A pesar de la altura en la que se encontraban, aterrizaron sin ningún problema, la dama colocó a un lado a Abel mientras su mirada inspeccionaba rápidamente la zona.
Por su parte, Abel ya se había recuperado de la conmoción anterior, mientras su cerebro procesaba lo ocurrido a gran velocidad.
"Para poder derribar de un golpe a una bestia de rango 3, me temo que solo alguien en el escenario de maestro marcial o superior puede lograrlo."
Aunque el águila no destacaba por su fuerza sino su velocidad y resistencia, haciéndola apta para viajes largos, aún era una bestia de rango 3, a menos que haya una enorme diferencia de fuerza, no caería de un solo golpe.
Mientras Abel reflexionaba sobre esto, un destello apareció en el cielo, el cual no escapó de la mirada de la dama, quien, al verlo, resopló molesta mientras sostenía a Abel nuevamente y procedía a retirarse rápidamente.
Abel también se percató del ataque, pudiéndolo ver mejor, notó que no era más que una flecha de fuego, la cual contenía un enorme poder.
De repente, la flecha explotó justo en el aire sobre sus cabezas, al parecer, quien quiera que haya lanzado esa flecha sabía que se iban a retirar, ya que poco después que la flecha explotara, una infinidad de diminutas flechas surgieron de esa explosión, destruyendo todo donde tocaran.
Al ver esto, la tez de la dama se oscureció, pero inmediatamente sacó de bolsa de almacenamiento espacial un enorme escudo, el cual sirvió de protección contra ese ataque de área, protegiéndolos de la lluvia de flechas ardientes.
Viendo esto, Abel se sorprendió, ya que el escudo protegió perfectamente a ambos, además, por su apariencia, no parecía haberse dañado mucho al resistir ese ataque.
Una vez que la lluvia de flechas terminó, la dama retiró su escudo, su tez ya sombría se oscureció aún más al notar que, frente a ellos, 3 personas habían aparecido.
Abel también notó a las 3 personas, pero su tez palideció al notar el aura de la persona que se encontraba en el medio, nunca había sentido un aura tan poderosa, haciendo ver al aura del león de fuego y trueno púrpura como la de un bebé frente a un adulto.
"Me temo que solo puede pertenecer a alguien en el escenario de maestro marcial, además uno que ya tiene su tiempo en ese nivel."
Mientras pensaba en esto, dirigió su mirada detenidamente a estas personas.
Las 3 personas frente a él tenían sus caras cubiertas y estaban vestidas completamente de negro, además de sus ojos, todo su cuerpo se encontraba cubierto por alguna prenda.
La dama frunció el ceño ante esto, mientras su mirada evaluaba a la persona del medio, obviamente ella también reconoció la fortaleza de la otra parte.
El grupo vestido de negro no dijo nada, pero sus miradas estaban concentradas en la dama frente a ellos, ignorando completamente a Abel.
Mientras ambos grupos se evaluaban, la dama se percató que la persona del medio tenía un arete en forma de cristal púrpura en su oreja derecha, detalle que hizo que un tinte de miedo apareciera sobre sus ojos.
Esto no escapó de la vista de Abel, quien se encontraba en alerta máxima, su concentración nunca había sido tan alta, incluso cuando se enfrentó al león de fuego y trueno, y percatarse de esto hizo que se preocupara bastante.
"Obviamente van detrás de la dama, y parece que ella también los reconoce, ¿Pero qué facción podría enviar a tres asesinos, dos en la etapa de soldado marcial máximo y uno en la de maestro marcial?, si me preguntas, solo ellos pueden comenzar a formar su secta por sí mismos,"
Aunque Abel actuaba tranquilo, el miedo y enojo se estaban filtrando en su mente, aunque no quiso pensar más profundamente en ello, era obvio que, sin quererlo, su decisión de ir a la secta sangre ardiente lo había metido en su enorme embrollo.
De repente, la dama soltó un suspiro profundo, y con algo de tristeza en su voz, dijo:
"No pensé que me encontrarían tan pronto, o, mejor dicho, no pensé que ese bastardo llevaría las cosas tan lejos, pero por favor, al menos dejen que el niño se marche, no tiene nada que ver en este asunto."
Después de que terminó de decir esto, el hombre del medio, quien era el líder de los otros dos, habló, con una voz bastante ronca y estridente:
"Parece que ya nos reconociste, además también parece que tampoco correrás, pero lo siento, el joven maestro ya dio órdenes de no dejar ninguna evidencia, por lo que ese niño también te acompañará al más allá."
Justo después de terminar sus palabras, el hombre hizo una seña, indicándole a uno de los que lo acompañaban de atacar.
Aunque de mala gana, la persona dirigió su mirada hacia Abel, quien, para él, parecía que desapareció de su posición repentinamente solo para aparecer frente a él, sosteniendo una daga, apuntando directamente hacia su corazón.
Inconscientemente, Abel sacó una daga de su bolsa de almacenamiento y desvió por poco el ataque de la otra parte y retrocedió rápidamente un par de metros, pero el ataque aún logró lastimarlo, rezumando sangre desde el lugar donde fue perforado.
Ante esto, Abel apretó los dientes y usó una técnica de fuego sobre sí mismo, causándole un gran dolor, pero cauterizando y cerrando la herida rápidamente.
Esta actuación no solo sorprendió a la dama, quien se había descuidado un momento, sino que también sorprendió de sobremanera al grupo de asesinos, sobre todo al que lo había atacado, mirando con incredulidad al niño que había logrado escapar de la muerte por muy poco.
En ese momento, la dama reaccionó rápidamente y atacó a la persona que hirió a Abel, quien debido a que se encontraba aturdido, reaccionó bastante tarde y fue herido gravemente por la dama, quien nadie sabía en qué momento había sacado una alabarda plateada, apuntando hacia los tres asesinos.
Esta situación hizo que el líder frunciera el ceño, pero rápidamente se calmó, antes de lanzarle una píldora a su compañero herido quien la tomó rápidamente, poco después, sus heridas se curaron rápidamente.
La dama por su parte también le lanzó una píldora a Abel, quien rápidamente se la tomó, poco después, sintió que su cuerpo se recuperaba aún más rápido que antes, la herida sobre su hombro prácticamente se había recuperado.
Viendo esto, el líder decidió no perder más tiempo, mientras se enfrentaba hacia la dama dijo:
"Se acabó el juego, ustedes dos, encárguense de ese niño, ya debieron ver lo raro de él, ¿no?, yo me ocuparé de ella."
Ante esto, las otras dos personas intercambiaron miradas y asintieron a la vez, mientras se lanzaban rápidamente hacia Abel.
Ante esto, la dama actuó rápidamente, quien con un solo barrido de su lanza hizo retroceder a los dos que se aproximaban, comprando el tiempo suficiente para hablar con Abel.
"No tenemos mucho tiempo, ¿puedes contener a esos dos un tiempo mientras me encargo de su líder?"
Abel, quien sabía que no había tiempo para culpar a nadie, y sabiendo que era bastante difícil escapar de ésta situación sin la ayuda de la dama, decidió aceptar su oferta, mientras decía:
"Puede contener a ambos, pero mis dagas no serán suficientes, se encuentran en mal estado, necesito un par de espadas."
Esta solicitud tomó desprevenida a la dama, quien no pensó dos veces antes de lanzarle un par de espadas grises de 90cm de largo hacia Abel.
Abel las tomó rápidamente, pero no tuvo tiempo de analizarlas más a fondo ya que la dama ya se había alejado junto con el líder, dejando vía abierta para que los otros dos atacaran rápidamente en su dirección.
Ante esto, Abel maldijo a su mala suerte mientras desataba inmediatamente su arte de doble espada a máxima potencia, haciendo que los brillos grises de ambas espadas se tornaran de un brillante dorado bloqueando ambos ataques entrantes.
Esto hizo que Abel retrocediera un par de metros, ambos brazos le dolían bastante, haciendo que apenas pudiera sostener ambas espadas sin que se cayeran de sus manos, obviamente el ataque de sus oponentes fue más de lo que podía soportar, incluso con su cuerpo físico.
Pero no tuvo tiempo de respirar, ya que al ver que sus ataques fueron bloqueados, ambos asesinos reanudaron sus golpes con mayor intensidad, haciendo retroceder cada vez más a Abel, sin poder contraatacar.
"Maldición, si esto sigue así, no duraré más allá de unos minutos, ni siquiera están usando técnicas marciales de ataque, pero apenas si puedo contener a ambos."
Abel sabía que no podía seguir así, por lo que pensó en innumerables formas de contraatacar, lastimosamente, ya estaba usando todas sus técnicas aprendidas a su máximo potencial, por lo que le era imposible salir de su precaria situación.
Poco a poco, cortes fueron apareciendo sobre el cuerpo de Abel, sus brazos se fueron entumeciendo cada vez más, haciendo una tarea titánica solo el hecho de blandir ambas espadas.
Esta situación no escapó de los ojos de los asesinos, quienes empezaron a atacar con sus dagas aún más ferozmente, sin dejar respirar a Abel, incluso coordinando mejor sus ataques.
Frente a esta desesperante situación, los ojos vacilantes de Abel se volvieron decididos, hizo circular su qi celestial aún más rápido y atacó con gran furia a sus dos asaltantes, quienes retrocedieron, dándole un breve respiro a Abel.
"No me queda otra opción, la única forma de salir vivo de aquí es elevar mi nivel de cultivo, después de todo, aún me encuentro en el 4to nivel de refinamiento del cuerpo."
Si alguien supiera lo que pasaba por la cabeza de Abel, lo tildarían de loco e imprudente, después de todo, cada avance debe hacerse después de una gran consideración y un paso a la vez, además de un entorno tranquilo, sin embargo, Abel quería avanzar en plena batalla, solo dejando de lado el hecho de que no toda su concentración será para asegurar su avance, cualquier error en el proceso podía matarlo, sin mencionar que el cultivar qi celestial solo haría más peligroso el proceso.
Abel no perdió más tiempo, había decidido lo que haría, por lo que, con los pocos segundos que compró al hacerlos retroceder, empezó a circular su arte de asimilación divina de 9 elementales a toda potencia, cada ciclo completándose rápidamente, y debido a que él ya se encontraba al borde de un avance, llegó rápidamente al 5to nivel de refinamiento del cuerpo.
Pero Abel no se detuvo allí, siguió absorbiendo aún más qi celestial del sello, impulsando aún más su cultivo.
"No es suficiente, aún no es suficiente, si quiero derrotar a éstos malditos asesinos, debo ir aún más allá."
Ante la mirada aturdida de ambos asesinos, el nivel y aura de Abel fueron aumentando cada vez más, sin signos de detenerse.