POV Nala
Una luz brillante nos cubre, seguida de una sensación de vértigo y de pesadez en mis brazos. Cuando mis ojos recuperan su enfoque, noto que todos estamos colgando de un acantilado, sostenidos de los hombros de Reynor mientras él está parado en la cornisa.
-¡Waaaa!- los demás están pálidos, no parece que puedan reunir fuerzas para gritar.
-¡Jajajaja! que precisión, casi como si lo hubiera planeado -el maldito se pone a reír en lugar de moverse para ayudarnos.
-¡¿QUIERES SUBIRNOS DE UNA VEZ?! ¡YA NO PUEDO AGUANTAR EL PESO! - El comerciante pierde la paciencia.
...
-No sean llorones, ya los puse a salvo-.
Pues transmites muy poca confianza
- Agradezcan que no aparecimos en medio del aire o bajo tierra, eso sí sería problemático-.
-Gracias supongo-.
-De nada- ¿No entiendes el sarcasmo verdad?.
-Aggghhh... ya van cuatro veces el día de hoy que casi muero- dice el comerciante en tono de pesar, mientras recobrábamos el aliento.
Luego de este episodio comenzamos a explorar nuestro entorno, nos encontramos en el borde del bosque, sobre un acantilado. Desde aquí se puede ver un rio y probablemente el lugar en el que estábamos antes, ya que hay una parte del bosque en la que se ven nubes de humo.
- ¿Acampamos aquí? ya está anocheciendo- pregunta León.
- Sí, no veo porque no. Preparen la cena, mis pequeños sirvientes- Comienza a aplaudir, el muy maldito.
- ¡¿Quién es tu sirviente?!- gritamos los cuatro al unísono.
Me siento estafada, ¿Qué no usualmente las personas que salvan a otras son gente noble?
-Me sentía más seguro rodeado de los bandidos- susurra Fred hacia nosotros, sin notar el peligro parado detrás de él.
-Oh ya veo, ¿por qué no bajas a buscar a tus amigos? seguro estarán contentos de recibirte- exclama Reynor, mientras sostiene a Fred por un pie, colgando del acantilado.
-¡Ahhhh, lo siento, lo siento!- grita desesperadamente con lágrimas en los ojos.
-Bueno, chicos, deberíamos encender un fuego para pasar la noche. León acompáñame a buscar madera, Sven, ¿podrías ayudar al comerciante herido?-.
-No hay problema, buscaré algo para vendarlo- se levanta a tratar su herida.
-Pídele a Reynor cuando termine de jugar con Fred, quizás él tenga algo que ayude-.
-¿Están seguros de que va a estar bien si los dejamos así?- León hace notar su preocupación, aunque lo entiendo, no creo que haya de que preocuparse.
-Es poco probable que lo suelte, después de todo se molestó en salvarnos la vida dos veces- O eso creo.
-Supongo que tienes razón- León rasca su nuca antes de voltearse y acompañarme.
...
Al llegar vemos a Sven charlando con el comerciante, vendado con tiras de ropa rasgada. Fred está tirado en el piso, boca arriba, balbuceando incoherencias -Veo una luz, ¿abuela?- levanta su mano hacia el cielo.
-¿Hace cuánto está así?- interroga León mientras lo pica con una rama.
-Lo soltó hace pocos minutos, a cambio de cuatro monedas de plata que llevaba encima- contesta el comerciante- Los magos suelen ser gente respetada en cualquier sitio al que van, al ser tan escasos, la mayoría viven como nobles. Me resulta curioso que sea tan codicioso con el dinero-.
Que ese comentario venga de un comerciante dice mucho.
-¿A dónde se fue?- No lo veo por ningún lado.
-Dijo que iba a buscar algo para que cocinemos- responde Sven, con una sonrisa incomoda.
-Encendamos el fuego mientras esperamos- No hay mucho más que podamos hacer, supongo.
....
Al cabo de un rato ya se hace difícil ver entre los árboles, cuando oímos el crujir de algunas hojas a nuestra izquierda.
Saliendo de entre la maleza llega una sombra que alza su voz.
-¡Aquí les traigo ingredientes, chicos!- suelta frente a nosotros un saco, al abrirlo podemos ver unos cuantos hongos, cuatro conejos con cuernos y varias hierbas de dudosa procedencia.
-¿Sabes que la mitad de lo que trajiste aquí es venenoso?- Comienzo a preocuparme un poco por nuestro destino.
-¿Está oscuro allí afuera saben? Si pueden hacerlo mejor los invito a que cacen por su cuenta-exclama mientras se sienta junto al fuego con los brazos cruzados.
-Uff.. bien. León, despierta a Fred y separen las cosas que pueden matarnos de lo comestible-.
- ¿Puedes ayudarme a cocinar Sven?-.
- Mm. si, ¿Qué podríamos hacer?-.
....
Luego de comer, todo lo que se podía oír era el rugir de las bestias en la noche y el crepitar de las ramas secas en el fuego, al cabo de un momento el comerciante rompe el incómodo silencio.
-Eso estuvo delicioso chicos, debo admitir que me sorprenden- es muy amable.
-Sí, nos quedó bien- Sven hincha su pecho de orgullo, todos los demás asienten excepto Reynor, que come en silencio sin prestar atención a lo que le rodea. Lo recordaba más charlatán cuando nos encontramos la primera vez.
-Disculpen mi presentación tardía, pero mi nombre es Adrián y soy un administrador de la Asociación de comercio Silver Stone del Reino de Amaranto- hace una leve reverencia con su cabeza.
-Mi nombre es Nala, soy una aventurera de rango F-.
-León, tengo el mismo rango-.
-Sven, igual que ellos-.
-Fred e igual rango que los otros, sin embargo, no pasará mucho para avancemos, ahora que no debemos preocuparnos por las deudas. Es más, pensaba que tal vez....- Aquí vamos de nuevo.
-¡Vaya!, pensar que subieron de rango siendo tan jóvenes- interrumpe Adrián con una expresión de asombro, es bueno callando a la otra parte sin faltar el respeto. Se nota su habilidad social como comerciante.
- No es nada, trabajamos duro haciendo misiones, jeje- contesta Fred. Tiene razón, la mayoría era de recolección y sencillas, pero hicimos suficientes para subir de rango.
-Oigan, tengo una pregunta para ustedes-.
Reynor interrumpe repentinamente, creí que no le interesaba conversar.
-¿Qué quiere saber?- contesta León.
-¿Qué es eso de rango F?-.
Uhmm... todos nos vemos confundidos.
-¿No nos había dicho que usted también es un aventurero?- pregunta Fred.
- Sí lo soy, ¿lo ven?-.
Saca una insignia muy dañada, ni siquiera puedo distinguir de que es, ¿Estás seguro que no encontraste ese trozo de metal tirado en alguna parte?
-Nunca escuché nada sobre rangos cuando me inscribí- dice mientras mastica una pata de conejo.
-Los rangos de la asociación de aventureros son los mismos desde hace más de 100 años, es extraño que no los conozca, es casi lo primero que explican. La asociación de comerciantes maneja un sistema similar- explica el señor Adrián con delicadeza.
-¿Como cuántos años tienes?-pregunta Fred.
-Pues no es que esté contando últimamente, pero debo estar cerca de los 200- todos dejamos caer nuestras mandíbulas en una expresión de asombro. Se dice que los peleadores de un nivel superior puede extender su esperanza de vida, los magos no deben ser la excepción pero esto es ridículo.
-Más importante que mi edad, ¿Cuáles serían esos rangos?- pregunta con una expresión de escaso interés.
-Son G, F, E, D, C, B, A y S, en ese orden, siendo G el más bajo y S el más alto. Sirven como forma de clasificación para asignar las misiones, solo se pueden tomar de su rango o uno superior al que esta- explico detenidamente.
-Ya veo, ¿Así que están orgullosos de ser los segundos más débiles de la clasificación?-.
¿Podrías dejarnos tomar un cumplido en paz? Es raro que alguien nos elogie.
-Vamos, no seas tan duro con ellos, después de todo aún son jóvenes y pueden llegar muy lejos-.
Gracias señor usted, si es amable.
-Sí, pero si van más lejos podrían dejar este mundo, ya les salve el culo dos veces -.
¿Vas a estar repitiendo eso todo el viaje verdad?
-Díganme, ¿Cómo se volvieron aventureros? - pregunta el Sr. Adrián aclarando su garganta, interrumpiendo los comentarios molestos de Reynor.
-Pues, es una larga historia-.
-Déjame contarla- dice Fred, inusualmente serio.
-Éramos un grupo de huérfanos que vivíamos juntos en un pueblo cercano a la capital de Amaranto, nuestros padres murieron en la última guerra, así que el jefe del pueblo cuidaba de nosotros- Fred es bueno para contar historias.
...
POV Fred
Lo recuerdo como si fuera ayer, una horrible tormenta de nieve asoló el pueblo, luego de haber derrotado valientemente a un gigante de hielo con mi arco...
...
-Que yo recuerde nunca nieva en el Reino de Amaranto, es más suele ser caluroso como el infierno- interrumpe León molesto.
-El pueblo nunca fue atacado por un Gigante- agrega Nala, frunciendo el ceño.
-Deja de hablar mierda y cuenta bien la historia- sentencia Sven, golpeándome con su codo.
-¿Quieren que lo vuelva a colgar del acantilado?- Glup...peligro, ya no tengo dinero para pagarle si me hace eso.
-Hey, no me dejaron terminar, escuchen toda la historia...
.....
Como decía, yo y un par de chicos del pueblo jugábamos a ser héroes y uno de ellos actuaba como el monstruo, que era un Gigante de hielo. Yo le lance una roca que golpeó su frente, por lo que comenzó a llorar y el viejo Harol, el jefe del pueblo, me regañó.
En fin, era un pueblo pequeño, no había más de unas veinte casas. Ese mismo día me ordenaron ir a buscar agua como castigo, al volver pude ver a otros tres chicos que no conocía en la puerta de su casa, con él.
El viejo Harol era un anciano amable, llevaba pantalones y chaqueta de cuero de animales que el mismo atrapó, con una camisa blanca. Solía ser un aventurero, pero se estableció en el pueblo como cazador; como ya estaba viejo comenzó a administrar la aldea, organizando las tareas y hablando con los vendedores ambulantes que pasaban para intercambiar especias y ropa por comida y pieles que produce el pueblo. Siempre llevaba una expresión dura, pero era solo para presumir.
Hace 10 años
Haciendo una seña con su mano derecha, me llamó.
-Fred ven un segundo, déjame presentarte. Ella es Nala -pude ver una niña pequeña asintiendo hacia mí, tiene un par de coletas a ambos lados de su cabeza, su tez era pálida y su cara estaba sucia de tierra, llevaba un vestido gastado de cáñamo y le faltaba un zapato.
Luego de presentarla, Harol continua.
-El pequeño a su derecha es León- veo a un joven flacucho que me saluda sin ánimos, levantando su mano, tiene cabello corto y es más o menos de mi estatura, lleva unos pantalones con tirantes y una camisa que en algún momento debió ser blanca.
-Y finalmente él es Sven- el ultimo saluda tímidamente, es un joven de tez oscura, su cabello le tapa los ojos, también lleva un conjunto de ropa vieja como los otros, un pantalón marrón con una camisa blanca en mejor estado que la del último chico.
-Ellos perdieron a sus padres hace poco en los disturbios de la Capital, al igual que tú, enséñales el pueblo mientras preparo algo de comer- Luego de decir eso, entra a la casa, dejándome a cargo.
Vaya, los tres se ven algo tristes, ¿Qué puedo hacer para que se sientan mejor?... ¡Lo tengo!
-¡Síganme, chicos! Primero vamos a conseguirles zapatos para que puedan caminar sin problemas- sonrió con las manos en mi cadera mientras miran sus pies confundidos, es mi deber como el líder que mis hombres estén preparados.
- Las piedras en el camino duelen, una vez salte por esa ventana cuando estaba jugando y caí sobre mi trasero en una roca, eso sí que dolió- no sé quién fue, pero uno de ellos se rio.
Llegamos al borde de los campos de trigo del pueblo.
-Miren, tomen un poco de esta cosa y luego lo atan así y.... ¡listo! contemplen mi creación- les mostré una sandalia que hice con las no sé qué del trigo, deben estar sorprendidos, la señora Anne me enseño como hacerlas el otro día.
La niña se acerca y pone su mano en mi hombro, ¿soy genial verdad? Jeje.
-Es horrible -.
-¿Eh? ¿Por qué?- Los otros dos se ríen.
-Hiciste el talón muy grande, y hay muy poco espacio para meter el pie delante – Oh, sí, es cierto.
-¡Déjame mostrarte! - Toma un manojo de hierba y comienza a hacer una.
-¡Listo! –Ohh, es igual a las que la señora Anne hace, los otros dos aplauden mientras la niña levanta su cabeza en señal de orgullo
– Sí, mi mami me enseño como hacerlas en casa... la extraño- sus ojos comienzan a humedecerse.
Ahh, no llores ¿Qué hago?... ¡Ya sé! tomo más hierba.
-¿Puedes hacer un par para los otros dos? Eres mejor que yo en eso- digo en tono nervioso, mirando a los otros... Ayúdenme cabrones.
-Sí, por favor ¿puedes hacerme unas?- dice el chico con tirantes, captando el mensaje, creo que se llamaba León.
-A mí también -dice el chico con el cabello largo, su nombre era Sven ¿Cómo hace para ver con sus ojos tapados de cabello?
Más tarde, cuando volvimos a casa ellos devoraron su plato de papilla, se ve que tenían más hambre de lo que parecía.
Mientras pensaba, el jefe Harol me dice.
-Fred, limpia tu cuarto y ayúdalos a hacer un lugar, van a ser tus compañeros de habitación.
-¡¿Qué?! pe...pero es mi cuarto- digo en tono de desesperación.
-No seas egoísta, Fred, no tenemos más habitaciones, ¿quieres que duerman afuera porque no sabes compartir?- creo que soy regañado bastante a menudo.
-Está bien- digo haciendo pucheros, cambiemos el tema- En cuanto a ustedes, no hablan mucho, ¿verdad? - pregunto a los chicos.
Ambos me miran extrañados
-¿Qué les gusta hacer?- interrogo, apoyando la cabeza en mi mano derecha.
-Cuando vivía en la ciudad me gustaba ir a la plaza a escuchar a los Bardos cantar- contesta Sven.
-Yo colecciono insectos, y los hago pelear- dice León en un tono plano.
-¿Enserio? ¡Yo también! los escarabajos son los más poderosos- encontré un compañero de afición
-No estoy seguro de eso- respondió León.
-Raritos- susurra Nala a Sven por lo bajo, haciendo que este se ría del comentario.
-Podemos oírlos, ¿saben?- ¿Qué hay de nuestros sentimientos?
El viejo Harol frunce el ceño, mientras hace una declaración escandalosa con sus brazos cruzados.
-Fred, si vuelvo a despertarme cubierto de insectos como la última vez que trajiste esas cosas a casa, vas a mudarte con el viejo Jenkins- ¡Lo que sea menos eso!
-¡Noo... su casa huele raro!- grito desesperadamente -Voy a tener que aprender a respirar por la boca, hasta que ya no pueda cerrarla y la gente se va a reír de mí por ir por la calle con la boca abierta- exclamo sosteniendo mi cabeza por los lados.
Todos comenzaron a reír. Oigan, ¡mi vida está en juego aquí!
...
A partir de ese día comenzamos a conocernos mejor y a hacernos amigos, naturalmente yo era el líder del grupo.
- ¡Vamos por ahí!- señalo heroicamente
-¡No, vamos por allá!- exclama Nala, haciendo que todos la sigan y me ignoren.
Está bien, no era el líder pero igual fue divertido.
-¿Eh? ¡Espérenme!- corro detrás de ellos, al alcanzarlos me ordena subir a un árbol para recoger una fruta.
-¡Si señora!- las arrojo mientras León y Sven las recogen, luego Nala se come tres y nos deja una para compartir entre los tres... ¡Es un tirano!, me recuerda a mi hermana, me pregunto ¿Qué habrá sido de ella?
...
Los años pasaron, aumentando nuestras ganas de salir y ver el mundo. Todos los niños del pueblo queríamos ser aventureros de pequeños, sin embargo, con el correr de los años cada vez más fueron desistiendo incluso nosotros, hasta que eso ocurrió.