Chapter 4 - Capitulo 4

Es raro tratar de escribir acerca de mi propia vida y más aun si es para alguien que ni siquiera conozco, alguien con quien no tuve la oportunidad de tener una presentación formal o un saludo casual. La verdad de mi vida, será un misterio para ti, tal vez yo soy una leyenda o un mito para tu tiempo, tal vez habrán dicho muchas cosas de mi vida, pero ahora sabrás los hechos que me orillaron a realizar esta carta. Pensarás que soy egoísta por darle importancia a mi vida sin importarme si tu tienes el tiempo de saber de mi, pero si algo te puedo decir es la verdad. La verdad de mi vida convertida en una mentira, lo que se dice y que no se escucha, lo que quiero gritar y me mandan a callar, la monotonía convertida en costumbre, la costumbre que se convirtió en reglas, reglas que se convirtieron en mis cadenas, condenándome a una cruel fantasía y una triste realidad.

A este punto pensaras que soy muy maleducada por lo que te pido perdón por no presentarme primero, me llamo Zerua Its Aso soy la princesa del reino Sagar Ataka un reino costero conocido por sus ventas de productos del mar, somos muy conocidos a lo largo de las tierras y varios son los reinos que desean comercializar con nosotros, se nos conoce como el pueblo bendecido por Ozhea el señor del mar. Como princesa, era querida por muchos y deseada por otros tantos, vivir siendo la envidia de la sociedad y la tentación de los demás era mi continuo castigo. Por fortuna el destino me llevo a conocer a grandes personas fuera del circulo de la realeza, Ihintza es mi mas grande amiga, con ella pelee, lloré y reí, un hombro de consuelo, una persona honesta conmigo y con quien puedo revelar la verdadera persona que soy, Alaia otra gran amiga que aunque parezca toda una doncella es muy independiente y luchadora, Mozketak y Enplegatu verdaderos caballeros que solo el titulo les falta pero que el honor les sobra, ellos 4 siempre estuvieron conmigo.

Todo comenzó un día como cualquier otro, me había fugado del castillo para ir a ver a mis amigos sin que mi madre lo notara, no era la primera ves que lo hacia ya era algo común en mi rutina para escapar de mi vida de lujos. En el pueblo siempre trate de llevar ropas sencillas, acompañadas por una capucha para lograr confundirme entre la gente, me era divertido el no tener que usar vestidos grandes y lujosos, podía chocar con cualquiera sin que me ofrecieran ni una disculpa o una reverencia, al contrario solo recibía maltratos y regaños. Me encantaba ver a los comerciantes gritar para ofrecerme sus productos tratando de hacer negocios, a los niños corriendo por el lugar mientras sus madres gritaban desesperadas llamándoles la atención, los hombres cargando y trabajando arduamente para llevar el dinero a casa, siendo sincera creo que yo conocía mas a la gente del reino que mis propios padres.

Como de costumbre me dirigí a encontrarme con Ihintza, ella trabajaba cerca del puerto, pocas son las mujeres que trabajan en el puerto por lo que no era tan difícil encontrarla, pero entre tanta la multitud resulto más difícil de lo planeado. Cuando ya me estaba desanimando un grito y una mano moviéndose de lado a lado llamaron mi atención.

— Hey¡¡¡ Zena por aquí¡¡¡ — Grito Ihintza fuertemente. El nombre raro que gritaba era un apodo que me habían puesto, un apodo muy conveniente para evitar que me reconocieran en el pueblo. Me sentí muy alegre de encontrarla pero cuando empecé a correr hacia ella la trompeta de alarma de una de las torres llamo mi atención, la torre que resonaba era la que estaba ubicada hacia la salida del sol. Todos nos detuvimos esperando las indicaciones. "¿Será un ataque de alguna tribu o algún reino?" pensé en ese momento.

Debido a mi posición como princesa sabia algo de información acerca de la situación tensa por la que se esta pasado en las tierras, en especial con esas tribus autodenominadas Kalimas. Estas tribus son conocidas por ser animales con algunos rasgos parecidos a los humanos, como caminar erguidos y poder usar alguna que otra herramienta, tienen la capacidad de hablar como humanos y ademas de coordinar ataques junto con otras bestias de distintas especies, esta era su principal característica que los distinguían, por eso no eran consideradas como manadas salvajes. Debido a que estas tribus también se apoderaban de territorios de cacería, minería y otros mas recursos primordiales, los reinos empezaron a realizar abusivas expansiones territoriales, provocando ataques para demostrar su poder militar y así convencer, o en su defecto, apoderarse los pueblos que se dedican a la obtención de recursos importantes, como comida o materiales preciosos. Escuche que era menos costoso enfrentarse a otro reino que enfrentar a las tribus Kalimas.

Volviendo a ese día, después de escuchar la alarma, pensé en buscar la forma de regresar lo mas pronto posible al castillo, pero justo en ese momento una fuerte explosión llamo mi atención, la torre que había sonado la alarma había sido destruida y entre el humo una figura enorme pasó volando muy rápido sin que pudiera seguirlo con la mirada, pero un fuerte rugido provocó que las miradas atónitas entraran en pánico.

— ¡Un dragón! — El grito aterrorizado de un ciudadano hizo que todo el mundo se estremeciera, el pánico se esparció por todos lados, la gente corría sin importarles a quien tiraban o a quien pisoteaban, sabia que no podía contener tal conmoción por lo que al igual que ellos yo también empece a correr desesperada, aunque yo tenia mas razones para estar asustada.

Sabemos tres cosas que hacen los dragones, primero busca comida, siempre se lleva los corderos vacas cerdos o cualquier alimento de carne, a los humanos no nos llevan ni nos devoran solo nos ataca si intervenimos o atacamos primero. Segundo, destruir en la búsqueda de oro, diamantes o cosas valiosas, es algo que no sabemos el por que, pero esto produce grandes pérdidas económicas para el reino, ademas se pierde mas dinero en los saqueos que lo que se lleva en sus garras. Tercero y más preocupante para mí, atacar el castillo en la búsqueda de su princesa para raptarla. No se sabe mucho del por qué de esta conducta, pero por estas razones es porque muchos llegaron a pensar que los dragones eran usados por algún reino como armas de ataque. Se tenía el pensamiento de que alguien había descubierto la forma de controlarlos por lo que debido a esa creencia hace algunos 10 ciclos se realizo un consejo donde participaron 7 de los 13 reinos conocidos para saber quien era el culpable, pero al no encontrar al responsable se tomo otra decisión, una gran cacería de dragones llamada la campaña de Ehotza. Esta masacre llevo a la casi extinción de los dragones, pero se sabia que algunos dragones habían sobrevivido a la campaña, por lo que se creo una regla entre los reinos participantes, si se encontraba alguno era de vital importancia eliminarlo y si alguno de los reinos eliminaba a uno de estos seres, seria apoyado económicamente por los otros reinos que firmaron el pacto.

Mientras el dragón hacia sus destrozos y el ejercito intentaba detenerlo yo corría entre la multitud, trancado de calmarme reflexione de mi situación, era imposible que me encontraran tanto los guardias como el dragón, no estaba en el castillo ademas de que estaba oculta con ropas de plebeyo, así que no había problema solo tenia que buscar donde refugiarme para no salir lastimada por los escombros y esperar a que se calmara todo cuando el dragón se fuese solo tendría que regresar al castillo y lidiar con los regaños de mi madre pero mientras tanto tendría que buscar un lugar para ocultarme. Fue en ese momento cuando escuché un grito pronunciando mi apodo, era Enplegatu, me estaba haciendo señas desde la casa de Alaia. Me sentí aliviada solo tenia que cruzar algunos escombros y podría llegar a un lugar seguro, pero ese momento de calma se desvaneció súbitamente, antes de que pudiera dar un paso un fuerte estruendo detrás mío provoco que quedara paralizada. El rostro de Enplegatu estaba aterrorizado, la gente caía en pánico mientras veía hacia mi dirección, yo solo tenia la sensación de una fuerte presencia detrás mío, no quería voltear pero mi miedo me obligo a girar lentamente, observe a esa imponente figura, un ser de cuello largo con unos enormes cuernos y unas alas tan grandes que mientras iban levantándose poco a poco cubrían los rayos del sol, sus ojos eran de un color rojo intenso como si se trataran de dos rubíes, la piel era cubierta de escamas de un rojo que podría asemejarse al de la lava de un volcán. La inmensa figura estaba sostenida solo en sus dos patas traseras midiendo más que una casa de tres pisos. Me observaba directamente, con una mirada penetrante como si solo estuviera esperando a que hiciera un movimiento, pero mi cuerpo no se podía mover, estaba sorprendida y horrorizada a la vez, nunca había visto algo así en mi vida, pero a pesar de todo en ese momento solo tenia un pensamiento ¿Cómo fue que me descubrió?. Súbitamente el movimiento de su garra izquierda interrumpió mi pensamiento, me tomó con fuerza y antes de que pudiera reaccionar con un fuerte impulso se elevo rápidamente, el golpe de aire que sentí en la nuca provocaba que perdiera poco a poco la conciencia, lo último que escuche era a Ihintza gritando con todas sus fuerza, trate de reaccionar pero por mas que trate de gritar, de pedir ayuda no podía, mi garganta poco a poco fue cerrandose, veía los edificios volviéndose cada ves mas pequeños mientras mi vista se hacia borrosa pude apreciar el castillo del que siempre escapaba y hoy deseaba estar ahí protegida, por sus muros intactos ¿Intactos?.