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Chapter 16 - Paseo en la playa

La silueta de Glen se proyectaba una y otra vez contra las rocas a la orilla del mar, su sombra lucia tan escuálida como él mismo, dando la ilusión de ser dos seres distintos con el mismo cuerpo.

El rostro bañado en ceniza, la ropa rasgada y los nudillos ensangrentados mostraban la fiereza de un guerrero en su máximo esplendor, contrario a la naturaleza de Glen la situación parecía una fantasía de pesadilla para sus alumnos.

El nuevo entrenamiento era brutal, tan despiadado que parecía más un intento de homicidio que un simple adiestramiento de tetra energía.

Los gemidos de dolor, cansancio y desesperación inundaron a sus jóvenes alumnos al grado de casi volverlos locos; ellos eran eruditos de las ciencias perdidas entre los siglos. No soldados ni guerreros adictos al combate. Ellos seguían a Glen como su mentor para conocer los secretos del universo, no para destruirlo.

—Si no pueden atacar… !!!Solo déjense morir!!!

El grito inhumano que salió de su garganta quebró el poco espíritu de la mayoría. Algunos se dejaron caer al piso completamente desmayados ante el terror que podía generar su venerable maestro en su estado berserker.

La mirada serena escondida detrás de un par de lentes y ojos somnolientos, había sido transformada por una sonrisa sádica y ojos violentos inyectados en sangre; su pose encorvada ahora se mantenía irregular, con su centro de equilibrio muy bajo, en una posición de ataque similar al de un depredador herido que fue acorralado.

Cada bufido proyectaba un extraño vapor verde que salpicaba algunas gotas de sangre que escurrían en las comisuras de sus labios.

—Bloquea… Esquiva … Huye… Tienen tres opciones en una situación de vida o muerte donde nunca ganarán…Tienen dos segundos para elegir…

Con una voz de ultratumba, impropia de él, miró con salvajismo a sus alumnos y dio un paso al frente; su cuerpo desapareció por unos instantes haciendo que todos los que seguían de pie temblaran instintivamente.

Un golpe contundente acompañado de una luz verde impacto a una joven que estaba cerca de la playa, su escudo de tetra energía fue destrozado al instante y su cuerpo maltratado fue enviado a volar varios metros, el horror de aquella acción quedo plasmada en la mente de todos.

Quienes seguían de pie lo estaban lamentado con todo su ser; su maestro no estaba dispuesto a mostrar piedad.

El sonido de escudos de energía rompiéndose, no es muy distinto al del vidrio al quebrase; aquella tarde hasta el anochecer se escuchó una y otra vez el sonido del llanto suplicante de sus alumnos, al compás de los escudos rotos.

—Deberíamos traer algunos guerreros para que entrenen a la par de Glen, solo así se sentirá satisfecho. —Dijo Selene con voz calmada mientras tomaba el té.

—No hay que interferir en sus entrenamientos, esos jóvenes estarán en la línea del frente, antes de ponerlos a combatir, necesitamos saber si podrán soportar el estrés mental de estar frente a la muerte a cada instante. —Tezca decía eso mientras estaba en cuatro puntos sirviendo de asiento para su esposa Selene.

—Tienes razón, durante la última guerra, muchos desertaron en las primeras horas de masacre, cientos más antes del cuarto día. Lo ideal es que desde ahorita separemos a quienes estén dispuestos a estar en el frente, no solo eso. Tambien deben aprender a pelear de manera defensiva. Las tácticas de combate con escudos son extrañas, pero Glen siempre demostró ser el escudo más fuerte del mundo.

—Recuerdo que al principio se limitaba a encerrarnos a todos dentro de una coraza de tetra, no podíamos ser atacados, pero tampoco nos podíamos defender. —El General sonreía al recordar el pasado. —¿Recuerdas cuando nos separamos del maestro y casi nos venden como esclavos? Si no fuera por Glen y su idea de la tortuga de tetra energía, probablemente no estaríamos aquí ahorita.

Selene reía discretamente, mientras recordaba las anécdotas de juventud junto a su esposo. Ambos solo observaban con desdén a su viejo amigo.

—¿De dónde crees que saque tantas ideas? —Preguntó el esposo-silla

—Es posible de lo haga de todo ese montón de libros que encontramos en las ruinas de la biblioteca Vasconcelos.

—Pero han pasado más de treinta años desde ese entonces, ¿Apoco conserva ese montón de papel viejo?

—Hasta donde recuerdo, después de la guerra se dedicó a buscar las ruinas de las antiguas bibliotecas del mundo antiguo. De Vasconcelos solo consiguió unas cuantas páginas que abrieron su curiosidad por la información. Todo lo que enseñamos en las escuelas de oficios es gracias a que encontró seis bibliotecas sepultadas en el tiempo.

Selene se paró y empezó a caminar para estirarse, Tezca la imito con su habitual sonrisa irónica.

—Siempre pensé que él lo había descubierto todo por su cuenta.

—Por su cuenta recupero el conocimiento que se perdió en tantos años de guerra e ignorancia, se ha dedicado a desempolvar el pasado.

—Mucho conocimiento hace infeliz a una persona…

—Lo sé, el maestro decía mucho esa frase cuando le preguntaba sobre el origen del universo.

—Mucho conocimiento hace infeliz …

—Él solía desviar los temas de la misma forma Tezca, no lo hagas no te queda bien. Sé que ocultas muchas cosas y aprendí a vivir con eso, pero odio que me trates como estúpida. —En su mirada no había enojo, solo una serenidad infinita.

—Lo siento…

—Ya eres un hombre adulto, no debes disculparte todo el tiempo por ser tan… tan… tú.

Ambos sonrieron de manera cómplice, su relación estaba en un punto más alto que cualquier estándar actual, la complicidad mutua a través de los años los había llevado a este punto. Su etapa de jóvenes enamorados había trascendido al amor verdadero, en donde no necesitan mascaras cuando están solos, donde mentirse a sí mismos ya no es posible.

—Vamos… Solo hay dos valientes capaces de enfrentarme…

Una voz tétrica resonó en toda la playa llamando la atención de la pareja. En el centro de aquella bahía había casi un centenar de jóvenes noqueados, quienes todavía podían moverse ayudaban a reunir a los heridos y aplicaban tratamientos médicos-tetra-energía.

La mayoría estaba al borde de la decadencia. La desesperación en sus rostros mientras rascaban en lo profundo de sus mentes dañadas, hasta la mínima gota de conocimiento que pudiera ayudarlos a salir de esta situación.

"De que sirve tanto conocimiento, si cuando llega el momento son tan inútiles que no pueden usarlo"

Fue una frase que a todos sus alumnos les caló en lo recóndito de su ser. Ellos se habían unido a ese grupo para poder expandir sus mentes. Sabían que no sería sencillo, pero nadie esperaba una prueba tan bestial.

Al final, todos terminaron siendo inútiles en combate, solo podían ayudar en la retaguardia, como sanadores en el mejor de los casos, su espíritu no se había quebrado, solo estaba herido.

—¿Tú los ubicas? Esa chica voló hace rato tan fuerte que pensé estaba medio muerta, tiene la voluntad de mantenerse en pie, o es muy valiente o muy estúpida. Y el tipo ese parece un zombie, lo más probable es que termine muriendo por sus heridas si no se atiende inmediatamente. —El análisis de Tezca era crudo pero realista, los únicos valientes, solo tenían eso a su favor.

—No dejare que mueran, si en el último momento aún están dispuestos a pelear pienso ayudarlos. —Selene estaba por dar un paso al frente cuando Tezca la detuvo.

—Tranquila, Glen es raro, pero no mataría a los únicos dos alumnos con potencial para estar en el frente…

El aura descomunal de Glen invadió la playa, sus brazos se reforzaban con escudos transparentes de tetra, uno sobre otro su espalda era cubierta por un caparazón similar al de una tortuga, formado por energía pura, todo su cuerpo estaba siendo blindado por escudos hexagonales que daban la apariencia de pequeños caparazones formando una armadura de batalla, el aura del guerrero era tan salvaje que se desbordaba energía desde su boca en forma de saliva.

Se había convertido en el Tanque definitivo, el escudo más fuerte.

—…O tal vez sí. —Dijo Tezca con una ligera resignación.

Aquella chica empezó a imitar el comportamiento de Glen, por su puesto los escudos apenas formaban una armadura ligera, el chico había formado un tanque de energía a su alrededor. Una estructura en forma de cangrejo, de casi cuatro metros de alto.

—¡Yo seré la ofensiva! ¡Tú derrótalo Camil! —Grito aquel chico antes de embestir con todo a su maestro quien apenas parecía recibir algo de daño real.

Las gigantescas tenazas del cangrejo de batalla se impactaban sin cesar contra la armadura de Glen. Decenas de rayos de energía pura eran disparados desde el centro del cangrejo, con cada ataque la arena a su alrededor empezaba a formar placas de vidrio que se rompían al instante. Con cada golpe, el chico perdía fuerza, pero lograba hacer retroceder a su maestro.

—¡Es ahora!

Logró gritar antes de caer inconsciente después de usar tanto poder.

Camil corrió directo a su maestro y con una serie de patadas al pecho empezó hacerlo retroceder, sus puños chocaban contra la armadura y apenas lograba rasguñar las placas de energía que se regeneraban al instante, las opciones se acababan en cuestión de segundos, patadas y puños no bastaban, codos, rodillas y cabeza sirvieron para golpear a su objetivo hasta que su cuerpo colapso del cansancio.

—Hasta aquí llego el entrenamiento del día de hoy.

Poco a poco Glen volvió a estado normal, incluyendo su tono de voz.

—Ayuden a los heridos, esa es la lección del día, usar conocimientos médicos convencionales y modernos con el uso de tetra para tratar heridos de guerra. No habrá muchos médicos, pero los que sean enviados verán escenas como está a todo momento, salven a sus compañeros, si creen que pueden soportar la guerra este ejercicio les ayudara a decidirse.

Dicho eso, simplemente camino por la playa con calma, curando de paso a los dos guerreros que le hicieron frente al final.

"Parece que hay esperanza, mi lugar no quedara vació en la próxima guerra"

Fueron las palabras que solo el viento y un matrimonio extraño pudieron escuchar.