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Chapter 2 - Capítulo 1

Entre tanta oscuridad algo de luz

Desde el fondo de la habitación, desde la esquina mas oscura del salón, se escucho un ruido que me puso los pelos de gallina, un escalofrió me recorrió la columna vertebral entera, ¿Qué había sido eso?, el primer pensamiento que se me cruzo por la cabeza era que la persona que había hecho todo esto, y que indirectamente me había infligido el dolor tan desgarrador que llevaba en el pecho aun se encontraba aquí, en la misma habitación que yo, observándome, y regodeándose en el dolor, en el sufrimiento externo, pero no era así, que equivocado estaba.

Sin dejar de sostener el cuerpo de mi madre, deslice una de mis manos por la alfombra, tanteándola, negándome a levantar la cabeza para que quien fuera que estuviera viéndome no se diera cuenta de que me había percatado de su presencia, busque cualquier cosa con la que me pudiera defender, por desgracia no di con nada que me pudiera servir, a la altura de mi mano solo estaba la pata del sofá y a no ser que tuviera la fuerza del increíble Hulk dudaba que pudiera levantar el sofá y golpear a quien hubiera en la esquina.

-Mírate-dijo una voz grave y varonil, mientras se reía- desde aquí puedo oler tu miedo y tu desesperación...apestas- para miedo el que me había producido escucharle hablar, no me quedo de otra que levantar mi mirada y dirigirla hacia el lugar de donde provenía dicha voz, no fue fácil conseguirlo, pero lo hice y lo enfrente.

Allí en aquel recoveco donde se encontraba el intruso, solo pude vislumbrar en medio de la oscuridad la silueta de un cuerpo enorme, tendría la estructura de un jugador de rugbi, ancho y fuerte, pero con la altura de poco menos de uno de baloncesto, desde la distancia podía sentir como su cuerpo desprendía desde una posición algo relajada, estaba apoyado en un lado de la pared, poder.

-¿qui..qui..quien eres tu?- conseguí decir con la poca voz que tenia, mi boca estaba seca y casi no tenia fuerzas para nada, no respondió.

En cambio se separo de la pared se irguió y dio un paso hacia delante, hacia la luz de la luna que entraba por la ventana, dejando apreciar unos zapatos de vestir negro y el inicio de un pantalón de traje del mismo color, entre todo el ataque de nervios y de pánico que estaba sufriendo tuve un momento de lucidez, dirigí rápidamente mi mirada a cualquier lugar del salón que estuviera lo suficientemente cerca y donde pudiera localizar algún objeto con el que intentar golpear al desconocido, para poder salir de allí, y una segunda vez no tuve suerte, lo único que se me podía ocurrir que pudiera usar y que el causara el suficientemente daño, era el atizador de hierro de la chimenea que en este momento estaba mas cerca de los pies del hombre que de mi.

Dio un segundo y un tercer paso, cuanto mas se acercaba mas alerta se ponía mi cuerpo y mas paralizado me sentía, se detuvo, mi mirada comenzó un ascenso por el cuerpo de lo que hasta entonces creía que era un hombre, el que había pensado seria el posible asesino de mis padres, el que ahora me permitía que lo observara en todo su esplendor hasta la altura de su cuello con la luz de la luna, iba vistiendo un traje completamente negro que le ayudaba a camuflarse mejor con la oscuridad, pero esto no fue lo que casi hizo que me desmallara, lo que hizo encogerme en mi sitio y que mi corazón se detuviera durante unos segundos para después volver a latir tan fuerte y acelerado que golpeaba mi caja torácica como si quisiera salir de ahí.

Mis ojos ahora abiertos lo máximo posible por el terror que sentía estaban fijos en los ojos mas rojos que había visto en toda mi vida, era un rojo sangre muy intenso, un rojo que proponía toda clase de miedos y atrocidades, y casi no tenían pupila, no sabia como no había sido capaz de verlos antes entre toda la oscuridad, viéndolos ahora tan claramente como si el sujeto estuviera con la cara a dos centímetros de la mía, y ahí no acababa la cosa, pues aunque no había querido mostrar su rostro a la luz, lo que en parte agradecía, no era necesaria para ver que lo que antes me había parecido la silueta de el rostro de una persona normal y corriente, ahora no lo era, por que de lo alto de lo que suponía era su cabeza salían un par de cuernos gruesos, curvados en la zona central, y que mostraban un acabado en pico bastante afilado.

No fui capaz de mantener la compostura, solté el cuerpo de mi madre que callo lívido en el suelo y me desplace hacia atrás, pegando mi espalda contra la pared, e intentando alejarme lo máximo posible de ese ser.

-¡No, no!¡aléjate de mi!¡lárgate!...-gritaba y gritaba asustado hasta la medula y sin poder pensar mas de lo que decía, me costaba respirar, pero aun así no pare, y seguí y seguí creyendo que todo era un sueño, que nada era real y que si seguía gritando en algún momento me despertaría y me encontraría a mama o a papa sentado a un lado de mi cama preparado para tranquilizarme y consolarme, lastima que nada fuera así.

-¡Cállate de una vez maldito niño humano!- la orden reverbero en toda la habitación y sonó tan fuerte, seca y directa que me hizo callarme al segundo de salir entre los labios de ese ser - me haces llamar durante horas, ruegas de mi presencia, una y otra vez sin descanso, me molestas en la tranquilidad del infierno y cuando al fin decido venir a ti mostrando un poco de la poca misericordia que me queda-rio al decir esto último, como si hubiera sido un chiste que solo él era capaz de entender- me recibes de esta manera.

-¿d..de..del infiii..erno?- casi no conseguía pronunciar palabra, desde aquí pude ver como sonreía ante mi nefasto intento de decir algo a través del miedo que se me agarrotaba en la garganta y que me producía unas ganas innegables de volver a gritar.

-Niño imbécil, me has llamado con la intención de pedirme algo no es asi

-Y..yo no no he llamado a nadie

-¡No me hagas enfadar!, has pronunciado mi nombre seis veces seguidas por lo que me has invocado y si ha sido así es por que algo de mi querías sino no estarías tan desesperado como para decir mi nombre, Satanás con tanta insistencia- me maree no pudiendo asimilar sus palabras

-¡Mientes!-grite acusándolo, ¿lucifer no era real, o si? no, este ser debía ser un loco disfrazado, debía llamar a alguien, a la policía quizás, rápidamente y sin pensármelo mucho, en un acto de valentía y claridad mental me desplace hacia donde reposaba mi teléfono al borde de la alfombra.

Ni siquiera llegue a rozarlo con la punta de mis dedos cuando una fuerza invisible me levanto por el aire y golpeo mi espalda contra la pared- gemí- mi espalda me dolía horrible y sentía como si me hubiera roto algún hueso, el hombre se volvió a reír, mientras yo me percataba de como me mantenía "flotando" contra la pared.

-Es de muy mala educación rogar por ayuda y que cuando me presento para aportar mi granito de arena, se me llame mentiroso, a mi, al mayor diablo de todos- en esa voz que aun me tenia acojonado podía percibir algo de resquemor, sentía una fuerza que me asfixiaba, que cada vez ejercía mayor fuerza sobre mi pecho, abrí la boca como pez fuera del agua intentando coger el mayor aire posible - te exijo chico que me digas inmediatamente que es lo que tanto deseas o morirás

-De..de..- la fuerzo invisible que me aplastaba dé repente desapareció y pude coger todo el aire que a mi cuerpo le había faltado durante el periodo de tiempo que se le fue prohibido. Mis pies tocaron el suelo y me lleve las manos a las rodillas para evitar caer por los temblores que tenia en estas mientras respiraba, tome una larga bocanada y deje salir las palabras-Lo único que quiero...es que mis seres querido me sean devueltos, y no pido nada mas ni siquiera un castigo para el hombre que les ha hecho esto, el me da igual pero ellos me importan- sorprendentemente no me trabe en ningún momento y conseguí decirlo todo de una, enfrentándolo, seguía muy asustado pero ahora estaba empezando a controlar mi miedo.

-¡Puag!, los humanos como tu me dan asco, sabes cuantas oportunidades se te darán en la vida de poder tenerme delante y desear cualquier cosa, solo esta, muchas personas desearan esta oportunidad y jamás la tendrán, pero no solo eso, si supieran que la desperdicias devolviendo a la vida a dos cachos de carne con huesos por ese sentimentalismo tan característico de los humanos, te mirarían con asco, con envidia y a la vez con odio, porque tu podrías haber tenido todo lo que ellos desean y no pueden tener, pero sin embargo decidiste coger algo tan mísero como dos almas.

-No hables así de ellos, no son cachos de carne y huesos, ¡son mis padres y los quiero!-dije con exasperación-, ¡los quiero de vuelta junto a mi! -ahora era yo quien exigía porque no me había gustado como había hablado de ellos- , me has preguntado cual es mi deseo, me has dado la oportunidad a mi para pedirlo y no ha otro, así que lo que los demás quieran desear o no me da igual, me la traen al pairo, ¡me la sudan!, tanto como a ti lo que tu llamas cachos de carne.

-Mírate, enfrentándote a mi -rió- por defender el amor paternal mundano...esta bien pues si ese es tu deseo yo te lo concederé, pero antes hablemos de condiciones, los deseos no son gratis, y yo quiero algo a cambio, algo que no he tenido a lo largo de mis últimos 100 años y que creo que tu podrías darme.

-¿y que es?- me atreví a preguntar

-diversión, tan fácil y sencillo como concederme un poco de diversión a cambio de la vida de tus queridos padres- un escalofrió me recorrió el cuerpo entero, ¿que entendería un ser como el por diversión?.