Querida Emilia:
Hoy fue un día lluvioso, acompañado de truenos, en eso miré a mi ventana y de la nada tu nombre surgió, Emilia, el amor de mi vida, mi persona pero eso no importaba al fin y al cabo ya no estas. Aún así sigues sacandome suspiros, lamentos y sonrisas a pesar de todo el daño que hiciste sigues en mi corazón. La herida crece cada día, el dolor se intensifica es como si no pudiera respirar, es como si ya no pudiera ser feliz, es como si nunca pudiera encontrar alguien como tu y te tuve que dejar ir por amor al amor, por el amor que quedó, así que te dejé ir como pájaro que migra hacia otros brazos.
Ya nada me queda por hacer lo he hecho, hecho está y sin arrepentirme tendré que estar, lo único que puedo hacer es sentarme en mi silla en este día lluvioso mientras me imagino la vida que hubiéramos tenido si aún estuvieras aquí.