión a una más pícara, se acercó y le dijo:
—Vamos, si lo haces te daré un premio—Ethan ya estaba dispuesto a comerlo, y ahora le darían un premio, en verdad tenía curiosidad.
— ¿Qué clase de premio?
Se acercó y posó esos bellos labios sobre los suyos, los abrió un poco y los apretaba suavemente sobre ellos, eran tan fríos y suaves, luego se apartó lentamente, le acarició la mejilla derecha y lo miró de manera cariñosa.
—Bien ahí está el premio, ahora come—dijo mientras sonreía inocentemente, agarró una concha más pequeña con la que llenó de algas y la acercó a su boca.
"¡¿Qué fue eso?! ... él me acaba de robar m-mi primer beso... no es que me desagrade, me gusta él, pero me agarró con la guardia baja..."
Aún recordaba lo exquisito de sus labios, apenas los tocó y ya lo había dejado con ganas de más, realmente no tenía palabras, y aún en estado de shock no tuvo mas opción que abrir la boca y comer esa alga.
Sabia horrible, pero...ese sabor le era familiar...
"¡Ya lo recuerdo!"
"Entonces no fue un sueño..."
El sabor era tan amargo, y la consistencia espesa y ligosa, pero trataba de no pensar en eso, pensaba en esos dulces labios que acababa de besar, pero también era una tortura porque no sabía cuándo volvería a saborearlos, mientras tanto el joven lo miraba con sus penetrantes ojos, tan misteriosos que no sabía lo que estaba pensando. La tortura terminó luego de cinco bocados.
—Listo, ahora vamos, todavía tenemos todo el día—dijo muy entusiasmado, mientras le daba agua salada para enjuagarse la boca.
—Claro— respondió con una sonrisa, pero todavía tenía un mal sabor en la boca, se levantó, pero.... ahora que lo pensaba mejor tenía una duda—Oye.
— ¿Si?
— ¿Tú quieres que vayamos a caminar?
—Si.
—Pero, ¿Cómo haremos?, ya sabes, con lo de caminar, tendré que llevarte todo el trayecto, no me molesta pero, será un poco incómodo ¿no crees?
—No te preocupes por eso, yo puedo caminar por mi cuenta—dijo muy confiado y enérgico.
Ethan observó que su cola se estaba tornando color piel, sus brillantes escamas estaban desapareciendo, las aletas se fueron transformando poco a poco en pies, y la cola ya no era cola, ahora eran piernas.
No podía creer lo que estaba viendo, acababa de convertir su cola entera en piernas, lo dejó boquiabierto. Bueno... dejando de lado el asombro Ethan pensó en todas las cosas que podían hacer juntos, incluso...
"¿Qué rayos? ¿Cómo puedo pensar en cosas como esas en estos momentos? ¿Qué pasa conmigo el día de hoy?"
Pensó frustrado.
Aunque tenía que admitir que era algo inevitable que pensara en eso ya que estaba desnudo. Sus piernas con músculos muy bien marcados y una sensual V en la pelvis.
"E-Está desnudo"
Rápidamente se tapó los ojos y sintió cómo su rostro se calentaba.
"¿A-Acaso no le da vergüenza?"
No podía creer que lo había visto desnudo, sabía que los dos eran hombres y tenían lo mismo, pero esto era diferente, él le gusta y ver a la persona que te gusta completamente desnuda le provocaría a cualquiera un infarto o algo...
"Vamos, contrólate hombre, piensa en algo..."
— ¿Qué estás haciendo? — dijo con un tono de burla y luego rio un poco— ¿Por qué te tapas los ojos?
—Pues.... Ahhh... pues, porque estás desnudo— exclamó un poco nervioso.
—Y eso que tiene de malo— preguntó inocentemente.
—Pues... que la gente no anda por ahí desnudo—dijo indignado.
—Yo no soy gente normal, además siempre he andado así, sin ropa, lo único diferente es que tengo piernas—Ethan debía admitir que tenía razón, pero no puede dejar que ande por ahí desnudo.
—Vuelve a convertirte en tritón— dijo nervioso, aun con los ojos cerrados.
— ¿Por qué?, si no tengo piernas como....
—No te preocupes solo hazlo.
—Está bien, está bien, sí que eres un humano raro, creo que las algas te hicieron mal— dijo bromeando—Listo, ya puedes abrir los ojos— dijo luego de unos segundos.
Los abrió, y otra vez tenía una cola, era un alivio, pero ¿ahora qué haría?, necesitaba ponerle ropa, más que todo pantalones, pero no le daría los suyos, qué vergüenza.
—Bien, no quiero que andes por ahí sin ropa, pero si vas a convertirte en humano utilizarás ropa como tal, así que te llevaré al barco y te prestaré mi ropa, no te preocupes, no hay nadie cerca, todos se fueron durante cinco días.
—Pero ¿Cómo haré para llegar hasta el barco?, no puedo caminar así y me cuesta arrastrarme, mi cola pesa mucho.
—No te preocupes, además ¿Crees que dejaré que te arrastres hasta el barco?, está demasiado lejos, así que yo te llevaré.
—En serio, pero ya te dije antes, mi cola pesa mucho además de que es resbaladiza, no podrás...
—No soy tan debilucho como crees, pondré mi chaqueta en tu cola para que no esté tan resbalosa, ¿me permites intentarlo?
—Claro— respondió con una sonrisa, entonces Ethan se agachó, se quitó la chaqueta y la puso debajo de su cola, rodeó con su brazo izquierdo su espalda, y con el derecho sujetó su cola, se levantó y empezó a caminar.
—Sujétate de mí cuello.
—Está bien— dijo mientras rodeaba su cuello con sus brazos, y Ethan no pudo evitar ver todo su cuerpo otra vez, lo tenía tan cerca de él, piel contra piel, ya que no se había puesto nada debajo de la chaqueta.
Cuándo las manos del joven tocaban su piel se volvía loco, pero Ethan no quería ser sorprendido viéndolo de nuevo, así que trató de disimular y lo vio a los ojos esperando que no lo hubiera visto, y en efecto, él tenía los ojos clavados en el suelo.
Pero me resultaba extraño, esperaba que lo molestara cómo lo hizo hace un rato o le dijera algo como: "Te gusta cargarme" o algo así, pero no. Y al observarlo mejor pudo notar que, todo su rostro, sus orejas, e incluso un poco el cuello estaba completamente rojo.
"¿Se había ruborizado? o es que le estaba afectando permanecer tanto tiempo fuera del agua..."
Preocupado, Ethan trató de acercar su rostro al suyo y le preguntó:
—Oye te encuentras bien, si ocurre algo solo dímelo.
—N-No, no, no ocurre nada— dijo tartamudeando, y aunque no lo creyera el joven estaba un poco nervioso.
Esto a Ethan le sorprendía mucho, porque desde que lo conoció siempre va y le sorprende con algo que dice o hace, siempre lo atacaba con la guardia baja, pero esta vez era diferente, parecía tímido.
— ¿Estás seguro?, estás colorado hasta las orejas.
—Mm, bueno... es que...— hizo una pausa— nunca me habían cargado así, y nadie me había tocado desde hace tiempo... ya ni siquiera recuerdo la última vez que alguien lo hizo...
Eso último hizo sentir triste a Ethan, y en su voz se escuchaba tristeza... Pensó que quizás había estado solo todo este tiempo, y que por eso se alegró mucho cuando lo vio por primera vez.
Ethan no lo notó, pero cuando sus miradas se encontraron debajo del agua los ojos del joven demostraron alivio, tristeza y soledad al mismo tiempo. Ethan también tenía esa mirada en cierto modo, porque él también se ha sentido solo por mucho tiempo a pesar de tener amigos en su tripulación.
Siguieron avanzando, con dificultad, pero por nada del mundo lo soltaría, a pesar de que ya se le estaban entumeciendo los brazos. Por suerte ya estaban bastante cerca del barco, y esta mañana, cuando todos descargaron las provisiones dejaron la tabla puesta, Ethan pensó en lo descuidados que eran, pero eso le serviría ahora. Bajó la mirada y vio su expresión, al parecer ya se había tranquilizado un poco, pero se veía cansado.
—Oye, ¿te ocurre algo?
—No, sólo tengo un poco de sueño.
—¿No dormiste bien anoche por mi culpa verdad?, lo siento...
—No, no es nada, tuviste fiebre toda la noche y no se normalizaba tu temperatura, los síntomas siempre empeoran el segundo día, sabiendo eso no podía dejarte ahí enfermo. Y perdón por entrar así nada más.
—No hay porque disculparse, y gracias—dijo con una sonrisa.
—No es nada, simplemente quería ver que te recuperaras pronto—respondió con una dulce expresión.
Él lo había cuidado parte de la noche a pesar de que acababan de conocerse y lo hizo sólo por su bienestar. Cuando las personas acaban de conocerse no hacen este tipo de cosas y si lo hacen es porque quieren algo a cambio, pero esto era diferente, Ethan no sabía cómo ponerlo en palabras, pero su gesto lo dejó muy conmovido.
Incluso llegó a creer que él tal vez sería la persona más importante del mundo en el futuro, nunca ha creído en el amor a primera vista, pero extrañamente él lo hacía creer en eso, le costaba trabajo aceptar de golpe todo es, pero se sentía feliz ahora que estaba junto a él.
Todo era tan extraño que parecía que estuviera en un sueño, desde hace mucho Ethan no ha sido verdaderamente feliz en su vida. Esto era como si lo hubieran hechizado, y aunque así fuera realmente no le importaría.
Ethan llegó finalmente, caminó por la tabla y subió hasta el barco, se dirigió a su habitación, por suerte la puerta estaba topada así que sólo tuvo que empujarla con el pie. Entró de lado para no golpearlo ya que su cola era muy larga, lo colocó con delicadeza sobre la cama, sus manos se deslizaron de su cuello y cayó sobre la cama. Cuando lo soltó estiró un poco el cuerpo y exhaló un poco cansado.
—Ponte cómodo mientras busco ropa para ti.
—...Está bien—dijo mientras miraba distraído todo el lugar.
Se dio la vuelta y se dirigió hasta el armario que estaba al lado derecho, no sabía qué tan largas serán sus piernas, entonces le llevó un pantalón grande y uno pequeño para que se los probara, esperando que le quedara alguno.
—Toma tal vez alguno de estos te quede—dijo entregándole ambos pantalones.
—Gracias.
Ethan se dio la vuelta para que se cambiara y caminó hacia el armario para buscar camisas, luego escuchó que él habló:
—Eh...disculpa...
—¿Si?
—¿Qué te pasó en la espalda y en los hombros? —dijo preocupado.
Todo quedó en completo silencio después de esa pregunta.
"Rayos, lo había olvidado..."
Pensó Ethan perplejo.
Se giró y vio que se había sentado en la cama con los pantalones puestos, el corazón de Ethan se aceleró, un escalofrío le recorrió por todo el cuerpo y se había quedado inmóvil, viendo esos ojos azules que lo interrogaban y miraban con tristeza y angustia.
—Nada—respondió lo más natural que pude.
—¿Por qué no quieres decírmelo?, veo tristeza y desesperación en tus ojos, no me gusta verte así, pero si no quieres decírmelo yo...
—Si...mejor olvídalo, no vale la pena...—dijo mientras caminó hasta el otro lado, pero de repente sintió que algo lo detuvo.
El joven se había parado de la cama y lo estaba abrazando por la espalda, sus brazos rodearon su cintura, podía sentir su cabello, su rostro, su respiración, sus latidos inquietos que resonaban en su pecho y traspasaban su espalda.
—Está bien si no quieres decirme, lo entiendo, y-yo también tengo recuerdos muy tristes que quiero olvidar, pero ahora estas aquí y eso hace que duela menos...
Ethan no pude evitar sentirse mal, su corazón dolía y sus ojos se humedecieron... era verdad, cuando estaba junto a él olvidaba todos los malos recuerdos.
—Acababa de cumplir once años cuando sucedió, estaba jugando en mi cuarto cuando oí un ruido extraño, así que salí y cuando iba por el pasillo me encontré con una persona que jamás había visto antes, era de noche así que no pude ver bien su rostro, y desde dónde estaba me dijo:
«Hola, no tengas miedo, no quiero hacerte daño, solo quiero hacerte una pregunta, ¿eres hijo de las personas que viven aquí?»
—Yo contesté que sí, y de inmediato una horrible sonrisa se dibujó en su rostro, y cuando se acercó más pude ver que en su mano derecha sujetaba una espada cubierta de sangre, me quedé paralizado y no supe que hacer, nada más que llorar mientras corría y pedía ayuda, él me siguió mientras votaba todas las velas con aceite lo que provocó que se incendiara la casa.
Esa persona quería matarme, me persiguió por toda la casa, era obvio que él me alcanzaría si corría un poco más rápido, pero no, él corría a mi ritmo, sólo estaba jugando conmigo, seguí corriendo, pero no podía alejarme de él, y mientras me perseguía hería mi espalda con la espada, el fuego me quemó un poco los hombros y la espalda, me caían escombros mientras corría, él solo se reía y repetía una y otra vez.
«Es tu culpa, es tu culpa que estén muertos, por tener algo que no es tuyo, me lo robaste, ¡me lo robaste!»
No para de decir esas palabras y repetirlas una y otra vez, llenas de resentimiento y odio. Llegamos a las escaleras y las bajé corriendo, las llamas nos rodeaban, pero cuando puse un pie en un escalón este se hundió, la escalera ya estaba deteriorada por el fuego y al instante sentí como una gran cuchillada pasaba por toda mi espalda, el dolor era insoportable y el calor de las llamas hacía que la espalda me ardiera aún más, logré zafarme del escalón, por suerte me quité a tiempo porque dónde yo estaba cayeron muchos escombros.
No miré atrás ni una vez, sólo seguí corriendo hacia la puerta, pero no se abría, entonces recordé que en la sala había una gran ventana, y al llegar la encontré cubierta de escombros, oí ruidos no muy lejos de mí, así que como pude me metí en un hueco, rompí la ventana y salí corriendo, no miraba casi nada, pero seguí corriendo sin mirar atrás, me temblaban las piernas y no entendía por qué me había pasado esto, no había hecho nada malo...
Ethan puso sus manos sobre las del joven y las acarició, era tan reconfortante que lo estuviera abrazando.
—No me gusta recordar esta historia y nunca se la he contado a nadie, es...complicado de explicar, pero nadie debe saber lo que me ocurrió, y de alguna forma siento que puedo contarte todo, y aunque lo sepas sé que....
Ethan no tenía idea de por qué se lo había contado, pero creía que guardarlo por tanto tiempo no era bueno, y ha hecho que quiera desahogarse con alguien, y sentía que él era la única persona con la que podía hacerlo. Pero no quería terminar con algo así, por que no todo era tan malo.
—Luego desperté y alguien atendió mis heridas, hubiera muerto de no ser por esa persona, sobreviví de alguna manera y después de tanto tiempo decidí convertirme en pirata, conseguí un barco y una tripulación, y aquí estoy, en esta extraña isla contigo. Pero aún me sentía vacío y solo, pensé que ir de aventura me traería emociones y felicidad—hizo una pausa y dijo— tú me haces olvidar todas las cosas malas del mundo, gracias, gracias por rescatarme del mundo, del mundo tan cruel y frío en el que estaba atrapado. Porque ya no quería vivir más en él...no podía...
En verdad sentía que había sido salvado.
Tomó sus manos y se di la vuelta, tenía una expresión de tristeza y de lástima, pero su lástima no le molesta, al contrario, lo hizo sentir amado, y sin poder evitarlo lo abrazó.
Su corazón le decía que lo quería, pero no se trataba de deseo carnal o simple placer, se había enamorado tanto de él, no sólo de lo físico ya que eso es pasajero y puede cambiar, la misma palabra lo dice, es algo físico, superficial, para Ethan el amor va más allá de eso, cuando amas a alguien lo amas todo, no sólo de cómo se ve, sino cómo es, quién es, amas todo su ser, su manera de mirar y de hablar, pero es extraño que Ethan sienta todo eso tan rápido, era como si estuviera con la persona que más lo amara en todo el mundo, y que jamás dejaría de hacerlo, es como si hubieran nacido para estar juntos.
Hasta parecía mentira, como si todo fuera un sueño, o estuviera bajo un hechizo...
Aunque Ethan no lo hubiera conocido se enamoraría de alguien más, sin embargo, no estaría completamente feliz como lo siento con él.
Siempre existe alguien que te ama con todo su ser, pero es rara la vez que estas personas logran encontrarse, muchas veces están destinadas a encontrarse, pero no a estar juntas, o incluso ninguna de las dos, pero Ethan al parecer si tenía esa dicha.
Mientras Ethan pensaba en todo eso él había empezado a llorar, sus manos temblaban y su pecho dolía.
—Esta bien, tranquilo ¿fue por algo que hice o fue por lo que conté? —preguntó lo más dulce que pudo.
"Sabía que no debía contar ese tipo de cosas nada agradable"
—No....yo...es mi culpa...—decía entrecortado.
—¿De qué hablas?, ¿Qué es tu culpa?
—Yo quería encontrar tanto a quien amar, para ya no estar solo, todo lo que viviste hasta ahora te trajo hasta mí, es mi culpa, si yo no existiera...
—Oye, no digas esas cosas, sabes que no es tu culpa, justo ahora estoy feliz de haberte conocido y no importa todo lo que tuve que pasar, por qué gracias a ello pude conocerte.
Parecía estarse calmando, el joven lo miró tiernamente con lágrimas en los ojos y preguntó:
—¿De verdad?
—Sí, conozcámonos mucho más, de acuerdo, ya no estaremos solos nunca más.