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Chapter 2 - CAPITULO 1 - CANDIDO AMANECER

— 01 —

Erase un día jueves tranquilo de otoño en el reino de Dagestan, mi tierra natal, un lugar muy acogedor lleno de casas pintorescas y algunos templos de piedra y ladrillos, sin olvidar de sus maravillosos vitrales que hacen armonía con su diseño rodeaban cada parte de las ciudades, los bulevares hechos de piedra caliza asfaltada lo hacían muy llamativos, sin lugar a duda un reino al cual no dudaría alguien en vivir, no olvidando a mencionar que la gente es muy servicial, generosa y emprendedora.

Cada mañana disfrutaba salir a comprar unos panecillos rellenos de crema para el desayuno antes de ir al Centro de Instrucción de la Realeza que está a 3 minutos de mi hogar al señor de la panadería próxima.

- Buenos días princesa Aidarya. ¿Se le ofrece unos panecillos?

- Estamos innovando unos cuantos sabores.

- Ahh…Buenos días señor, ¿En serio?... Dígame qué sabores van a hacer, sabe que los panecillos rellenos de crema me encantan

¡Son una delicia!

- Estamos haciendo panecillos rellenos con crema de arándanos, y también tenemos asegurado que para la siguiente semana haremos con sabor red velvet.

Con esto último que oí, me brillaron los ojos de emoción como si de algún modo pudiera adelantarme a ese tiempo para degustar aquella exquisitez.

Esa panadería siempre hace unos panecillos suculentos, el mostrador siempre está lleno de delicias a primera hora del día, al igual como pasteles muy ilustrativos.... Con un cafecito caen demasiado bien.

- Wow!... El red velvet en cualquier dulce es toda una exquisitez, de hecho estaré allí, ¡Ah por favor! que no vayan a agotar, sepáreme al menos unos 8 panecillos ¿Sí?

- Con mucho gusto, señorita. Estoy siempre encantando de servirla a usted y su familia siempre son bienvenidos a mi negocio.

- Muchísimas gracias, adoro tanto sus panecillos igual con el café que usted prepara... Le deseo mucha bendición para su negocio.

- Encantado, ¡Que tenga un excelente día!

Así que llevé dos panecillos en mi bolso para la hora del refrigerio, pues me dirigiría al Centro de Instrucción para mis estudios, todavía estaba a tiempo.

Para qué les voy engañar, es realmente genial cada vez la gente de la ciudad me veían pasar me saludaba muy cordial y con mucho gusto les devolvía el saludo con una sonrisa.

Al cabo de unos minutos de recorrido, casi llegando al centro de estudios cuando en eso, me cruzo con mi hermano mayor.

- Hola Begel, ¡Qué gusto verte temprano!

- Aidarya, veo que estas yendo a estudiar, y justo me van a encomendar un trabajo...Caray...me llamaron demasiado rápido que ni siquiera pude tomar una taza de café.

Un inminente rugido de estómago suena como de costumbre, y vaya que no le quitaría la razón ante lo apresurado que se veía mi hermano.

- Ahhh, pues he aquí la consecuencia de salir muy apresurado para cualquier trabajo.

- Pero Begel, te daré mis panecillos, bueno… son dos.

- Oye, pero tú bien sabes que con dos me queda corto.

No me esperaba típica respuesta de mi hermano, pero qué se le va a hacer, la mayoría de chicos que se exigen físicamente el estómago les tortura de esa manera.

- ¡No importa! A nada....Vamos Begel, ten y cómelos.

- Mejor ahora o nunca, que la tripa ya me quiere asesinar.

Begel se los comió inmediatamente, conociéndolo, con su apetito se saciaría al menos con 5 panecillos, pero le estoy haciendo un favor, aunque al final me resigne.

- ¡Wow! Están muy buenos, con eso ya tengo algo de energía para empezar la mañana, maté al que me estaba matando.

No quedaba otra manera que reírme antes de resignarme luego que se comió mi tan añorado bocadillo en medio del camino.

Él también se estuvo riendo, no sé si del alivio por saciar su hambre o como quien diría "Caray, ahora cómo le solucionaré el problema"

- Bueno Aidarya, te dejo, tengo que irme al trabajo, talvez tenga un extra en caso que nuestro padre se contacte conmigo.

Cualquier cosa hay que estar atento.

- ¡Oh vaya! Pues entonces nos vemos Begel.... ¡Que te vaya bien!

- Gracias, ahí nos vemos más tarde.

Presurosamente Begel abandonó el lugar marchándose raudamente lejos de la calle de calizas asfaltadas en dirección contraria donde yo iba.

Dentro de mi entró un tremendo dilema, que para ser sincera, es muy recurrente que sucedan estas cosas.

- Vaya, al final le tuve que dar mis panecillos, hasta la fecha me está debiendo 12 panecillos, sus trabajitos son muy constantes…

Uhmmmm...él bien sabe que no me gusta que se metan con mis dulces. Si quiere panecillos, será mejor qué se los compre antes de salir o que haga pedido al señor de la panadería....

Un pensamiento repentino vino a mí, aunque quizá no era el momento adecuado.

- Espera....un momento, Aidarya.... No debes ser tan dura con él, acuérdate del delicioso poisson vranska* que te invitó en el día de tu cumpleaños…. No seas tan tacaña....

ACUERDATE AIDARYA…¡¡REFLEXIONA!!!....aiishh.

Es mejor que no pierda el tiempo, proseguir el camino es lo mejor...por ahora.

Decidí seguir en marcha camino a estudiar.

—02—

Al final era mejor seguir el camino de las calles para llegar al Centro de Instrucción de la Realeza, puesto que las clases son todas las mañanas temprano.

Estas clases para mí son importantes, ya que dan lecciones muy importantes sobre cómo administrar un reino y las funciones administrativas de pactos y comunicación entre otros reinos; considero que es de suma importancia el aprender como poder formar una alianza pues uno de mis mayores deseos siempre ha sido ser una gobernante en la cual pueda llevar a nación donde no existan conflictos, y que todos los habitantes de este mundo se entiendan y busquen la paz.

Habiendo entrado a la escuela, y recorriendo los amplios pasillos con dirección al aula, y en buena hora…Llegué a tiempo, entonces procedí a ingresar al aula de clases.

- Buenos días, maestra. Ya llegué.

- Ohh...princesa Aidarya. Temprano como siempre, eso dice muy bien de usted.

- No...no es nada, siempre suelo levantarme temprano. Además, es una parte muy importante que toda princesa debe cumplir en el horario.

Asentando la mano hacia arriba lo dije, mostrando con toda la seguridad de mis palabras.

- Ohhh... ¡Que excelente frase, princesa Aidarya! Usted sí que sabe.

- Jejeee, no me haga sonrojar.

Con una expresión un tanto coqueta y sobando la parte trasera de la cabeza me sentí, en realidad es muy halagador recibir esa clase de comentarios.

Empiezan a llegar mis compañeras de aula.

- Señorita Aidarya, holiii.

- Holi chicas, ¿cómo andan?

- Todo muy bien, gracias....

Las chicas con quienes llevan clases conmigo son geniales conmigo, algunas también tienen sus cositas hacia mi persona, no, no es nada malo como digamos…

- Wow, ¡Que linda la señorita Aidarya, su cabello rubio me encanta.....!

- Oh hohoho, ¿tanto te agrada? Es natural.

- Jini, que envidia...Ay dios.... Si no tuviera tan teñido de azul, no se me formaría.

Es casi común oír esos halagos de mi cabello rubio natural con cierta tonalidad verdosa, siempre he tenido esa longitud hasta la mitad de mi espalda y la suavidad, para mi es realmente bonito. Al final, son comentarios típicos de chicas.

- Oye...sí, pero tú te pusiste de azul, y no te acuerdas cuando pasan 15 días no sabes a lo que se transforma para que luego....

Una de las chicas interrumpe frenéticamente.

- Ehhh....No no no, no lo digas, no me gusta cómo queda, queda a un cero a la izquierda a lo que se ve el cabello de la señorita Aidarya.

Esto lo dijo así toda bajoneada por su auto frustración de querer tener el cabello rubio y laceado como el mío, en lo personal jamás no he usado ninguna clase de arte ni tintura, algunas de las chicas les gusta usar esos métodos, lo único que hago es asearlo cada 2 días y peinarlo suavemente antes de ir a dormir.

Las clases en este lugar son de lo mejor, pues allí los compañeros son solidarios, saben entenderte entre las buenas y en las malas, a veces nos discutimos, pero rápido nos amistamos, como también hay ocasiones en que tomamos el pelo una con otra, igual nos amistamos, otras veces salíamos a comer e incluso ir al campo para ver el atardecer cerca de las praderas de Dagestan.

—03—

Ha pasado un buen tiempo que nuestro reino que no sufría una alarma de conflicto, pero de algún modo mi familia trata de encontrar la rápida solución... pues Dagestan es una ciudad ejemplar para mí.

No obstante, este día las cosas cambiarían las cosas un poco de lo tradicional debido a que las campanas del torreón central empezaron a sonar fuertemente.

- Vaya...Uhmm...creo que vamos a salir un poco más temprano, estaremos omitiendo las prácticas por hoy.

Dijo la maestra un tanto sorprendida mientras tenía en la mano su dispositivo de clases.

- Ahh…¡Eso sí, señoritas! No olviden que en dos semanas tendremos sí o sí el examen de talleres de administración rural.

- ¿¿¡¡Ehhh!!???... Yo me olvidé de revisar la última lección, maestra... Me quedé muy concretada en las tareas de álgebra... ¿Qué hago?

Dijo una compañera con una expresión tan angustiada agarrándose de la cabeza.

- Tú así como siempre, ¿no?...jeje... ni esperes que la señorita Aidarya te vaya a dar plagio alguno.

Otra compañera le contestó muy coquetamente con una mirada muy insinuosa que también le samaqueaba ligeramente el hombro.

- Este...chicas....tranquilas, de plagios yo no hago, tomemos un respiro; vamos a salir temprano y estaremos en contacto ¿Qué dicen?

- Ya bueno... no hay problema. Queda.

Realmente no esperaba que la campana de la escuela sonara tan pronto para interrumpir la clase.

Normalmente en Dagestan cuando ocurre un suceso así, como el sonar de las campanas del torreón central indica una señal de alerta general, los habitantes interrumpen sus actividades laborales incluyendo las académicas, todo esto es debido a prepararnos para lo que nosotros llamamos Emergencia para Resguardo.

Habían pasado casi cuatros meses desde la última vez que ocurre un suceso como ese.

- De todos modos, iré a casa.

- Ya, está bien señorita Aidarya, nos conectaremos más tarde. Estaremos en contacto, ¿ok?

- Sip chicas, está bien... Nos vemos más tarde.

- Bye bye.

Nos dirigíamos a la puerta de salida de la institución para despedirnos, algunas iban en grupo como otras veces yo regreso sola a mi hogar.

- Caray, olvidé que le di los panecillos a mi hermano...

¿¡Por qué tengo que ser así!?... ni modo, iré a comprar un panecillo.

Fue un momento un poco precipitado para nuevamente tener esa idea insistente, así que fui a buscar al señor de la panadería para comprar un panecillo.

- Buenas tardes, señor.

- Ohh...Princesa Aidarya ¡Qué sorpresa! Muy temprano, ¿Qué se le ofrece?

Tuve que vacilar un poco sobre la incómoda verdad de decir semejante rabieta por lo que mi hermano me quitó los panes.

- Si le contara que le di mis panecillos a Begel, y que encima ya me está debiendo doce...uhmm...debería decirle para que rinda cuentas....Oye....pero, espera...para..para.. acuérdate del delicioso poisson vranska que te invitó para tu cumpleaños.

Dale su oportunidad...¡¡Aidarya!! ¡tonta, tonta, tonta!

El hombre dueño me miraba con una expresión algo confundida, y no lo quito la razón ya que estaba completamente ida en mis propias quejas.

- ¿Todo bien, princesa? ¿Cuántos panecillos quisiera?

- Ahh...este....sí sí sí, solo un panecillo deseo esta vez. Por favor deme una con crema de mango confitado.

- Muy bien, aquí tiene.

- Muchas gracias, señor.

Así inmediatamente, me entrega un panecillo dulce con crema de mango confitado, que es también otro de mis favoritos.

- Ohhh, gracias. Buen provecho. Tenga un buen día señor.

- No hay de qué. Por cierto, princesa Aidarya... ¿Ya se informó del informe del Emergencia para Resguardo?

Era evidente que él también se enteró de la noticia. Si una noticia de tal magnitud se difunde desde la escuela o el palacio real, esta circula por las plazas, por los mercados y demás sitios.

- Uhmmm.... Bueno, acabamos de salir de clases, pero exactamente no dijeron el motivo.

¿A usted le dieron alguna información acerca de la Emergencia de Resguardo?

- No estoy seguro, princesa Aidarya, pero me temo que por ciertos rumores afirman que reportarán sobre una ejecución por mano de insurgentes.

Tuve una ligera impresión al oír, un tanto de sorpresa, una sensación que podría un poco inquietarme luego de unas horas o capaz no, esto mientras degustaba el panecillo.

—04—

Dentro de Dagestan no se oyen muchos reportes inquietantes tales como ejecuciones ni anuncios amenazantes, al menos desde hace mucho tiempo, por el momento no querría cambiar mi concepto de cómo sería el día de hoy.

- Wow...espero que no sea un motivo tan grave, iré a informar a los reyes de todas maneras.

- Sí, es lo mejor princesa Aidarya. Cuídese mucho.

Continué mi camino para retornar a mi hogar, el palacio real de Dagestan.

Los fines de semana dentro del palacio suele realizar ceremonias o reuniones importantes, donde mis padres organizan y la familia entera debe estar presente.

Mientras tanto, me encontraba muy dubitativa con lo que el señor de la panadería me informó.

- Ejecución...Insurgentes... La verdad que esas palabras no las he oído por un largo tiempo; espero que no sea nada serio....

- Hey Aidarya... ¿Qué haciendo?

- Pues regreso a casa.

Repentinamente me cruzo con Begel, aquel hermanito que se comió los tan añorados panecillos que compré en la mañana. Nuevamente me vino la sensación de sacar en cara por lo que se comió mis panecillos, pero dudaba en exteriorizar mis regaños tan solo fruncir el ceño.

- Si te sacara en cara que me debes 12 panecillos...oye tú... Espera.... Aidarya.... mejor no lo hagas.

Mi hermano tal respuesta, ignorando mi actitud interna de amargura, solo me miró y afirmando a mi respuesta que retornaría a casa por un momento volteó la mirada.

- Ohhh...ya veo ¿Ninguna otra novedad?

- Pues, nada más.

Begel asentó un poco su mirada hacia mí, sin mucho pensarlo. Algo podría estar preocupando, pero no dijo nada más.

- Vale. Al menos no es nada grave, regresemos.

- ¿Oye y que hay de tu trabajo?

- Ahh, no te lo comenté, hoy estamos de puerta libre, ósea podemos hacer hasta dos veces una pausa para salir de lo que estamos haciendo, siempre y cuando demos una justificación. Y pues...tú sabes, una justificación no la negaría cuando se trata de mi hermana favorita.

Pese a que muchas veces me incomodaba sus actitudes, intentos de tomarme el pelo, pero no negaría que hay momentos donde sus respuestas, cambian completamente mi percepción hacia él.

- Ohh...G-gracias.

- Vamos a casa.

- Sí.

En el camino todo iba normal, pero algo me preocupaba la sonrisa medio temblorosa de Begel cuando le comenté muy poco sobre la Emergencia para Resguardo.

A veces puedo entender que la presión de su trabajo puede ser un poco extenuante, ya que le encargan misiones por parte del Departamento de Supervisión terrestre, o incluso la División de Estrategias Especiales, pero no he sabido a mayor detalle sobre qué proyectos están realizando ahora último.

- Oye Begel, dime una cosa.

- Sí, dime.

- De todas las veces que probaste de los panecillos que compré, ¿Cuál fue el que más te gustó?

- En realidad, todos, yo también quedo deleitado con el sabor de estos.

Quedé sorprendida a su respuesta, pensando que él comía las cosas solo por comer o calmar el vacío de su hambre, pero me dí cuenta que también encuentra el deleite de los dulces… Verdaderamente muy lindo de su parte.

Llegamos al palacio por la parte lateral derecha, para variar un poco la costumbre en lugar de entrar por el portal principal, en realidad no habría ningún problema.

Procedimos a abrir la puerta, y entramos.

- Ya volvimos.

- Oh...chicos, bienvenidos. Siéntanse cómodos, la cena aún falta para terminar.

Fuimos recibidos por mi madre, Ertaza, estaba con unos guantes un poco gruesos que generalmente los utiliza cuando está en la cocina.

- Madre ¿En qué se te puede ayudar?

- Ohh...Aidarya, si gustas puedes ayudarme en revisar la temperatura de las ollas, no quiero que se queme nuevamente el estofado.

Begel interviene nuestro dialogo, ignorando las reglas de etiqueta familiar, aunque no se si llamarlos etiqueta familiar, porque…. Estamos en familia.

- No te precipites tanto, madre... Igual el estofado sabe genial...Aun con cierto sabor a quemadito.

- ¡Begeeeeeel...Oye…No seas así!, esas partes solo tú te lo comerás.

- Hey vamos... no es para tanto. Jejeje.

No me lo podía creer que el sentido de humor de mi hermano fuera así de cruel.

- Con razón que una vez me dijeron que te llamaban "estomago de buitre"

- ¿Y eso?

- Pues, todo lo que comes no te pasa nada, aun en la cantidad...porque...síiiii, cantidad....es que tuuuu.....

Mi madre viendo ante esta inminente discusión entre mi hermano interviene

- Aidarya.... Eso no se dice, por favor anda lávate las manos y ayúdame en lo que te encargué. Me parece que ya estás grandecita para discutir esos temas.

- Okay madre...

Procedí entonces a verificar las ollas, y la temperatura era normal.

- Tu padre estará regresando para la cena en un par de horas, no debe tardar mucho... Pese al informe del Emergencia para Resguardo.

- Está bien, yo creo que debe estar ocupado en la observación para el reporte final, pues el Centro de Observación está todo normal, no hubo ningún desperfecto en el avance.

- Los reportes señalados de hace tres meses hasta donde yo pasé en la oficina no indicaban anomalías.

- Me alegro, Begel. Quieres decir que no habrá nada malo.

Mi hermano un poco se rascó la cabeza como queriendo afirmar la respuesta que daría, pero rápidamente cambió de parecer.

- Me temo que aún no hay nada serio, pero sí estar siempre preparados, como suele pasar cada dos meses.

- Hermano, genial. En algún momento todas esas campanas o alarmas para Emergencias para Resguardo dejarán de sonar....

- Tengo la certeza que llegará ese momento.

Con una sonrisa cálida, mi madre nos vio y afirmó nuestras palabras.

- Así es chicos, todo va a marchar bien.

- Sí, madre.

- Bueno, seguiré viendo la cena. Por favor Aidarya, no descuides la temperatura de las ollas, dime Begel, ¿hasta qué hora te estarán dando permiso de tu trabajo?

En buena oportunidad mi madre le hizo recordar el horario que tenía permiso.

- Ohh...caray, solo me quedan 15 minutos para terminar el permiso, de una vez me iré yendo. No quiero que se me recargue más trabajo para el fin de semana.

- Si es así no pierdas el tiempo, nos vemos más tarde.

- De acuerdo, madre.

Begel salió rápidamente de la casa para retornar a las labores, el suele estar acostumbrado a las Emergencias para Resguardo debido a que es muy inteligente, junto a mi padre nos ha salvado en muchas ocasiones, no he dudado para nada es su habilidad de defensas, en algún momento podría ser próximo candidato para el próximo rey de Dagestan.

—05—

Llegó la noche, ya había terminado casi terminar la cena, el estofado estaba listo, le di una probadita y sí, de verdad mi madre sabe hacer de lo mejor, es toda una reina en la cocina, la magia en la cocina también forma parte de ella.

Al cabo de un rato, finalmente alguien entra a la puerta, pues suena la campanilla de la entrada.

- Cariño, ya regresé, estamos de buenas.

- Nestard, que bueno que regresaste. Justo ya estaba listo el estofado, deja tus cosas y ve a lavarte las manos.

- De acuerdo, querida... ¿Por cierto, sabes algo de Begel?

- Hace rato vino junto con Aidarya, salieron temprano y regresaron juntos, era por la Emergencia de Restricción. Seguro que ya está en camino.

- Ya veo... mi princesa dónde está.

Es genial escuchar esas palabras. Y con expresión alegre me acerco.

- Padre, buenas tardes. ¿Cómo te ha ido?

- Todo estupendo, estamos muy atentos a las novedades del reino.

- Los asesores están al tanto de las negociaciones con los reinos vecinos, tenía programado para mañana en reunirme con un canciller para firmar un acuerdo de paz con el reino de Nisava, ellos han aceptado en formar un Tratado Comercial, del mismo modo estamos a la espera sobre cómo responderá el vicecanciller de Metojia, me es curioso que ha sucedido con el rey de esa nación.

Recuerdo que la última vez que me reuní con el gozaba de buena salud pese a su avanzada edad, era un hombre muy inteligente. Admiraba mucho sus enseñanzas, el libro que el redactó me enseñó mucho para poder llegar a hacer pactos, lo tomo como un mentor.

- Ohh...verdad ¿hablas del rey Kusen?, leí que era un hombre muy influyente, además que era muy poderoso.

- En realidad, al rey Kusen solo lo conocí una vez en persona, pero con quien mantengo mayor amistad es con su hijastro, el emperador Tokchen, el creo que se va a entrar a la corona muy pronto, fue más bien el señor Tokchen quien me enseñó muchas artes de la autodominación, siempre me indicaba que el pilar de todo reino empieza con la estabilidad propia, el alma debe estar pura, y esa pureza debe ser compartida de generación a generación, con eso se forman pilares sólidos para proseguir con el taller de fabricación de herramientas, para ello requiere una constante capacitación aun estando en tu lecho.

La mente es eterna, no debe ser jamás consumada por la voluntad propia.

Fue genial oír eso de mi padre, ver a un hombre tan ejemplar, es así como empiezan los reinados, donde deben iniciarse con mucha capacitación tan en cuerpo y mente.

La campanilla que está en la parte superior de la puerta suena, pero la puerta se cierra de seco, como si estuviera alguien sumamente apurado.

- Begel, llegas justo a tiempo, ya estaba para servir la cena.

- Begel hijo, ¿Cómo va todo, campeón?, Deja tus cosas.

- [....]

Su expresión se notaba desconcertada, bastante seria para ser de costumbre, dudábamos si algo malo ocurrió en su trabajo o algo malo se traía.

- Hermano, vamos a comer.

Definitivamente su expresión estaba tensa, preocupado por algo que ha presenciado fuera del palacio.

- Padre, madre... Inmediatamente pongan el proyector, debemos oír el reportaje.

ESTAS PALABRAS INMEDIATAMENTE INVADIERON UNA EXTRAÑEZA, SUMAMENTE ABRUMADORA, CREO QUE NUNCA ANTES SENTÍ ALGO SEMEJANTE.