Después de 2 horas de caminata, logramos llegar hasta un pequeño pueblo, justo en la entrada había un enorme letrero que decía "Grinler", el nombre del pueblo y nos daba la bienvenida, me sentí aliviado a saber que podía leer como de costumbre, eso indica que los habitantes hablarían español también.
El lugar no era muy diferente a los retratos de los antiguos poblados, casi todas las casas estaban construida de madera, a excepción de unas pocas de ladrillos, de vez en cuando podía ver una que otra pintada.

Caminé por casi todo el pueblo y no encontraba ninguna tienda. Ya llegando al final de esté, aviste un gran edificio pintado de rojo, tenía un pequeño letrero con un águila dibujada en él, a simple vista se veía muy llamativo, y comparado con el resto, esté era el más amplio, además de ser uno de los pocos edificios pintados en su totalidad.
Entré por mera curiosidad, en ningún lugar indicaba que clase de edificio era. Por dentro parecía un bar como cualquier otro, como era muy temprano no había muchas personas, a duras penas habían 3 hombres sentados en la barra, coqueteando con la hermosa mujer de cabello castaño que le servía las bebidas.
Lo que realmente llamo mi atención, fueron las tres mujeres al final del bar, sentadas en unos escritorios, sobre ellas habían tres carteles que decían "Inscripción", "Misiones" y "Entregas". Ya tenía una idea para que era la inscripción, aunque nunca esta de más preguntar.
— Buenos días — Salude cordialmente antes de hacer mi pregunta — ¿Para que es esta inscripción?
La rubia de unos 35 años estaba revisando unos papeles antes de que llegara, pero al hacer mi pregunta ella los dejo a un lado y centro su atención en mí.
— Buenos días — Devolvió mi saludo con una gran sonrisa, como la de cualquier persona que trabaje en atención al público — nosotros somos el Gremio Freinch, nos encargamos de aceptar encargos de los habitantes del pueblo, ofrecérselas a los aventureros y entregarles una recompensa al traer el pedido o cumplir las condiciones.
Tal cual lo imaginaba, un gremio otorga buenas remuneraciones aún cuando las misiones son fáciles, si me unía podría ganar dinero para comer y dormir, además de reunir para comprar el equipo necesario para subir de nivel, por lo que decidí hacerlo.
— Me gustaría unirme a su gremio, ¿Que requisitos necesito cumplir?
— Ninguno en específico, nosotros aceptamos a cualquier persona interesada en cumplir misiones.
La rubia busco entre los cajones de su escritorio y saco una tabla transparente.
— Si deseas unirte a nosotros debes colocar tu mano derecha en esta placa y mantenerla allí hasta terminar el proceso.
No dude ni un segundo y puse la mano derecha sobre la placa, está comenzó a brillar intensamente, analizó mi mano como un escáner y al culminar la rubia retiró la placa.
— Listo, oficialmente eres parte del Gremio Freinch, dirígete con la chica de al lado.
Le agradecí a la rubia y me fui al área de misiones, ahora me tocará eligir una misión adaptada a mi nivel.
— Bienvenido al área de misiones — la mujer tenía una voz dulce y tierna, al igual que su delicada apariencia, su cabello negro bien cuidado, y si cutis perfecto la hacían parecer una noble —Yo soy Lili Hendrix, seré la encargada de tu bienestar mientras estés en el rango carbón. Así que tu eres el nuevo... — Me miro de arriba a abajo — ¡Bien! Te tengo un regalo de bienvenida.
Lili me paso una caja, yo la destape sorprendido, no esperaba que me dieran un regalo, habrán de tener sus razones. Dentro había un cuchillo, un kit de primeros auxilios y una cantimplora.
— Esas tres herramientas te serán de gran ayuda para las misiones, el cuchillo sirve tanto para pelear como para obtener los materiales de los monstruos, un kit de primeros auxilios nunca le debe faltar a un novato, no se sabe en que momento puedes ser envenenado, por ultimo, no encontrarás agua potable en todas parte, por lo que una cantimplora te será de gran ayuda.
Todo esto es de gran ayuda, un gremio que regala semejante paquete de iniciación debe tener mucho prestigio o no quiere que se le muera más gente. Igual no rechazaré el regalo, me servirá para no ir desarmado, en cualquier momento podrían atacarme y no creo poder contar con esta demonio insolente para ayudarme.
— Cuando quieras obtener tu primera misión dirígete a el puesto de al lado, ella se encargará de asignarte una misión.
Agradecí la ayuda de la mujer e inmediatamente me dirigí al puesto de misiones, necesitaba dinero urgente, no podía darme el lujo de esperar hasta el día siguiente.
En el escritorio estaba una mujer joven de cabello castaño y ojos negros, debía tener unos 25 años, mirarla me dejaba una sensación de tranquilidad, supongo que es una buena estrategia para calmar las ansias de los aventureros antes de una misión.
— Sea bienvenido joven guerrero, — Parecía muy animada — Soy Hailey Watson, seré la encargada de aceptar los materiales recolectados de una misión y entregarte tu recompensa, pero por esta vez, seré quien te asigne tu primera misión. ¿Que nivel eres?
— Nivel 1 — Respondí algo apenado, no creo que sea normal que una persona siga siendo nivel 1 a esta altura.
— Ya veo — Hailey comenzó a hurgar entre las gavetas de su escritorio hasta sacar un papel. — Esta misión servirá, se trata de recolectar algunas plantas medicinales que se encuentran en un bosque cercano, además, la realizarás con un grupo de aventureros rango cristal, por lo que no tendrá mucha dificultad. ¿Aceptas?
No pudo elegir mejor misión para mí, no conozco nada de este mundo, asi que viajar con otro grupo de aventureros evitará que me pierda o que me mate alguna bestia salvaje, pero debo evitar a toda costa hablar sobre mi procedencia, me tomarían por loco si digo que vengo de otro mundo.
— Acepto la misión, ¿Cuando empiezo?
— Dirigete a la entrada del pueblo dentro de un hora, notificaré al grupo sobre tu integración temporal.
— Entendido.
Antes de irme, me despedí de cada una de las secretarias y les agradecí por su ayuda, era lo menos que podía hacer, me explicaron muchas cosas. Se preguntarán que ha pasado con la demonio Sofía, bueno, ella me ha estado siguiendo todo el tiempo sin decir una palabra, no sé para que me enviaron con esta inútil.