Ethan despertó sobre la arena fría y mojada, intentó moverse, pero un dolor le recorrió toda la pierna derecha. Y fue ahí cuando recordó lo que había pasado, se sentó de golpe y trató de ordenar sus pensamientos.
¿Quién fue la persona que lo sacó? y... ¿Por qué estaba debajo del agua?
Tenía tantas dudas y su corazón se aceleró con sólo recordar sus ojos. Y una repentina sensación extraña lo invadió, como si quisiera verlo otra vez con gran urgencia.
Con dificultad revisó la planta de su pie, que estaba cubierta por unas algas extrañas muy ligosas y delgadas de color violeta, se las quitó y se dio cuenta que raramente olían muy bien. Al parecer le habían calmado el dolor y la hinchazón del pie.
Jamás había visto unas algas tan raras.
Definitivamente esta isla era muy extraña.
Perdido en sus pensamientos miró hacia el cielo, y observó que estaba atardeciendo y la brisa se había vuelto más fría.
"Maldición"
Se estaba haciendo tarde y tenía que reunirse con su tripulación lo antes posible, así que se puse de pie como pudo y caminó hacia donde habían desembarcado.
Ethan todavía se sentía un poco mareado, incluso se le dificultaba caminar y le dolía cada vez que ponía el pie sobre la arena, pero trató de disimular un poco para que no se dieran cuenta y le preguntaran qué le había pasado.
"Seguramente se preocuparán por mi o me dirán lo idiota que soy"
Pensó junto con un largo suspiro.
Cuando ya estuvo lo bastante cerca del barco pudo observar que todos ya estaban sentados sobre unos troncos que habían colocado alrededor de una fogata. Se podía sentir el aroma a pescado asado y el bullicio de las charlas, y mientras se acercaba normalizó aún más el paso, y los saludó de manera animada:
—Hola —dijo fingiendo una sonrisa—¿Qué cuentan?
—Hey capitán—dijeron muy animados.
—Esta isla es genial—exclamó Henry muy entusiasta y siempre alegre, él tenía el cargo de condestable. Alto, de porte elegante, delgado pero con cuerpo fuerte, de cabello negro, ojos grises y piel trigueña—mañana podemos seguir explorando, tal vez encontremos lo que dice el pergamino que trajo.
—Claro, será divertido, estoy seguro que lo encontraremos, pero si no lo encontramos que importa, el viaje es más emocionante que el destino—comentó con un tono alegre, pero el cansancio se notaba en su voz.
—¿Estás bien capi? —preguntó Ben preocupado—no te ves muy bien.
Él conocía tan bien a Ethan que no podía engañarlo tan fácilmente. Pero aun así se dispuso a dar su mejor actuación para lograrlo, bueno, eso esperaba.
—Sí, estoy bien, no te preocupes, lo que pasa es que me quedé dormido en la playa y estoy algo somnoliento todavía—dijo mientras me sentaba en el tronco más cercano que tenía, que quedaba enfrente de Ben.
—¿Estás seguro?, no te creo mucho, además ¿por qué estás mojado?, y parecía que estabas cojeando—Ben no parecía muy convencido de su respuesta, al parecer tendría que mejorar su actuación.
"¿Por qué soy tan malo para mentir?"
—Sí, estoy seguro, y estoy mojado porque nadé en la playa y no quería quitarme la ropa, solo me quité los zapatos, y me viste cojeando porque estoy muy cansado, por eso me dormí, o tal vez sea porque se me metió arena en ya sabes dónde. Y no me regañes ni me interrogues tanto, pareces mi madre—respondió lo más tranquilo que pudo.
Todos rieron y Ben ya no siguió preguntándole, pero no parecía que se lo hubiera creído.
Comieron los pescados asados mientras todos conversaban bulliciosamente, pero Ethan se sentía somnoliento y cansado, así que decidió dormir para tener energías el día de mañana.
También porque quería ir al mismo lugar al que fue hoy por la tarde. Volvería a la pequeña cueva, pero esta vez con los zapatos puestos, no quería repetir exactamente lo mismo.
Algo en su interior le decía que volvería a ver a esa persona, debía verla de nuevo.
Cuando todos acabaron de comer Henry se acercó a Ethan y le dijo:
—Capitán, ¿a qué horas partiremos mañana en busca del tesoro?
Se veía muy entusiasmado, pero Ethan no estaba de buen humor para hablar sobre eso, ya tenía sueño y se ponía de muy mal humor cuando estaba así.
Con la mejor actitud que pudo respondió;
—Partiremos temprano, cuando salgan los primeros rayos del sol y quien no se levante rápido lo dejo.
Al escuchar esto todos se emocionaron y sacaron más cerveza para celebrar. Ethan volvió al barco para cambiarse la ropa mojada y llena de arena, se puso un pantalón y una camisa holgada que usaba casi siempre para dormir.
Volvió a la playa y se sentó en el mismo tronco alrededor de la fogata, cogió unas cuantas cervezas y se las tome antes de dormir. Todos habían llevado sábanas para poner sobre la arena alrededor de la fogata, y Ethan, sintiéndose cansado fue el primero en acostarse, pero no podía conciliar el sueño.
No dejaba de pensar en esa persona, aún recordaba el color de sus ojos, de un azul era tan intenso que se tornaba celeste al acercarse al iris, tan claro como las olas del mar, y su cabello, incluso sus largas pestañas y cejas eran de un color extraño, eran de un rubio tan claro que parecía casi blanco, quizá era blanco platinado, que se veía tan bello cuando flotaba en el agua y era bañado por los rayos del sol atravesando el agua.
Pero no sólo sus pensamientos no lo dejaban dormir, sino porque todos estaban haciendo escándalo, riendo y bebiendo. Estaba en el límite de su paciencia, cuando de pronto escuchó algo que le llamó la atención, trató de identificar de quién era la voz que hablaba, pero estaba demasiado somnoliento.
—Oye Ben, tú que eres muy cercano al capitán, has de saber muchas cosas de él, ¿verdad?
—Supongamos que sí—dijo Ben un poco borracho. Ethan esperaba que no se le saliera nada vergonzoso, sino se las vería con él más tarde.
—¿Cómo qué? —volvió a preguntar la misma voz.
—No lo sé—dijo pensativo mientras se empinaba la botella de cerveza— pues a veces habla o babea dormido, y no le gusta que lo vean desnudo—todos rieron y silbaron, podía sentir sus miradas pícaras dirigidas hacia Ben y él, pero rápidamente notó lo que había dicho y comentó casi al instante:
—A lo que me refiero es que no le gusta que lo vean sin camisa, nadie lo ha visto, ¿O sí? — se notaba su nerviosismo en el tono de su voz.
"Vaya que lo pongo nervioso"
Pensó riendo, pero intentó aguantarse la risa o si no lo descubrirían y eso arruinaría la diversión.
—Está bien, te creemos, no te alteres, —dijo alguien mientras se reía— entonces por eso ahora se bañó con la ropa puesta, para que no lo viéramos—Ben afirmó con la cabeza.
—Pero, ¿Cómo sabes que babea y habla dormido?
—Pues porque yo tengo que ir a despertarlo siempre, es un dormilón y un holgazán, todo el trabajo pesado me lo deja a mí.
—Vaya, eso explica muchas cosas, y nosotros que pensábamos que le gustabas al capitán—dijo alguien entre risas.
—Como piensas eso, no le gusto al capitán, a él le gustan chicos más educados y bonitos que yo—dijo Ben bromeando—además tampoco creo que al capitán le guste a alguno de ustedes, sucios y apestosos ladrones buenos para nada.
—Si, es verdad—dijo alguien—el capitán siempre cuida de su físico, con su rubio cabello sedoso, sus dientes tan blancos y limpios, siempre bien arreglado—dijo uno mientras hacía ademanes con las manos.
Todos rieron y siguieron haciéndole bromas a Ben.
Pero la mayoría de las cosas que habían dicho eran verdad, a Ethan nunca le gustarían esos gorilas horribles que se estaban burlando de él, pero de repente volvió a hablar la misma voz que había empezado todo este alboroto y dijo:
—Entonces no sabes nada más del capitán, no sé, por ejemplo, su nombre tal vez. Yo no sé el nombre del capitán, y ¿ustedes lo saben?
Ethan escuchó claramente el tono de ironía que uso al decir esas palabras y todos se quedaron callados, luego miraron a Ben en busca de la respuesta, pero él solo se quedó callado, y luego de un rato se dirigió a todos y dijo:
—Ni siquiera yo sé el nombre del capitán, de todos los presentes yo soy el que lo conoció primero, pero cuando le pregunté su nombre su mirada cambio, él siempre está de buen humor así que me sorprendió su cambio tan repentino de actitud, bajó la cabeza y me dijo que lo sentía, pero que no podía decirme su nombre, ya que él no tenía uno.
Todos se quedaron callados y la atmósfera se había tornado un tanto incómoda, así que todos se fueron a dormir luego de terminar de beber sus cervezas en silencio. Y lo único bueno de esa pregunta es que al fin se callaron y todo quedó en completa paz.
Pero era verdad, ni siquiera Ben sabía el nombre de Ethan, era algo complicado de explicar, pero Ethan no quería que nadie lo supiera, por su seguridad y la de los demás.
Esa conversación no le traía buenos recuerdos, y un pensamiento lo llevó a otro cuando recordó el susurro que oyó dentro de la niebla.
Solo le habían pasado cosas extrañas desde que llegó a la isla y se sentía demasiado cansado, tanto que ahora ni siquiera sus propios pensamientos lo mantenían despierto. Se acostó de lado y se arropó con la sábana, cerró sus ojos y logró quedarse dormido.
[...]
Ethan despertó, ya era de mañana y la brisa marina era refrescante, el sonido de las olas era deleitante al despertar y el cielo estaba pintado de un celeste claro que se fundía con el bello color naranja del amanecer.
Nadie se había despertado aún, y eso era raro ya que Ben tenía razón, a Ethan siempre le costaba despertarse en las mañanas, y necesitaba la ayuda de Ben.
Se quitó la sábana, se senté y limpió la saliva su la mejilla, pero le resultó extraño, porque desde hace mucho había dejado de babear mientras dormía.
"Acaso Ben..."
No era posible ¿cómo Ben iba a limpiar su...? pero al pensarlo bien era raro que dejara de babear justo cuando conoció a Ben...Pero bueno, al final qué más da, es un buen amigo.
Ethan escuchó que alguien se estaba levantando, se volvió a echar la sabana y fingió seguir dormido, tenía un plan para evitar ir con los demás y poder ir de nuevo a la cueva.
Era Ben quien se había despertado y empezó a levantar a los demás, luego se acercó a Ethan, se agachó y le dijo dándole una pequeña sacudida:
—Oye despierta, ya es de mañana.
Ethan se dio la vuelta para mirarlo mientras disimulaba limpiarme la saliva para evitar que sospechara que ya estaba despierto, estaba casi seguro que Ben notaría que hoy no tendría que limpiar su saliva.
—Hola Ben—dijo fingiendo sentirse enfermo mientras lo saludaba. Ben lo notó al instante y preguntó preocupado:
—¿Sucede algo capitán?
—Pues...—esta vez sí lo engañaría—me siento algo enfermo.
—Quizá fue porque te bañaste con la ropa puesta ayer, sabía que te enfermarías—dijo frunciendo el ceño.
—Lo siento Ben—dijo con cara de arrepentimiento, quería darle lastima, tal vez así lo engañaría más.
Ben dejó de fruncir el ceño y lo miró con compasión seguido de un largo suspiro, le dio una media sonrisa y negó con la cabeza. Ethan sabía lo que estaba pensando y lo que quería decir con eso.
"No tienes remedio"
Todos ya se habían levantado por completo y Ben hizo señales para reunirlos a todos.
—Me temo que el capitán no se encuentra bien de salud, así que él se quedará aquí mientras yo lo sustituyo como líder en la exploración de la isla.
—Si teniente.
Luego tomaron provisiones para el camino, una brújula, una libreta para registrar los movimientos que harían en la isla, que desde el exterior no se veía muy grande así que posiblemente no se demoren mucho.
Cuando ya estaban por irse Ben se acercó a Ethan y poniéndose en cuclillas le dijo:
—No te preocupes capitán, mantendré la tripulación a salvo, volveremos para el atardecer, espero que te mejores, y descansa, no vayas a volver a bañarte con la ropa puesta.
Ben era tan buen amigo y siempre tan considerado, incluso hizo que Ethan se sintiera algo culpable, pero la curiosidad le ganaba a la culpabilidad, después se lo pagaría.
Le dio una palmadita en el hombro, le sonrió y se fue, se perdió de vista mientras caminaba entre los árboles, y cuando Ethan estaba seguro de que ya no lo verían se echó a correr en dirección al barco.
Entró a su habitación, se bañó rápido y tomó su mejor chaqueta, su favorita, de un negro muy intenso, la orilla de las mangas y los botones eran dorados, como un color entre amarillo y miel, el mismo tono de sus ojos, tenía una abertura en la cola y le llegaba hasta las rodillas, un pantalón negro un poco ajustado pero holgado de las rodillas para abajo con un cinturón de hebilla dorada, y debajo de la chaqueta sin abrochar se puso una camisa blanca con un pequeño cuello y sobre ella un chaleco negro, y unas botas con un poco de tacón que me llegaban un poco debajo de las rodillas. Se hice una pequeña cola en el cabello ya que lo tenía un poco largo, comió lo primero que encontró y se lavó los dientes.
Salió del barco corriendo dirigiéndose a toda velocidad hacia la cueva, entre la cueva y el barco había aproximadamente unos seis minutos, pero Ethan llegó en unos cuatro minutos quizá, se sentó debajo y esperó.
No había nadie, no se oía ni un solo ruido, lo único que se escuchaba era el leve choque de las olas en las rocas que estaban delante suyo, la marea estaba calmada y la brisa se sentía un poco fresca, el clima era espléndido.
Pero se estaba impacientando y aburriendo, y al cabo de un rato le dio sueño, no pudo evitar recostarse sobre la fría arena, los ojos le pesaban mucho y le costaba trabajo mantenerlos abiertos, apoyó su cabeza sobre sus manos y sin darse cuenta se quedó dormido....
[...]
Ethan se despertó sin abrir los ojos, pero algo se sentía extraño, sentía un gran peso sobre él y le costaba respirar, poco a poco fue recobrando la conciencia, y cuando abrió los ojos por completo se quedó helado de la impresión.
Era alguien que estaba encima de él e inmediatamente se cruzó con sus ojos, eran los mismos ojos que había visto bajo el agua, tan preciosos y azules, se quedó hipnotizado con tan sólo verlos. La persona sobre él no se movió en absoluto y se quedó inmóvil a pesar de que ya se había despertado.
Ethan podía sentir sus manos apoyadas en su pecho, justo debajo del cuello, su pecho desnudo y mojado contra el suyo, y su respiración era igual que la de él, bajaba y subía al mismo tiempo, se sentía extrañamente bien que estuviera sobre él a pesar de que se le dificultaba respirar.
Sus rostros estaban tan cerca que podía ver perfectamente sus hermosos ojos que lo miraban con dulzura, sus largas pestañas, sus delicadas cejas, su cabello, blanco como la espuma del mar que caía a un lado sobre su hombro derecho.
Ese momento fue interrumpido por su cálida sonrisa, y en ese momento Ethan reaccionó, se levantó y él también lo hizo sin dejar de sonreír, pero en el instante que se sentó Ethan notó algo, no tenía piernas, y envés de eso tenía una extraña cola de pez.
Ethan quedó atónito, y él seguía ahí, sentado sobre la arena, sonriéndole, abrió la boca y dijo suavemente:
—Hola—dijo mientras inclinaba su cuerpo hacia atrás, apoyándose con sus brazos, se le marcaron tan bien los músculos en su pálida piel.
"Que hermoso y..."
"Alto, ¿qué estoy pensando?, aunque sin dudas es muy guapo aún sigue siendo extraño que sea como un pez..."
Como vio que Ethan no decía nada volvió a hablar:
—L-Lo siento si te incomodé, pero quería verte otra vez, saber si te sentías mejor por lo de ayer y se me ocurrió que tal vez vendrías aquí de nuevo, pero cuando vine estabas dormido. Tenía curiosidad así que quise verte más de cerca y me senté a tu lado, pero sin notarlo estaba muy cerca, sé que soy un completo extraño y no debí haber hecho eso, perdón—se disculpó con un tono suave mientras se enderezaba para sentarse con la cabeza gacha.
Sonaba un poco triste y nervioso, pero Ethan no quería que se sintiera mal, así que lo miró sonriendo a pesar de que no sabía que contestar a eso, por lo menos sabía con certeza que él había sido quién lo salvó, pero realmente no estaba molesto por lo de hace rato, no sabía porque, pero no le resultó incómodo.
—N-No te preocupes, no me incomodó para nada, y gracias por lo de ayer, me salvaste, en verdad muchas gracias, y no tienes porqué disculparte, no hiciste nada malo—respondió con una sonrisa, sentado con las piernas cruzadas y llevando sus manos hacia atrás, apoyándolas sobre la arena.
Su expresión se relajó y volvió a mostrarme su encantadora sonrisa, se notaba que estaba preocupado sobre lo que Ethan pensaba de él.
—Y entonces, ¿Qué tal seguiste? —preguntó refiriéndose a su pie.
—Bien, aún me duele un poco pero ya me siento mejor.
—Tienes que tener más cuidado, tocaste un erizo espinoso de fuego, esos son muy venenosos—dijo muy preocupado—tienes suerte que estaba por aquí y te haya encontrado, porque el único remedio para eso está en el fondo del mar.
—Está bien, tendré más cuidado, y gracias de nuevo—dijo mientras se rascaba la nuca.
—De nada—añadió con una sonrisa—por cierto, aquí traje más algas para tu pie, con esto te sentirás mejor, tienes que ponértelas para que te sientas mejor por completo.
Ethan asintió y comenzó a quitarse el zapato, y al revisarlo notó que tenía unas cuantas perforaciones pequeñas en la planta del pie, era como si le hubieran clavado varias espinas.
La joven mitad pez se dio la vuelta y de entre las rocas sacó las algas, luego se acercó de nuevo y empezó a envolverlas en su pie cuidadosamente, mientras Ethan sólo lo miraba a los ojos. El joven estaba tan concentrado con su herida, por lo que Ethan aprovechó para mirar de nuevo sus ojos azules y sobre ellos revoloteaban unas largas y bellas pestañas blancas, sus delicadas cejas eran hermosas...
Luego bajó la mirada hasta llegar a sus labios, que se miraban tan suave y delicada al tacto, su hermoso cabello blanco, que le llegaba hasta las caderas, era como si estuviese viendo la espuma de las olas en la orilla de la playa, tenía un peinado hermoso, que le recogía solo la mitad del cabello con un broche plateado con pequeñas perlas incrustadas y una pequeña concha blanca con toques de celeste en medio, con unas trenzas a los lados de su cabeza, y en su cuello llevaba un collar muy hermosa con una concha que aún estaba unida.
Por todo su cuerpo se deslizaban pequeñas gotas de agua, que también caían de las puntas de su cabello, un abdomen tan seductor y una cintura tan provocativa, lástima que al seguir bajando se encuentre una cola de pescado, eso es un poco decepcionante, aunque su cola era de un color azul brillante con celeste al final de su cola, era muy hermosa.
"Si...es un poco decepcio..."
"Alto, ¿en qué rayos estoy pensando? ¡Yo no soy así!"
—¿Te gusta lo que ves? —dijo el joven dejando de tratarlo y lo miró a los ojos con una sonrisa.
Ethan levantó la vista asustado y su rostro se puso muy colorado, incluidas sus orejas.
"¿P-Por qué rayos me pregunta eso?, ¿Por qué es tan directo?, c-como si le fuera a contestar"
Luego él se acercó más y continúo:
—Porque—hizo una pausa y vio a Ethan desde sus caderas hasta sus ojos—a mi si me gusta—susurró con una sonrisa y bajando su mirada hasta mi pie continuó nuevamente.
Ethan sentía como si humo saliera de sus orejas sonrojadas, y tartamudeando logró decir:
—Ahhh....g-gacias.
"¡¿Qué fue eso?!"
Estaba tan nervioso, sus ojos, su sonrisa, su cuerpo mojado y sin ropa, todo él lo hipnotizaba por completo, pero el joven seguía tan tranquilo. Terminó de tratar su pie, pero no se alejó de Ethan ni un centímetro, se notaba que tenía mucha curiosidad sobre él.
Y Ethan también estaba curioso sobre su identidad, y la siguiente pregunta salió con tanta naturalidad que ni siquiera se dio cuenta cuando ya había terminado de decirla.
—Y tú, ¿Quién eres?
El joven lo miró fijamente a los ojos, que brillaban como estrellas en una noche despejada, Ethan se estremeció, su mirada extrañamente lo volvía loco, él se alejó un poco y dijo:
—Soy un tritón y siempre he vivido en las profundidades de las aguas de esta isla, bueno, más o menos—respondió y suspiró con pesadez, parecía estar triste o decepcionado de la última afirmación que añadió.
Ethan no esperaba encontrar una especie mágica que se suponía extinta, esta isla era muy extraña y fantástica por su simple existencia, y quizás por que ellos estaban aquí es que era difícil de llegar.
—Sé que nunca has visto algo como yo, pero no te preocupes, no te haré daño, y estoy seguro de que tú tampoco lo harás, hace mucho vinieron algunas personas y quisieron capturarme, pero contigo es diferente, yo lo sé—dijo muy feliz.
—Vaya que me conoces bien, y apenas nos acabamos de conoce—comentó riendo.
—Tus ojos me lo dicen, puedo ver los verdaderos sentimientos de las personas a través de sus ojos, es algo involuntario, no es que quiero husmear tus pensamientos o algo así—se excusó avergonzado, incluso sus mejillas se habían puesto un poco rojitas.
"Que lindo..."
—Descuida, no me molesta—a Ethan le parecía increíble que alguien pudiera ver esa clase de cosas.
Sintiéndose de buen humor Ethan se acostó sobre la arena con los brazos extendidos, vio el reflejo del agua en las rocas del techo y las plantas que colgaban, el joven se acercó un poco y le preguntó:
—¿Puedo acostarme también? —se oía tan lindo e inocente que Ethan no podría rechazarlo.
—Claro que si—dijo mientras daba unas palmaditas sobre la arena, indicando que se acostara ahí.
Y con una expresión alegre se acostó a su lado, los dos se quedaron un rato en silencio, hasta que Ethan habló y le dijo:
—¿Desde hace cuánto me estabas viendo?
—Desde que te quedaste dormido.
—No te aburriste de estar solo ahí, sin hacer nada. Me hubieras despertado.
—No—hizo una pausa—estaba haciendo algo interesante.
—¿Qué?
—Mirarte.
Ethan lo miró un poco avergonzado, el joven estaba sonriendo y también volvió a verlo, sus rostros estaban tan cerca, y el corazón de Ethan latía muy rápido.
Este joven peliblanco no temía decir lo que pensaba, era muy sincero respecto a sus sentimientos, y de alguna manera le transmitía la misma seguridad.
—Realmente dices lo que piensas, sin titubear, y tus palabras salen con tanta fluidez de tus labios—exclamó admirado—en cambio mi mente se pone en blanco y no sé qué decir.
—No te preocupes—y acercó aún más su rostro—yo puedo enseñarte.
Estaban tan cerca que incluso las respiraciones de ambos rozaban sus rostros, sus mejillas estaban muy rosadas, y Ethan lo notaba tanto en su piel tan blanca, que se miraba tan suave, le daban ganas de tocarla de inmediato y jamás volver a retirar la mano de su piel.
Un mechón de su blanco cabello caía sobre su mejilla, así que Ethan lo tomó entre la yema de sus dedos, y cuidadosamente lo incorporó de nuevo a su cabello rozando levemente su piel, pero cuando Ethan quiso regresar su mano a su lugar le fue imposible, se quedó ahí, sobre su mejilla.
Luego el joven extendió la mano y acarició su rubio cabello, la deslizó hasta su cuello y también la dejo ahí.
El sol empezó a esconderse, el atardecer era bellísimo, pero no tanto como ese momento, y al notarlo Ethan se quejó:
"¿Por qué oscureció tan temprano?, no puede ser tan tarde"
—¿Qué ocurre? —preguntó al ver preocupación en sus ojos.
—¿Cuánto tiempo pase dormido?
—Mucho tiempo, mira—dijo mientras volvía a ver el atardecer—ya está oscureciendo.
—Los otros regresaran pronto, ellos piensan que estoy en el barco durmiendo—explicó con un tono decepcionante.
—Entonces, ¿tienes que irte?
—Sí, desgraciadamente
"¿Por qué soy tan tonto, ¿por qué me quedé dormido? Ahhh"
—No quiero que te vayas—dijo mientras se sentaba y lo veía con mucha tristeza—ojalá te hubiera despertado antes.
—No te preocupes, volveré aquí mañana—exclamó tratando de consolarlo y él lo miró un poco aliviado, pero su rostro aun mostraba tristeza, así que añadió:
—Estaré aquí muy temprano, y esta vez no me quedaré dormido—dijo mientras se levantaba y le guiñaba un ojo.
Se quitó las algas del pie para ponerme los zapatos, se puso de pie y acarició su cabello que aún estaba un poco mojado.
—Está bien, pero mañana no sólo quiero pasar aquí todo el día, quiero que veamos la isla, yo te la mostraré, y que caminemos a la orilla del mar.
—Entendido, haremos lo que tú quieras, ¿de acuerdo?, nos vemos mañana.
—Hasta mañana.
Mientras Ethan se iba miró hacia atrás muchas veces, y cuando lo hacía él lo miraba con una hermosa sonrisa y el se la devolvía. El joven agitó su mano para decirle adiós, se acercó a la orilla y se metió al agua.
Fue entonces cuando Ethan se echó a correr, ya era muy tarde y se suponía que estaba enfermo y realmente no se sentía bien. Llegó al barco y por suerte nadie había llegado aún, se quitó la ropa que traía puesta y se puse una más cómoda, no tendría sentido si lo vieran vestido así sin ningún motivo especial, según ellos. Pero para Ethan hoy sí lo fue.
Era lo más extraño que le había pasado en toda su vida, y creía que se había enamorado de él, pero...
"¿Es así como se siente el estar enamorado? ¿sucede tan rápido?"
No se explicaba el porqué, aún estaba confundido y trató de pensar en las cosas que les gustan de ese joven, pero llegó a la conclusión de que todo de él le encanta, aunque era muy guapo, y tiene los ojos más bellos que jamás había visto no sólo era eso lo que le atraía de él.
Le gustaba su manera de ser, tan única, nunca había conocido a alguien igual, realmente no sabía qué es lo que realmente pensaba de él, pero estaba seguro de que le ha llegado a gustar de una u otra forma, a pesar del corto tiempo que lo llevaba conociendo, y creía que también le gustaba, bueno, eso esperaba.
Es que en verdad creía que se había vuelto loco.
"¿Cómo rayos te enamoras de alguien en un rato?"
Ese era el dilema que no lograba comprender, y se quedó pensativo en su habitación dándole vueltas al asunto.
Su habitación estaba ubicada del lado de la popa, tenía una enorme ventana que daba una vista espectacular al océano, se acosté en la cama, que era muy grande y cómoda. Todo el lugar estaba lleno de cosas que había reunido durante los viajes, cosas antiguas, libros...le encantaba tener cosas como esas, y pensó que tal vez podría encontrar algún regalo para él.
Estaba pensando en que clase de cosas le podrían gustar cuándo recordó que no le había preguntado su nombre.
"Si que soy menso...bueno, se lo preguntaré mañana cuando lo vea"
De pronto escuchó un ruido afuera y enseguida salió a ver. Eran ellos, se veían un poco cansados y decepcionados, seguramente no habían encontrado el tesoro, era una lástima. Pero para ser sinceros a Ethan casi no le importaba, porque así ellos volverían mañana a intentarlo y él volvería a poner la misma excusa y así podría verlo mañana.
Bajó del barco y esperó a que ellos se acercaran, Ben fue el primero, y se vía un poco cansado cuando dijo a Ethan:
—Capitán, lamentablemente no hemos encontrado el tesoro, pero algo extraño ocurrió—sonaba muy preocupado.
—¿Qué pasa Ben?
—Nuestras brújulas no servían y parecía como si estuviésemos caminando en círculos, y hasta que finalmente nos rendimos pudimos volver aquí, ya estaba empezando a preocuparme.
—Qué extraño—comentó con el ceño fruncido—déjame ver la brújula—pero al parecer la brújula se encontraba en buen estado.
—La brújula está bien—dijo mientras se la devolvía—pero seguramente es la isla que impide su uso, y por eso no marca los puntos cardinales, así que tendrán que guiarse por el sol, el sol sale del lado Este, que es tu derecha, eso quiere decir que el Oeste es tu lado izquierdo, enfrente el Norte y atrás tuyo esta el Sur, esos serán nuestros puntos de referencia, de esta forma no podrán perderse, ¿de acuerdo? —al escuchar sus palabras se relajó, lo miró con más calma y dijo:
—Está bien, es por eso que eres nuestro capitán—y le dio una palmadita en el hombro.
—Bien, bien, entonces relájense y coman, que hoy fue un día largo para ustedes.
—Sí capitán.
Todos empezaron a sacar comida del barco, volvieron a hacer la fogata alrededor de los troncos y Ethan se sentó al lado de Ben, tenía planeado decirle que mañana tampoco iría porque aún se sentía mal y cuando Ben vio que se había sentado a su lado le preguntó:
—¿Qué tal seguiste?
—Más o menos, aún me siento un poco enfermo.
—Que lastima, y tú tan emocionado que estabas...entonces, ¿mañana tampoco podrás ir a la expedición?
—Si...quizás no pueda, pero no te preocupes, pronto estaré mejor.
—Que mala suerte que no tenemos un médico a bordo, deja me ver, tal vez tienes fiebre o algo—dijo mientras se acercaba y tocaba su frente.
Este era su fin, ya no podría verlo a los ojos cuando descubra que le había mentido. Ben lo miraría sólo como un mentiroso y ya no le creería jamás, cerró sus ojos y se encogió de hombros.
"Esto me pasa por ser mentiroso y por querer verlo de nuevo, el amor vuelve estúpidas a las personas, especialmente a mi..."
—¡Tienes fiebre!
—¿Enserio?, no me siento muy bien pero no creí que tuviera fiebre—exclamó asombrado.
—Deberías ir a descansar a tu habitación.
—Esta bien, no te preocupes, mejoraré dentro de un par de días, pero no me iré de aquí hasta que discutamos la expedición de mañana, no quiero que ocurra algún accidente.
—Si, como ordene capitán—dijo suspirando y de mala gana.
—Bien, ¿Cuántos días tienes planeado irte?
—Cinco días.
—¿Y ya calcularon la cantidad de provisiones que necesitarán para los cinco días?
—Si, mañana en la mañana descargaremos del barco todo lo necesario.
—Está bien, tú y Robert quedan encargados de los muchachos.
—Como digas capi y no te preocupes, yo me encargo de todo.
Henry se levantó y caminó hacia su dirección, y con una sonrisa se dirigió hacia ellos y dijo:
—Disculpe si interrumpo algo capitán, pero quería saber si se encontraba mejor.
—Lamentablemente no, aún no me encuentro en condiciones para acompañarlos, espero recuperarme pronto. Siento mucho las circunstancias y lamento dejarlos, yo también estaba ansioso por ir—ciertamente Henry no le caía muy bien, sentía que escondía algo, y su actitud era un poco falsa, Ethan no confiaba plenamente en él, pero era bueno administrando, por eso tenía el cargo de condestable, quien se encarga de llevar el control de la comida, armas, municiones, agua, y toda clase de suministros para el barco, pero hacía que Ben lo vigilase por si acaso.
—No se preocupe capitán, descanse todo lo que sea necesario, lo más importante es su salud.
—Gracias por preocuparte por mí, lo aprecio mucho.
—Por nada capitán, debería ir a descansar, para que se recupere pronto.
—Justo iba a mi habitación—Ethan se levantó y se despidió de todos. Caminó hacia las escaleras, las subió con un poco de dificultad y entró a su habitación, cerró la puerta, se quitó los zapatos y se tiró directo a la cama, se sentía tan cansado y somnoliento que no tarde mucho en dormirse, tenía que descansar bien para estar mejor mañana.
[...]
Todo estaba oscuro, no podía moverse y un liquido extraño pasaba por su garganta, su sabor era extraño, nunca había probado algo tan amargo y horrible. Cuando terminó de tomar el líquido Ethan notó que alguien se lo estaba dando, quiso abrir los ojos para ver quién era, pero le pesaban los párpados, y su cuerpo se sentía entumecido y rígido, no pudo hacer nada y se quedó dormido de nuevo.
[...]
De nuevo todo volvió a estar oscuro, pero esta vez era distinto, Ethan intentó abrir los ojos, pero aún los sentía muy pesados, de repente una fragancia que le resulta familiar lo invadió, era el olor de un perfume de mujer, le encantaba esa fragancia, olía a frutos silvestres.
Una mano acarició con delicadeza su cabello, eran tan cálida y lo hacía sentir en paz y tranquilidad, pudo moverse un poco y percibir las suaves sábanas que olían a limpio. Abrió un poco los ojos y observó que estaba en una cama con un techo muy fina y hermosa, igual que la mujer que estaba sentada a su lado izquierdo, que lo miraba con dulzura y amor, y, con sólo sentir sus caricias y mirar esos bellos ojos ámbar lo hacía sentirse amado, le complacía su compañía.
—No te preocupes, pronto te sentirás mejor, sólo descansa.
Logró abrir la boca, aunque lo hizo involuntariamente, la tenía seca y se le dificultaba hablar, sus labios se movieron solos y pudo decirle a aquella mujer:
—Gracias mamá.
—No hay de que, tú sabes que siempre te cuidaré y estaré aquí para ti, ahora no hables más y descansa.
Ella siguió acariciando su cabello, Ethan tenía tanto sueño que no tardó en cerrar los ojos y quedarse profundamente dormido.
[...]
"¿Por qué tuve ese sueño?"
Cuándo Ethan era niño solía enfermarse muy seguido, ella lo cuidaba siempre y nunca se separaba de él, pero cada vez que pensaba en ella terminaba sintiéndose tristes, esos recuerdos lo ponían muy melancólico.
"¿Por qué?, no quiero seguir recordando, quiero olvidar todo eso, quiero olvidar todo lo que me pone triste, estos recuerdos sólo me lastiman y me traen sufrimiento..."
Y sin querer sus lágrimas empezaron a salir, deslizándose por su rostro que se sentía caliente y húmedo, todo su cuerpo se sentía así, débil y cansado, su respiración era agitada y tenía algo húmedo sobre la frente, estaba frío, y unas manos se deslizaban por su cabello húmedo, que estaba cubierto de sudor y lo hacía sentirse pegajoso e incómodo.
Alguien estaba sentado junto a Ethan, acariciándolo, se sentía muy reconfortante, y se le hizo un nudo en la garganta. No quería que la persona que estaba ahí sentada lo viera así, tan patético, pero sus lágrimas no paran de salir, entonces sintió como se acercó a él y lo abrazó. Podía sentir su calor, y escuchaba cada latido de su corazón, que estaba muy agitado.
—Calma, todo estará bien, ya no estés triste, ahora estoy aquí—dijo susurrándole con una dulce voz, Ethan no alcanzó a reconocer su voz, pero quería abrazar también a aquella persona, escuchar eso lo hizo querer llorar más, pero ni siquiera podía levantar los brazos, y lo único que pudo decirle fue:
—Gracias—no estaba seguro, pero quería creer que era ese joven peliblanco quien estaba junto a él cuidándolo, sus palabras y su tono le recordaban demasiado a él, y cuando se acercó olía a agua marina y algas,
Gracias a él pudo tranquilizarse un poco y luego de un rato logró quedarse dormido.