El abuelo por fin ha decidido dejar la casa de su nieto; nadie sabe qué pasará con él o con Paolo. Sin embargo, para Fernando es confuso ya que siente nostalgia y una extraña tranquilidad al saberlo. Rodrigue y Héctor han desarrollado una amistad a base de contradicciones, a pesar de esto, Héctor está consciente de que Rodrigue intenta ayudarlo.
****
(El cine 'Piña' es un hermoso edificio antiguo re-acondicionado para proyectar películas en las salas de cine. La entrada tiene unos pilares altos y conducen a un lobby grande que muestra a la derecha un café privado de la misma marca que el cine y a la izquierda las taquillas para comprar los boletos. Hay unas alfombras que van hacia el frente, hasta la entrada principal para las salas y la dulcería general. Fernando está con Lyle, pues aceptó la invitación para salir con él. Ambos están decidiendo qué película ver, así que están parados en la fila que guía a la taquilla.)
Lyle: (Está cerca de Fernando. Viste a la moda y porta un saco ligero que acrecienta sus facciones masculinas y muy atractivas.) Me alegra que por fin te hayas decidido a salir conmigo.
Fernando: (Disfruta de la presencia del otro chico. Está vestido con una playera de manga largas que tiene un estilo muy jovial. Su rostro muestra una sonrisa.) Sí.
Lyle: (Observa las pantallas que proyectan las funciones.) Quiero saber algo.
Fernando: (Mira a Lyle.) ¿Qué?
Lyle: (De forma muy casual.) ¿Por qué no asistieron a la fiesta?
Fernando: (Suspira y regresa el interés a las pantallas de proyección.) Pasaron varias cosas. De hecho Héctor ha estado encerrado en su cuarto desde que llegó de una cita doble.
Lyle: (Dirige la mirada hacia Fernando.) ¿Una cita doble?
Fernando: Sí, su amigo Dustin lo invitó, pero, al parecer, las cosas no salieron para nada bien.
Lyle: ¿Y supongo que tú estuviste preocupado y por eso no quisiste ir?
Fernando: (Voltea hacia Lyle y lo mira fijo.) Sí.
Lyle: (Sonríe con sensualidad.) En realidad pensaba aprovechar; tal vez ponerte ebrio y tomar ventaja.
Fernando: (Confundido.) ¿Tomar ventaja?
Lyle: (Se acerca más a Fernando y le susurra al oído.) Sí, ¿quieres que te explique qué pensaba hacer?
Fernando: (Se sonroja bastante que incluso es visible para otras personas. Da un paso hacia la derecha para alejarse un poco.) No digas ese tipo de cosas así de así.
Lyle: (Se ríe complacido. Regresa la mirada hacia la taquilla.) ¿Por qué no?
Fernando: (Habla con una voz baja.) Porque estamos en público.
Lyle: ¿Entonces necesitamos estar solos para que pueda decirlas?
Fernando: (Titubeante.) No, pero…
Lyle: (Se acerca de nuevo a Fernando y otra vez le habla al oído. Esta vez sujeta el brazo del otro joven.) ¿O puedo decirte aquí pero susurrando?
Fernando: (Otra vez su rostro se sonroja un poco.) Basta.
Lyle: (Sonríe y se aleja de Fernando. Cruza los brazos y simula prestar interés en las funciones.) ¿Y cuál película quieres ver?
Fernando: (Suspira para tranquilizarse.) …
Lyle: ¿Puedo elegirla yo?
Fernando: (Aclara la garganta.) No sé cuál esté bien.
Lyle: ¿Te parece si vemos la película…ésa? (Señala una película bajo el nombre de: Ángeles y Demonios, la guerra final.)
Fernando: (Lee el título pero no le da mucha importancia.) Si quieres entonces sí.
Lyle: De hecho me gustaría verla porque sale un actor que me gusta mucho.
Fernando: (Un poco sorprendido.) ¿Enserio, quién?
Lyle: Se llama Erick Salamanca.
Fernando: (Con un rostro sonriente.) A mí también me gusta. Es muy bueno.
Lyle: Y está muy bueno.
Fernando: (Contempla a Lyle con sorpresa.) ¿Cómo?
Lyle: (Sonríe de nuevo y regresa la mirada hacia Fernando.) Es la verdad.
(Sujeta el brazo de Fernando y se acercan a la taquilla número dos que está disponible. Pide dos tickets y paga. Luego camina junto a Fernando hacia la entrada de las salas y se adentran a la correspondiente. Elige los lugares más alejados de las personas que ya se encuentran en la sala.) ¿Aquí está bien?
Fernando: (Se sienta a la derecha de Lyle.) Sí.
Lyle: (Se sienta y contempla a Fernando con un poco de duda.) ¿Seguro?
Fernando: (Mira a Lyle.) ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué nos sentemos allá donde hay personas para que no hagas cosas extrañas?
Lyle: (Sonríe maliciosamente y acorta la distancia entre ellos.) ¿Cosas extrañas, pero de qué hablas?
Fernando: (Un poco nervioso.) Como besarme en la mejilla o…
Lyle: (Disfruta de la reacción de Fernando.) Dime.
Fernando: (Suspira y mira al frente.) Olvídalo.
Lyle: (Se ríe levemente y luego toca el rostro de Fernando para llamar su atención.) ¿A caso quieres que te bese en la boca?
Fernando: (Observa con intensidad a Lyle y aguarda con un poco de rubor en las mejillas.) ¿E-Eh?
Lyle: ¿Eso quiere decir que puedo hacerlo? (Acorta más la distancia y besa con suavidad a Fernando.)
Fernando: (Cierra los ojos y responde el beso con calma. Luego reacciona con rapidez y se aleja de Lyle.) ¿Qué rayos crees que haces?
Lyle: (Sonriente.) Te besaba.
Fernando: (Titubeante.) Eso ya lo sé…¿pero por qué lo haces?
Lyle: ¿No puedo?
Fernando: (Está más que nervioso, así que mira al frente, después a la derecha y la izquierda como si asegurara que no están siendo vistos.) No es eso, es que…
Lyle: (Mira con confusión a Fernando.) ¿Qué?
Fernando: (Suspira y ve la pantalla de proyección.) … (La película comienza y prefiere evadir la conversación.)
Lyle: (Toma la mano de Fernando.) Dime, ¿qué pasa?
Fernando: (Intenta retirar la mano de Lyle, pero no hace mucho esfuerzo.) La película ya empezó.
Lyle: ¿Y? ¿Acaso nos impide seguir conversando?
Fernando: (Se desespera y regresa la mirada hacia Lyle.) ¿Por qué lo haces?
Lyle: ¿Hacer qué?
Fernando: Besarme.
Lyle: Porque me gustas.
Fernando: (Muestra seriedad.) Pero no deberías de jugar así con la gente; es cruel.
Lyle: (Otra vez está confundido.) ¿Jugar?
Fernando: Sí, jugar.
Lyle: No estoy jugando.
Fernando: Claro que sí, ¿no se supone que eres novio de Kathy?
Lyle: (Niega con la cabeza.) ¿Qué te hace creer eso?
Fernando: Siempre estás con ella, así muy juntos, casi de la mano; aparte sueles llegar a la escuela por ella.
Lyle: Sólo somos amigos.
Fernando: (Agacha la mirada.) Sí, cómo no.
Lyle: (Levanta el rostro de Fernando con su mano libre para buscar su mirada.) ¿No me crees?
Fernando: (Acepta la caricia y levanta la cara.) Obvio que no.
Lyle: ¿Por qué?
Fernando: Porque la tratas muy especial.
Lyle: (Intenta reprochar en voz baja.) Claro que no. A ella no la beso como a ti.
Fernando: (Se sonroja tanto que intenta esconder su rostro de Lyle.) Mentiroso.
Lyle: No es mentira.
Fernando: … (Decide ignorar a Lyle y presta atención a la película.)
Lyle: ¿Fer? (Levanta la mano de Fernando con la suya.)
Fernando: (Hace un esfuerzo por que su voz suene con neutralidad.) ¿Qué?
Lyle: ¿Dejaremos esto inconcluso?
Fernando: No hay nada que dejar, y no hay nada inconcluso. Ahora, déjame ver la película.
Lyle: (Sin comprender la actitud de Fernando.) ¿Te enojaste?
Fernando: No.
Lyle: (Suelta la mano de Fernando y ve hacia el frente.) Te pido una disculpa si dije o hice algo que te molestó.
Fernando: (Mira de reojo a Lyle.) … (Decide no iniciar una discusión.)
***
(Después de dos horas, la función termina. Fernando y Lyle salieron de la sala y se dirigieron directo al aparcamiento. Ahora están en el carro de Lyle, un sedán lujoso de color blanco, el automóvil aún está parado en el estacionamiento del cine.)
Fernando: (Está en el asiento del copiloto y sólo contempla hacia el frente.) … (El silencio lo incomoda. Se expresa con seriedad.) ¿No vas a arrancar el auto?
Lyle: (Se mueve un poco hacia la derecha para mirar de frente a Fernando.) ¿Te molestó bastante lo que hice?
Fernando: (Cruza los brazos.) …
Lyle: Si me pides que no lo vuelva a hacer, no lo haré.
Fernando: (Voltea hacia la izquierda.) No quiero que vuelvas a hacer eso.
Lyle: Entiendo. ¿Es porque te gusta alguien más?
Fernando: (Un poco sorprendido.) ¿Qué? ¡No!
Lyle: Entonces, explícame, ¿por qué no quieres que haga eso?
Fernando: Porque no somos una pareja.
Lyle: (Con un rostro lleno de incredulidad.) ¿Sólo por eso? Podemos serlo si lo deseas.
Fernando: (Muestra sorpresa.) ¿Pero qué dices?
Lyle: (Sonríe con más calma.) Si ese es el problema, entonces podemos comenzar una relación, ¿no crees?
Fernando: (Suspira y baja los brazos.) No es tan fácil.
Lyle: ¿Por qué?
Fernando: (Hace ademanes con las manos para dramatizar un poco.) No sólo es por eso.
Lyle: Por eso, dime, ¿qué más?
Fernando: (Comienza a recriminar.) Aparte, casi no nos conocemos.
Lyle: Podemos seguir saliendo.
Fernando: No lo creo.
Lyle: ¿Por qué?
Fernando: Porque simplemente no.
Lyle: … (Decide acallar por unos minutos. Se acomoda frente al volante y enciende el carro.)
Fernando: (Espera a que Lyle diga algo, pero no hay respuesta. Cruza los brazos de nuevo.) …
***
(En el apartamento, Héctor ha estado trabajando en su habitación.)
Héctor: (Tecleando con rapidez en la computadora; está recostado en la cama y a uno de los costados tiene un recipiente con palomitas. La cama está repleta de papeles, diseños y circuitos extras. Habla para sí.) La interfaz está completa, ahora necesito unas cuantas revisiones a los tres circuitos. (Tiene encendido el reproductor de música en la computadora. De repente suena una de las canciones que Dustin había estado cantando la vez pasada.) … (La canción sigue sonando: "Y has llegado desde allá, donde el frío consume al corazón y dónde el sol se oculta sin razón" …) Maldita sea, no me puedo concentrar. (Deja la computadora sobre la cama y se levanta. Sale de su habitación, baja las escaleras y se dirige a la cocina.)
***
(En la cocina, Rodrigue está sentado leyendo un libro. Hay dos cacerolas con comida recién hecha.)
Héctor: (Se detiene cerca de la estufa.) ¿Tú hiciste esto?
Rodrigue: Sí. (No mira a Héctor, y luego sigue leyendo.)
Héctor: (Abre una de las tapas de las cacerolas y huele la comida.) Delicioso. (Busca un plato para servirse.) ¿Puedo, cierto?
Rodrigue: Sí. Eso ni siquiera lo tienes que preguntar.
Héctor: Okey. (Se sirve los alimentos y se siente en la mesa. Antes de comer contempla a Rodrigue.) ¿Qué estás leyendo?
Rodrigue: (Le muestra la portada del libro; el título es: 'En las sombras de la luz' del autor Pedro Hyla.) Es algo divertido.
Héctor: (Asiente con la cabeza y comienza a comer.) Sí, ese sujeto es muy bueno.
Rodrigue: No sabía que te gustaba este tipo de literatura.
Héctor: Parezco un sujeto pretencioso, pero no lo soy.
Rodrigue: (Sonríe.) Sí, ahora me doy cuenta.
Héctor: (No replica y sólo come. Pasan casi dos minutos y decide hablar. Bebe un poco de agua y aclara la garganta.) Oye, Rodrigue, ¿qué harás hoy?
Rodrigue: (Sigue con su lectura y no mira de frente a Héctor.) Planeaba salir con un amigo, pero no me ha marcado para confirmarme nada.
Héctor: Ya veo.
Rodrigue: (Detiene la lectura y ahora mira a Héctor.) ¿Por qué?
Héctor: Pues, (titubea un poco,) ¿no quieres venir al café Hell-Ground?
Rodrigue: (Baja el libro y lo cierra.) No lo sé.
Héctor: (Habla con rapidez.) Es que, pues hoy hay un evento, y estará genial y creí que te gustaría.
Rodrigue: ¿Por qué no invitas a Fer?
Héctor: (Suspira con pesadez.) No creo que quiera venir.
Rodrigue: ¿Y no tienes a nadie más a quién invitar?
Héctor: (Se siente un poco incómodo.) Escucha, sólo te invitaba porque me gustaría conocerte más, puesto que no hemos tenido el mejor inicio.
Rodrigue: (Deja el libro cerrado sobre la mesa y mira a Héctor directamente a los ojos.) …
Héctor: (No puede evitar mostrar inseguridad en su rostro.) Bien, si no quieres venir, así déjalo.
Rodrigue: ¿Por qué no invitas a Baker?
Héctor: (Se exalta un poco.) ¿Estás loco? Después de lo que pasó no creo que quiera hablarme.
Rodrigue: (Sonríe con calma.) Quizá sea algo precipitado para ustedes.
Héctor: ¿Entonces, qué dices?
Rodrigue: Está bien, iré contigo.
Héctor: (Sonríe.) Genial. El evento comienza a las ocho, pero tengo reservada una mesa.
Rodrigue: Perfecto.
Héctor: (Regresa el interés a los alimentos y come sin cuidado.) Nos podemos ir a la hora que queramos, pero sería bueno llegar como a las nueve.
Rodrigue: Está bien; entonces iré a cambiarme.
Héctor: No hay etiqueta de vestimenta, por lo que puedes ir como quieras.
Rodrigue: (Se levanta de su lugar y toma el libro consigo.) ¿Seguro?
Héctor: (Mira a Rodrigue con calma.) Sí, no hay nada de etiquetas.
Rodrigue: Bien, no tardo. (Sale de la cocina.)
***
(En el edificio grisáceo departamental de la calle Tropa, Lyle estacionó el carro en la zona indicada para los inquilinos. Sin embargo, ni él ni Fernando han abandonado el vehículo.)
Lyle: (Apaga el carro y suspira con fuerza.) Supongo que aquí termina nuestro pequeño encuentro.
Fernando: (Retira el cinturón de seguridad y habla con un tono calmado.) Escucha, sé que tú eres de ese tipo de personas que juega con los demás.
Lyle: (Retira el cinturón y gira un poco para contemplar de frente a Fernando.) Lo dices por mi apariencia.
Fernando: (Voltea para mirar a Lyle.) Y tus actitudes.
Lyle: ¿Insinúas que debo cambiar?
Fernando: No…pero…
Lyle: (Suspira con desilusión.) Así dejémoslo. No volveré a molestarte.
Fernando: (Agacha el rostro.) Será lo mejor.
Lyle: (Retira los seguros del automóvil y abre la puerta del piloto.) …
Fernando: (Abre la puerta de su lado y sale. Camina hacia el elevador, y espera a que éste se abra.) …
Lyle: (Sale del automóvil y se dirige en dirección al elevador. Se queda esperando junto al otro joven.) Espero y aún funcione.
Fernando: (Al abrirse la puerta, ambos entran y aguardan. Mira hacia Lyle.) ¿Estás molesto?
Lyle: (Aunque muestra un rostro de seriedad alta, niega con la cabeza.) No.
Fernando: (Se recarga en la pared trasera del elevador y suspira.) L-Lo siento.
Lyle: (Se acerca a Fernando y lo abraza, luego lo besa tiernamente y lo aprisiona entre él y la pared.) …
Fernando: (No puede quitar a Lyle y se deja llevar por el momento. Durante unos minutos permite que su cuerpo responda el beso del otro joven; sin embargo, al escuchar que el elevador se abre, intenta empujar a Lyle.) No sigas.
Lyle: (Besa la mejilla de Fernando y le habla de una forma sensual.) Quiero que esto no se quede como una simple aventura, o algo así, Fer.
Fernando: (Un poco apenado. Siente que Lyle besa sus mejillas y otra vez sus labios. Se distancian un poco.) Lyle, hay que salir del elevador.
Lyle: ¿Qué sientes tú por mí?
Fernando: (Suspira.) Tenemos que salir…del elevador. (No puede continuar hablando porque Lyle de nuevo lo besa, aunque ahora de forma intensa.)
Lyle: (Habla entre besos.) Me gustas demasiado. (Ninguno de los dos se percata de que frente a ellos están Héctor y Rodrigue.)
Héctor: (Tiene la mano puesta en la orilla de la puerta para que no se cierre. Habla con enojo.) ¿Qué mierdas están haciendo en este lugar?
Lyle: (Reacciona con tranquilidad y sonríe. Suelta a Fernando y gira un poco para contemplar a Héctor.) Hola, vecino.
Fernando: (Se sonroja y no sabe cómo actuar por lo que se pone nervioso.) H-Héctor…¿cuánto tiempo llevas allí? (Acomoda su playera y se queda junto a Lyle.)
Héctor: (Con un tono sarcástico y cruel.) Lo suficiente como para darme cuenta que están a punto de tener sexo aquí mismo.
Fernando: (Totalmente avergonzado.) E-Eso no…no es cierto…
Rodrigue: (Se burla un poco.) Tampoco tanto, pero sabes que a Héctor le gusta exagerar.
Fernando: (Al escuchar las palabras de Rodrigue se exalta un poco y agacha el rostro para esconder el rubor de sus mejillas.) ¿Rodrigue? ¡¿También nos viste?!
Rodrigue: (Usa un tono calmo para hablar.) Sí.
Lyle: Utilizarán el elevador, ¿cierto? (Sujeta la mano de Fernando.)
Héctor: (Molesto al dirigirse a Lyle.) Supones bien.
Lyle: Ven, Fer, será mejor que salgamos de aquí.
Héctor: Aunque pensándolo bien, creo que prefiero utilizar las escaleras. No vaya a ser que me contagien de sus modos extraños.
Fernando: (Da un paso junto a Lyle pero no salen del elevador. Levanta el rostro y muestra dolor y pena.) P-Perdón.
Rodrigue: No tienes que pedir perdón por algo que no tiene nada de malo.
Héctor: (Exagera un poco.) ¿No tiene nada de malo? ¡No me jodas!
Lyle: (Con un tono firme.) Es verdad, Fer, el besar a la persona que te gusta no tiene nada de malo.
Héctor: ¿Son idiotas o qué?
Fernando: Será mejor que nos vayamos, Lyle. (Intenta salir pero Héctor le impide el paso.)
Héctor: (Mira con enojo a su amigo.) Vamos a salir.
Fernando: (Con un poco de sorpresa y duda.) ¿Eh?
Héctor: Rodrigue y yo iremos al café Hell-Ground.
Fernando: (Se tranquiliza un poco.) ¿Enserio? Me parece bien.
Héctor: (Señala a Lyle.) Si este individuo se atreve a meterse a nuestra casa, y si hace algo irrespetuoso, serás tú quien page las consecuencias, ¿te quedó claro?
Fernando: (Se molesta, pero sólo habla con incomodidad.) S-Sí.
Héctor: (Se hace a un lado.) Es bueno saber que sabes respetar nuestro hogar. Vámonos, Rodrigue.
Rodrigue: (Con una sonrisa en el rostro.) A la orden, señor Héctor.
Héctor: (Camina hacia las escaleras y Rodrigue lo sigue.) Nos vemos después, Fer.
Fernando: (Suspira y agacha el rostro.) Rayos…eso fue algo bastante peligroso.
Lyle: (Se ríe un poco.) ¿Peligroso?
Fernando: (Asiente con la cabeza y sale del elevador junto a Lyle.) Sí.
Lyle: (Espera a que la puerta del elevador se cierre y se coloca frente a Fernando.) ¿Por qué?
Fernando: Porque Héctor nos descubrió. (Suelta la mano de Lyle y camina hacia la puerta del apartamento.) P-Por eso te digo que es mejor no hacer nada de esto.
Lyle: (Va junto a Fernando y aguarda.) Pero cuando te dije que me gustas, te lo estaba diciendo de la manera más sincera.
Fernando: (Busca las llaves de la casa y habla con desilusión.) ¿Podríamos hablar otro día?
Lyle: (Sorprendido.) ¿Por qué?
Fernando: (Encuentra las llaves y hace un intento por abrir la puerta; pero sus manos se mueven con torpeza.) Porque necesito tiempo para pensar algunas cosas…y tranquilizarme.
Lyle: (Se acerca a Fernando, lo abraza por la espalda y besa su mejilla.) Vale, está bien. Entonces nos vemos después.
Fernando: (Se sonroja y consigue abrir la puerta.) ¿Qué haces? Nos pueden ver otra vez. (Aleja a Lyle y se adentra a su departamento. Arroja una mirada de reproche hacia Lyle y habla con rapidez.) ¡Nos vemos! (Cierra la puerta sin pensarlo dos veces.)
Lyle: (Sonríe y se siente complacido. Habla en voz baja.) Ya es mío. (Se dirige hacia la puerta de su apartamento y busca las llaves en su bolsillo. Continúa con su voz baja.) El problema será… (Abre la puerta y antes de entrar escucha que el ascensor se abre de nuevo, voltea y ve a un chico bastante extraño que se acerca y toca el timbre del apartamento 112.)
Joven: (Luce como un adolescente todavía; tiene el cabello largo y de color castaño, sujetado en una coleta, viste con una camisa básica de color blanca que está un poco desacomodada. Sus ojos son de un tono claro y su tez es de un moreno claro bronceado. Aguarda de espaldas a Lyle. Porta una mochila tipo mensajero de color negra. Toca el timbre otra vez.) ¿Hay alguien en casa?
Lyle: (Sólo observa con curiosidad.) …
Fernando: (Abre la puerta y muestra un rostro de duda.) ¿Qué sucede? ¿Quién eres?
Joven: (Su voz suena segura.) ¿Qué tal? Disculpe, necesito entregar algo para un chico llamado… (Toma su teléfono y mira algo en la pantalla.) ¿Fernando Torres?
Fernando: (Extrañado.) Sí, soy yo.
Joven: (Contempla a Fernando como si fuera un simplón.) Ah, hola.
Fernando: ¿Hola?
Joven: Necesito que recibas una carta y un paquete, (saca de la mochila un paquete en forma de corazón y una carta roja con un corazón que la mantiene sellada,) son de una persona que me dijo que no dijera quién es.
Fernando: (Sorprendido.) ¿Qué? (Se percata de que Lyle está observando la escena; al entrar en pánico jala al joven para meterlo a la casa y cierra la puerta.)
****
(Dentro del apartamento. Fernando camina hasta la sala y permite que el joven se acerque a la sala.)
Fernando: (Habla con un poco más de calma.) ¿Quién te envió?
Joven: (Sostiene el paquete todavía en la mano.) No puedo decirte.
Fernando: (Sospechando.) ¿Alguna pista?
Joven: Tampoco puedo. A mí lo único que me informaron es: "Ve a entregar esto a Fernando Torres; el chico que vive…" (Se detiene al escuchar la voz de Fernando.)
Fernando: (Intenta no entrar en pánico.) Sí, ya, está bien, me quedó claro que no hablarás.
Joven: ¿Dónde dejo la entrega?
Fernando: (Señala la mesita de centro.) Aquí en la mesa.
Joven: (Deja la carta y la caja.) Son veinticinco dólares.
Fernando: (Contempla con incredulidad al adolescente.) ¿Qué?
Joven: (Mira con seriedad a Fernando.) Solamente acepto efectivo.
Fernando: ¿Veinticinco? ¿Y yo por qué tengo que pagarte?
Joven: Porque el servicio es de propinas, no de pagas. Quién recibe paga.
Fernando: (Cruza los brazos y reprocha.) ¿Servicio? ¿Trabajas en una paquetería o algo así?
Joven: No, esto es un servicio que he decidido prestar a los amigos que me lo han pedido. (Sonríe seguro.) Además, es una forma para obtener algo que necesito.
Fernando: (Sin comprender del todo, mueve un poco la cabeza hacia la derecha.) …
Joven: (Da un paso más hacia Fernando.) ¿No pagarás?
Fernando: (Suspira.) …
Joven: (Gira un paso y se acerca a la mesita de centro.) Entonces debo llevarme el paquete.
Fernando: (Con extrema curiosidad.) ¿Es enserio?
Joven: Sí.
Fernando: (Desiste de su pose seria. Camina hacia las escaleras.) Bien, bien; mira, espérame aquí. Iré por el resto para completar los veinticinco.
Joven: Claro, ¿puedo sentarme?
Fernando: Sí. (Sube por las escaleras a toda prisa.)
Joven: (Se sienta en el sofá y espera en la sala.) Tiene buen gusto; los muebles son lindos.
Fernando: (Baja las escaleras y se acerca al joven. Ofrece unos billetes.) Aquí tienes, veinticinco dólares.
Joven: (Toma el dinero.) Excelente. (Se pone de pie.) Mi trabajo aquí ya terminó.
Fernando: (Habla con rapidez.) Espera, dices que haces entregas, ¿verdad?
Joven: (Contempla a Fernando.) Sí.
Fernando: ¿Qué tipo de clientes tienes?
Joven: La mayoría son mis amigos de la escuela.
Fernando: (Pensativo.) Oh… Comprendo.
Joven: (Interesado.) Podría hacer una excepción.
Fernando: ¿De verdad?
Joven: (Guarda el dinero en su mochila.) Tendría que cobrarte extra para darte mis datos.
Fernando: (Incrédulo.) ¿Estás bromeando?
Joven: No.
Fernando: (En forma de queja.) Al final el servicio que brindas es tan caro como el de las paqueterías.
Joven: Claro que no; sólo serían cinco dólares más.
Fernando: (Cuenta el dinero extra que le quedó y contempla al joven. Decide darle cinco dólares más.) Ahora sí, dime tus datos.
Joven: (Acepta el dinero y lo guarda de vuelta en su mochila.) Mi nombre es Aryan, hago envíos de todo tipo, excepto a la parte suroeste de la ciudad.
Fernando: (Sin sospechar.) Supongo que es por obvias razones.
Aryan: Mi número es el 010-43-64-776, también puedes encontrarme en la Plaza central, en la fuente monumental, o en la preparatoria Miracle-Top o en la escuela St. Angelius.
Fernando: (Analizando la imagen del muchacho.) ¿Eres estudiante de preparatoria?
Aryan: (Con un tono plano.) Sí.
Fernando: (Consternado por el bienestar del adolescente.) ¿Y por qué haces esto?
Aryan: Ya te dije, porque así podré ganar algo que estoy buscando. Además, le hago el favor a los idiotas que no tienen el valor de hablar con otros.
Fernando: (Sorprendido por las palabras del joven.) Comprendo.
Aryan: (Da la media vuelta y camina hacia la entrada.) Me retiro. Disfruta tu paquete.
Fernando: (Se acerca al joven y llega hasta la puerta primero.) ¿No me dirás nada?
Aryan: No, ya que la confidencialidad es una de las cualidades de mi servicio.
Fernando: (Un poco molesto.) Vamos, tan siquiera el nombre de la persona que envió el paquete.
Aryan: (Se queda parado esperando a que Fernando abra la puerta.) Lo siento. Por cierto, tienes un departamento genial.
Fernando: (Acepta las palabras del menor.) Gracias. (Abre la puerta y despide a Aryan. Cierra la puerta, regresa a la sala y toma la carta y la caja. Se sienta en el sofá.) ¿Qué rayos es esto? (Abre la carta y la lee.) "Fer, ¿te gustaría ser mi novio?" (Sorprendido.) ¿Qué? ¿Quién rayos mandó esto? (Abre la caja de corazón y se encuentra con un par de fotografías de él mismo. Sujeta algunas y las analiza.) La calidad es muy buena, se ve que las tomaron con una cámara profesional. Debe tener experiencia… (Detiene sus palabras y se molesta un poco.) ¿Pero qué rayos? ¿Por qué digo esto? ¿Quién me tomó estas fotos? Será mejor que le informe a Héctor. No, no; mejor a Irvin. Sí a él. (Saca su celular del pantalón y marca el número de Irvin.) ¿Irvin? (Habla con rapidez.) Hola, soy yo, Fer. Oye, ¿estás ocupado? ¿No? Genial. ¿No podrías venir a mi casa? Lo que pasa es que quiero mostrarte algo. Yo te espero. (Cuelga el teléfono y se queda sentado en la sala revisando las fotografías y la carta.)