—El infierno, un lugar para que los pecadores paguen por sus faltas cometidas en la tierra. Sus almas vagan siendo atormentadas por los demonios, entre gritos y llantos se realizan las mas crueles torturas. Toda esta crueldad es supervisada por los grandes jueces, los nueve señores del infierno y de entre todos ellos se alza el mayor de los demonios, la crueldad encarnada, el máximo traidor, el temible torturador, yo el señor de los demonios, Lucifer… O eso es lo que les gusta inventar—comentaba con una voz tranquila mientras se apagaba el proyector.
Al encenderse la luz el ambiente lúgubre de la habitación desapareció. Solo dos personas se encontraban en la cocina, uno de ellos, un joven despistado y descuidado, de cabello rizado un poco largo que le cubría uno des sus pequeños ojos negros. El se encontraba en sentado en una mesa que estaba en medio de la habitación, del otro lado estaba el autodenominado Lucifer, un joven que aparenta 25 años, su pelo es alborotado de un color negro azabache con algunas tonalidades claras, sus penetrantes ojos brillaban con una tonalidad púrpura, su semblante relajado mostraba una ligera sonrisa y para combinar con tan elegante presentación vistia un traje elegante de color negro con lineas delgadas de color rojo que atravesaban todo el conjunto. Al terminar de guardar el proyector y la pantalla acomodo su traje y después tomo asiento
—Muy bonita presentación — comentaba el joven.
—Verdad que sí! Me esforcé buscando las imágenes correctas para explicar correctamente todo.
—Bueno solo tengo una pequeña queja, esta bien las imágenes pero les hacia falta un poco mas de texto. No todo en una presentación deben de ser imágenes también deben de haber texto que ayude a todos a comprender mejor la idea.
—Pero mucho texto será abrumador y aburrido—replico Lucifer
—Es cierto—contesto el joven—Por eso una presentación tiene que ser balanceada.
—Tienes razón—acepto su derrota Lucifer—Tendré que considerarlo para la próxima
—Habiendo aclarado eso—continuo apenado el joven—Me podría decir donde estoy?.
Un silencio incómodo envolvió la cocina, Lucifer se levanto y preparo dos tazas de té. Al servirlas volvió sentarse y sorbió un fuerte trago.
—En el infierno—contesto tranquilo Lucifer.
—ESTOY EN EL INFIERNO!!!
—PUES CLARO QUE SI PARA QUE CREES QUE FUE ESA PRESENTACIÓN!!!
El joven quedó impactado, su rostro pálido mostraba lo consternado que se encontraba.
—Pero eso significa que morí—trato de recuperar un poco la compostura el joven—pero yo no recuerdo cómo fue que paso y ahora que lo pienso, tampoco recuerdo mi vida anterior, no recuerdo como llegue aquí, ni siquiera recuerdo mi nombre.
— Te llamas Daniel— interrumpió Lucifer.
— Ah gracias por es… ESPERA ESE NO ES EL PUNTO!
—Bueno el cómo llegaste no importa, lo que debería de importarte es el propósito por el que estas aquí y el por que yo me tomo la libertad de hablar contigo.
—Bueno para eso puede haber varias razones, por ejemplo, una invocación para ser entrenado como el nuevo rey demonio o tal vez morí atropellado por un camión y caí aquí por error y ahora tengo que buscar la forma de regresar al cielo y de paso salvar el infierno de una destrucción o fui traído para procrear con todas las hermosas demonios o—Un rayo de esperanza ilumino el rostro de Daniel—solo estoy soñando.
— Con que un sueño, eh!— expreso Lucifer ya arto de las palabras del Joven — Entonces no hay problema en hacer esto.
Repentinamente el cuello de Daniel comenzó a comprimirse dejándolo sin aliento. Desesperado se levanto abruptamente dejando caer al piso la silla donde se encontraba sentado, de manera inesperada empezó a levitar, en su desesperación pataleaba y tomaba su cuello buscando aquello que lo estaba ahorcando sin éxito alguno. De manera violenta sus extremidades se estiraron y empezaron a girar y retorcerse deteniéndose en el punto limite de las articulaciones justo antes de quebrarse. El umbral de dolor por el que pasaba Daniel se reflejaba en sus lagrimas, no podía gritar ni expresar cualquier tipo de sonido, sentía cómo sus cuerdas vocales podrían explotar en cualquier momento. Con todo su esfuerzo miraba a Lucifer, sentado tranquilamente con su mejilla recargada en su mano, mirándolo fijamente con una ligera mueca en su rostro. Un pensamiento rondo por la mente de Daniel, "Este dolor es real, ese ser es real, este infierno es real".
—Que bueno que pienses así—después de las palabras de Lucifer, Daniel cayo al piso.
Así estaban las cosas estos son los personajes de esta historia y todo empezó con este encuentro, un encuentro que marcaran el destino de todos en este mundo.