Nos encontrábamos frente a la entrada de la Mazmorra Volcánica, esperaba algo más intimidante, pero viendo la estructura similar a la de un museo, no me causa mucho miedo. Frente a los pilares blancos que sostenían parte del techo, habían varios mercaderes tratando de aprovechar la oportunidad para vender pociones y herramientas a los aventureros descuidados que no se preparaban como eran, por supuesto, los precios eran exagerados comparados con los del Mercado Soft Rock. Entre la multitud, también habían mercenarios que se ofrecían a entrar al calabozo con uno a cambio del 50% de los materiales obtenidos.
Al igual que en la entrada de la ciudad, en la puerta de la Mazmorra habían dos soldados equipados con su reluciente armadura plateada, aunque estos no llevaban espadas como los otros 4, sino que uno llevaba una hacha de doble filo el otro una lanza de unos 4 metros de largo. A diferencia de esa vez, ya veníamos preparados para cualquier inconveniente, antes de venir aquí fuimos a buscar mi placa de estado, también aprovechamos para hacer que Sofía se registrara en el gremio y registramos nuestro grupo de tres personas, al parecer, cuando un grupo obtiene bastante fama, regularmente le llegan misiones más difíciles, pero la recompensa es enorme en comparación a las del tablero, aunque aún nos falta mucho para darnos a conocer.
Caminamos en medio del lobby sin prestarle mucha atención a los mercaderes y mercenarios que se ofrecían a prestarnos su fuerza, siendo sincero, odio estar sofocado entre tanta gente, jamás he sido una persona demasiado extrovertida, aunque se lidiar con la presión social que ejercía la sociedad de mi mundo, por lo que esto no es nada en comparación. Justo cuando estábamos enfrente de la puerta para entrar a la mazmorras, dos hombres se atravesaron en nuestro camino.
— Oigan mocosos, hoy están de suerte — Habla de forma entusiasta el hombre de gran estatura y excesivo músculos, en mi mundo, solo se podría comparar con los físico culturistas — se han topado con los dos guerreros más fuertes de esta ciudad, y por el 50% de sus mercancías estaríamos dispuestos a acompañarlos a las profundidades de la Mazmorra Volcánica.
El otro que lo acompañaba no dijo ni una sola palabra, este era flaco y de aspecto rústico, como no llevaba camisa se podían ver un gran numero de cicatrices en su pecho, algunas más profundas que otras, su cabello negro era desalineado y sus ojos negros eran vacíos, como si estuviera a punto de volverse loco.
— Muchas gracias por su ofrecimiento, pero no estamos interesados.
Sofía declino la oferta con enorme elegancia, era la primera vez que ella hablaba de esa forma, por lo general es cortante con todo el mundo, pero estos tipos se veían peligrosos, ¿Podría ser que son más fuerte que ella?, es la única explicación posible para que Sofía se comporte de tal manera.
Rodeamos a los dos hombres que no movieron en ningún momento a pesar de ser rechazados. En cuanto le dimos la espalda, sentí como me jalaron del brazo derecho. Volteé a ver que era lo que querían, la mirada del musculoso se había vuelto oscura y aterradora, sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, solo una vez en mi vida he sentido esta sensación de peligro, que fue cuando Lucifer habló de enviarme al infierno. Debemos tener mucho cuidado con estos tipos, no son rivales a los que podamos derrotar tan fácilmente, además parecen estar locos.
— Oye, chico, — Su voz se había bajado al tono más grave que había escuchado en mi vida, creo que hasta a los mejores cantantes de voz grave les resultaría muy difícil llegar a ese punto — ¿Estas seguro de no querer nuestra ayuda? La mazmorra es muy engañosa y traicionera, nunca se sabe cuando un monstruo pueda atacarte de sorpresa.
— Ya se lo dijo mi compañera, con nosotros es más que suficiente.
Me solté del agarre de ese tipo y nos alejamos de ellos. No pude evitar pensar que se podrían volver una molestia para nosotros en un futuro cercano.
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Ya dentro de la Mazmorra Volcánica nos topamos con un par de goblins, por suerte eran muy débiles y por lo que vi no son de los que se violan a las mujeres. Yo me encargue del primero que se acerco a nosotros con un corte lateral de la espada, partiendo en dos al goblin. Sofía empaló al otro como si fuese un pedazo de carne.
La mazmorra en si era tenebrosa debido a la poca iluminación que había, unos cristales de luz estaban clavados a ambos lados del pasillo que no era muy extenso, pero si lo suficientemente grande como para pelear cómodamente. La única diferencia notable entre la mazmorra y una cueva común y corriente eran las estalactitas rojas que parecían contener lava dentro, pero por una extraña razón no se escurría ni una gota, debe ser un mineral bastante resistente como para aguantar las altas temperaturas de la lava sin siquiera agrietarse.
Rápidamente fuimos bajando piso por piso, acabando con cada monstruo que se acercaba a nosotros, en cada piso aumentaba el número de goblins que aparecían, llegando al piso -4, el numero de goblins que aparecían eran 16. A partir del piso -5, la cantidad volvió a descender a 2, pero empezó a aparecer una especie de rana negra con de ojos rojos, su tamaño era el un perro, sobre su cabeza tenia un cuerno del mismo color que su piel. Esta rana lanzaba bolas fuego cada 20 segundos y cuando uno se acercaba a ella, atacaba con su lengua, la cual quemaba aquello que tocara, por lo que tuvimos que ser muy cuidadosos con ella.
El combate se alargó un poco debido a la introducción de las ranarontes volcánicas (nombre que decidí darle porque nadie sabia como se llamaba en verdad. Aún así, logramos llegar al piso -10 en cuestión de unos 20 minutos. El relieve cambio un poco al llegar a este piso, empezaron a aparecer pequeños charcos de lava en diferentes partes del piso, pero como también se había agrandado el espacio, estos no abarcaban más del 3% del lugar, también habían pequeño riachuelos de lava del grosor de un hilo y el techo estaba a unos 20 metros del piso.
Sospechosamente, no apareció ningún monstruo en el camino a las escaleras, tampoco estábamos enfadados por eso, si no aparecen más monstruos hasta el piso -20 seria fabuloso. En los siguientes 3 pisos tampoco aparecieron más monstruos.
— Esto es demasiado extraño — Hablo Melany rompiendo el silencio que teníamos desde que entramos. — Se supone que a partir del piso -10 empiezan a aparecer los lobos de fuego, pero hasta el momento no ha aparecido ninguno monstruo.
— Tal vez otro grupo de aventureros los mato antes que nosotros. — Comenté sin mucha preocupación en lo que ocurría.
— Eso no es posible, si los monstruos de un piso son asesinados por otro grupo antes de que nosotros bajemos a este, solo bastaría con que la mazmorra genere más monstruo al sentir nuestra presencia.
Eso quiere decir que la mazmorra tiene vida o tiene un mecanismo defensivo que detecta la presencia de las personas y su modo de protegerse es enviado a los monstruos. Si esto resultará ser así, la única forma en que no aparezcan más monstruo es que los anteriores no fueron asesinados, pero solo seria una conjetura.
Bajamos las escaleras hasta el siguiente piso, al legar de lleno a él, sentimos un leve temblor debajo de nuestros pies, hasta el momento no habíamos sentido ninguno. De repente volvimos a sentir otro temblor, pero este era más fuerte que el anterior, por la sensación en nuestros pies, los tres miramos hacia delante de donde creímos que provenía la fuente del temblor, pero como ese lugar estaba completamente oscuro, como si alguien hubiese quitado los cristales de luz a propósito.
Poco a poco la intensidad de los temblores iba aumentando, hasta el punto de que se nos hacia difícil mantener el equilibrio. Desde oscuridad, vimos como salía un minotauro de gigantescos tamaño, medía aproximadamente 9 metros, sus cuernos estaban enrollados como los de una cabra vieja y el color rojo era de un tono más intenso que el del otro minotauro que nos encontramos.
— ¡¿Que mierda?! — Exclamó Melany que tenía una mezcla de susto y sorpresa dibujada en su rostro — Ese minotauro es demasiado grande, debe ser de unos pisos más abajo, pero, ¿Como demonios llego hasta aquí?
Escuchando la queja de Melany era suficiente para entender lo peligroso que era esta situación para nosotros.
— Vámonos de aquí, ¡Ahora!
Corrimos hasta las escaleras que estaban a unos metros detrás de nosotros, hasta que frenamos al escuchar unos pasos. Bajando por las escaleras, venían dos hombres a los que ya habíamos visto antes, eran los dos mercenarios que habíamos rechazando antes de entrar a la mazmorra. Instintivamente saque mi espada de la funda, cogí el escudo que llevaba en la espalda y tome una posición defensiva.. Y no fui el único, ya que Sofía había empuñando su lanza y Melany apuntaba con su arco a esa dirección.
— Oye, oye, oye, — Hablo el musculoso — ¿No les había dicho que la mazmorra es muy peligrosa para unos mocosos como ustedes?
La sonrisa hipócrita que tenia dibujada en su rostro ese hombre dejaba claro que estaba detrás de todo esto o por lo menos sabía que estaba pasando aquí. Una flecha encendida en fuego paso a unos centímetros del rostro del musculoso, que mostró su enfado inmediatamente.
— ¿Como te atreves a atacarnos, mocosa de mierda? — El musculoso se exaltó mientras una vena se marcaba en su frente.
— Es mejor que nos digas que demonios esta pasando, o la siguiente flecha irá directo a tu hombría.
Con una amenaza que incluso a mi me causo miedo, Melany apuntó al miembro viril del hombre musculoso, pero este no se inmuto por la amenaza y solo se ríe de manera exagerada.
— Yo no tengo nada que ver, esto es trabajo de nuestro cliente, nosotros solo estamos aquí para impedir que sus presas escapen.
— ¡¿Sus presas?! — Preguntó Melany sorprendida por el término que acaba de usar ese hombre.
— No te diré más nada, su mayor problemas es ese minotauro que viene así aquí, nosotros no nos meteremos en su pelea, pero tampoco los dejaremos escapar.
Inmediatamente miramos hacia atrás, en minotauro se había acercó más de lo que pensábamos, aunque no nos encontrábamos a su alcance, estaba claro que en unos segundos acortaría la distancia que tenia con nosotros. Con lo que dijo el hombre musculoso se confirmaba la teoría del Duque Frederick, había una persona con el poder de controlar a los monstruos.