Era casi la noche, se veía a lo lejos como en el horizonte se asomaba el sol, casi sin verse y dejando una capa de colores anaranjados y rosados en el cielo, viéndose en lo más alto el negro de la noche, incluso se llegaban a asomar algunas estrellas de las que más brillaban.
-Ya llegamos al pantano, ¡nos falta poco para llegar a Boglachville! Dijo Mirtha emocionada por mostrarle su casa a Zenda.
Zenda estuvo la última hora de viaje entusiasmada por llegar, no podía más con la emoción, era una sensación nueva para ella el poder tener una familia fuera del orfanato.
Empezaba a extrañar un poco a los niños y a las hermanas pero a la vez sentía que está era una nueva aventura, aquello de vivir en un pantano le causaba miedo al principio, se imaginaba cocodrilos por todos lados, y las historias de fantasmas y criaturas mágicas del lugar no se veían muy atractivas como para querer vivir cerca de ellas, pero con el paso de la tarde Zenda comprendió que más que miedo resultaba genial, en su mente pensaba en si sería posible ver alguna de estas criaturas o relatos que rondaban sobre el pantano, no las creía del todo pero en el fondo sentía que podían ser realidad, aunque no necesariamente como las personas lo cuentan.
-¡Llegamos! Dice Mirtha mirando a Zenda.
-Ya se qué esto es nuevo para ti pero verás que pronto te acostumbrarás, la gente aquí es muy hospitalaria.
Compartieron una sonrisa mutuamente y luego se adentraron en el pequeño pueblo.
-Si quieres cuando lleguemos a casa salimos a dar un paseo por la zona, ¿te parece?
-¡si! Me encantaría.
-bueno te voy a ir mostrando lo que es cada cosa, no hay mucho para mostrar pero quizas quieras saber, eso de allá a la derecha medio iluminado es el mercado-restaurante del lugar, funciona como restaurante, aunque tienen una sección donde venden alimentos y productos en general, y además del otro lado tienen un pequeño kiosco que es donde aveces trabajo yo.
-¡en serio! ¿Y qué cosas vendes en un kiosco?
-bueno vendo varias cosas, de revistas y libros, a dulces y cigarros, entre otras cosas.
-¡Libros! ¿Que libros tienes?
-tengo libros como el de Alicia en el país de las maravillas, un clásico que seguro debes de conocer, La vuelta al mundo en 80 días, también bastante conocido o Moby-Dick, entre otras.
-Wow, solo conozco la de Alicia en el país de las maravillas pero las otras parecen estar muy buenos.
-Definitivamente de mis libros favoritos.
Zenda miraba a su alrededor, no eran muchas casas pero el lugar le resultaba mágico, eso sí un poco oscuro para lo que estaba acostumbrada ella pero parecía un lugar sacado de un cuento de fantasía, había un lago rodeado de árboles con ramas retorcidas con hojas que llegaban hasta el agua, y uno que otro muelle con al menos un bote que resultaba, junto con el anaranjado y violeta del cielo que se lograba ver entre los árboles, un paisaje hermoso aunque no para cualquiera, para Zenda sin embargo si lo era, y se enamoró de inmediato del lugar sin saber cuánto amaba los pantanos, siendo esté el primero que conocía y pensando en su cabeza si eran todos tan bonitos como este.
-¿Ves esa casa amarilla de allí? Esa es nuestra casa.
-oh, es más grande de lo que pensé. Dijo Zenda diciéndose en la mente si algo podía resultar mejor de lo que ya lo estaba siendo.
En ese momento, al llegar se bajan del auto y desempacan las maletas.
Mirtha abre la casa y deja pasar primero a Zenda, era una casa antigua pero muy bonita, tenía por todos lados decoraciones antiguas pero no había ni una telaraña o suciedad en el piso de baldosas verdes y rojas, tenía unas paredes altas y grandes de color verde, pero de otra tonalidad diferente a las del piso, y el techo era completamente blanco con las esquinas en curvas, algo típico de las casas de antes y que ayudaba, entre otras cosas, a que no se formarán las telarañas de las arañas.
Luego de haber visto la casa casi en su totalidad suben por las escaleras hacia el segundo piso, doblan a la izquierda y abren la puerta blanca que se encontraba allí.
-mira Zenda, este es tu nuevo cuarto. Era un cuarto medianamente grande, con el techo alto como el resto de la casa, un techo color azul marino con pegatinas de estrellas de las que brillan en la oscuridad, las paredes eran de un color gris claro, con algunas manchas de humedad en las esquinas, algo que pasaba muy a menudo en el pantano. Una cama con colchas celestes y blancas que combinaban con las cortinas del mismo color de la ventana de al lado.
Cuando Zenda vio esto se emocionó como nunca lo había echo, aquel cuarto parecía haber sido sacado de su idea de una habitación perfecta, las estrellas, el azul del techo, las repisas y el escritorio de madera que también se encontraba allí, la ventana con sus cortinas traslucidas del mismo color de sus colchas, todo le resultaba increíble.
-deja esas cosas ahí así salimos a caminar por el lugar, ¡te va a encantar! Dijo Mirtha entusiasmada.
En ese momento Zenda deja sus cosas encima de la cama y se sienta a observar el lugar, aún no podía resepcionar que aquello fuese real, parecía un sueño echo realidad y trataba de asegurarse de que no fuese como el caso de aquella puerta ardiente en llamas que se sintió muy real, miró para todos lados y se miró las manos dejando al descubierto la marca que yacía en su muñeca.
-oh ¿Como te hiciste eso?
-¿Que cosa? Dijo Zenda tratándose de ocultar su cicatriz al darse cuenta que era visible.
-esa marca que llevas en la mano, ¿Me dejas verla?
-si emm me la causó un insecto mientras dormía y luego se me infectó causando que me quedé así de grande.
-wow, luce como un patrón exacto que me suena de algún lado, ¿Cuando te la hiciste? Murmurando un poco en silencio.
-se me hizo anoche mientras dormía, ¿a que te suena?
Mirtha hizo un gesto de impresión y pensó en su mente -anoche fue luna llena lo que puede indicar que... No, no puede ser o capaz... Creo haber visto este símbolo pero ¿de dónde? Mirtha para simular su asombro le dice a Zenda que le impresiona que un insecto le haya causado tal marca, aunque quedando como que era una posibilidad que no descartaba.
Zenda quedó confundida sin embargo no le dio más vueltas al asunto por lo que se levanta y le dice que ya está lista para ir a recorrer el pueblo.
Cuando salen a la calle un señor, como de unos 50 años las interrumpe y les dice.
-¡Hola! Mi nombre es Marck Gould, aunque me suelen llamar Gold por mis antiguos risos dorados que desaparecieron con el tiempo, una larga historia. ¡Veo que eres nueva por aquí! Te va a encantar el lugar, si quieres algún día pasarte por mí taller, hago manualidades y esculturas muy buenas, además podrías conocer a mi hija, podrían ser muy buenas amigas, también...
-bueno si ya entendimos Marck, estaba por mostrarle a Zenda el lugar ya que es su primera vez aquí. Dijo Mirtha un poco frustrada de que este señor hablé tanto.
-con que nueva por aquí, bueno la verdad no es de extrañar, no viene mucha gente nueva al lugar aunque es un pantano bastante popular en la zona.
-que bueno verte Marck, nosotras estaremos viendo el lugar así que mejor me despido que ya sinó se hace muy tarde y está anocheciendo.
-bueno, un gusto Zenda de verte, siempre es bueno ver a alguien nuevo en la vieja Boglachville.
Zenda un poco extraña le devuelve el gusto y sigue caminando, no sabía que eran TAN hospitalarios, no era algo malo pero sí un poco raro ya que parecía como si se conocieran de antes.
-Bueno Zenda, ese edificio grande es el hotel Glas, allí se hospedan varias personas del pantano aunque hay varias habitaciones vacías que únicamente son ocupadas por algunos turistas que desean experimentar lo "paranormal" del pantano como mucho se dice de afuera gracias a las miles de leyendas que rodean el lugar y que lo vuelven un lugar místico para algunos.
-Que lindo hotel aunque un poco...
-un poco roto, si, no está muy cuidado por fuera pero por dentro es otro mundo que te teletransporta a otra época.
-¡Me dieron ganas de entrar! Aunque claro no ahora haha.
-Mañana podremos verlo, si eso quieres.
-¡si! Me gustaría mucho.
Siguieron caminando, no había mucho por ver más que las casas y los jardines de algunas.
-por allí donde está la casa rosada es un pequeño puesto donde vive una señora que cocina para afuera, cocina esquisito y todos por aquí le compran.
Por allí hay un bar y luego por aquí se termina el poblado.
-¿Y que hay por ese camino de ahí?
-por ahí es el camino al cementerio, no se encuentra muy lejos pero por alguna razón los fundadores de Boglachville decidieron que esté más alejada del pueblo, se dice que es para que en las noches de luna llena los espíritus no los encuentre a Liam y a los pocos que quedaban, ya que en ese momento solo había gente de la familia enterrada allí y temían de ver sus rostros de nuevo y recordar lo sucedido, claramente los pocos miembros que quedaron estaban un poco, como decirlo... Traumados por lo que se dice que ocurrió.
-Eso no me da muchas ganas de ir. Dijo Zenda un poco aterrada sobre eso.
-son solo cuentos de hadas pero igual no creo que sea bueno ir, aunque es un lugar bastante pacífico y conectado con la naturaleza, eres pequeña y el cementerio con los árboles del pantano podrían asustarte, aunque mejor no doy más detalles.
-si, no se quizás otro día lo veamos pero por ahora me da un poco de miedito. Se rió Zenda.
Luego Mirtha le ofrecio conocer el mercado del pueblo a lo que Zenda asintió feliz.
Zenda quedó impresionada, apesar de no ser muy grande el lugar estaba bastante completo, bastante prolijo y limpio, y olía rico, como un aroma a lavandas o algo por el estilo, pensó Zenda aunque sin tener en su cabeza mucha idea de si quiera como lucía una lavanda ni mucho menos su aroma.
Luego de ver todo se acercaron al mini muelle de madera que estaba a unos cuantos metros de donde estaban, ya se había echo de noche pero el agua daba un pequeño resplandor de brillo a su alrededor que lucía muy pintoresco de vista, parecía otro mundo completamente diferente al que tenía acostumbrada Zenda. Lucía hermosa aquella vista y le daban ganas de pasar varias horas únicamente observando las pequeñas ondas de agua que se formaban con la brisa del viento veraniego.
-¿Que te pareció el lugar? Dijo sonriente Mirtha.
-lo amo, ¿puedo pasar un rato más en el muelle?
-Ya es tarde Zenda tenemos que volver para cenar.
-solo un rato, porfa porfa porfa...
-está bien, es tu primera vez aquí, pero no mucho más rato que tengo una cena especial para celebrar.
-¿una cena especial? Dijo Zenda derramandose una sonrisa notablemente grande en el rostro.
-¡sii pero es sorpresa!
Zenda sumamente contenta se queda observando hipnotizada hasta que escucha un ruido que venía de un poco lejos en el agua.
-¿que fue eso?
-debio de ser alguna rana o alguna rama que calló en el agua.
Zenda trató de mirar a lo lejos haber si conseguía ver algo pero no lo logra, se había escuchado como algo más grande que una simple rana o rama, pero no le prestó mucha atención y se fue junto con su madre directo a su nueva casa para celebrar el día.