Narrador Omnisciente
Camina tranquila por el pasillo, su melena rubia y larga moviéndose al compás de los pasos que da, el gran pasillo del San Angelo la recibe con pocos alumnos activos a tan tempranas horas. Con sus audífonos puesto escuchando a MYA y Pedro Capó en su canción Quédate, se dirige hacia su taquilla
Cuando llega a su casillero, verificando que si es ese en el papel que le dieron. Lo inspecciona con sutileza.
Está en buen sitio y es de un tamaño adecuado. Le gusta, así que lo abre dejando los libros adentro, al menos una cosa que le sale bien.
A unos metros de ella, un chico anda tan altivo y arrogante como siempre, viendo el papel que le entregaron con la dirección de su casillero, necesitando guardar sus cosas para poder ir a la primera clase. Apura el paso porque se negaba a llegar tarde, la perfección era su ley.
Cruza una esquina y llega al lugar indicado, lo que le sorprende es que ya hay una persona ahí. Hurgando en el casillero. ¿ Eso no es ilegal? Bueno no es que él sea la ley en persona sino que todo lo contrario, pero si odia que toquen sus cosas. Posesivo al cien porciento.
— Ey, niña__ Toca su hombro mirando que es baja, rubia y bastante blanca, no logra ver sus ojos ya que está concentrada viendo que materia le corresponde en su horario, matemática, saca el libro correspondiente, más se detiene cuando tocan su hombro llamándola con un apodo. Solo eso le cambia el ánimo, ella tiene nombre y es para que lo usen. Se gira y ve a un chico bastante guapo parado al frente de ella con el ceño fruncido.
– No soy una niña__ es su respuesta__Me llamo Mía. Ahora dime en qué te puedo ayudar__ intenta ser amable, quizás solo es alguien nuevo que se perdió.
—¿Entonces eres niño?__ Alza una ceja arrogante, algo burlon__ No me interesa como te llames, solo quiero que te quites de mi casillero.
—No pues que graciosito nos salió el chico__ pierde la paciencia__ ¿Eres ciego, o no reconoces una chica al frente tuyo? Porque me parece que aquellos chicos si. __Señala un grupito que desde que llego la deboran con la mirada. « Imbéciles» piensa para si.
Rueda los ojos intentando apartarla sin sutileza__ Quítate.
– Perdón, primeramente, se dice permiso, cavernícola. Y segundo, este es mi casillero, estás equivocado.
No le permite el paso. Mientras, Alessandro se desesperaba viendo el reloj.
— Mira niña, no estoy para tus estupideces. Si estas perdida, pues ve y piérdete en otro lado, pero quítate de mi casillero.
—Te estoy diciendo que es mi casillero y que no me digas niña. Entiende por las buenas, no me provoques niñato__ se desespera lista para partirle la nariz.
—¿Niñato? ¿En serio es lo mejor que tienes? Te llevo como dos cabeza de altura__ pasa la mano encima de la cabeza de ella. Y si es cierto que es pequeña, pero eso jamás le dificulta romper caras__Este es mi casillero__Alza el papel donde lo muestran como suyo__ Así que a correr, enana loca
—Enana tu abuela. Este es mi casillero, también mi hoja dice lo mismo, así que muevete tú qué me estás retrazando__ hace a irse, no obstante, el brazo tatuado del chico no se lo permite. Ella es pequeña, él es gigante. Ya se sabe quién va ganando... Hasta ahora. Ella está muy enojada este chico la saca de sí, y cuando se enoja cosas malas pasan__ Y no me importa que me lleves dos o tres cabezas te dejo sin herencia si no te apartas.
—Pues la vieja estúpida si que era enana, para tu información__Se cruza de brazos__ Y no vas a ningún lado hasta que te lleves tus cosa. No me importa si tu puto papel dice que eres la reina de Inglaterra, te largas y listo.
Alza la voz y los pocos estudiantes se acercan a saciar su chisme.
En ese preciso momento atraído por el escándalo, una figura gorda y con un traje antiguo de color tierra se aproximaba.
—En serio insultas así a tu abuela, que esperar de ti__ « Que desgracia de hombre» piensa__ No me largaré y punto. Es mi casillero, ve a buscar otro.
—¿ Hay algún problema?__ Interroga el director bastante nervioso de ver a dos personas tan peligrosas e influyentes juntas. Si hay una disputa entre los dos, no sabría a quien apoyar. Hacer enojar a cualquiera es como llamar a la muerte.
— Nada esta bien__Mira mal a la rubia. Aprieta la quijada viendo bien su rostro.
— Si, hay muchos problemas__ réplica__Al parecer nos tocó el mismo casillero. Me puede dar una explicación convincente para este problema__ le dice al director con aire autoritario
«¿Y está quien se cree para hablarle asi al director?»
Piensa Alessandro.
— Oh, ya veo el problema__ empieza a sudar frío, pasándose un paño por la frente mientras se regañaba mentalmente por su desliz. ¿ Cómo se le pasaba tremendo error?__ Lo lamento mucho señorita Raven, y señor Sinatra. Ya arreglo todo. Señorita, por favor acompañeme a su nuevo casillero.
¿ Raven?
Ese apellido le sonaba.
Mía Raven.
Es ella, la chica con poca información, pero aparentemente con la capacidad de hacer temblar al director. Ella no le daba buena espina.
— Ya oíste, largo__ la provoca victorioso.
—No quiero otro__ niega__ Ya acomodé todo en este casillero. No pienso moverme, ¿ O acaso le tiene miedo a este niñato?__ Interroga tratando de saber porque el regordete miraba al chico con pavor.
— Por favor, señorita. Trató de que todos salgan ganando__ súplica.
— Ya cállense__ alza la voz Alessandro. Él no tiene paciencia, y quedarse a ver cómo el sudoroso súplica no es un plan agradable__ Yo me cambiare.
— No ahora la que se va soy yo__Recoge todo y se retira cerrando fuertemente el casillero. Se va por el pasillo siendo seguida por el director.
Se le queda miramos hasta que cruza la esquina. Esa chica grita problemas por los poros, y él es un imán para el caos.
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