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Chapter 4 - Capítulo 04.1: Khaos Brigade

Terrorismo.

Etimológicamente hablando, la palabra "terrorismo" viene del idioma latín "terror" o "terroris", sinónimo de "Deimos".

Coincidentemente según la Mitología Griega, Ares, Dios de la Guerra, tenía 2 hijos: Phobos y Deimos (Miedo y Terror respectivamente).

Son muy buenos tipos, me acuerdo todavía cuando me invitaron a esa fiesta en el [Olimpo]…

¡Fue increíble!

¡Terminé intimando con Afrodita!

Maquiavelo, famoso filósofo florentino, ícono en el Renacimiento Italiano, afirma en su obra titulada "El Príncipe" una frase que por lo menos a mí me ha servido de mucho a la hora de hacer "Negocios":

"Es más seguro ser temido que ser amado".

Coincidencias de la vida, así mismo pensaban mis "tutores".

Por lo que con esa idea en mente hice unos pequeños experimentos políticos y confirmé que la mentalidad de los ancianos del "Consejo Demoníaco" aproximadamente sigue en la época medieval…

Pero ese no es el tema en este momento.

El terrorismo, como acto realizado por los ciudadanos o los súbditos, encuentra sus antecedentes en las doctrinas del tiranicidio y el derecho a la resistencia, de antiguos orígenes, pero que se consolidaron como tales en la Edad Moderna, como respuesta de los particulares a los abusos de poder del Estado.

El derecho al tiranicidio, es decir, el que se le reconoce a cualquier persona para matar a un gobernante tirano, proviene de la Antigua Grecia, aunque su desarrollo como teoría comienza en la escolástica medieval europea con los aportes de Tomás de Aquino.

Es considerado también uno de los precedentes intelectuales de las revoluciones burguesas, al justificar moralmente la desobediencia contra un poder opresivo y promover incluso el asesinato del rey.

La palabra «terrorismo» apareció por primera vez en Francia durante la Revolución francesa entre los años 1789 y 1799, cuando el gobierno jacobino encabezado por Robespierre ejecutaba o encarcelaba a los opositores, sin respetar las garantías del debido proceso.

El término comenzó a ser utilizado por los monárquicos, como propaganda negativa aplicada al gobierno revolucionario. Al igual que los consejos de Maquiavelo en "El Príncipe", el "Reinado del Terror" (1793-1794), es una manifestación del terrorismo de Estado, antes que del terrorismo de los ciudadanos.

El terror, como arma política de los ciudadanos, apareció en Rusia en la segunda mitad del siglo XIX, entre algunos grupos opositores al régimen zarista, tomando como inspiración el terrorismo de Estado de la Revolución francesa.

Aunque personalmente hijos míos, esas tonterías históricas me importan un comino, lamentablemente son necesarias para la "cultura general".

Como alguna vez me encuentre con el iluminado imbécil que se le ocurrió añadir estos datos a la "cultura general" les juro que le voy a sacar la m…

Dejando de lado todas las estupideces que acabo de mencionar, hay una pregunta que de seguro les ronda por la cabeza…

¿Qué es el terrorismo?

Terrorismo es el uso sistemático del terror para manipular sociedades o Gobiernos.

Utilizado por una amplia gama de pseudo-organizaciones políticas en la promoción de sus objetivos, tanto por partidos políticos nacionalistas y no nacionalistas, de derecha como de izquierda, así como también por corporaciones, grupos religiosos, racistas, colonialistas, independentistas, revolucionarios, conservadores y gobiernos en el poder.

El terrorismo, como táctica, es una forma de violencia que se distingue del terrorismo de Estado por el hecho de que en este último caso sus autores pertenecen a entidades gubernamentales.

A nivel académico, se opta por atender exclusivamente a la naturaleza de los incidentes sin especular sobre los motivos ni juzgar a los autores.

La palabra «terrorismo» tiene fuertes connotaciones políticas y posee una elevada carga emocional.

Esto dificulta consensuar una definición precisa.

Es común el uso de la palabra por parte de gobiernos para acusar a sus opositores.

También es común que las organizaciones e individuos que lo practican rechacen el término por injusto o impreciso.

Tanto los unos como los otros suelen mezclar el concepto con la legitimidad o ilegitimidad de los motivos propios o de su antagonista.

¿Y cómo se les llama a aquellos que practican el terrorismo?

Terroristas, obviamente.

Ni modo que se llamen de otra manera.

A las personas se les llama por lo que son.

Punto final.

Según la Real Academia de la Lengua Española (o RAE para aquellos que estén más familiarizados con su acrónimo), un terrorista es aquel que practica actos de terrorismo o relativo a este.

¿Y qué podemos aprender de todo esto?

En pocas palabras, que nadie aceptará nunca que lo que hace es terrorismo.

Solo es una "batalla por la legitimidad" o "guerra popular" según sus opiniones.

Créanme cuando les digo que el "bien" y el "mal" son simplemente palabras vacías que una sociedad usa para referirse a lo que ellos consideran que es "bueno" o "malo".

Por ponerles un ejemplo, a mis "tutores" les parecía "malo" que los demonios se "rebajen" a reencarnar humanos u otras razas para aumentar sus filas.

También estaban en desacuerdo con la sociedad demoniaca actual, siendo el único grupo organizado de demonios de alto rango que se resiste a acatar las órdenes de los Maou Actuales y a usar el sistema de las "Evil Pieces".

Cuyo único propósito en esta vida es derrocar a los Maou Actuales sin importarles cuáles sean sus métodos y vivir bajo la gloria de mis hermanos mayores, sin pensar que ellos sustentaron con sangre, sudor y lágrimas lo que ahora ellos quieren conseguir sin haber logrado nada.

Podría decirse (digo "podría" porque simplemente les tomo en cuenta el nombre de sus antepasados) que lo único que tienen en común Sirzechs Gremory, Ajuka Astaroth, Serafall Sitri y Falbium Glasya-Labolas con mis tutores son que ambos ostentan en sus respectivas organizaciones los títulos de sus Gobernantes que en paz descansan.

Si tuviera que nombrar lo que eran mis "tutores", creo que podría definirlos en 2 palabras:

Khaos Brigade.

Siendo más específicos:

"La Facción de los Maou Ancestrales".

Sí, mis tutores no eran nadie más ni nadie menos que los descendientes de mis hermanos…

Y por consiguiente mis sobrinos.

¿Irónico, no lo creen?

Residencia Sparda – 5 días después

Habían pasado 5 días desde que descubrí por las malas que el licor no es agua.

Horrorosa experiencia, debo agregar.

Me internaron de emergencia en una clínica cercana.

2 días seguidos con fiebre, migraña, dolor de cabeza, acidez estomacal, náuseas, mareos, todo un caso en opinión de los doctores.

A pesar de inyectarme vacunas con unas agujas que dolían como la p… y un supositorio del tamaño de UN MISIL NUCLEAR, tuvieron que ponerme una intravenosa y guardar ayunas por si necesitaba un trasplante de hígado.

Todavía no entiendo por qué siguen existiendo esas cosas 20 siglos después de su invención por parte de los romanos.

¡Un día sin comer ni una sola miga de comida!

¡Ni siquiera podía tomar agua!

¡¿Saben el hambre que sentía en ese momento?!

¡Tanta era mi desesperación que más de una vez consideré en hacer un trato con Berseker!

¿Un trato con Berseker?

¿Pero ese tipo no murió hace más de 100 000 años durante el atentado del "Viernes Negro"?

¿Acaso Satán fue tan estúpido como para dejarlo vivir?

Pues no.

Lo primero que hizo mi padre fue destruir las runas que mantenían a Berseker en el mundo de los vivos.

Pero lamentablemente deshacerse de Berseker no es tan fácil como se piensa.

Verán, Berseker es un ente onírico.

¿Qué quiere decir eso?

Que a pesar de destruir su "interfaz" él no puede morir.

Es inmortal, consecuencia del afán de Satán porque su [Sistema] sea más "personalizado".

Tanta "personalización" hizo que Berseker tomara forma onírica, tomando consciencia propia y por tanto la capacidad de decidir por él mismo.

Fusionándose con el poder demoniaco intrínseco en todos los demonios, pasó de ser un "alguien" a un "todo".

¿Todavía no lo entienden?

Les daré un ejemplo un poco más sencillo de entender.

Imaginen que Berseker es "La Fuerza".

Sí, esa de la que se habla en las películas de Star Wars.

La Fuerza es, según las palabras del sabio Maestro Jedi Obi-Wan-Kenobi: "Un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea, nos penetra y mantiene unida la Galaxia".

Bueno, más que la "Galaxia", es el poder demoniaco.

Sin Berseker, los demonios nos quedaríamos sin poder.

Lo que sería muy malo para nosotros.

Hay 4 formas de clasificar a esta Fuerza (y las formas en las que Berseker consiente e inconscientemente nos da poder).

La primera, equivaldría a llamarse "el lado luminoso".

Es la forma "normal" de desarrollar el poder demoniaco. Usando este método, el demonio se dejaba llevar por los sentimientos "positivos" como la piedad, la benevolencia, el amor o el esfuerzo que un demonio pone para ser más fuerte, lo que incluye los entrenamientos y todas esas cosas como fuente de poder.

La segunda, equivaldría a llamarse "el lado oscuro".

Es la forma más rápida y a la vez más peligrosa de desarrollar el poder demoníaco. Este método, el preferido por Berseker, es el de dejarse llevar por los sentimientos "negativos" como la ira, el odio, el miedo, la agresión y la maldad que un demonio pueda tener. Podría decirse que es liberar la "verdadera esencia de un demonio". Aunque lo neguemos, los demonios por naturaleza somos brutales, agresivos, prepotentes, machistas (lamentablemente) y muy loquillos.

Pero en el peor sentido de la palabra.

Berseker se aprovecha de la rabia que sentimos para nublar nuestro juicio y ofrecernos un "trato"…

Al principio parece un buen plan…

Pero deben recordar que un trato puede manipularse a nuestro antojo según nuestra capacidad de encontrar una nueva interpretación de este conforme a nuestros deseos.

Ahora, quiero que me presten mucha atención y que nunca se olviden de lo que les voy a decir.

Queda TERMINANTEMENTE PROHIBIDO usar este método para aumentar su poder.

Puede que hayan oído hablar alguna vez del [Modo Berseker].

¿De dónde creen que salió el nombre?

El "lado oscuro" cambia irremediablemente el carácter de una persona.

Puede que sean unas personas buenas, benevolentes, amorosas, que nunca le harían daño ni a una mosca.

Pero si usan el "lado oscuro" de manera prolongada se convertirán en una masa de odio puro que no parará hasta ver el mundo en llamas.

Por eso es que en mis años mozos no podía usar mi poder en su totalidad.

No hasta que descubrí la manera de dominar mi odio…

La tercera, equivaldría a llamarse "La Fuerza Unificadora".

Esto, más que método, es la manera de cómo el poder demoniaco puede usarse de diferentes maneras. Este aspecto de Berseker permite a los demonios utilizar su imaginación para darle forma al poder demoniaco.

Por ejemplo el [Poder de la Destrucción] de la Familia Bael tiene 2 variantes para ser usadas gracias a la "Fuerza Unificadora".

Una es la variante "técnica" y la otra la variante "pura".

Esos aspectos del [Poder de la Destrucción] los veremos más adelante.

La cuarta y última, equivaldría a llamarse "La Fuerza Viva".

La "Fuerza Viva" es el aspecto de Berseker por mucho más interesante. Este aspecto permite al demonio usar la [Tentación], poder que originalmente le pertenecía a mi padre. Hasta ahora solo mi padre y yo hemos logrado usar la [Tentación] en su escala máxima.

Es lo que dota al demonio de habilidades únicas como la regeneración de Phenex, la destrucción de Bael, el agua de Sitri, el hielo de Lucifage…

Y creo que debería dejar de hablar antes de que revele las habilidades secretas de cada Familia del Inframundo.

Lo más probable es que si lo hiciera los respectivos Jefes de las 72 Familias me den caza hasta que no tenga en dónde caerme muerto…

Me recomendaron 6 días de guardar reposo en cama, junto con unos sueros que no sabían tan mal y unas pastillas CARÍSIMAS.

Cuando pregunté por el precio, casi me da un infarto.

¡Costaban mi mesada de un año!

Y allí se fueron mis ahorros…

*SNIF* *SNIF*

Tal era mí caso que los doctores cometieron la osadía de proponer llamar a un cura para que me realice el sacramento de la extremaunción.

Giovanni y Frank estaban tan indignados por esa sugerencia que de no ser por su Rey hubieran destrozado todo el hospital a balazos.

Sí, Giovanni Brusca y Frank Costello además de ser los caporegime de la Familia son los Peones de mi padre.

Cada uno consumió una pieza de Peón.

Por lo que no creo que haya falta de aclarar que ellos también eran demonios.

Después de los 5 días logré salir y además de recetarme esas pastillas por una semana 3 veces al día, recomendaron que hiciera por 6 días la milagrosa "dieta del religioso".

Milagrosa sus cojones colgados en un estante.

Solo pude comer pan integral y agua durante esa casi semana.

¡HORRIBLE!

Por supuesto que luego de esos 6 días me descojoné y comí como un cerdo.

Un buffet entero solo para mí…

Casi llevo a un restaurante chino controlado por la Familia a la quiebra por todo lo que comí.

Sorprendentemente no me dio dolor de barriga o algo por el estilo.

Mi padre solo atinó a suspirar derrotado mientras Walter y los caporegime miraban con una gota de sudor estilo anime la voracidad con la que el pequeño castañito devoraba la comida como si de un juego de Pac-man se tratase.

Rompí el record de más comida tragada en un día del restaurante.

Incluso me dieron un premio.

Si van a ese restaurante verán en su "Muro de la Fama" una foto de un castañito voraz tragando comida mientras 4 hombres trataban de detenerlo sin éxito.

Hasta el día de hoy nadie ha podido superar mi record.

Después de la alocada aventura en el restaurante, pasé 6 días en la Residencia Sparda sin hacer nada más que aprender cosas sobre los licores.

Para que no vuelva a pasar y tenga un conocimiento más general sobre una de las obras maestras de mí hermano mayor Belphegor.

Solo para que lo sepan niños, el licor es una bebida alcohólica destilada que puede ser dulce o seca según los gustos del fabricante.

A menudo con sabor a frutas, hierbas, especias e incluso algunas veces con sabor a crema.

Por lo menos eso es lo que decía el libro.

De manera más genérica, la palabra "licor" se emplea para referirse a las bebidas alcohólicas en general.

Históricamente, los licores derivan de las hierbas medicinales, generalmente preparadas por monjes de la Orden de San Benito. Fueron hechos en Italia desde el siglo XIII.

Las maneras más conocidas para preparar licor son por infusión de diversas maderas, frutas, flores, en agua o alcohol, aguardiente, alcohol etílico y añadiendo azúcar… entre otras cosas que pueden averiguar en la biblioteca de la Mansión Hyoudou.

Otras se hacen por destilación de agentes aromáticos.

Sin embargo las bebidas alcohólicas con sabor no pueden ser preparadas por infusión.

Ahora romperé un mito sobre los licores.

El contenido de alcohol no es una característica distintiva de estos. La mayoría tienen menos grados alcohólicos que los aguardientes u algunos otros.

Los licores pueden tomarse solos, durante o después del postre o pueden ser usados en cocteles o en la cocina.

Eso fue lo que aprendí mientras mi padre y Walter me lo explicaban mientras yo trataba de pensar en otra cosa que no fuera mis ganas de vomitar.

Luego de unos días me recuperé y volví a estar plenamente operativo.

Gracias a eso, Walter me enseñó a usar un arma.

No es tan difícil como se piensa.

Simplemente cargas, apuntas, disparas y tratas de que las balas contrarias no te alcancen.

Además de que las balas las veo pasar en cámara lenta, no es un trabajo muy difícil.

Aún recuerdo su cara de incredulidad cuando me vio disparar con facilidad con "esas" armas…

Flashback – Campo de tiro

Era el momento de enseñarle al pequeño Issei a defenderse solo.

Los 4 hombres y el niño se dirigieron solemnemente a la parte trasera de la Residencia Sparda.

Los caporegime cargaban unos maletines grises que parecían muy pesados.

-Papá ¿para qué son esos maletines?- preguntó curioso el castañito.

-Ya lo verás hijo, ya lo verás- respondió misteriosamente Don Sparda.

El campo de tiro era ciertamente típico.

Era un espacio amplio, verde, con unas paredes de madera dividiendo el campo en carriles.

Delante, unas dianas en forma de muñecos humanos esperaban ser fusiladas.

-Ahora Issei-sama, aprenderá a usar armas de fuego- dijo Walter mientras abría uno de los maletines.

De este sacó 2 pistolas semiautomáticas muy grandes.

Un humano común y corriente no podría usarlas.

Pero bueno…

Estas armas nunca fueron diseñadas para ser usadas por un ser humano.

La primera era una pistola plateada de 39 cm, dispara balas explosivas Casull.454 fundidas de una cruz de plata de la catedral de Manchester.

Sí, un verdadero gasto de dinero y una excentricidad en sí misma.

Según Walter, esta arma perteneció originalmente a Alucard pero el Nosferatu hace muchos años que desapareció sin dejar rastro, así que prefiere que la cuide yo.

Así es hijos míos, esta es la legendaria "Hellsing ARM.454 Casull Auto", mejor conocida como "Casull".

No se imaginan los multi-orgasmos de emoción que tuve cuando me enteré.

La segunda era también una pistola de color negro con una longitud de 39 cm y 16 kg de peso. Dispara balas de plata macedónica de 13mm explosivas perforadoras de armadura con núcleo de mercurio bautizado. Usa pólvora NNA9 de Marvell. Esta arma originalmente se destruyó durante la batalla de Walter vs Alucard pero resulta que Walter se le ocurrió rearmarla. En el costado del arma se puede ver la inscripción irónica que Alucard agregó: "Jesucristo está en el Cielo ahora".

De seguro estarán tan emocionados como yo a la expectativa que les aclare sus sospechas y sí, están en lo correcto. Esta es la "Hellsing ARMS 13 mm Auto Cañón Anti-Monstruo", mejor conocida como "Jackal".

¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Cada una tiene capacidad de hasta 6 balas por cartucho…

O por lo menos eso es lo que la mayoría de gente piensa.

El truco en estas pistolas era que cada una tenía registrada una [Macro] diseñada especialmente para multiplicar las balas hasta el Fin de los Tiempos.

Por lo que podría decirse que son "cosmopistolas".

¿[Macro]?

Verán mis niños, una [Macro] es un registro de los pasos necesarios para llevar un acto específico en la magia.

Usualmente esto lo usan los magos para lanzar hechizos más rápido y fácil.

En el caso de mis armas, estas tienen integradas una [Macro] con un hechizo de multiplicación.

Por cada vez que disparo una bala, una igual a esta toma su lugar en el cartucho de munición.

Dando la impresión que tengo munición infinita.

Esta [Macro] se activa automáticamente cada vez que aprieto el gatillo, por lo que tampoco tengo que preocuparme por recargar.

¿Increíble lo que la magia puede hacer, no es así?

Sin nada más que aclarar, sigamos con la historia.

Eran armas diseñadas exclusivamente para la eliminación de seres sobrenaturales…

Y mi uso personal.

-Guauuuu, ¡son increíbles!- exclamó emocionado el castañito.

-Sí y desde este momento son tuyas- agregó Don Sparda mientras Walter se las entregaba.

-¡Genial!- chilló el castañito recibiendo las 2 pistolas.

-Pequeño, ten cuidado que pesan- advirtió el peliazul haciendo un amago de tratar de ayudar al niño.

-Pero no pesan nada- dijo el castañito levantando las 2 armas como si estas estuvieran hechas de papel.

-¿Cómo que no pesan?- preguntó el caporegime pelinegro, claramente confundido.

¡Estábamos hablando de un mocoso de 6 años!

[Interesantes armas las que tienes allí compañero]

(¿Eso crees Ddraig?)

[Sí, recuerdo que uno de mis poseedores se enfrentó alguna vez con ese que se hace llamar Alucard]

(¿En serio? ¿Y quién ganó?)

[El Nosferatu. Era imposible acabar con él. No importaba lo que hiciéramos ese vampiro se regeneraba como si nada. ¿Y sabes una cosa?]

(¿Qué?)

[Que ese vampiro simplemente jugaba con nosotros. Si no estuviera sellado me lo hubiera comido de un bocado al muy insolente. ¡Osó burlarse de mí, el Serkiyuttei!]

(Definitivamente ese Alucard debe ser inmortal)

[Es virtualmente inmortal. Solamente tienes que matarlo tantas veces hasta que no tenga ni un alma para consumir]

(Ok)

-Ahora Issei-sama, préstame mucha atención- empezó Walter, sacando una de sus Glock 17 de 9mm de uno de los lados de su saco.

El castañito se sentó en el suelo, prestando atención.

-En primer lugar Issei-sama, debes saber que llevar un arma no es un juego. Un solo error y la bala puede caer en un lugar equivocado, causando una tragedia- advirtió Walter, sosteniendo su arma en alto.

El castañito asintió afirmativamente.

-En segundo lugar debes aprender cómo está hecha un arma. Un arma está compuesta de 13 partes muy importantes- explicó Walter mientras desarmaba su arma y ponía cada pieza en diferentes lugares en frente del castañito.

Y así Walter se la pasó explicando a detalle durante 4 horas seguidas cada parte de la pistola a detalle, su historia, la ética de usar un arma, los tipos de armas de fuego, la ley de regulación de venta de armas de fuego, del lucrativo Negocio que la Familia tenía al contrabandear armas por todo el globo, su resorte esto, la corredera aquello, luego se puso a recordar viejos tiempos cuando él era joven hasta que final terminó.

¡Al fin!

-¿Alguna duda… Issei-sama?- preguntó Walter viendo a su Don, los 2 caporegime y al pequeño castañito dormir a pierna suelta mientras roncaban, tirados en el suelo.

-¡Issei-sama!- chilló el mayordomo, levantando de golpe a las dormidas personas.

-¡Señor, sí señor!- respondieron de golpe Issei y los demás dormidos mientras se paraban de golpe y hacían la pose del saludo militar de una manera ridícula.

Walter suspiró derrotado.

-Ahora pasaremos a la parte práctica- dijo Walter armando su arma a una velocidad endiablada.

-¡Sííííí!- exclamó el castañito feliz.

-Asegúrese siempre de agarrar su arma con firmeza- regañó Walter mientras acomodaba la posición del pequeño.

-Sí- respondió el castañito, agarrando la "Casull" firmemente.

-Primero apunta hacia tu objetivo- ordenó Walter apuntando hacia un muñeco de práctica.

El castañito lo imitó.

-Segundo, quita el seguro del arma- siguió el mayordomo quitando hábilmente el seguro de su arma con un ligero movimiento de dedo.

El castañito también lo imitó.

-Cuando tengas a tu objetivo en la mira, relájate y ¡dispara!- exclamó Walter disparando a donde se supone que estaría el "corazón" del muñeco.

BANG.

Tiro perfecto.

-¡Increíble!- gritó el castañito emocionado.

-Ahora le toca a usted Issei-sama, intente darles en la cabeza a todos los muñecos- agregó Walter.

-¿Entonces solo tengo que apuntar y disparar?- preguntó Issei.

-Sí, solo eso- respondió afirmativamente Walter.

-¿Nada más?- preguntó nuevamente el castañito.

-Sí- confirmó Walter. –Issei-sama, no debe desanimarse si no acierta al primer intento. Lleva muchos años alcanzar la maestría en el manejo de las armas de…-

Pero no era necesario.

El castañito agarró firmemente las 2 armas, una por mano, fijó su mirada en sus objetivos, apuntó y…

BANG

BANG

BANG

BANG

BANG

Tiros perfectos.

De la cabeza de los muñecos no había ni rastro.

-¡Al primer intento!- chilló extasiado el castañito saltando de alegría.

Los hombres allí presentes estaban incrédulos.

¡A algunos de ellos les había costado años dar tiros a la cabeza con tanta naturalidad!

-¿C-cómo lo hizo?- preguntó incrédulo Walter.

-Fácil, preparas, fijas un objetivo, apuntas y disparas. ¿Eso no fue lo que me dijiste?- respondió confundido el castañito.

-Ya déjalo Walter. Parece que Issei ya aprendió a usarla- comentó el Don.

-N-no p-puede s-ser- dijo Walter.

-Entonces creo que podemos pasar a la Fase 2 del entrenamiento- dijo Don Sparda chasqueando los dedos.

De repente, los muñecos empezaron a moverse cual loco en manicomio.

-Dispárales a la cabeza- ordenó el Don.

-Pero no puedo, van demasiado rápido- refutó el castañito.

-Issei, eres un demonio. Concéntrate, esto lo puede hacer un demonio común y corriente si entrena el tiempo necesario. Al ser mi hijo esto te será tan fácil como respirar. ¡Ahora concéntrate y hazlo, deja que tu sangre demoniaca fluya por tus venas!- exclamó solemnemente el Don ahora en su faceta de Satán.

El castañito respiró hondo, cerrando los ojos.

(Ddraig, ¿algún consejo?)

[Recuerda que eres un dragón. ¡Destruye todo lo que se mueva!]

El castañito se decidió.

Abriendo los ojos, ahora rojos, notó que los muñecos iban a cámara lenta.

Demasiado fácil.

BANG

BANG

BANG

BANG

BANG

Satán solo pudo suspirar orgulloso.

-Papá ¿por qué los muñecos empezaron a moverse en cámara lenta?- preguntó curioso el pequeño quien miraba emocionado sus nuevas armas.

-Hijo, los demonios por naturaleza somos brutales, crueles, agresivos, belicosos, sanguinarios entre otras cosas más. Llevamos la Guerra en la sangre. Pelear, el sadismo y matar sin importar con qué arma son algo completamente natural para nosotros- explicó el padre del castañito mientras le revolvía el pelo a su hijo.

-Entonces si peleo contra alguien ¿sabré defenderme aunque no tenga idea de cómo pelear?- preguntó de nuevo el castañito.

-Eso depende- respondió Satán.

-¿Depende?- preguntó el castañito.

-Sí. En el caso de que tú enemigo sea más experimentado que tú, es capaz de vencerte. Eso sin contar que tienes que aprender a dominar tus emociones para no sucumbir al odio mientras usas tus poderes. Además, tu talento natural tiene que pulirse para poder ganar experiencia y lograr pelear con mayor facilidad- detalló Satán.

-Entonces por eso quieres que entrene con tío Rizevim y Euclid Onii-chan- confirmó el castañito.

-Sí. Pero de eso no nos preocupemos ahora. Tenemos Negocios que atender- exclamó Satán volviendo a su faceta de Don Sparda.

-Sí- respondió afirmativamente el castañito.

Residencia Sparda – 20 minutos más tarde

Los caporegime, después de charlar de temas triviales con el pequeño Sparda, se retiraron a sus respectivos distritos para seguir cobrando cupos de construcción, los muelles y ciertos Negocios que detallaré más adelante.

El Estudio de la Familia Sparda abrió sus puertas.

Sorprendentemente ya había una fila considerable de personas esperando desde hace una media hora.

Todos Amigos de Don Sparda.

Don Alexander Sparda (el nombre mortal de Satán) era un hombre a quien todos acudían en demanda de ayuda y nadie salía defraudado. Nunca hacía promesas vagas ni se excusaba alegando que sus manos estaban atadas por fuerzas más poderosas que él mismo. No era necesario que uno fuera Amigo suyo, como tampoco tenía importancia que uno no tuviera medios de devolverle el favor. Solo existía una condición: Que uno, uno mismo, proclamara su Amistad hacia él. Y luego, por pobre que sea el suplicante, Don Sparda asumía sus problemas y no se concedía descanso hasta haberlos solucionado.

¿Su premio?

La Amistad, el respetuoso título de "Don", a veces el más íntimo de "Padrino" y tal vez, solo en prueba de agradecimiento y nunca con ánimo de lucro, alguno que otro regalo como una botella de vino casero o una canasta de panecillos hechos especialmente para ser saboreados en la mesa de Don Sparda el día de Navidad. Así pues, solo se trataba de pruebas de Amistad, una forma de reconocer que se estaba en deuda con él y que Don Alexander en cualquier momento tenía el derecho de pedir en pago cualquier pequeño servicio que precisara.

Don Alexander recibía a todos –ricos y pobres, poderosos y humildes- con iguales muestras de afecto.

Era su carácter.

En este momento Don Sparda se sentó en su silla reclinable, detrás del escritorio.

Su hijo estaba en una sillita a su costado, dando la impresión de que no había nadie más allí.

Walter, como buen Consiglieri, estaba cerca a la puerta, esperando cualquier orden de su Don.

-Issei, cuando llegue el momento del veredicto final, pediré tu opinión. Ahora mantente callado, observa y aprende. Nunca dejes que un extraño sepa lo que pienses- ordenó seriamente Don Sparda.

-Sí-respondió el castañito.

Sacando del cajón del escritorio una lista de las personas que habían obtenido permiso para hablar con él en privado.

Don Sparda agrió el gesto.

-Deja a Bonasera para el final- indicó.

En primer lugar entró un hombre regordete y tosco. Si no me equivoco se llamaba Nazorine. Mi memoria no es muy buena para recordar cada detalle de su aspecto o nombre. Pero sí me acuerdo de su olor a levadura y harina.

Panadero, sin ninguna duda.

Don Sparda recibió al panadero con un abrazo. Satán conoció a este hombre de joven, cuando recién era un muchacho de 21 años. Mi padre lo ayudó poniendo el capital para su panadería y lo ha aconsejado con su vasta experiencia sobrenatural. Cada año, por Pascua, recibimos unas tortas grandes como las ruedas de un camión hechas de queso y trigo, con la corteza de color dorado.

Muy ricas, debo añadir.

En Navidad y en ocasión en fiestas familiares, toda clase de pasteles confeccionados por el horno de Nazorine proclamaban el Respeto que este sentía por el Don.

Deliciosos, esos postres eran la comida más esperada del año en la Gran Residencia Hyoudou.

Y desde hacía largos años, malos y buenos, Nazorine pagaba religiosamente su tributo a la unión de panaderos organizada por el Don. Nunca había pedido un favor, por lo que ahora había llegado el momento de hacer valer sus derechos de amigo leal, y Don Sparda se sentiría muy complacido de poder ayudarle.

El Don, después de presentar a su hijo, dio al panadero un cigarro Di Nobili y un vaso de dorado Strega, y apoyó la mano en el hombro de Nazorine, como animándole a hablar: una prueba evidente de la humanidad del Don.

Por amarga experiencia sabía cuánto valor se necesitaba para pedir un favor a un amigo.

Sí, humanidad.

Mi padre a pesar de ser un demonio todavía conserva la humildad y la bondad que tenía cuando era conocido como Elohim.

Pero no se confundan, él no trataba así a las personas como muestra de buena fe.

Solamente lo hacía para ganar Amistades que le puedan servir en casos de necesidad.

Como los exploradores del Ártico que entierran víveres en medio de la fría nieve.

Sabe que a tarde o temprano, cuando haya escases, puede ir y reclamar lo que ha sido guardado.

Lo mismo pasa con los favores que ocasionalmente cobra.

¡Y ay de aquel que no lo haga!

El panadero contó la historia de su hija Katherine y Enzo, un buen muchacho italiano, oriundo de Sicilia, que había conseguido con mucho esfuerzo una visa temporal para laburar en Estados Unidos y prosperar económicamente.

Entre el honrado Enzo y la pura Katherine había nacido un gran amor, pero ahora que su visa había expirado, el pobre muchacho sería repatriado a Italia y ella seguramente moriría de pena.

Sólo el Padrino Sparda podía ayudar a los jóvenes enamorados.

Era su última esperanza.

El Don y Nazorine paseaban de un lado a otro de la habitación, la mano del Don siempre sobre los hombros del panadero. Don Sparda comprendía perfectamente —sus gestos afirmativos así lo indicaban— el problema.

Cuando el panadero hubo terminado, Don Sparda sonrió amistosamente.

—Deja de preocuparte, amigo mío —dijo.

Luego le explicó cuidadosamente lo que había que hacer.

Hablaría con el miembro de la Cámara de Representantes del distrito, quien se ocuparía de que Enzo se convirtiera en ciudadano americano. Con toda seguridad, el Congreso no se opondría, pues los congresistas suelen ayudarse mutuamente. Don Sparda añadió que el asunto costaría dinero, unos dos mil dólares, más o menos, y que él personalmente se haría cargo de todo.

¿Tenía el amigo Nazorine algún inconveniente?

El panadero negó vigorosamente con la cabeza. Nunca se hubiera atrevido a esperar semejante favor a cambio de nada. Y es que Nazorine sabía que un acta especial del Congreso no era cosa fácil de obtener.

El panadero casi lloraba de agradecimiento. Don Sparda lo acompañó hasta la puerta, asegurándole que recibiría la visita de las personas encargadas de los detalles y de rellenar los documentos necesarios.

Antes de adentrarse en el jardín, el panadero lo abrazó con emoción.

-Nazorine hará un buen Negocio-observó Walter, sonriendo- Obtendrá un yerno y un ayudante barato y perpetuo, todo por 2 000 dólares-

-Papá ¿por qué cumples estos favores si no ganas nada?- preguntó el pequeño castañito, confundido.

El Don, arrodillándose frente a su hijo, le revolcó el pelo causando la risa del niño y sonriendo le dijo:

-Sí gano algo. Gano su Amistad eterna. Un Amigo siempre estará allí en las buenas y en las malas, apoyándote en todo. Nunca olvides que la Amistad lo es todo. La Amistad vale más que el talento. Vale más que el Gobierno. La Amistad vale casi tanto como la Familia- explicó su padre.

Después de esa pequeña aclaración, Walter preguntó:

-¿A quién debo encargarle este asunto?-

-No a nuestro paisan - respondió Don Sparda, tras unos instantes de reflexión. -Encárgaselo al judío del distrito vecino. Ahora que este país tiene el problema de la inmigración indiscriminada, supongo que se nos presentarán otros muchos casos parecidos. Deberíamos tener más gente en Washington, para que pudieran absorber el trabajo que nos espera, y eso sin alterar los precios-

Walter escribió en su libreta: "No al congresista XXXXXX, sino YYYYYY"

(En mi escritorio junto a este escrito están los nombres de TODOS mis contactos. Prácticamente podría hacer un libro con todos ellos. No puedo arriesgarme a que los nombres de mis colaboradores sean revelados.)

El segundo hombre que Walter hizo pasar estaba atormentado por un problema muy simple.

Se llamaba Anthony Coppola, y era hijo de un hombre con el que Don Sparda había trabajado en su juventud (en su "relativa" juventud), en el tendido de una vía ferroviaria. Necesitaba 500 dólares para abrir una pizzería y pagar el depósito de los muebles y enseres, incluido el horno especial, y por razones que no hacen al caso no querían concederle el crédito. El Don sacó de uno de sus bolsillos un fajo de billetes y contó, pero el dinero no alcanzaba.

—Préstame cien dólares. Te los devolveré el lunes, cuando vaya al banco —dijo a su Consiglieri, sonriendo. Coppola se apresuró a asegurar que con cuatrocientos ya se arreglaría, pero Sparda le dio un golpecito amistoso en el hombro, indicándole que no se preocupara por ello.

Walter no podía disimular su admiración. El Don siempre insistía en que, si un hombre es verdaderamente generoso, hace los favores de un modo personal.

Lo mismo que me explicó minutos después.

Seguro que Anthony Coppola se sentía halagado al ver que un hombre como el Don pedía prestado para él. Naturalmente, Anthony Coppola sabía que el Don era millonario, pero…

¿Cuántos millonarios habrían hecho por un pobre amigo lo que el Don acababa de hacer?

Después de que el hombre se hubiera ido, el Don miró inquisitivamente a su Consiglieri y luego explicó a su hijo:

-Issei, cuando hagas Negocios con alguien, procura saber todo lo que sepas sobre esa persona. La información es muy valiosa en estos tiempos-

-Sí- respondió el castañito.

-Walter… ¿Qué nos puedes decir sobre este hombre?- preguntó Sparda.

-Su nombre es Amerigo Bonasera. Casado, con una hija y una esposa ejemplar. Tiene 56 años y no tiene ningún antecedente policial- respondió Walter.

-Ah, así que necesita algo- dijo fríamente el Don.

Don Sparda dirigió la mirada a su Consiglieri.

Parecía esperar algo más.

(¿Qué sucede?)

[Tu padre no solo preguntaba por esa información]

(¿Entonces?)

[Preguntaba también sobre qué clase de persona es. Si es merecedor de su ayuda. Después de todo, no ayudamos a criminales a menos que nos traiga un beneficio]

(Mi padre se ve enojado)

[De seguro que ese hombre no aprecia su Amistad. Entre las Familias la Amistad es muy valiosa, casi sagrada]

-Me pregunta sobre su carácter…- tanteó Walter.

El Don movió su cabeza de manera afirmativa.

-Es un hombre de palabra, cosa rara en estos tiempos. Leal, no es un cobarde. Aunque confía en demasía en el Gobierno. No sabe apreciar el valor de la Amistad- informó Walter.

El Don asintió.

-Issei, un verdadero Amigo es aquel que, de alguna u otra forma, te demuestra su Amistad. No importa si el detalle es insignificante, lo que importa es que uno lo haga de corazón. Este hombre a pesar de que tu madre es la madrina de su única hija, nunca ha mostrado Respeto alguno hacia nosotros. Sin Respeto no hay Amistad- declaró mi padre.

-Entiendo- respondió el castañito.

-Hazlo pasar- dijo tranquilamente.

La puerta se abrió.

Entró en la estancia un hombre de baja estatura, gordo, cabello negro del que quedaba muy poco peinado con vaselina y con un bigote bien formado. De facciones italianas, se notaba que era un fumador empedernido ya que sus dientes estaban amarillos, producto del tabaco. Apestaba a colonia, solo con la expresión neutra de su rostro se notaba a la legua que ejercía una profesión que lo haya acostumbrado a llevar esa expresión neutra.

Probemos deducir su profesión por el método de deducción que me enseñó tío Rizevim.

¿Abogado quizás? No, si no, no tendría la necesidad de llevar tanta colonia a menos que trate de ocultar algo o que tenga el sentido del olfato muy poco desarrollado. Lo más probable es que intente ocultar su olor, producto de trabajar con algo que huele especialmente fuerte. Llevaba puesto un saco negro encima de una camisa impolutamente blanca, pantalones oscuros y zapatos marrones a juego, junto con un reloj de buena marca. Nada elegante, pero exacto. A juzgar por sus ropas debe tener un trabajo donde la paga es muy buena, así que descartamos que oculte el olor de la basura. Entonces trabaja en un lugar donde se usan sustancias con olores fuertes.

¿Químicos? Eso podría explicar el porqué de su increíble olor a colonia. Deben ser químicos lo suficientemente fuertes como para embalsamar a un muerto. Su expresión facial delata que su trabajo consiste en mantener la calma en toda la situación. No es médico porque los médicos huelen a esterilización, ya lo comprobé durante mi estancia en la clínica. Puede que sea empresario de pompas fúnebres o tal vez un químico que se dedica a fabricar medicinas a medida.

(Ddraig, recuérdame preguntarle a papá después de esto sobre la profesión de este sujeto)

[Vale]

Sus ojos estaban hinchados, signo inequívoco que debe haber llorado hace poco tiempo.

Debe ser el motivo por el que vino a pedir ayuda de mi padre.

El Don era inmutable. No abrazó ni le dio la mano al visitante. Se conducía con una frialdad que su hijo nunca había visto.

Ese hombre solo tenía el honor de estar en su presencia simplemente porque mi madre y su esposa eran amigas íntimas.

Pero nada más.

El Don se mostraba receloso.

Para que mi padre esté molesto con alguien este debe haber hecho algo muy malo.

Bonasera se sentó y en el sillón adyacente lo imitó el Consiglieri.

-Seré breve Don Sparda, no quiero desperdiciar su valioso tiempo- aclaró secamente Bonasera.

La expresión de mi padre se ensombreció.

No le gustó el tono de voz de ese hombre.

(Parece que a mi padre no le gustó esa respuesta tan breve)

[Obviamente. A un Don siempre se le habla con respeto. Es simple cuestión de modales]

-En ese caso hablemos de Negocios- respondió gélidamente Don Sparda.

Bonasera respiró hondo y empezó su petición hábilmente.

-Debe usted excusar a mi hija, la ahijada de su esposa, por no haber venido hoy. Todavía está en el hospital.- comenzó el hombre.

—Sé de la desgracia que ha padecido tu hija —dijo Sparda—. Si puedo ayudarla de algún modo, no tienes más que hablar. Después de todo, mi esposa es su madrina. Nunca he olvidado ese honor.-

Eso era una reprimenda.

El empresario de pompas fúnebres nunca había llamado «Padrino» a Don Sparda.

Sí, acerté en su oficio.

Bonasera cerró los ojos durante un segundo y luego empezó a hablar.

Su voz era apenas audible, la misma que empleaba para consolar a los familiares de los muertos.

- He dado a mi hija una educación Americana. Creo en Estados Unidos. Norteamérica ha hecho mi fortuna. Conocí a mi esposa y tuve una hermosa hija de la que estoy muy orgulloso. He concedido a la chica absoluta libertad, pero le he enseñado siempre que no debía hacer nada que pudiera avergonzar a su familia. Ella encontró un novio... peculiar. El muchacho nunca vino a saludarnos, como padres de ella que somos. Lo acepté todo sin protestar; la falta es mía. Fue al cine un par de veces con él, se quedó hasta tarde. Yo no protesté, que tonto fui- dijo el hombre, mientras en sus ojos se formaban lágrimas.

Mi padre ablandó un poco su expresión, presintiendo lo que venía.

-Hace dos meses, la llevó a dar una vuelta, con uno de sus amigos. Hicieron que ella ingiriera whisky. Y luego trataron de aprovecharse de ella. Ella se resistió. Ella mantuvo su honor. Así que le pegaron, como un animal. Cuando fui al hospital, sus ojos estaban morados, su nariz estaba rota y su mandíbula estaba cosida, unida por un alambre. Y sufría. La pobre no podía dejar de llorar por el dolor. "¿Por qué lo han hecho papá? ¿Por qué tenían que hacerme esto?" No pude contenerme, yo también me eché llorar. ¿Por qué lloraba? Ella era la luz de mi vida, una hermosa chica. Ahora nunca volverá a confiar en nadie otra vez- finalizó Bonasera, quebrándose y empezando a llorar desconsoladamente.

El castañito, dándole pena el hombre, se escabulló hacia el mueble-bar, tomó una botella de vino, un vaso y se acercó al hombre mientras le daba sus recientes adquisiciones.

-Señor, tenga. Mi padre me ha comentado que es bueno para olvidar por un momento las penas- dijo tímidamente el castañito.

Bonasera recibió la botella y el vaso.

-Gracias pequeño. ¿Cómo te llamas?- preguntó conmovido el hombre por el gesto del pequeño.

-Issei Sparda, un gusto en conocerlo señor- saludó respetuosamente el castañito.

[¡Pero ese fui yo!]

(Ni modo que le vaya a decir que un dragón que convivió con los dinosaurios me lo dijo)

[Me acordaré de esta]

-Y bien Issei ¿qué opinas?- preguntó curioso Sparda.

-Primero hay que terminar de oír la historia del señor. Me parece que todavía no ha terminado- respondió el castañito regresando a su asiento.

Don Sparda esbozó una sonrisa.

Parece que el intelecto superior del dragón estaba haciendo un buen trabajo.

-Efectivamente. Fui a donde la policía, como buen americano. Estos 2 chicos fueron llevados a juicio. El juez los condenó a 3 años de prisión pero después de hablar un rato con los padres de los chicos anuló la condena. ¡Anuló la sentencia! ¡Ellos se liberaron ese mismo día! Me quedé en la sala como un tonto. Y esos 2 bastardos me sonrieron al salir, burlándose de mi sufrimiento. Entonces le dije a mi esposa: "Si queremos justicia, tenemos que ir con Don Sparda"- dijo Bonasera, levantando el dedo índice al aire y agitándolo.

Lenguaje corporal básico.

El Don tenía la cabeza inclinada en señal de respeto por la pena de Bonasera.

Sin embargo, cuando habló, las palabras sonaron frías, con la frialdad de la dignidad ofendida.

-¿Por qué ir con la policía? ¿Por qué no viniste a mí primero?- preguntó el Don.

-¿Qué quieres de mí? Dime lo que quieras. Pero por favor atiende a mi ruego- suplicó Bonasera con voz apenas perceptible.

Pese a sus palabras, su tono tenía cierto deje de arrogancia.

-¿Y eso qué sería?- preguntó Don Sparda, con voz grave.

Bonasera se levantó y susurró algo al oído del Don.

Don Sparda escuchó tal como lo hace un cura en el confesionario: con la mirada ausente, impasible, remota.

JA, cura… como no.

Estuvieron así durante mucho rato.

Al cabo Bonasera se enderezó, se separó del Don, que le miraba gravemente, y con la faz encendida sostuvo aquella mirada.

-No puedo hacer eso- respondió Don Sparda.

-Te daré cualquier cosa que pidas- afirmó Bonasera en voz alta y clara.

El Don se levantó con el rostro impasible.

-Nos conocemos desde hace muchos años, pero esta es la primera vez que vienes a mí en busca de consejo, en busca de ayuda. No puedo recordar la última vez que me invitaste a tu casa a tomar una taza de café, a pesar de que mi esposa es la madrina de tu única hija. Pero vamos a ser francos aquí: No querías mi Amistad. Y bueno, tenías miedo de estar en deuda conmigo- dijo el Don con una voz helada como la muerte mientras expulsaba una minúscula parte de su aura, asustando al hombre.

-Yo no quería meterme en problemas- respondió temerosamente el hombre, intimidado por algo que no sabía qué era.

El Don levantó la mano en señal de disconformidad.

-No. No hables. Creías que América era un paraíso. Tenías un buen negocio y vivías muy bien. Pensabas que el mundo era un Edén del que podías tomar todo lo bueno. Nunca te has preocupado de rodearte de buenos y verdaderos amigos. Después de todo ya tenías a la policía y los tribunales para protegerte. Nada malo podía ocurrir; ni a ti ni a los tuyos. Para nada necesitaban a Don Sparda. Muy bien. Has herido mis sentimientos, y no soy de los que dan su Amistad a quienes no saben apreciarla, a quienes no me tienen en consideración-

El Don hizo una pequeña pausa y antes de continuar dirigió a Bonasera una sonrisa a la vez cortés e irónica.

-Ahora acudes a mi diciendo: "Don Sparda; quiero que haga justicia". Y no sabes pedir con Respeto. No me ofreces tu Amistad. Vienes a mi casa el día en el que mi hijo empieza a conocer mis Negocios, me pides que mate a alguien y dices —aquí el Don se puso a imitar la voz y los gestos de Bonasera—: "Pagaré todo lo que me pida". No, no. No te guardo rencor, pero ¿puedes decirme qué te he hecho para que me trates con esta absoluta falta de Respeto?- preguntó el Don con el orgullo herido.

Bonasera empezó a temblar inconscientemente.

Para un humano común y corriente una minúscula parte del aura de Satán es muy aterradora.

Y eso que sin expulsar su aura de por sí ya es intimidante.

Es algo común.

Incluso yo intimido sin necesidad de expulsar aura.

-América se ha portado bien conmigo. Quería ser un buen ciudadano y que mi hija fuera americana - dijo Bonasera intentando mantener la compostura.

El Don aplaudió.

-Has hablado bien, pero que muy bien. Así pues, de nada puedes quejarte. El juez ha dictado sentencia. América ha dictado sentencia. Cuando vayas al hospital, lleva a tu hija un ramo de flores y una caja de bombones, eso la consolará. ¡Alégrate, hombre! Después de todo, no ha sido nada grave; los muchachos eran jóvenes y alegres, y uno de ellos es hijo de un político muy influyente. No, mi querido Amerigo, siempre has sido honrado. A pesar de que hayas despreciado mi Amistad, debo admitir que para mí la palabra de Amerigo Bonasera vale más que la de cualquier otro hombre. En fin, dame tu palabra de que vas a olvidarte de todo, como harían los americanos. Perdona y olvida. La vida está llena de desgracias-

La cruel y desdeñosa ironía de estas palabras, la ira contenida del Don, hicieron temblar al pobre empresario de pompas fúnebres, quien, a pesar de todo, aún encontró fuerzas para decir con arrogancia:

-Sólo le pido que haga justicia-

-El tribunal ya hizo justicia - refutó Don Sparda, con sequedad.

-No -replicó Bonasera, con un gesto de obstinación.- Hizo justicia a los jóvenes, pero no a mí.-

Con una ligera inclinación, el Don dio a entender que había sabido apreciar la sutil diferencia.

-Issei- dijo el Don.

-¿Sí?- preguntó el castañito.

-Tu primer paso como futuro Don de la Familia… será decidir el destino de esos 2 chicos y hacerle justicia a este hombre- ordenó Don Sparda.

Amerigo Bonasera arqueó la ceja, incrédulo.

¡Un niño de 6 años iba a juzgar la vida de 2 personas, y para colmo de los agresores de su hija!

Issei comenzó a pensar.

Por lo que los 2 demonios allí presentes pudieron deducir, parece que el castañito estaba siendo asesorado por el Dragón Emperador Celestial Rojo.

Después de 5 minutos pensando el pequeño comenzó a hablar.

-Señor Bonasera, ¿los padres de esos 2 chicos conversaron con el juez antes de emitir la sentencia?- preguntó seriamente el castañito.

-Sí, conversaron aproximadamente unos 10 minutos- respondió el hombre devolviendo la seriedad.

-¿En la misma sala del tribunal o en una estancia aparte?- continuó preguntando Issei.

-¿Y eso qué tiene que ver?- refutó Bonasera.

-Solo responda- respondió secamente el castañito.

-En una estancia aparte- afirmó el hombre.

-Y el juez al salir… ¿simplemente anuló la sentencia? ¿No explicó sus motivos?- preguntó curioso Issei.

-Sí, lo recuerdo como si sucediera en este momento…-dijo Bonasera, recordando la injusticia que se había producido hace unos días.

Flashback – Hace 3 días

Amerigo Bonasera estaba sentado en la Sala 3 de lo Criminal de la Corte de Nueva York.

Esperaba justicia.

Quería que los hombres que tan cruelmente habían lastimado a su hija, y que, además, habían tratado de deshonrarla, pagaran sus culpas.

El juez, un hombre formidable de aspecto físico, ancho y corpulento, se recogió las mangas de su toga, como si fuera a castigar físicamente a los 2 jóvenes que permanecían de pie delante del tribunal.

Su expresión era fría y majestuosa.

A pesar de ello, Amerigo Bonasera tenía la impresión de que en todo aquello había cierta falsedad, como si fuera una obra de teatro.

Aunque no sabía precisar en qué.

Bah, de seguro eran sus nervios.

Los argumentos habían sido sólidos, incluso había contratado al mejor abogado del país para que llevara el caso.

No había razón para perdonar a esos sinvergüenzas.

-Actuaron ustedes como unos completos degenerados- comenzó diciendo el juez, con un tono de voz muy severo.

-(Eso es lo que son… ¡ANIMALES!)- pensó Bonasera.

Los 2 jóvenes, con el cabello bien cortado, peinado, y el rostro limpio y claro, eran la viva imagen de la contrición.

Al oír las palabras del juez, bajaron humildemente la cabeza.

JA, contrición.

JA, arrepentimiento.

Como si estos degenerados creyeran en Dios…

O en mi padre según se vea.

-Actuaron ustedes como bestias salvajes -prosiguió el juez- y menos mal que no agredieron sexualmente a aquella pobre joven, pues ello les hubiera costado una pena de 20 años.-

El representante de la justicia hizo una pausa.

Sus ojos, enmarcados por unas cejas sumamente pobladas, miraron disimuladamente al pálido Amerigo Bonasera, para luego detenerse en una pila de documentos relacionados con el caso en cuestión que tenía adelante.

Frunció el ceño, como si lo que iba a decir a continuación fuese de vida o muerte para la humanidad.

-Pero teniendo en cuenta su edad, su limpio historial, la buena reputación de sus familias… y porque la ley, en su majestad, no busca venganza de tipo alguno, les condeno a 3 años de prisión. La sentencia queda en suspenso- finalizó el juez, dando por finalizada la sesión.

Gracias a que llevaba más de 40 años en contacto más o menos directo con el dolor (pues era propietario de una funeraria), el rostro de Amerigo Bonasera no mostró en absoluto la decepción y el inmenso odio que le embargaba.

Su joven y bella hija estaba todavía en el hospital, reponiéndose de su mandíbula rota…

¿Y aquellas 2 bestias iban a quedar en libertad?

¡Eso es una injusticia!

Miró a los felices padres, que en ese momento abrazaban a sus queridos hijos, y pensó que eran plenamente felices.

No cabía la menor duda, sus sonrisas así lo indicaban.

Bonasera se ahogaba en su propio odio.

Tanto así que espuma salía de entre sus apretados dientes.

Se limpió la boca con un pañuelo blanco que tenía en el bolsillo.

En aquel preciso momento los 2 jóvenes pasaron junto a él, sonrientes y confiados, dirigiéndole una mirada cargada de burla y desprecio.

Amerigo Bonasera no dijo nada.

Simplemente se limitó a apretar el pañuelo contra sus labios.

Los padres de los jóvenes iban detrás de ellos.

Tanto ellos como ellas tenían más o menos su edad, pero vestían de forma más americana.

Le miraron a hurtadillas.

La vergüenza se reflejaba en sus caras, aunque en sus ojos brillaba una luz triunfante.

Entonces Bonasera perdió el control.

-¡Os prometo que lloraréis como yo he llorado!- gritó amargamente- ¡Os haré llorar como vuestros hijos me hacen llorar a mí!- finalizó su advertencia llevando el pañuelo hacia sus ojos.

Los abogados defensores con la mano en el brazo de sus defendidos, indicaron a estos que siguieran pasillo adelante, pues los 2 jóvenes habían retrocedido unos pasos como si quisieran proteger a sus padres, aunque ya un gigantesco guardia corría para cerrar el paso a Bonasera.

Pese a todo no era necesario.

Durante los años que llevaba en Norteamérica, Amerigo Bonasera había confiado en la ley, y no había tenido problemas.

En ese momento, a pesar de que en su cerebro hervía el odio, a pesar de sus inmensos deseos de comprar un arma y matar a los dos jóvenes, Bonasera se volvió hacia su mujer, que todavía trataba de asimilar lo que había sucedido en frente de sus 2 ojos.

-Nos han puesto en ridículo- dijo Bonasera a su mujer.

Guardó silencio y luego, con voz firme, sin temor al precio que pudieran exigirle, añadió:

-Si queremos justicia, debemos arrodillarnos ante Don Sparda.

Fin del Flashback

Bonasera terminó de contar su historia llorando de rabia.

Walter consolaba al pobre hombre.

El Don y su hijo, como si fueran 2 gotas de agua, permanecían inalterables.

Mientras tanto Amerigo se lamentaba su suerte.

¿Por qué el destino era tan cruel?

Pasaron unos 5 minutos hasta que el hombre se calmó.

El castañito retomó la palabra.

-Señor Bonasera, en primer lugar no culpe al destino. Culpe a la codicia humana intrínseca en todos nosotros- exclamó el pequeño mirando al hombre que lo miraba sin entender a qué se refería.

-¿A qué te refieres?- dijo Bonasera, lloroso.

-Las pruebas eran contundentes. Por lo menos habían 10 testigos que presenciaron la escena. Su hija por lo que mi padre me ha comentado declaró su versión de los hechos a su abogado y el médico legista corroboró lo dicho por ella ¿verdad?-

-Sí-

-¿Y usted la acompañó mientras su abogado redactaba su declaración?-

-Sí, lo escuché todo-

-Entonces ¿no le parece raro que, teniendo todas esas pruebas en contra y sin posibilidades de excusarse, los padres de esos chicos hayan hablado con el juez en una estancia aparte y 10 minutos después los haya absuelto? ¿Por qué si solamente iban a comentarle algo al juez lo hicieron en una estancia aparte?- preguntó Issei esbozando una sonrisa diabólica.

Amerigo Bonasera comenzó a pensar.

Es cierto, es demasiada coincidencia.

Las pruebas eran avasallantes.

No hay registro de Hábeas Corpus relacionados con el caso.

Y por lo dicho por Issei, tiene razón.

¿Por qué en una estancia aparte?

No había ninguna razón para hacerlo.

Además, estaban en plena sesión.

¿Por qué interrumpirla para hablar con los padres justamente antes de dictar sentencia?

CLICK.

Entonces Amerigo Bonasera lo comprendió.

Apretando los puños con fuerza, entendió el significado oculto de las palabras del niño.

Efectivamente, era demasiado raro interrumpir la sesión a punto de dictar sentencia.

Es más, estaba prohibido.

10 minutos hablando con los afectados.

La agresión se había pillado in-fraganti….

Y a pesar de que el Código Penal establecía que en esos casos la condena era inevitable...

¿Cómo había sido tan ciego?

-Sugieres que…- dijo iracundo el hombre, tratando de mantener la compostura.

-Está cerca de descubrir la verdad señor Bonasera, ya casi llega, esfuércese- respondió irónicamente el castañito.

Sí, demasiado conveniente.

El juez además de interrumpir la sesión, quebró la ley al tener contacto personal con familiares de los acusados.

Eso sin contar que obvió un artículo del Código Penal.

E incluso sin eso, las pruebas eran innegables.

Todo apuntaba a que los jóvenes serían condenados.

A menos que…

Alguien haya intervenido.

El padre de uno de los jóvenes era un político de renombre.

No es de extrañar que haya usado su influencia para modificar convenientemente la sentencia.

Pero…

¿A qué se refería el pequeño Sparda con "codicia"?

Nosotros los humanos codiciamos honor.

Poder.

Fama.

Y dinero.

Dinero…

¡Mierda, tenía razón!

¡Por eso los padres de esos degenerados estaban avergonzados!

¡Por eso habían pedido hablar con el juez en privado!

¡Le habían pagado para que anulara la sentencia!

-¡Mierda!- gritó Bonasera arrancando a llorar otra vez.

-Papá… ¿Qué es mierda?- preguntó inocentemente el castañito.

-Después te lo explico- respondió el Don.

Luego de seguir llorando desconsoladamente por otros 15 minutos más y beberse unas cuantas copas de vino para mantenerse cuerdo, Amerigo Bonasera se dignó a hablar.

-Quiero justicia- exclamó claramente y sin rodeos.

-¿Cuál es tu justicia?- preguntó seguidamente Issei.

-Ojo por ojo- respondió Bonasera.

-Has pedido de más. Tu hija está viva- señaló el Don.

-Entonces deberán sufrir como ella sufre. Sería muy piadoso mandarlos al Hades así sin más. El señor Bonasera espera justicia ¿Qué clase de justicia sería esa si simplemente mueren? No podrán apreciar el daño que han causado- refutó el pequeño, causando asombro en Bonasera y un sentimiento de satisfacción en el Don y su Consiglieri.

De tal padre, tal hijo.

Eso es seguro.

-Además, usted mismo lo prometió: "Os haré llorar como vuestros hijos me hacen llorar a mí". Usted llora por una hija que sufre. ¿Cómo se hubiera sentido si ella hubiera muerto? ¿Cuál hubiera sido su promesa de haber sucedido eso?- preguntó siniestramente Issei.

Un frío espectral recorrió la columna de Amerigo Bonasera.

No pudo evitar imaginar la escena.

El hecho le produjo arcadas.

-¿Le da asco imaginárselo? Pues claro. Recuerde que eso mismo sentirían los padres de esos adefesios- le recordó el castañito

-¡!-

Para ser un niño tenía una inteligencia aguda.

Es muy diferente llorar por un hijo muerto que uno lastimado en cuerpo y alma.

Por lo menos la muerte es un consuelo.

Su hijo no sufre y está en la Gloria de Dios.

O de mi padre.

En cambio, ver a un hijo sufrir es un tema diferente.

Es una tortura psicológica inimaginable.

Ver al fruto del amor entre tú y la persona más valiosa para ti sufriendo, llorando por un dolor que no merece y pensar:

"¿Por qué no fui yo?".

Me da náuseas pensarlo.

Si alguno de ustedes sufriera o incluso muriera…

Solamente volvería para darle una muerte espantosa al bastardo responsable.

Y lo destruiría todo.

-Que sufran como ella sufre- convino Bonasera.

El castañito asintió.

El Don le hizo un gesto con la mano a su hijo, indicándole que había cumplido con su deber.

-Bien, tendrás tu justicia- aseguró-. Algún día, un día que espero nunca llegue, te llamaré para pedirte algún pequeño servicio. Hasta entonces, considera esta justicia como un regalo de mi esposa, la madrina de tu hija-

Cuando la puerta se cerró detrás del agradecido empresario de pompas fúnebres, Don Sparda se volvió a Walter.

-Encarga este asunto a Frank y dile que se asegure de emplear gente preparada, gente que no se emborrache con el olor de la sangre —ordenó—. Después de todo, y aunque este ayuda de cámara de cadáveres desee lo contrario, no somos asesinos-

Días más tarde Amerigo Bonasera llamó a la Residencia Sparda.

La voz el empresario de pompas fúnebres temblaba de gratitud.

Quería que Walter transmitiera al Don la seguridad de su Amistad eterna.

El Don no tenía más que llamarle.

Él, Amerigo Bonasera, daría su vida, si fuera preciso, por el bendito Padrino.