En sus sueños, Mavel vio a cientos de millones de cuerpos desnutridos de garras afiladas, que la agarraban y intentaban despedazarla, todo esto mientras lloraban lagrimas rojas pidiendo ayuda.
Entre sudores y un profundo terror, Mavel despertó en una cómoda cama, era mejor que cualquier cosa donde hubiera dormido antes, pero su mente no estaba atenta a esto, su pesadilla era vivida y sabia por que la había tenido.
Era lo mismo que vio en el pendiente del hombre sin brazo.
No pudo evitar agarrar sus rodillas, mientras temblaba como una gelatina.
Antes de que pasase ni un minuto de su despertar, la puerta de la ignorada habitación se abrió sola, allí, una mujer soldado traía varias prendas y lo que, para Mavel, una suntuosa comida, en una bandeja.
- Come, dúchate y vístete, tienes 40 minutos para todo esto, una vez pasado este tiempo, volveré y te llevare con mi Dominus, no te retrases o te cargare en traje de cumpleaños - La mujer, se fue sin mas tras decir su frase, dejando estupefacta a la joven.
Poco a poco, entendió que había sido apresada y que su familia podría también compartir su situación, o quizás un destino mejor, depende como se mire.
Como una persona de los mas bajos fondos, su mente no funcionaba como las habituales, no colapso de inmediato y comenzó a comer ávidamente, hacia días que no comía y la comida era la mejor que jamás había degustado.
Tras comer en apenas un par de minutos, haciendo que casi se atragantase un par de veces, se fue a la ducha.
Su cuerpo inmaduro, fue bañado por el agua caliente, la ducha no tenia botones ni nada, simplemente se desnudo debajo de la alcachofa y sin mas el agua salio.
Marcas recorrían su piel bronceada y rota, para un ojo experimentado, vería desde cortes a marcas de impactos o fricción, como las hechas por látigos.
En la ducha, fue cuando poco a poco, se comenzó a calmar, hasta usar su don o estigma como lo llamaba el hombre herido.
Al hacerlo, pudo ver un poco de su futuro cercano y cuando lo hizo, no pudo evitar agradecer en repetidas ocasiones.
Vio a su familia, estaban a su lado, todos vestidos iguales, pero ninguno parecía herido.
Su estado de animo fue mucho mejor y decidió estar puntual, no quería que ese futuro cambiara por su culpa.
Mientras se secaba las gotas restantes, comprobó la ropa, pantalones largos, camisa sin mangas, incluso ropa interior. Todo limpio y pulcro, para el asombro de Mavel, era su talla perfecta.
Toda la ropa era blanca y lisa, a excepción de unos bordados verdes en los costados, en forma de árbol.
También se le dio unas sandalias para acompañar al conjunto.
Cuando termino de vestirse, reviso la habitación.
Una habitación metálica muy minimalista, una cama, mesita de noche, armario en la pared y un espejo de cuerpo.
Mavel no pudo evitar mirarse, con esta ropa tan diferente a los mugrientos trapos que siempre había llevado, parecía una persona diferente.
Aun así no dejo que este cambio nublase sus sentidos, en este momento estaba en la base enemiga, había sido secuestrada igual que su familia.
Como si fuera un reloj, la mujer vino a recogerla.
Mavel la miraba de arriba abajo, la soldado no llevaba casco, pero si una armadura completa, pero esto la disgustaba, fue porque era una armadura carmesí, no había recoveco blanco, mostrando a cuanta gente había condenado y torturado.
Aunque no dejo que las emociones se mostrasen en su rostro.
Pero por alguna razón, la mujer le sonreía, como si mirase a una tonta.
Lo que genero mas disgusto.
Los pasillos parecían laberintos, donde miles y miles de soldados pululaban, Mavel poco a poco se sumergió en una buena cantidad de desesperación, con tanta gente, era imposible salir, incluso si pudiera ver el futuro ligeramente.
Sus caminos llegaron a una estructura de innumerables relieves y formas, se podía ver verdes pastos alrededor, incluso animales e insectos.
Este cambio dio un fuerte golpe a Mavel, esperaba estar en una nave, no en un lugar tan hermoso.
Pero cuando miro la entrada, se le encogió el corazón, un reguero de sangre iba desde algún lado hacia la puerta de la estructura.
Su cerebro comenzó a funcionar al máximo, buscando alguna forma de escabullirse, pero la mujer la agarro del hombro y le impidió moverse.
La fuerza de esta soldado era inmensa, Mavel entendía que podría aplastarla en cualquier momento, pero esta información solo volvió su mente mas caótica si pudiera.
Con el hombro como correa, la mujer comenzó a forzar el camino ha la joven, acercándose a la puerta, poco a poco.
Con un suave empujón, la puerta que parecía de otra época, se abrió de par en par mostrando un inmenso espacio abierto.
Allí, cientos de bancos estaban finamente colocados, aprovechando el espacio y aun así, manteniendo una distancia pasable entre ellos.
Grandes murales mostrando arboles, ríos, animales y plantas.
Decoraron las paredes junto a adornos que recorrían la estructura con el mismo estilo.
En medio, la sangre seguía una linea recta hasta llegar a su origen.
Un hombre pálido que rezaba de rodillas mientras que una horrible herida no cedia en su intento de desangrarlo.