OKE la ayuda a ponerse el vestido rojo, están frente a un gran espejo en el baño.
KEKI mira a OKE, que la arregla, está recogiendo su cabello para que quede en uno de sus hombros, como una desconocida dando un servicio.
No puede evitar recordar que, la peinó el día de su boda con TOIRE.
OKE siente que falta algo en su peinado, le pide que la acompañe hasta el tocador de la habitación, aún hay cosas quebradas de lo que estuvo destruyendo.
OKE toma unos broches para ajustar el peinado y saca de su delantal unas flores recién cortadas y las coloca en el peinado.
OKE sale de la habitación.
KEKI aún está sentad frente al espejo, se mira el reflejo.
Se ve tan diferente a lo que ella es.
Es extraño, este traje, le es familiar, su imagen... la perturba.
KEKI se aparta y va al sillón a ponerse las zapatillas rojas.
Ella planea investigar todo lo posible.
Recuerda que es probable que no haya comido en varios días, su sed y hambre son grandes. Necesita reponer fuerzas para poder hacer algo en su situación.
No tiene muchas opciones en realidad.
Toca la puerta.
Se escucha el ruido de la puerta abriéndose.
KEKI siente que casi quiere desmayarse al ver a la persona que la espera afuera, se trata de INKU.
Lo que, en un inicio fue una sorpresa de alegría, se transforma en angustia al ver la mirada de INKU, al igual que OKE, es un desconocido el que tiene ante ella.
Debe estar bajo el mismo hechizo.
Sabe que, de nada servirá intentarlo.
Las piernas le fallan y casi se le doblan.
INKU, con rapidez, la ayuda a levantarse.
KEKI siente que es, como un juego macabro.
Debe ser fuerte, si CHONT-SU los puso tan cerca de ella, ha de estar muy confiado en que puede dañarla de alguna forma.
La verdad, KEKI se siente muy transparente, ya que, lo está logrando en tan poco tiempo.
Debe ser fuerte, ser repite así misma.
Conforme caminan, INKU no se ha apartado.
Se asegura de llevarla a salvo a su destino.
KEKI piensa que hay un motivo extra.
¿por qué los atrapó? pudo haberlos matado.
¿ponerlos a su servicio? denota que, CHONT-SU los conoce demasiado bien.
¿por qué tanta crueldad?
KEKI vivió bajo una rigurosa y estricta educación.
Vió muchas crueldades en la guerra, pero, nunca se sintió tan mal en esos momentos.
Justo ahora siente que va camino a la horca.
Lo que teme, es que CHONT-SU note la impotencia que ella siente.
INKU ofrece su brazo cuando van a entrar en algunos pasillos con poco alumbrado.
Todo es a media luz, oscuridad es lo que reina en el castillo.
KEKI siente que le tiemblan las manos, toma el brazo de INKU.
Bajan por una enorme escalera que se divide en dos (curva como una herradura).
Al terminar la escalera, se encuentran frente al salón principal.
Frente a ellos, se prende un camino de velas a los lados de la alfombra que lleva al salón.
INKU hace el ademán a KEKI, de que avance.
Suelta su mano, KEKI va avanzando por el camino y conforme va avanzando, el camino de velas encendidas va encendiéndose con ella, cuando ella llega al umbral, el comedor se ilumina.
El castillo aluzado, en verdad es hermoso, la belleza sorprende a KEKI, el decorado es antiguo, parece que hay detalles en oro, predomina el rojo en la decoración.
Al ver a KEKI sorprendida, CHONT-SU sonríe satisfecho, casi alegre.
KEKI observa alrededor, reconoce el lugar, al menos eso cree.
INKU, viene detrás de ella, le invita a avanzar.
KEKI regresa a la realidad.
KEKI entra al salón, está un enorme comedor, cubierto con mantel dorado con rojo, lleno de decorados, fruteros y platillos servidos.
En ambos lados de las cabeceras del comedor, hay unas sillas muy grandes, en la que está alejada de ella, se encuentra sentado CHONT-SU, vestido con un traje azul con negro, quien, la mira a detalle sin perder momento alguno.
KEKI se ruboriza al verlo.
No puede explicarse así misma.
CHONT-SU se ve muy apuesto, incluso trae en uno de sus oídos un arete en forma de cruz alargada de color negro.
Esa mirada, a KEKI, le cohíbe.
KEKI pelea con su mente, debería estar molesta.
¿qué sucede con ella?
Logra recuperar la compostura y lo mira con molestia.
CHONT-SU le regala una sonrisa irónica.
FIN DE CAPITULO 86