Era Domingo por la tarde.
Will y Eliza habían tenido su pequeña y tierna cita el día anterior. Se habían divertido mucho y en realidad era posible que fueran más que amigos después de eso, o al menos eso era lo que Will pensaba.
En fin.
Will había terminado sus labores en la granja. Tenía tiempo libre, así que en vez de jugar videojuegos como todas las noches, decidió montar un rato a Blan en el terreno que su abuelo le había heredado solo a él. Ahi había creado su pequeña pista de equitación.
Todo iba perfectamente, hasta que llegó el momento de saltar el obstáculo de un metro.
Will iba cabalgando velozmente, creyó que esta vez lo lograría, así que se puso en poción para que Blan saltara y entonces... El caballo frenó y lo sacó volando. Y como eso pasaba muy seguido, el joven ya tenía listos algunos colchones sobre el suelo por sí caía, así que no sufríos el menor daño, aunque la espalda le dolía.
Blan se alzó en dos patas y relinchó.
Will se puso de pie, se sacudió un poco y se acercó a su amigo.
—Oh, vamos Blan, no es tan alto, ¿Por qué no quieres saltarlo? —le reclamó
Blan rebuzno.
—Ok, no discutiré contigo, descansemos un momento, te traeré zanahorias —le dijo antes de salir de dejar a Blan en el terreno cercado e ir corriendo al granero. Ahí era donde guardaban la cosecha y el alimento para los pocos animales que había en la granja (solo tenían unas 5 gallinas ahora, un burro, dos cerdos y tres vacas)
Will entró al granero y tomó un costal lleno de zanahorias para su enorme amigo —Con esto bastará —dijo para el mismo antes de dirigirse a la salida, pero, justo antes de poder salir, escuchó claramente unas pequeñas pisadas recorriendo el piso del granero. El joven se puso alerta por si se trataba de un ladro o un animal salvaje.
Escuchó como un costal caía a su derecha, provocando que se asustara y brincara del susto.
Intentando ahuyentar los nervios, el joven respiró profundamente y se dirigió a la salida del granero, pero las puertas se cerraron bruscamente. Will dejó caer el costal de zanahorias y fue rápido a tratar de abrir las puertas, golpeadoras con fuerza. —¡Hey! ¡Mamá! ¡Papá! ¿Hay alguien por ahí? Ábranme —pidió mientras golpeaba las puertas.
Al no recibir respuesta alguna, se quejó y recargó su espalda en la puerta intentando encontrar otra salida solo observando el lugar.
Y de repente, vio una figura algo pequeña acercarse desde el fondo del granero, solo podía distinguir bien unos penetrantes ojos salvajes. Su corazón comenzó a latir con rapidez por el miedo.
La figura se acercó hasta quedar en frente a él. Solo se trataba de un zorro de pelaje muy brillante.
Will suspiró aliviado al verlo —Gracias— susurro para él mismo antes de rodear al pequeño animal, quien lo siguió con la mirada como si quisiera cazarlo.
—Hola, pequeño. No te haré daño si tú no me haces daño ¿Ok? — le dijo Will levantando las manos para que el zorro viera que estaba desarmado.
—Suena justo— contestó el zorro.
Will miro al animal con gran sorpresa, abriendo ocho los ojos sin poder evitar verse asustado
—Uy, olvide que aquí los animales no hablan— dijo el zorro antes de acercarse a Will y dar una rara reverencia —De verdad lo siento, joven mago, no era mi intención asustarte.
—¿Que siembran aquí? —preguntó Will mientras sujetando su cabeza y mirando a su alrededor buscando cualquier "hierba extravagante"
—No entiendo la pregunta. Permíteme presentarme soy...
—Eso es —interrumpió intentando ignorar al zorro parlante —Esto es un sueño. Es un simple y muy fumado sueño, así que solo me pellizcare y apareceré en mi cama con una bolsa de hielos en mi cabeza porque tengo fiebre o porque respiré algo que no debía—habló de manera rápida.
—Eso es muy específico— dijo el zorro bajando un poco sus orejas.
Will se pellizcó el brazo, no pasó nada, lo intentó de nuevo con más fuerza, pero seguía sin pasar nada.
—Ay no.
—¿Ahora si puedo presentarme? — dijo el zorro alzando su pata derecha y mostrando una de sus garras como si fuera su dedo índice, haciendo que Will pensara de inmediato en caricatura de un zorro capaz de mover sus extremidades como un humano.
—Si, como sea —dijo intentando fingir desinterés, aunque estaba muy sorprendido.
El zorro sonrió felizmente; fue muy extraño de ver.
—Mi nombre es Berwyn, los sabios de las montañas del norte de Vaiamo me enviaron y estoy aquí para regresar al último mago tipo fénix a su mundo— dijo Berwyn.
—¿Te refieres a mí? — dijo Will muy confundido
—Así es— dijo Berwyn asintiendo.
—Es que, yo no soy mago— dijo Will agachándose para ver a Berwyn de frente.
—Claro que si— dijo Berwyn.
—Mis padres no olvidarían decirme algo como eso— dijo Will.
—Seguramente ellos tampoco sabían. La magia tipo fénix se salta una generación— dijo Berwyn sentándose.
—Claro que sí —dijo intentado darle por su lado al zorro y de paso ignorar su existencia en general, peor no podía dejar de mirarlo —Espera... ¿Tú quieres llevarme a otro mundo?
—Si.
—Porque soy un mago —afirmó aunque aun no lo creía.
—Así es, eres el único mago tipo fénix que queda ahora, debes volver a Vaiamo conmigo— dijo Berwyn.
—Claro —aceptó cerrando los ojos forzadamente —Iré contigo.
—¿En serio? —dijo Berwyn con entusiasmo, pues de verdad creía que seria mas difícil convencer al joven.
—Si, solo... déjame ir por mis cosas— dijo Will de la manera más calmada posible.
—Oh, claro, por supuesto— Berwyn agito un poco su cola y las puertas del granero se abrieron.
Will se enderezó y sonrió un poco —Gracias —dijo casi susurrando arrugando la nariz.
El joven e dirigió a las puertas, salió tranquilamente del granero, se alejó un poco, volteo hacia atrás para ver si Berwyn no lo estaba siguiendo, por suerte seguía ahí sentado. AL verlo ahí, respiró profundamente y luego corrió hasta su casa con gran apuro.
—¡Ma! — dijo algo alterado mientras cerraba la puerta.
—¡En la cocina! — respondió su madre.
Will fue rápidamente hasta ahí —Mamá, Olvida lo que dije el viernes, dame la escopeta, encontré al zorro.
Su madre rio un poco —Will ¿De que estas...
Todo el lugar se tornó de un color azul, su madre se quedó inmóvil.
—¿Ma? — dijo Will intentando hacer que reaccionara moviendo su mano de izquierda a derecha en la cara de su madre, pero esta ni siquiera parpadeaba —¿Pero que...
—¿Ibas a dispararme con una escopeta? — Apareció Berwyn sin aviso alguno, sacándole un fuerte susto a Will que lo hizo saltar de la sorpresa.
—¿Qué le hiciste a mi mamá? — dijo Will con terror intentando no gritar.
—Yo no le hice nada— dijo Berwyn algo ofendido.
—No se mueve— dijo Will recalcando cada palabra para hace énfasis mientras señalaba a su madre.
—Yo no le hice nada —aseguró Berwyn.
—Ah, claro —dijo con sarcasmo —Iré por la escopeta —el joven estaba dispuesto a irse, pero el sonido de un relincho lo hizo quedarse donde estaba.
Blan estaba dentro de la casa. Apareció de la nada asustando de nuevo a Will —¿Blan?
—No le dijiste que yo vendría— se dirigió Berwyn a Blan.
Will miró con gran confusión a su caballo —¿Blan? — lo nombró al notar una especie de aura azul que rodeaba a su caballo.
Blan relincho de nuevo. Pero la reacción de Will cambio drásticamente al escucharlo, su mirada de confusión se trasformó en una llena de terror y asombro —Dijiste algo —dijo, parecía que estaba a punto de perder los estribos.
—En realidad no —le avisó Berwyn —Solo tú lo entiendes.
—¿Hablo con los caballos? —preguntó algo ofendido —Es el peor superpoderes de la historia —mencionó haciendo que su amigo bufara —Sin ofender —dijo —Espera ¿Qué? ¡No! —dijo cerrando los ojos intentando acomodar sus ideas —¿Qué demonios? —le reclamó a su caballo.
—Tu extraño amigo me llamó, advirtiéndome que estabas listo para partir.
Blan rebuzno y relinchó un poco.
—¿Qué tú qué? — Will miró a su madre algo preocupado —Puedes congelar a mi mamá, ¿Pero no puedes saltar una simple cerca?
Blan miro al suelo.
—William, escúchame por favor —le pidió Berwyn, haciendo que el joven lo mirara —Sé que estás algo asustado ahora y que esto debe ser muy confuso y extraño para ti, pero hay mucho en juego, debes acompañarme a Vaiamo, ahora.
—¿Para qué? — quiso saber Will
—Ajá —exclamó, haciendo que el joven se incomodara —Esperaba que hicieras esa pregunta— dijo Berwyn sonrió.
—Ay no— se arrepintió de preguntar.
—Tu eres el último de tu especie. Debes honrar tus poderes aprendiendo a usarlos correctamente y solo puedes aprender en Vaiamo, en el templo de las montañas del norte. Ven conmigo y te enseñaré a usar tu magia —dijo Berwyn.
—¿Usar magia? — dijo Will, como si estuviera dudando demasiado. Blan rebuzno —¡Mi madre está congelada, claro que le creo! —le reclamó al caballo —Pero... esto es muy raro
...