Después de que Fernando y Héctor esparcieran la noticia de que buscan a un nuevo compañero de apartamento, por fin ha llegado el día en que ambos estarán entrevistando a varias personas interesadas.
***
(En el apartamento están seis personas sentadas en la sala, mientras que Dustin los llama por lista. En la cocina están Fernando y Héctor sentados esperando a la primera persona para comenzar con la elección.)
(En la sala.)
Dustin: (Con una libreta en la mano y en la otra con una cerveza.) Bueno, que pase el primer chico. (Le pide a un joven de cabello castaño y con apariencia muy afeminada. Hablando con su tono usual sarcástico.) Por favor entra a la cocina, allí te interrogaran para saber si eres culpable del asesinato de la abuela del primo del tío del sobrino del amigo del abuelo de Fernando.
Joven: (Observa confundido.) ¿Disculpa?
Dustin: (Con una sonrisa en el rostro.) Sólo ve a la cocina y ya.
(En la cocina.)
Joven: (Entra. Toma asiento y mira a los dos chicos frente a él.) Hola, buen día.
Héctor: (Frente a él hay una cerveza de lata; está sentado junto a Fernando pero tiene los brazos sobre la mesa.) ¿Nombre?
Joven: Peter, Peter I. Karman.
Fernando: (Sonríe. Está en la otra silla junto a su amigo; frente a él hay una libreta donde hace algunas anotaciones. Muestra una pose amigable.) Hola, buen día, Peter. Yo soy Fernando y él es Héctor, mi amigo.
Héctor: (Tajante.) ¿Trabajas?
Peter: (Hablando lo más cordial posible.) Sí.
Héctor: ¿En dónde?
Peter: En el café "Hell-Ground"… (Se expresa un poco incrédulo.) Héctor, somos camaradas de trabajo.
Héctor: (Ignora el último comentario de Peter) ¿Cuánto es lo que ganas al mes, aproximadamente?
Fernando: (Preocupado.) Héctor, no seas así.
Héctor: (Insiste.) ¿Peter?
Peter: Mil quinientos dólares… Héctor, tú ganas casi lo mismo que yo, ¿no?
Héctor: (Bebe un poco de la cerveza.) ¿Sexo?
Peter: (Confundido.) ¿Masculino?
Héctor: ¿Seguro?
Peter: (Dudoso.) S-Sí…
Fernando: (Intenta sonar lo más amable y tranquilo posible.) ¿Qué edad tienes?
Peter: Dieciocho.
Fernando: (Anota en la libreta.) Muy bien.
Héctor: ¿Estás dispuesto a levantarte a las seis de la mañana, hacer el desayuno para los tres, lavar los platos, lavar la ropa, planchar la ropa, recoger la casa y hacer la comida?
Fernando: (Mira con incredulidad a Héctor.) Héctor, no es una chacha.
Peter: (Un poco molesto.) ¿Cómo?
Héctor: (Todavía tajante.) Bueno, creo que eso es todo. Gracias por venir. Deja tus datos completos con el rubio estúpido que está en la sala… Nosotros veremos si te llamamos.
Fernando: (Suspira.) Este…bueno…sí… Espero que tengas un buen día.
Peter: (Decepcionado.) ¿Es todo?
Héctor: (Bebe de la cerveza y habla con un poco de molestia.) Largo… ¡adiós! ¡Sal de la cocina, ya no te quiero ver aquí!
Peter: Bien… (Sale de la cocina al arrojar una mirada de enojo hacia Héctor.)
Fernando: (Renegando.) ¿Qué fue todo eso?
Héctor: (Inmutado.) Nada, simples preguntas.
Fernando: Eso no es tener tacto con las personas.
Héctor: (Termina toda la cerveza de un sorbo.) Descuida, él no es una persona.
Fernando: ¿Estás bromeando?
Héctor: No; aparte, Peter es camarada, sólo que no quiero meterme en problemas… Así que es mejor que no esté con nosotros.
Fernando: (Un poco molesto.) Comprendo, pero hay formas de decir las cosas.
(En la sala.)
Peter: (Se dirige a Dustin.) Disculpa, ¿dónde dejo mis datos?
Dustin: (Agarra una hoja de una de las mesitas junto al sillón de la sala y la entrega.) Aquí; llena esta hoja y ellos se comunicarán contigo en unos días.
Peter: (Acepta la hoja pero no anota sus datos.) Lo dudo… A Héctor no le agradó la idea de tenerme aquí en el apartamento.
Dustin: Tal vez sea porque ya no quiere a otro flaco.
Peter: (Muestra confusión.) ¿Qué?
Dustin: (Sonríe con descaro.) Bueno, chico, un gusto, por allá está la puerta. (Señala hacia la salida. Luego ve la lista que trae en la mano y grita.) ¡El siguiente!
Peter: (Habla con desilusión.) Adiós. (Sale de la casa.)
Dustin: (Se acerca a él una joven de cabello multicolor.) Señorita… Hola…pase por favor… (Muestra la entrada de la cocina. La chica no dice nada y sólo entra a la cocina)
(En la cocina.)
Héctor: (Contempla a la joven.) Toma asiento, por favor.
Fernando: (Amable.) ¿Cuál es tu nombre?
Joven: (Con un tono amigable. Sus ojos son de un azul claro y su tez pálida. Su cabello multicolor combina con su atuendo de un vestido casual y blanco.) Cassidy.
Héctor: (Interesado.) Muy bien, dulzura, dinos, ¿en dónde trabajas?
Cassidy: (Sonríe.) Estoy trabajando como ayudante de maquillador e imagen con el diseñador Braulio.
Fernando: (Recuerda algo de inmediato y habla un poco exaltado.) Yo te conozco. (Presta atención a la muchacha.)
Cassidy: Sí, estudiamos en la misma facultad, pero yo estudio artes visuales y plásticas, tú estás en el área de escena fotográfica y director de cine.
Fernando: Por eso te he visto.
Héctor: (Bebe de la cerveza e interrumpe la conversación de los otros dos.) Y dime, cariño, ¿cuánto ganas?
Cassidy: Trece mil dólares aproximadamente.
Fernando: (Sorprendido.) ¡Guau!
Héctor: (Complacido.) Sí, es bastante.
Cassidy: (Señala a los dos jóvenes.) ¿Ustedes son…?
Héctor: (Consternado.) ¿Oh?
Fernando: (Comprende y responde algo apenado.) No, no, no, sólo somos amigos.
Cassidy: (Muestra una sonrisa casual.) Oh, lo que pasa es que Irvin me comentó que vivías con tu novio.
Fernando: (Algo molesto.) No, por dios, Héctor es sólo mi amigo.
Héctor: (Sigue con su tono casual.) Ese Irvin, diciendo lo que quiere. Pero, descuida dulzura, yo bateo derecho.
Cassidy: (Sin creer las palabras de Héctor.) Ya… Claro.
Fernando: (Intenta hablar lo más calmado posible.) Y…¿qué edad tienes?
Cassidy: (Con un tono relajado.) Veintiuno.
Héctor: Perfecto.
Fernando: (Haciendo anotaciones.) Claro, somos de la edad… Qué idiota soy.
Cassidy: Este lugar es bastante lindo, supongo que por eso necesitan ayuda.
Héctor: (Coloca los brazos sobre la mesa y coquetea.) De hecho, pero si quieres puedes quedarte de inmediato.
Fernando: (Interviene con rapidez.) No, digo, aún tenemos cosas qué discutir mi amigo y yo…¿verdad, Héctor? (Mira a Héctor esperando una respuesta positiva.)
Héctor: (Mira a Fernando sin comprender del todo.) ¿Qué? Ah, sí… Cierto… (Regresa el interés a Cassidy.) Nosotros te hablaremos… Sólo una cosa más, ¿tienes novio?
Cassidy: Sí.
Héctor: (Un poco desilusionado.) Oh…mala suerte.
Fernando: (Más tranquilo.) Bueno, es todo. Gracias por venir.
Cassidy: Claro, hasta luego. (Se despide con un ademán, abandona la silla y sale de la cocina.)
Fernando: (Regresa el interés a Héctor.) Héctor, sólo porque sea chica no la vamos a dejar entrar tan fácilmente.
Héctor: (Recarga el cuerpo hacia atrás y bebe el resto de la cerveza.) ¿Por qué no?
Fernando: Porque ella tiene una fama algo…mala… Dicen que es drogadicta y cosas así.
Héctor: (Sin inmutarse.) Yo me drogaba.
Fernando: Sí, pero ella es de las organizadoras de las fiestas más salvajes de la facultad.
Héctor: ¿Y?
Fernando: (Molesto.) ¿Cómo que "y"?, ¿quieres que nuestro departamento termine siendo un hotel o una especie de lugar para fiestas todos los fines de semana?
Héctor: (Sonríe cínicamente.) No me molestaría.
Fernando: (Hace ademanes con las manos para dramatizar.) Por supuesto que sí, luego con tus proyectos te alteras todo si no duermes.
Héctor: (Acepta las palabras de su amigo.) Está bien, entonces hay que seguir entrevistando.
(En la sala.)
Cassidy: (Se acerca a Dustin que está parado a un lado de las escaleras.) Mis datos…¿te los doy a ti?
Dustin: (Le da una hoja a Cassidy.) Sí, por favor, aquí está la hoja para que la llenes con la información necesaria.
Cassidy: (Ignora la hoja.) ¿Me prestas tu celular?
Dustin: (Muestra un poco de confusión pero entrega su móvil al sacarlo de su bolsillo.) Sí…aquí está.
Cassidy: (Anota su número en el celular y regresa el teléfono al terminar.) Llámame, guapo. (Sale del apartamento.)
Dustin: (Como bobo sigue con la mirada los pasos de Cassidy.) Rayos…qué mujer… ¿Siguiente? (Regresa el interés a la hoja y espera a que un joven se acerque a él.) Pasa a la cocina. (Indica con un ademán.)
Joven: (Acepta la orden.) Sí, gracias. (Camina hacia la cocina y entra.)
(En la cocina.)
Héctor: (Se dirige al joven que entró.) Hola qué tal… Toma asiento.
Fernando: (Con amabilidad.) Hola.
Joven: (Se sienta y muestra una sonrisa extraña. Su tez es en exceso pálida y usa su cabello muy largo trenzado detrás. Su ropa es de la moda gótica y está lleno de piercings y tatuajes.) Hola…¿ustedes son los que viven aquí?
Fernando: Sí.
Joven: ¿También el otro sujeto?
Héctor: (Con sarcasmo.) No, él sólo es la bailarina exótica.
Joven: (Incrédulo.) ¿La qué?
Héctor: (Cruza los brazos.) ¿Cuál es tu nombre?
Joven: Randy Gusteau.
Héctor: ¿Sabes cocinar?
Randy: Sí.
Héctor: ¿En qué tipo de comida te especializas?
Fernando: (Demasiado confundido por la pregunta de Héctor.) ¿Héctor?
Randy: (Habla con un tono fluido y seguro.) En la tradición del país, también sé hacer comida rápida del país de Cadenas.
Héctor: ¿Sabes planchar?
Randy: (Titubea un poco.) Eh…supongo que sí.
Fernando: (Interviene.) ¿Disculpa, en dónde trabajas?
Randy: Soy diseñador de mercadotecnia, pero trabajo por mi cuenta.
Fernando: (Anotando en la libreta.) ¿Entonces no tienes un sueldo seguro?
Héctor: (Sin interés en la pregunta de Fernando.) ¿Puedes hacer este tipo de platillos? (Toma un libro de recetas que está cerca de la barra de cocina y lo muestra en la página donde está su comida favorita.)
Randy: (Observa la imagen del libro.) Sí, no creo que sea complicado.
Fernando: (Un poco molesto.) Héctor…
Héctor: (Complacido.) Genial, me muero por que vivas aquí. Tienes todos los talentos que estamos buscando.
Fernando: (Mira los apuntes en su libreta.) Randy, respecto al sueldo…
Randy: (Dirige la atención hacia Fernando.) Bueno, depende del trabajo, a veces gano unos mil dólares, otras veces puedo llegar a ganar hasta ocho mil.
Fernando: (Esconde su consternación.) Oh…¿pero es irregular?
Randy: Sí.
Héctor: (Deja el libro en la mesa y mira con interés a Randy.) ¿Te molesta lavar la ropa de otras personas?
Randy: No, para nada.
Héctor: ¿Hacer quehacer hogareño?
Randy: No; de hecho me gusta limpiar y ordenar los lugares.
Héctor: Perfecto… ¿Cuándo quieres empezar?
Fernando: (Molesto.) ¡Héctor! (Ahora se dirige a Randy.) Discúlpalo, tiene problemas para tratar a las personas.
Randy: (Imparcial.) Okey.
Héctor: (Sin mostrar cambios en su actitud cínica.) Yo no tengo problemas.
Fernando: (Mira sus apuntes para continuar.) Y…¿no estás estudiando?
Randy: Sí, hago una maestría en línea.
Fernando: ¿Qué edad tienes?
Héctor: (Otra vez interrumpe.) ¿Incluso lavarías el baño?
Randy: (Un poco sorprendido.) Pues…sí. (Suspira y aclara la garganta.) Tengo veintiséis años.
Héctor: Eres más grande que nosotros.
Fernando: En un promedio al mes, ¿cuánto sería tu ingreso más o menos?
Héctor: ¿Te molestaría levantarte temprano y hacer el desayuno?
Randy: (Pensativo.) Aproximadamente unos… mil doscientos dólares. (Ahora se dirige a Héctor.) Y no, no me molestaría hacer el desayuno.
Héctor: (Sonriente.) Eso está bien.
Fernando: (Suspira para tranquilizar su enojo.) Eso es todo, gracias por venir. (Se expresa con amabilidad al contemplar a Randy.) Nosotros te llamaremos, deja tus datos con el chico rubio de la sala, por favor.
Randy: Sí, está bien. Un gusto. (Se levanta de la silla y abandona la sala.)
Héctor: (Saca otra cerveza de la nevera al girarse en la silla.) Me gusta: es servicial, aparte podría hacerse cargo de los quehaceres de la casa y ya no tendríamos que preocuparnos de nada.
Fernando: (Observa a Héctor con incredulidad.) Héctor…¿no escuchaste? Sus ingresos son variados y puede que haya meses en los que sólo gane poco, y se convertiría en una carga para nosotros.
Héctor: (Abre la lata de cerveza y da un trago.) Pero puede lavar el baño y así no tendríamos que pelear.
Fernando: Pero prefiero seguir lavando el baño a que alguien nos deje sin dinero para la renta y los gastos del departamento.
Héctor: (Acepta las palabras de su amigo.) Bien, genio, hay que buscar más opciones.
(En la sala.)
Randy: (Se acerca hasta Dustin que está cerca del estante.) A ti te dejo mis datos, ¿cierto?
Dustin: Sí, (le entrega la hoja para llenar,) aunque lo de tener zombies en casa ya pasó de moda.
Randy: (Confundido.) ¿Disculpa?
Dustin: (Ignora la pregunta y sonríe.) Los chicos te hablarán en unos días si es que les agradas… O tal vez te manden un mensaje de ultratumba.
Randy: (Un poco molesto.) Mejor me voy. (Sale del apartamento.)
Dustin: (Se despide con un ademán y asiente con la cabeza.) Creo que ahora los zombies son más raros… (Regresa a la lista y grita.) ¡Siguiente! (Una chica de cabello castaño y largo se acerca a él.) Entra la a cocina, lindura.
Joven: Gracias. (Se dirige hacia la cocina.)
(En la cocina.)
Héctor: (Habla con galantería al ver a la muchacha.) Hola, toma asiento.
Joven: (Acepta el gesto y ocupa la silla frente a los dos. Tiene el cabello castaño y largo, sus ojos son de un tono café oscuro y su tez es un poco morena. Es delgada, aunque de estructura gruesa, y viste con ropa un poco elegante. Está maquillada de una forma muy profesional.) Gracias.
Fernando: (Inicia con los apuntes.) ¿Cuál es tu nombre?
Joven: (Habla con un tono casual y desinhibido.) Nidia Aymara, tengo veintidós años y trabajo en una heladería que se llama Ghost's Ice Cream.
Héctor: (Con un tono neutral.) Okey, ¿y cuánto ganas, linda?
Nidia: Mil ochocientos dólares, pero recibo mucho dinero en mi cuenta escolar por una beca que tengo.
Fernando y Héctor: (A la par.) ¿Cuánto?
Nidia: (Sonríe.) Casi diez mil dólares al mes.
Fernando: (Sorprendido.) Es…bastante dinero.
Nidia: Sí.
Héctor: (Bebe de la cerveza.) ¿Y tienes algún pasatiempo…?
Fernando: (Haciendo memoria.) Creo que te he visto en la escuela… O en algún otro lugar…
Nidia: (Sonríe con alegría.) Sí, en el antro del centro de la ciudad, el que se llama Kilo' Waltz. A veces nos hemos visto allí, porque sé que eres cliente frecuente.
Héctor: (Sospechando.) ¿Estamos hablando del mismo Kilo' Waltz?
Nidia: Sí.
Héctor: (Un poco incómodo.) Ese…antro…
Nidia: Sí.
Héctor: (Hace un esfuerzo por esconder su incomodidad y baja los brazos de la mesa.) Bueno…chica…amigo…lo que sea… Nosotros te llamamos luego.
Nidia: (Incrédula.) Oh…bueno…espero y se animen a tenerme de compañera en su apartamento. (Sonríe con amabilidad.)
Fernando: (Sin comprender qué pasa entre Héctor y Nidia.) Pues… Sí, nosotros te llamaremos.
Héctor: (Tajante.) Adiós.
Nidia: ¡Adiós! (Se pone de pie y sale por la puerta.)
Héctor: (Molesto. Bebe dos tragos de la cerveza y cruza los brazos.) No, no quiero a un tipo como él.
Fernando: (Dudoso.) ¿Un tipo? Pero creo que la he visto en otro lugar… Y extrañamente creo que tiene que ver con Paolo.
Héctor: Sí, pues es de esos que participan en un los desfiles gay y que van vestidos como reinas… Pero es un hombre.
Fernando: (Totalmente sorprendido.) ¿Un hombre? Yo vi a una mujer.
Héctor: Pues no quiero a un travesti en nuestro apartamento.
Fernando: (Incómodo y decepcionado.) Está bien. Si tú lo dices entonces borraré su nombre.
(En la sala.)
Dustin: (Ve a Nidia salir de la cocina.) Hey, chica, ¿no dejarás tus datos?
Nidia: (Con desilusión.) No será necesario. Hasta luego. (Camina hacia la salida y deja el apartamento.)
Dustin: (Sorprendido.) ¿Ahora qué mierda dijo el cabrón de Héctor? (Ve la lista.) Bueno… ¡Siguiente! (Un chico de cabello estilizado a la moda y pintado en tonos grises se acerca a él.) Pasa a la cocina, amigo.
Joven: (Sonríe con amabilidad.) Por supuesto. (Se dirige hacia la cocina y entra.)
(En la cocina.)
Fernando: (Muestra una sonrisa y señala la silla sola.) Hola, pasa, siéntate.
Joven: (Se sienta. Su cabello gris hace juego con sus ojos café claros y su tez pálida. Viste a la moda y su cuerpo es atlético y un poco musculoso.) Gracias.
Héctor: (Con mucha seriedad.) ¿Nombre?
Joven: Rodrigue.
Héctor: (Se relaja y decide bromear.) ¿Y sabes rico?
Rodrigue: (Siguiendo el juego de Héctor.) No lo sé…¿quieres probarme?
Fernando: (Se altera un poco.) No, nadie va a probar a nadie (Escribe algunas notas en la libreta y luego contempla al muchacho.) ¿Trabajas?
Rodrigue: (Mira a Fernando.) Sí.
Héctor: (Sarcástico.) ¿Eres rico?
Rodrigue: Gano aproximadamente cuatro mil quinientos dólares.
Fernando: (Sorprendido.) Es bueno.
Héctor: ¿Sabes cocinar?
Rodrigue: Sí.
Fernando: ¿En qué trabajas?
Rodrigue: Soy jefe de un departamento en le Super Mirano's Market.
Héctor: ¿Te dan despensas y eso?
Rodrigue: Sí, de hasta dos mil dólares, a veces.
Fernando: ¿Estudias?
Rodrigue: No.
Fernando: (Anota con rapidez en la libreta.) Muy bien.
Héctor: ¿Sabes lavar platos?
Fernando: (Se ríe un poco.) Sí…digo, ¿quién no sabría lavar trastes?
Héctor: Baker no sabe… Pero bueno, qué podemos esperar de un rubio estúpido.
Fernando: (Ignora el último comentario de su amigo.) ¿Tienes algún pasatiempo favorito?
Rodrigue: (Relajado.) Me gusta leer, la repostería, ir al gimnasio, los videojuegos.
Héctor: (Se interesa en las palabras de Rodrigue.) ¿Repostería?
Rodrigue: Sí.
Héctor: ¿Y sabes hacer todo tipo de pasteles?
Rodrigue: Mientras tenga la receta, sí.
Héctor: (Sarcástico.) ¡Oh! ¡Eres como un dios!
Fernando: (Desaprueba las palabras de Héctor, pero continúa con la entrevista.) Este…bueno… ¿No te molesta compartir los quehaceres con nosotros?
Rodrigue: No.
Héctor: (Reposa los brazos sobre la mesa.) ¿También sabes hacer postres que no sean pasteles?
Rodrigue: Sí.
Fernando: (Voltea la mirada hacia Héctor y le arroja una mueca de incredulidad.) H-Héctor.
Rodrigue: (Se expresa con seguridad.) También sé mucho de electrónica y computación.
Héctor: (Muy interesado en las palabras de Rodrigue.) ¿Qué programas usas?
Rodrigue: Si te refieres a programar, no tengo uno favorito, pero conozco bastante de los lenguajes básicos.
Héctor: ¿Has clonado cunetas de banco?
Rodrigue: No, pero sé cómo hacerlo.
Fernando: (Interviene con un poco de desesperación.) ¿Tienes mascotas?
Rodrigue: Sí, un gato, pero si no admiten animales puedo dejárselo a un amigo.
Héctor: Descuida, ¿viste al perrito de la sala? (Señala hacia la sala con un ademán.) ¿El güerito? Si tenemos a ese perrito aquí, no nos molesta tener a un gatito.
Rodrigue: (Sonríe con seguridad.) Está bien.
Fernando: (Apenado por los comentarios de Héctor.) Creo que es todo.
Héctor: (Sonriente.) Sí, nosotros te llamamos.
Rodrigue: Okey. (Se levanta.) Por cierto, creo que también podría ayudarles con problemas de carpintería (señala la madera de la cocina que tiene algunos desgastes de pintura.) Otra cosa. Tienen una vecina muy guapa. (Guiña el ojo y sale de la cocina.)
Fernando: (Suspira como si estuviera agotado.) Creo que él es muy buena opción.
Héctor: (Bebe de la cerveza y asiente con la cabeza.) Sí.
Fernando: (Lee en la libreta.) Falta uno.
Héctor: (Ignora a Fernando.) Sí…pasteles; sabe cocinar pasteles.
Fernando: (Niega con la cabeza y suspira.) …
(En la sala.)
Dustin: (Se acerca a Rodrigue y le entrega la hoja.) Tus datos, por favor.
Rodrigue: (Acepta la hoja y anota su información.) Gracias.
Dustin: (Mira la libreta de su mano y revisa.) El ultimo, por favor pase a la cocina. (Observa a un joven atractivo que se dirige a la cocina.)
(En la cocina.)
Fernando: (Se sorprende al ver pasar al joven a la cocina.) Ho...la…
Joven: (Sonríe con picardía al ver a Fernando y se sienta.) Hola, nos volvemos a ver.
Héctor: (Los mira a los dos sospechando.) ¿Se conocen?
Fernando: (Se sonroja un poco.) Este…pues…
Joven: Nos conocimos hace unos días en el Café Patteffé.
Héctor: (Habla con cierta autoridad al dirigirse a Fernando.) ¿Es un cliente tuyo?
Fernando: (Intenta responder de forma coherente.) Bueno…pues…
Joven: (Habla con calma.) Me llamo Lyle.
Héctor: Héctor…mucho gusto.
Lyle: (Espera un poco y decide hablar.) Y ¿qué es lo que quieren saber?
Fernando: (Revisa los apuntes de su libreta.) Pues…
Héctor: ¿Trabajas?
Lyle: Sí.
Héctor: ¿En qué? ¿Cuánto te pagan?
Lyle: Trabajo en un bar y gano tres mil ochocientos dólares al mes.
Héctor: (Mira a Fernando como si esperara algo, pero se percata de la inseguridad que muestra su amigo. Decide proseguir.) ¿Sabes cocinar?
Lyle: No.
Héctor: ¿Lavas trastes? ¿Lavas ropa? ¿Planchas ropa?
Fernando: (Se molesta un poco por la forma en que Héctor interroga a Lyle.) Héctor, no estamos buscando a una chacha.
Héctor: (Sonríe complacido.) ¿Qué? Pues si podemos encontrar una chacha y un roomie al mismo tiempo nos ahorraríamos gastos.
Fernando: (Se sonroja por la pena que siente.) ¡H-Héctor!
Héctor: (Ignora a Fernando y vuelve el interés a Lyle.) ¿Tienes novia?
Lyle: (Inmutado.) No, no tengo pareja.
Fernando: (Contempla a Lyle.) …
Héctor: (Se molesta un poco y cruza los brazos.) Bueno, creo que es todo… Y pues gracias por venir; puedes pasar a dejar nada con el estúpido perro blanco de la sala… Y mejor dejémoslo así.
Lyle: Comprendo.
Héctor: Hasta luego.
Fernando: (Confundido.) ¿Héctor?
Héctor: (Permanece en silencio.) …
Lyle: Hasta luego. (Se levanta y sale de la cocina.)
Fernando: (Suspira para tranquilizarse.) …
Héctor: (Molesto. Bebe de la cerveza y mira a su amigo.) No señor, no quiero que vivamos con un tipo que terminará haciendo algo contigo. Aparte de que el tarado de tu amigo Irvin dice que somos algo…suficiente tengo con eso, Fer. Así que mejor elijamos a uno de los otros cinco.
Fernando: (Completamente desconcertado. Sin darse cuenta de lo que pasaba.) ¿Cómo?
Héctor: (Bufa un poco.) No me estés jodiendo y ayúdame a elegir. No quiero que te hagas el inocente; ese sujeto te llamó la atención y el muy cabrón llegó como si te conociera de tiempo.
Fernando: (Titubeante.) E-Está bien.
(En la sala.)
Lyle: (Se acerca hasta Dustin.) Creo que no será necesario dejar los datos.
Dustin: (Dudando.) Okey.
Lyle: (Sonríe.) Me quedaré con la vecina… A ver si aún no encuentra roommate.
Dustin: ¿Está bien?
Lyle: (Se despide con amabilidad.) Hasta luego, chico. (Camina hasta la puerta principal y sale.)
Dustin: (Sólo contempla la salida.) Okey.
(En el pasillo conector entre departamentos. Lyle se cerca a la puerta y la toca. La vecina abre y charlan por unos instantes, hasta que decide dejarlo pasar.)