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Chapter 3 - El acto de la lágrima.

Me tomó bastante tiempo salir del shock y dejar de llorar, aun no entendía cómo era que me habían desechado, como había dejado que me usaran de esa manera... No se supone que las cosas serían así, no tenían porqué ser así, él es mi Alfa, yo lo había reconocido, mi lobo lo había reconocido y él nunca se equivocaba. Entonces ¿Por qué él sí pudo salir de la habitación como si nada?. Cuando el me dió la espalda y comenzó a caminar sentí que me cortaban el aire, sentí que el lobo me desgarraba la piel del pecho por no reaccionar y dejarlo marchar. Dios, pero si yo le había dado todo lo que soy, todo lo que puedo dar y sin reservas, no me guardé nada ¿Por qué no se quedó? Ah, es cierto, ya me lo dijo, soy insuficiente... Él me dijo que soy un inútil, un débil, que sólo le serviría para tener sexo, como una mucama... ¡Y me lo había dicho mientras aún olía a mí! ¿había algo peor? ¡No Dios! no lo hay... Dios nos da a los Omegas, nos manda desde el cielo a una persona que nos va a amar por el resto de nuestra vidas, sin importar nuestro físico, profesión o personalidad, los lobos se eligen entre ellos, se reconocen, porque sólo hay una media mitad, según Dios nadie me amará tanto como él y él... Me rechazó, le doy asco a mi Alfa. Sólo pensarlo me hace querer gritar al cielo, tan alto y con todas mis fuerzas, que cuando Dios mi grito sepa que lo que escribió para mi vida me hace daño.

No tenía fuerzas para caminar pero no podía quedarme ni un segundo en una habitación que olía tanto a él. Me levante de su cama con una tristeza demoledora y un dolor insoportable, no sólo en el alma y el corazón, sino también en mi trasero.

Busqué en la habitación mi ropa y la encontré destruida, definitivamente no tenía fuerza para hacer más que eso, entonces hice lo que siempre hago cuando ya no queda ni gota de energía en mí, tomé la de el lobo, me transformé en él y salí de esa casa, como un perro que fue apaleado en la casa de un vecino, no era tan diferente después de todo.

Luego de salir de ahí me dirigí al patio trasero y me eché bajó un árbol de limón haciéndome volita.

Afortunadamente para cuando llegaron mis padres ya habían pasado dos días, dos días en los que había pasado treinta y seis horas debajo de la regadera, bañándome y poniéndome cuanta cosa se me ocurriera que tuviera olor, llegué hasta a bañarme con café... Gracias al cielo el olor de Camiel se borró de mi después de todo esos baños, por nada del mundo dejaría que mis padres se enteraran que soy un desvergonzado que se acostó con... Su Alfa, y fue rechazado. Después de pensarlo con detenimiento había decidido que era mejor así, aunque me hubiera roto el corazón era mejor que hubiera sido tan sincero conmigo, no justificaba su crueldad, pero para mi era mejor, así dejaba de perder tiempo ilusionándome con él, así dejaba de ser tan estúpido y ponía los pies en la tierra. Claro que eso no significaba que en las noches no llorara como loco y luego despertara con los ojos hinchados, gracias a Dios el maquillaje hace maravillas.

Pero empiezo a odiar mi suerte, justo después de tres días de haber llegado mis padres llega mamá y me suelta como si nada un. -Oh, olvidé decírtelo, el señor Albert nos pidió arreglar su casa, ya sabes, decorarla, Camiel por fin decidió sentar cabeza y le pedirá formalmente a los padres de Zac permiso para iniciar una relación con él ¿no es grandioso? Son tal para cual- Eso fue un puño en mi corazón, alguien tomó mis pulmones y los estrujó.

-Ol-Olvidé el agua del té, ya vengo- y me fuí a la cocina, qué té ni que nada, lo que quería era sacar un río con mis ojos y ahogar sollozos. Y lo peor es que no puedo negarme a ayudar sin que parezca que actuó extraño, después de todo Zac es mi mejor amigo y sólo Mi madre sabe más que Dios lo mucho que me gusta decorar cosas.

Al final ayudé a mi mamá a decorar, pintar y lo que le sigue, total, sólo era eso. La casa de Camiel vista sin la capa de pasión que nubla los ojos, es horrible, le falta personalidad, toque femenino, es demasiado simple, pero ¿qué se puede esperar? pertenece a dos Alfas que además casi nunca están en casa, justo como ahora, se lo agradecía al cielo, aun no me sentía capaz de ver a Camiel de frente sin asegurar que no lloraría y le rogaría que se lo pensara. Lo que me recuerda que tomé una decisión de omega dolido, demasiado precipitada pero ya esperé mucho por él, en vano además, él nunca va a ser mío... De verdad quiero tener una familia con hijos, pero si sigo así llegaré a los veinticinco soltero aun, por eso pensé en una de las propuestas que había recibido de cortejamiento, en total eran seis, sé que son pocas pero es lo que hay, decidí que aceptaría la propuesta de David, un Alfa que es hijo de un amigo de papá, trabaja como arquitecto para los humanos y es un gran partido para un omega hogareño como yo. Tengo la esperanza de que el amor llegue después, eso fue lo que le dije a mis padres, ellos aceptaron decisión poco convencidos pero lo aceptaron y decidieron que se pondrían en contacto con el Alfa en cuanto saliéramos del tema de Zac y Camiel, hasta sus nombres lucen bien juntos, no pude evitar pensar torturándome.

El día de la cena dónde Camiel se comprometería con Zac ya había llegado, yo me ocupe distrayéndome durante todo el día haciéndome la manicura de los pies y de las manos, no quería pensar en eso, no quería de verdad. Al final admiré mis uñas, habían quedado preciosas pero ¿para qué? Nadie diferente a mamá las apreciaría y hablando de ella...

-¿Pero qué haces ahí sentado?-me preguntó acercándose y admirando mi trabajo -Ooh- fue todo lo que dijo mirándome después las uñas de los pies. -Oh cielo, es estupendo, el alumno ha superado al maestro-me dijo emocionada, yo sonreí halagado.

-Bueno, bueno, ahora termina de arreglarte, solo tienes una hora-dijo mamá intentando irse pero la frené.

-¿Una hora?¿arreglarme para qué?- Quise saber.

-Para la cena, oh, no te lo dije, claro, jaja lo olvidé, fuimos invitados a presenciar el momento, igual nosotros ayudamos y conocemos aZac desde que era de este tamaño- dijo mostrando su pulgar exagerando -Jaja es tu mejor amigo, es obvio que tienes que estar ahí- y sin más se fue.

¡Mil veces ¿por qué?! Aaah, no puedo estar ahí, definitivamente no puedo, Dios... ¿Vas a obligarme a ver algo tan doloroso?.

-Para la cena, oh, no te lo dije, claro, jaja lo olvidé, fuimos invitados a presenciar el momento, igual nosotros ayudamos y conocemos a Zac desde que era de este tamaño- dijo mostrando su pulgar exagerando -Jaja es tu mejor amigo, es obvio que tienes que estar ahí- y sin más se fue.

¡¿Mil veces por qué?! Waaa, no puedo estar ahí, definitivamente no puedo.

Dios ¿Vas a obligarme a ver algo tan doloroso?.

Por más que lloré y pataleé terminé yendo, tal vez después de todo soy bien masoquista.

Llegamos antes porque mamá tenía que acomodar la mesa y servir la comida, yo tenía que ayudarle...

El tiempo no nos alcanzó y todos llegaron a las ocho en punto.

Los Altas se sentaron en la mesa, incluyendo a Camiel, al cual yo no miraba, sólo sabía que estaba ahí porque podía ver si figura de reojo, era un borrón, y también porque su olor me lo decía...

Al final irónicamente como el había dicho terminé siendo su mucama...

El timbre sonó y yo fuí a abrir la puerta mientras mamá terminaba de poner las últimas copas y las llenaba.

Al abrir la puerta vi a Zac feliz, sonriendo de oreja a oreja, viéndome ahí como su mayordomo.

Con un golpecito en el hombro que casi me hace caer y que me dolió mucho me saludó.

Yo lo abracé y Con la tristeza y la hipocresía del alma lo felicité, luego saludé a sus padres y les pedí seguir.

-Demonios Daniel, nunca pensé comprometerme antes que tu, estoy tan feliz- Me comentó Zac aún en la puerta.

-Sí, yo tampoco lo imaginé y mirate ¿Piensas seguir en...-No me dejó terminar.

-¡Claro que sí! eso es lo que nos gusta a los dos, ambos trabajamos en lo mismo y comprendemos el amor por nuestra profesión, es genial, él es el mejor, cualquier otro alfa me hubiera pedido que abandonara pero él no, él me comprende y me quiere-dijo el tal vez con la misma sonrisa que yo tenía al imaginarme mi vida junto a él, el lobo me ayudaba a no salir corriendo a llorar.

-¿Piensas tener hijos entonces?- me torturé pensando en sus cachorros, los hijos que tendría con otro... Con mi mejor amigo. 

-Pues por ahora no, nuestro trabajo es la prioridad por ahora, pero no te creería lo gentil que puede llegar a ser, sé que es frío pero me encanta- "Tienes razón, nunca voy a creerlo porque nunca conoceré su parte dulce" pensé dolido, se supone que sería yo quién quitaría el hielo de su corazón.

-Oh, luego me lo cuentas todo-le dije por zafarme, realmente ya no quería escuchar más -Ya vamos muy tarde-

Ya sentados en la mesa, Zac junto a Camiel y yo junto a mi padre al otro lado, para mi desgracia frente a ellos, y comenzó la función del circo.

MORADA. ¡Que suenen los aplausos!.

Acto primero: -¿Cuales son las intenciones que tiene con mi hijo?- preguntó el padre

-Planeo casarme con él-

-¿Y la mucama?-

-Puede tender la cama y calentarla un poco si quiere-. JAJAJAJA risa del público.

Acto segundo: -¿Planean tener hijos?-

-En el futuro-

-¿Y la mucama?-

-Puede cuidarlos- JAJAJAJA risa del público.

Acto tercero: - ¿Y como fue que se conocieron?

-En una fiesta-

-¿Y a la mucama?-

-Ella servía el vino- JAJAJAJA risa del público.

Cuarto acto: -¿Quién puso la mesa?

-Yo-

-¿En serio?-

-No, la mucama- JAJAJAJA risa del público.

Quinto acto: -¿Quién sirvió la cena para sellar el compromiso?-

-Yo-

-¿En serio?-

-No, la mucama-JAJAJAJA risa del público.

¡Ya ahora señores y señoras, El acto final! LA MAGIA. Para esto elegiré a alguien del público. Si usted jovencito, ¿ve esa lágrima? sí, esa que se escapó. ¿La vez? el chico asintió.

Daniel pasó la mano rápidamente por su cara y siguió comiendo como si nada.

¡Pues ahora no!. La magia de la lágrima ante ustedes señores. Aplausos de un público eufórico.

FIN DE LA OBRA.

-Daniel, Daniel - Ah, no me di cuenta que me llamaban y menos que ahora todos me miraban.

-Si digame- Contesté por fin.

-¿Cuándo te comprometerás tú?- Preguntó la mamá de Zac.

-Aún no lo sé- fue todo lo que dije, luego seguí comiendo, total era verdad.

-Ya aceptó ver a un chico que nos pidió permiso para cortejarlo, sólo que no estamos muy convencidos- Completó la información mi madre por mi.

-¿Sí? ¿Y quién es el afortunado?-le preguntó la curiosa mujer.

-Se llama david, es arquitecto, un gran partido-

-Oh, sí, lo es- Aseguró -Agárralo y no lo dejes ir muchacho, esos son escurridizos- Me dijo la señora, yo por respeto sólo asentí con la cabeza.

Daniel no pudo evitar pensar que todo eso era un mal chiste, ya no había nada que esperar, no quería nada más que él, pero todo parecía terminar, aunque si alguien le preguntaba si aun guardabas esperanzas de una vida junto a él diría que si sin dudar, Daniel creía en Dios y en sus milagros.