Casi como un autómata Augusto gira hacia la persona que se acerca y entonces lo recuerda todo.
Así fue la reacción de Augusto al ver al demonio con su disfraz humano.
Con los ojos abiertos como platos, una mirada de desconcierto que pasa rápidamente al odio más absoluto que puede expresar un ser humano.
Esta aquí.
El bastardo que me quito todo esta ¡aquí!
Hace unos instantes estaba solo y pensativo, con ganas de irme de aquí para ver a mis hijas, pero ahora lo único que quiero es hacer sufrir al bastardo que mato a mi esposa.
Era lo único que pasaba por mi mente, herir de la peor forma posible a ese imbécil.
El demonio siente que algo estaba mal en ese lugar tan bizarro, decide no perder su tiempo, lanza su magia, una bola de fuego azulada.
Puede que Augusto no sea "Eso" pero en ese tiempo que estuvo encerrado en aquel lugar aprendió trucos.
La bola de fuego impacta contra un árbol de tallo grueso con una mezcla de café y gris del cual cuelgan unas hojas doradas que sale de la loza, el árbol es consumido por la bola de fuego azulada la cual sigue su camino. Pero para su sorpresa impacta contra otro árbol idéntico al anterior, esta vez se demora en fulminarlo, luego otro que también es consumido hasta que impacta con uno que no puede quemar, de hecho, el árbol se desprende de la loza usando sus raíces las que utiliza ahora como apéndices movibles, las ramas se transforman en brazos largos que dejan caer pequeñas partes de la corteza mientras mutan en otra cosa, así mismo su tallo empieza a abrirse en la mitad formando una espeluznante boca, luego dos agujeros que simulan ojos. Las hojas vibran mientras cambian de color dorado a un azul oscuro debido a que absorbieron la magia de fuego.
- ¿Qué? - el demonio de por si no debería sorprenderse, lo que lo sorprende son los hechizos…. Son completamente distintos al anterior- ¿Qué está pasando? -se pregunta el demonio.
El demonio cambia de magia a una de hielo la cual congela todo a un radio de 200 metros, distancia suficiente para congelar a Augusto, o eso cree.
El árbol mutante empieza a emanar esporas que calientan el ambiente neutralizando la magia de hielo, al hacerlo el árbol muere congelado, inmediatamente lanza sus conjuros de fuego a gran velocidad.
Desgraciadamente para el demonio, otro árbol mutante toma el lugar del anterior, luego sale otro de cerca de su creador e intercepta la magia que se dirigía a su creador usando una de sus ramas, la cual resiste los impactos de magia mientras se adapta.
Ahora eran dos de esos árboles, pero….
No eran iguales.
El nuevo árbol dejaba caer escarcha de sus hojas y tenia gran parecido a los pinos.
- ¿Sorprendido imbécil? - le digo a ese sujeto el cual no dice nada- me imagino que mi encierro en este lugar debe también ser culpa tuya.
El sujeto que tanto dolor me causo en la tierra sigue lanzando diferentes magias de múltiples elementos, pero si algo aprendí en este encierro de no se cuánto tiempo es a manipular mi propio poder.
No importaba cuantas veces atacara o cuantas super magias usara, mis arboles absorberían cualquier magia y lo único que haría ese proceso es hacerlos evolucionar.
Algo que se debe dejar en claro es que el demonio no está en su 100% de capacidad, "Eso" lo debilito terriblemente, lo que intenta ahora es solo un ataque desesperado al único lugar que no puede ser protegido, lo que no esperaba entrar en otra parte que no era precisamente el alma. Su mana se agotaba mientras los árboles seguían y seguían extendiéndose como una plaga.
Augusto había masterizado el conjuro que le fue dado por eso a cambio de su propio ser, al tener todo el tiempo del mundo y mucho tiempo libre descubrió lo que puede hacerse con ese conjuro, pudo acabarlo con un solo ataque, pero estaba cegado por el odio y quería hacer que el demonio sufriera de la peor forma posible. Para ello quería que el ser que no pudo llamar cuando el junto a su hija y sus amigas fueron enviados a un espacio cerrado. No era el pequeño Xeno a quien intento llamar aquella vez, era otra cosa lo que respondió a su llamado y en su encierro aprendió sobre este e incluso pactaron y sobre qué condiciones el pacto podría llamarlo, el ser solo pedía una cosa.
- No quiero tu alma, quiero lo que guarda tu corazón… ese sentimiento que oculta profundamente tu corazón humano, eso a lo que llamas "Odio" Una vez que el odio te consuma por completo… me podrás llamar, pero a cambio tus otros pactos me darán todo su mana y volverán a sus formas básicas y no podrán hacer nada, solo haciendo esto quedare a tu servicio mi señor.
Todas las condiciones se cumplían para ser llamado.
Los arboles mutantes se secan mientras el mana que dejan se corrompe en una nube morada, el demonio es incapaz de usar magia ya que sus venas mágicas acaban de secarse también.
La extraña y densa nube morada se mueve mientras se posa detrás de Augusto quien sigue consumido por el odio.
La nube morada se expande como una tormenta de arena que engulle todo.
El demonio no sintió que lo golpeo, solo pudo presenciar como su cuerpo se despedazaba mientras lo invadía un dolor indescriptible, un dolor del cual no podría desprenderse ya que fue directamente a su alma. No sabe cuántas veces fue despedazado y luego vuelvo a unir, solo para que sufriera el dolor incontables veces hasta que Augusto dijera que no parara, pero eso era lo que menos quería hacer ahora, quería que aquel demonio sufriera de la peor manera posible. Tanto fue el daño que expulsa al demonio de aquel extraño lugar.