Isaac me obligo a ponerme un traje carmesí, decía que me quedaba en perfección con mi todo de piel. Sonreí leve acostada en el sillón mirando hacia afuera. El me pintaba y yo de vez en cuando lo observaba.
— Creo que no vez lo angelical que te ves.
— Que se angelical podría tener nuestra especie Isaac -murmure y la sonrisa se me esfumó-
El se levanto y se agacho a mi lado acariciando mi mejilla.
— No sé si nuestra especie puede tener algo angelical, pero tú estás llena de ello.
Siento que mi corazón se detiene unos segundos, observo su rostro y no puedo evitar pensar. Cual es tu propósito conmigo. Siento un cálido beso en la frente antes de dirigirse a terminar la pintura. La puerta se abre de un golpe, me levante en segundos. Lucian estaba en la puerta su mirada fue hacia mi para recaer en Isaac.
— No sabía que ... te interesaba pintar tanto a Athena.
— Es solo un cuadro señor, pudo haber sido cualquiera.
— Pero no lo fue. Athena a mi despacho, ahora.
Me tenso y solo obedezco puedo sentir la seriedad de Isaac. Siento los pasos firmes de Lucina atrás mío, entro y el solo se sirve un whisky.
— Athena, sabes... te rescaté hace mucho y jamás pensé que te vería hecha menos.
— No entiendo a que se refiere...
— A que siempre pensé que me casaría contigo y no con Ebony. Aún así al menos espere que escogieras algo más que un nuevo integrante.
¿Casarse conmigo? Desde cuando pudo esperar eso, aún así que le da el derecho de decir que soy menos por estar con alguien.
— Yo no soy menos. Si usted decidió desposar a Ebony no me involucra en nada.
Mis palabras son frías y algo serias.
— Eres tan ingenua que aún no lo entiendes ¿¡cierto!? Tú debías ser líder a mi lado para tener dos alphas. Seríamos más fuertes y podríamos gobernar a el resto de los grupos. Eso es lo que realmente hubiera querido tú madre.
Mis labios se entre abren, sabe que odio esa palabra y aún así se atrevió a usarla. Cierro los puños y lo observo, yo jamás seré como ella o haré algo para su agrado. Nunca seré lo malvada que ella fue para mi familia.
— A mi no me importa lo que hubiera querido esa arpía y si estás de su lado tampoco me importa lo que hubieras querido tú.
Solo caigo sentada al suelo; un dolor punzante invade mi mejilla y mis ojos se cristalizan. Acaba de golpearme.
— ¡Debería importarte por que soy tu señor! Y debería importarte por que si no serás la dueña de nuestra perdición Athena.
Solo aprieto leve mi traje esperando a que acabe.
— Escucha .... -se agacha frente a mi haciéndome mirarlo- No quiero dañarte y me disculpo... pero debes de entender que esto es por nosotros y nuestras próximas generaciones.