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Chapter 10 - Extraña seguridad: ¿Lo sabrá?

Era una mañana tranquila, las fábricas estaban trabajando, el aire apestaba y todo lo cotidiano de la horrible ciudad de Felvour. Entre un mundo de fábricas, se encontraba la casa de Adria, la chica estaba en el segundo piso, en su habitación, acostada en su cama, parecía estar enferma, moqueaba mucho y no dejaba de toser, su aura de archés blanca estaba algo opaca. Todo su hogar estaba lleno de humo negro.

—Oh… maldita sea—quejó la chica mientras veía perder brillo a su aura. Colocó su mano derecha cerrada sobre su pecho y concentró su archés, este cambió a un verde brillante rápidamente—. Perfecto—dijo la chica y luego se echó a toser un par de veces.

Se levantó de su cama y se acercó a una caja de paños de papel que estaban sobre su escritorio al otro lado del cuarto y a un lado de un enorme armario metálico. La chica tomó uno de los paños y sacudió sus mocos, la chica cometió el error de ver lo que dejó en el papel.

—Qué asco… no sé ni por qué carajos lo vi…—dijo la chica mientras al ver el moco negro en el papel. Lo arrugó y tiró en el cesto de la basura. La chica repitió el proceso un par de veces más—. Ah… no puedo respirar y ya me lastimé la nariz…—dijo la chica mientras jadeaba un poco.

Tomó su celular y salió de su habitación, al llegar al barandal de las escaleras, se apoyó en él y comenzó a toser muy fuerte. Su aura de archés empezó a disminuir su brillo de nuevo. La chica, con una mueca de profundo sufrimiento, renovó su aura en poco. Lo consiguió. Su respiración se tornó algo agitada, al mismo tiempo jadeaba por un poco de aire libre de humo.

—Gah… ¿dónde rayos está el técnico para que repare los malditos purificadores de aire?... gah… no puedo respirar…—en ese momento el timbre sonó.

Adria se sentó en las esclareas, con su mano izquierda tapaba su nariz y boca intentando evitar el humo sin éxito alguno, y con la derecha estaba revisando su celular. Un círculo mágico gris y opaco se hizo se hizo delante de la pequeña cámara del dispositivo móvil, este decía "Vision" [|| B῾ision ||]. Afuera el mismo círculo apareció en una pequeña cámara receptora que se encontraba en el techo del pasillo de la entrada de su casa. Era un sujeto enorme y gordo que traía consigo una pequeña caja de herramientas. Adria al verlo se extrañó mucho.

—¡Oh!... ¡Cof! ¡Cof! ¡Cof!... él no es el mecánico de siempre.

La chica activó un panel virtual desde su celular, el mismo se abrió junto al timbre de la casa.

—Bueno días… ¡Cof! ¡Cof!...us…—Adria habló un poco ronca, carraspeó un poco para acomodar su garganta—. Usted es el mecánico que mandaron para reparar mis purificadores de aire.

—Así es—respondió el sujeto obeso con una voz gruesa.

—En un momento abro…—dijo Adria. Se dispuso a retirar los seguros de la casa con su celular.

El seguro de la reja de su casa se abrió, el sujeto pasó por ella, pero no inició su trabajo, un segundo panel se abrió cerca de la puerta de su casa. El mecánico habló a través de él.

—Señorita, no puedo empezar a trabajar aún, según la ley usted debe pagarme la mitad del trabajo antes de hacerlo y la otra mitad después.

—¡Cof! ¡Cof!... En un momento bajo—respondió Adria.

La puerta se abrió y Adria salió para pagarle al mecánico. Este inició su trabajo casi inmediatamente. La chica cerró la puerta y se dirigió a la cocina, se estaba muriendo de hambre, pero no podía abrir nada de la alacena ni del refrigerador, los cuales tenían su propio escudo gris opaco, esto era porque el aire se encontraba muy contaminado para poder comer algo.

—Maldición… no he desayunado y me pongo de malas cuando tengo mucha hambre…—pensó la chica—. Eh… no… además tengo clase a las 2 de la tarde, ¿por qué me pasan estas cosas a mí?—añadió enojada

Pasó algún tiempo, eran las 10:55 a.m. El mecánico había terminado su trabajo. Adria salió para pagarle la otra mitad del dinero.

—Bien, son tres mil seiscientos cuarenta y cinco en dos pagos de mil ochocientos veintidós cincuenta. ¿La cuenta es correcta?

—Sí—respondió Adria con una sonrisa inocente.

—Excelente, creo que es todo—dijo el mecánico mientras recogía sus utensilios para meterlos en su caja de herramientas.

—Sí, muchas gracias—respondió la chica y se dispuso a entrar a su hogar.

—Oye niña—dijo el mecánico. Adria se congeló por unos segundos con algo de miedo, giró lentamente para ver al mecánico de frente.

—¿Sí… señor?

—¿Vives sola?—preguntó el obeso sujeto.

—No señor, vivo con mi mamá—respondió la chica intentando mantener una sonrisa fingida.

—¿En serio?

—Sí…

—¿Por qué presiento que me estás mintiendo?

—¿Por qué debería hacerlo?…

—No lo sé, sabes… eres muy bonita tal vez tú y yo…—dijo el mecánico mirando con ojos pecaminosos a la chica.

Al escucharlo, inmediatamente Adria hizo aparecer la espada de la academia en su mano derecha mientras le sonreía al sujeto.

—Oh… Por favor—respondió el gordo mientras le mostraba un revolver enorme que guardaba en la camisa de su sudado uniforme.

Adria al ver el revólver, sacó el escudo de la academia con un aura de archés azul, una pequeña tiara que protegía su frente con una joya roja, rodilleras y espinilleras con el misma archés brillante, todo lo hizo mientras le seguía sonriendo al sujeto obeso.

—Ok… ya entendí la indirecta…—dijo y se fue. La chica desapareció la armadura en ese momento.

Adria al entrar a su casa, se apoyó sobre la puerta y se dejó caer. Se notaba que estaba a punto de llorar.

—Si la academia se entera que estoy luciendo la armadura antes de entrar a educación terciaria… van a matarme—dijo la chica. Su estómago rugió de hambre.

El día continuó normalmente. Pronto llegó la hora de salir de su casa, la chica preparó todo para dejar seguro su hogar. Su celular sonó, era un mensaje. Adria se dispuso a leerlo.

—Blah, blah, blah, nuevo combustible de los autobuses, blah, blah, partes por millón, blah blah… no hay nada importante… ¡Ush! ¿Por qué no puedo bloquear a estos inútiles del gobierno que sólo envían estupideces que no van al caso!... bah, qué más da—dijo Adria y se dispuso a salir de su hogar. Luego de una larga caminata, llegó al paradero de autobuses.

Mientras esperaba el transporte, la chica estaba escuchando música a todo volumen, como si quisiera silenciar algo en su mente, pero no lo logro, pronto los recuerdos comenzaron a invadirla y se hicieron más fuertes que la música por unos segundos.

—Hola—hacía el eco de la voz de una pequeña—. Mi nombre es Iris y tú, ¿cómo te llamas?

—Mi nombre es Adria.

—Mucho gusto, ¿qué haces aquí tan sola?—preguntó la chica. Estaban en el pasillo de la enorme escuela, tenían el uniforme de niñas de educación primaria, todo era negro.

—Estoy esperando a que mi mamá venga a buscarme, siempre tarda mucho, creo que es… que es por su trabajo—dijo la chica—. ¿En qué año estás?—curioseó Adria.

—¿Yo? Estoy en cuarto año y ¿tú?—preguntó Iris.

—¡Oah! ¡Yo también! ¿Entonces por qué nunca te había visto por aquí?

—Ah, es porque yo estoy en otro edificio, aunque también vengo aquí a esperar a mi abuelo, aunque, tampoco te había visto por aquí antes... ¿eres nueva?

—Sí. Y no me gusta este lugar—respondió Adria mientras se sumergía en tristeza.

—A mí tampoco, tengo una amiga que odia este lugar, se llama Lucía.

—¿Ah? Y… ¿dónde está?

—Es… está viviendo con una maestra que trabaja aquí, y pues… se va con ella cuando dan la hora de salida.

—¡Oh! ¡Qué suertuda! Mientras que nosotras debemos esperar hasta tarde.

—Yo n… no sé si sea suerte…

De repente los recuerdos giraron como si fuera una tira de fotografías y reaparecieron como si fuera un nuevo día.

—Adr… ¿Oh? ¿Estás llorando? ¡Qué te pasa Adria? ¿Por qué lloras?—preguntó Iris preocupada.

Adria estaba estremecida por el llanto, no podía hablar correctamente, estaba sentada en el suelo con las rodillas en alto, parecía ocultarle algo a Iris.

—La… la maestra me pegó con su regla… de metal… por… porq… porque no sé usar el archés curativo… y… y me duele… me duele mucho…

—Yo… yo podría curarte, muéstramelo—dijo Iris.

—… es… está bien…

Adria le mostró la herida, estaba en su antebrazo izquierdo, fue un golpe muy fuerte que lo había dejado morado. Parecía estar roto.

—Es... esto no se ve bien, ¡Adria! ¡Esta horrible esa herida!—gritó Iris con miedo

—¡Me duele! ¡Me duele mucho! ¡Me duele!—gritó la chica mientras lloraba de agonía. Los llantos y gritos de dolor hicieron pronto en la cabeza de Adria.

—Me duele…—susurró la chica. La música había dejado de sonar dese hace algunos minutos.

Adria reprodujo otra música. El autobús llegó al paradero dónde encontraba la chica. Al frenar dejó pasar todo el humo negro que había hecho por detrás. Adria comenzó a toser inmediatamente. Las puertas oxidadas del viejo camión le abrieron el paso a la chica con un chirrido atroz. Una vez adentro, echó unas cuantas monedas en la caja y se dispuso a sentarse. Notó que Iris y Lucía estaban conversando ya dentro del camión.

—¡Hola! Buenos días—saludó Adria con su típica alegría mientras desaparecía sus audífonos con su archés.

—¡Buenos días!—dijo Iris.

—Hola—respondió Lucía.

Las tres chicas comenzaron a platicar en el autobús. Mientras hablaban, Adria se distrajo por uno segundos.

—¿Por qué siempre Lucía está sentada junto a Iris? Yo quiero sentarme junto a ella—pensó Adria,

—¿Qué opinas Adria?—preguntó Iris—. ¿Adria?—volvió a preguntar extrañada al ver que no estaba prestando la chica.

—Ah, lo siento, me… me perdí por un momento…—respondió la rubia muy roja de vergüenza.

—¿Oh?—expresó Lucía preocupada, le tocó la frente con el dorso de su mano—. No tienes fiebre.

—Y tu archés está normal—añadió Iris mientras tocaba su espalda.

—Eh… es… es que, en serio, estoy bien, sólo me perdí por un momento—dijo Adria.

El día continuó su curso normal, pronto cayó la tarde, eran las seis treinta de la tarde, la hora de salida del trio.

—Oh… yo ya estoy muerta, no puedo continuar—dijo Iris

—Pues yo te veo vivita y coleando, sólo estás algo cansada—respondió Aline, estaba en su espalda.

—Creo que eso quiso decir—dijo Lucía

—Yo ya no puedo más, apenas llegue a mi casa voy a…—dijo Adria, de repente, sintió algo raro, hizo aparecer su celular entre sus manos, estaba vibrando. Era un mensaje, al leer la chica puso cara de desagrado.

—¿Qué ocurre? —preguntó Iris al ver la expresión de Adria.

—Es Abigaíl, está pidiendo reunión de jefes de grupo y de sector… ¡ah! Esto es muy cansado.

—Bueno, si estás tan cansada ¿por qué no faltas?—preguntó Lucía.

—Sí, el descanso es una parte importante del trabajo, aunque no lo parezca—acompañó Aline a la chica.

—Bah, es que debo ir es de carácter obligatorio, ¡ush! ¡Ya no quiero ser jefa de grupo!

—Tranquila. Si tanto te molesta, ¿por qué no lo dejas?—curioseó Iris.

—Porque si lo hago me quitan diez puntos en el E.O.E.—dijo Adria.

—Ah, eso sí… es malo—dijo Lucía con tono triste.

—No entiendo nada. ¿Qué es eso de eoe?

—E.O.E.—dijo Iris.

—Ajá, eso, ¿Qué es? Y por qué todos se pusieron tristes cuando dijo Adria algo de "bajar puntos"?

—Eh… verás, el E.O.E. es… es… no sé cómo explicarlo—dijo Iris.

—Mira, el E.O.E. son siglas, que significan "Examinación de Oportunidad Especial", este se hace al final de cada grado de escolaridad, siento en total tres oportunidades para presentarlo—respondió Lucía a la duda de Aline.

—Ajá, ¿y?—dijo la chica fantasma.

—La mayoría de la gente que habita este lugar, lo hace por… por… eh—dejó de hablar Iris.

—La gente que habita este lugar es por castigo de los jueces de las ciudades santas de Qlidí.

—Adria, está prohibido decir ese nombre aquí—dijo Iris asustada.

—Ah… sí… Cómo sea, en fin. Cómo iba diciendo, la gente que está en este lugar es por castigo de los jueces supremos de Ptolomeo, quienes dictan quienes puedes habitar el continente sagrado de Qlidí, o cualquiera de sus países, y quiénes no…

—Ah, no entiendo nada—dijo la chica fantasma.

—Mira, Qlidí, es un continente hermoso, lleno de flores, la academia es una construcción bella, es colorido y un montón de blah blah blah más, bueno, nosotras estamos aquí, en Egestatem, en su zona alfa, porque no cumplimos los requisitos para habitar Qlidí ni ninguno de los países que posee, incluyendo las ciudades de Ptolomeo…

—Ah, ¿y cuáles son los requisitos para habitar esa ciudad?—preguntó Aline.

—Tener una familia normal… por ejemplo—dijo Lucía con tristeza.

—¿Ah?—exclamó la chica fantasma.

—Son setenta y siete normas para habitar cualquier zona del continente de Qlidí y diez normas adicionales para habitar específicamente las ciudades de Ptolomeo.

—Ah, ¿y cuáles son las normas?

—No cometer adulterio—añadió Adria.

—Respetar al sumo pontífice, a la autoridad, ser educado…—dijo Lucía.

—No fornicar con los de tu mismo sexo—añadió Adria. Iris, Lucía y la chica fantasma la miraron sorprendidas—. ¿Qué? está entre sus normas.

—Hay normas en ese lugar que simplemente son estúpidas, pero no podemos hacer nada, así es esto…—dijo Iris—. No puedes ser huérfana… por ejemplo.

—Y todos ellos están penalizados, cada uno de ellos tiene un castigo. No obedecer cualquiera de las primeras once reglas te lleva a cualquier parte de la zona alfa de Egestatem, que es en donde estamos en este momento, no obedecer cualquiera de las siguientes once te lleva a la zona beta…—agregó Adria.

—Qué por cierto la zona beta es peor que esta—interrumpió Lucía. Adria suspiró.

—… y así, por cada norma no obedecida, si está dentro del rango de once normas, dependiendo de la magnitud te mandan a la zona correspondiente de Egestatem; Alfa, Beta, Gamma, Delta, Tau, Xi, Omega, y por último y no por eso la menos peor, la zona de extracción. Aunque esta última es más para criminales y enemigos del sistema de Emmanuel.

—¿Y el E.O.E?—preguntó Aline.

—Es un examen de tres oportunidades… sirve para regresar a estudiar a cualquiera de los países de Qlidí—exaltó Lucía.

—Si lo logramos pasar vamos a regresa allí y todo será genial, vamos a tener buena comida—dijo Adria con ilusión en la mirada.

—Ya no me voy a enfermar… tanto—dijo Lucía.

—El aire será fresco, limpio—añadió Iris.

—Ya no tendré que preocuparme por llenar tanques de agua, no me preocuparé más por ver que el sistema de seguridad de mi casa falle—dijo Lucía.

—Ya no me voy a despertar con tos ni dolor de garganta todos los días, voy a ver brillar el sol…—añadió Iris un tanto emocionada.

—Vamos a tener comida de verdad, carne, pan integral, frutas como la manzana; el melón; la sandía, ¡Ah! hace años que no como una fruta de verdad, estaba muy pequeña cuando las había probado, no recuerdo ni su sabor—dijo Adria exaltada.

—Nos vamos a comprar, ropa bonita…—dijo Lucía.

—¡Vestidos!—gritó Iris emocionada.

—Muchos vestidos bonitos, elegantes, ¡de colores vivos!—añadió Adria exaltada.

—¡Y también nos vamos a comprar perfumitos!—dijo Iris muy contenta.

—¡Perfumitos! Vamos a oler rico con sus fragancias dulces—dijo Lucía.

Las tres chicas comenzaron a reírse muy contentas mientras se abrazaban entre sí. De repente el ambiente de alegría cambió, el trio de chicas guardó un momento de silencio. Aline se extrañó un poco el ver el cambio repentino.

—¿Chicas? ¿Se encuentras bien?—dijo el fantasma mientras las rodeaba. La tristeza lentamente moldeó su rostro al verlas. Adria fue la primera en revelar que las tres habían comenzado a llorar.

—No vamos a volver nunca… ¿verdad?—lloró Adria.

—N… no… no debemos perder la esperanza, sí vamos a volv…—dijo Iris mientras las lágrimas recorrían su rostro. Lucía la interrumpió.

—Es… esos son castillos en el cielo, es puro humo, más tóxico que el de este lugar… sólo es una ilusión, no vamos a volver—dijo Lucía y continuó llorando.

—Sí vamos a volver, yo… se los prometí…—dijo Iris y se entristeció más al ver sollozar más profundamente a sus amigas—. No lloren, por favor… o voy a llorar también—dijo Iris mientras abrazaba más fuerte a sus amigas que intentaban dejar de llorar pero les era imposible.

—Chicas… chicas, por favor, escuchen, chicas…—dijo el fantasma con mucha tristeza mientras veía llorar al trio. Fue ignorada—. ¡Oigan!—gritó el fantasma furiosa.

—¿Qué quieres?—contestó Lucía molesta. Las otras dos estaban quitándose las lágrimas de sus ojos.

—Y… ¿por qué no mejor se van a otro continente?—dijo el fantasma.

—¿Ah? ¿Hay otro continente?—dijo Iris extrañada.

—Sí. Gaiana tiene siete continentes, está Kangraroth, Simurag, Licaburiéx, Nabierú…

—Espera, espera… ¿de qué rayos estás hablando?—interrumpió Lucía a la fantasma.

—Esos nombres los he escuchado antes en la clase de Historia y Cultura—dijo Adria sorprendida.

—¿Le prestas atención a esa clase?—preguntó Iris extrañada.

—No, espera, ¿le prestas atención a una clase?—expresó Lucía con son de burla y extrañada a la vez.

—Qué crueles son—respondió Adria—. Bueno, como iba diciendo, eso lo escuché en la clase de Historia y Cultura, se refiere al mundo antiguo, al mundo antes de la guerra de…

—Espera, espera… ¿Cómo qué "mundo antiguo"? No entiendo—dijo Aline.

—Mira, esos nombres que dices son antiguos, el nombre Gaiana era el nombre antiguo del planeta que habitamos, hoy se llama Tellar, además, muchos de esos nombres que dices no existen o no encajan dentro del espacio del planeta.

—No entiendo—repitió Aline.

—Las tierras que mencionas son meramente ficticias o mitológicas, son irreales, sólo hay dos continentes y nada más.

—¿Eh? ¿Y qué le pasó a los otros cinco?—gritó Aline extrañada.

—Son mitológicos, nunca existieron, bueno, eso dicen los datos históricos, no sé más—respondió Adria algo asustada. En ese momento su celular sonó nuevamente. Era otro mensaje. Adria se dispuso a leerlo—. Eh, bu… bueno, tengo que irme, las veré luego—dijo la chica mientras se iba.

Algo de tiempo pasó. Adria estaba en el auditorio, allí se encontraban todos los jefes de grupo y de sector.

La chica estaba tomando las clases impartidas por Abigaíl. Se encontraba sentada en medio de todo el auditorio escolar.

—Debido a que su profesora de hechizos avanzados no se encuentra, por sus ova... perdón, por problemas de salud, yo tomaré su lugar, así que pórtense bien o daré la clase por vista. Tengo mucha flojera de impartirla. En fin, los principios que se deben tomar en cuenta para realizar los hechizos de tipo...—dijo Abigaíl.

Mientras la profesora seguía impartiendo la clase, lentamente Adria caía en un pesado sueño. En poco tiempo se quedó dormida en su lugar. Todo quedó sumergido en una profunda oscuridad.

—Adria... Adria...—decía una voz delicada y pequeña como la de una niña.

—¿Iris?—preguntó la chica. Se notaba como una pequeña.

Adria caminó unos pasos por el lugar. Una luz se hizo desde arriba, como si proviniera de un reflector e iluminó por completo a una pequeña. Se trataba de Iris.

—Adria—dijo la pequeña con una sonrisa muy alegre.

—Iris—dijo Adria también muy feliz de verla.

De repente Iris comenzó a hablar como un chico. Repitió su nombre varias veces. Lentamente Adria despertó. Le estaba hablando Isaac. La clase había terminado.

—Adria despierta. Te dormiste toda la clase.

—¿Qué?

—Que ya acabó la clase. ¡Despierta!

—Ah, sí sí, ya... ya desperté—respondió.

—Ah, qué bien... eh, hay algo que quiero decir...

—Adria—dijo Abigaíl—Te quiero ver en mi oficina en cuarenta y cinco minutos, ¿entendido?

—Uh oh. Debe ser porque me quedé dormida—pensó la chica con nerviosismo—. Entendido—respondió por inercia la chica. Abigaíl salió del lugar. Adria volvió a hablar con Isaac.

—Ah... ¿Qué era lo que querías decirme?

—Eh... Es... bueno, no... no es nada importante—respondió Isaac algo ruborizado. Adria se rio de él al verlo así.

—Bueno, está bien—dijo la chica y se puso de pie para estirarse—. ¿Me puedes acompañar a la oficina de Abigaíl?

—¡Eh?.... s... sí...—respondió Isaac sonrojado. En ese momento su cangurera sacó un pequeño círculo mágico que rezaba "Comunication"—. Uh oh—dijo el chico mientras posaba su mano sobre el círculo, de allí sacó su celular.

—¿Qué ocurre?—preguntó Adria extrañada.

—Mmh. Es Nosori. Está reuniendo a todos los jefes de sector para hablar, creo que es importante—dijo Isaac mientras leía el mensaje de su celular—. Creo que irás sola a ver a Abigaíl.

—Sí. Iré sola—afirmó Adria seriamente mientras le daba la espalda al chico.

—¿Eh? Esp... espera, ¿Estás molesta?

—No no, claro que no, ¿Cómo crees?—dijo y salió del lugar sin voltear a ver más al chico.

—Si no estás molesta, entonces no quiero imaginar cuando lo estés—pensó Isaac.

El tiempo pasó y llegó el momento de ver a Abigaíl. Adria se veía cansada. Ya quería regresar a su casa. Llegó a la oficina de Abigaíl y tocó la puerta.

—Adelante—dijo la mujer con su típico tono antipático, al tiempo que deshacía con su dedo los aros de humo que ella misma hacía.

—Que... ¿quería verme?—preguntó Adria nerviosa.

—Seré breve, porque... supongo que ya deseas irte a descansar, o ¿me equivoco?

—Oh no, sí es porque me dormí en su clase, espera Adria, tranquila, só... sólo actúa normal—pensó la chica al escuchar las palabras de Abigaíl—. Sí. Así es.

—Bien. Entonces esto es para ti—dijo la pelirroja al tiempo que alzaba una bolsa plástica hacia el escritorio. La cual contenía tres cajas de cartón.

—Y... ¿esto es?

—Un regalo. Pero no quiero que lo abras sino, hasta que llegues a tu casa—respondió ante la duda de Adria, Abigaíl.

—Sí—respondió Adria contenta y procedió a retirarse.

—Oh, y una cosa más—añadió la pelirroja.

—S... sí... —respondió Adria con miedo.

—¿Has averiguado algo del caso de Isabell? ¿O visto algún movimiento extraño de esa mujer?—dijo Abigaíl se levantó de su escritorio y se acercó a Adria.

—No mayor, no sé nada. Es más, inclusive ha estado ayudando al grupo con los problemas que se presentan y…—dijo Adria. El silencio la domió unos instantes.

—¿Y?

—Es que… es que no sé por qué usted me encomendó que dijera al grupo que la mantuvieran vigilada. Nadie me ha dado información relevante acerca de ella.

—Mmh… ya veo—respondió la pelirroja soltando humo contra el rostro de la chica. Adria tosió incomodada al sentir su aliento caliente—. Bien. Puedes retirarte—dijo Abigaíl mientras le daba la espalda a Adria.

La chica tomó la bolsa de los regalos de Abigaíl, dio media vuelta y procedió a retirarse. Antes de abrir la puerta la pelirroja le habló.

—Si vuelves a dormirte en mi clase te voy a poner exactamente cinco faltas en la lista como castigo, ¿quedó claro?

—Como el cristal—respondió Adria con miedo y se fue.

Al cabo de un tiempo, Adria se encontraba ya en su casa, la chica estaba viendo la bolsa que Abigaíl le había entregado.

—¿Qué será lo que me ha entregado? Mmh... ¡ah! ¿Y si es una bomba?—pensó la chica mientras se imaginaba a la pelirroja riéndose—. Mmh... No, o al menos espero que no sea tan mala... espero...

La chica tomó la bolsa de plástico y decidió ver que era lo que contenía la caja, al observarla bien, notó que tenía una nota pegada.

—"Para: Adria"—leyó la chica. Tomó las demás cajas y leyó que había una para Lucía y otra para Iris.

La curiosidad la mató, no lo soportó más. Tomó la caja con su nombre y procedió a abrirla con algo de temor.

Al tener la caja abierta, le brillaron los ojos completamente. Adentro había un vestido blanco con un borde flores y un listón rojo a la altura de la cintura.

—Es... es un vestido—dijo la chica emocionada.

La chica se extrañó al ver que había otra casa en la caja, se trataba de una cajita más pequeña. Era una fragancia.

—Un perfumito...—dijo la chica emocionada y con alegría se puso un poco de la fragancia para olerla.

Adentro de la caja había otra nota dentro. Era de Abigaíl, la chica se dispuso a leerla.

—Sí. Lo haré—pensó la chica con alegría al terminar de leer el mensaje.

Al día siguiente, Adria se encontraba platicando con sus amigas. En ese momento se le ocurrió decir algo bastante peculiar.

—Me estaba preguntando si podrían... digo, si podríamos hacer una pijamada en mi casa.

—¡Eh?—exclamó Iris sorprendida.

—Sí. La vamos a o pasar bien, digo, sí eso...

—Pues me parece bien—dijo Lucía.

—A mí igual, la vamos a pasar súper—añadió Iris emocionada.

—Bien. Entonces saliendo hoy...

—No. Espera, ¿hoy?—interrumpió Lucía a la chica—. Hoy no puedo, sino hasta la próxima semana.

—¿Qué? Tanto tiempo—dijo Iris extrañada.

—Sí. Es... es que tengo unas cosas importantes por hacer. Es... es algo personal—dijo la chica algo apenada.

—Ah, entiendo...—mencionó Adria.

—No, o sea, en serio es... es algo que no puedo explicar, es muy... es personal—dijo la chica con tono triste.

—Adria, mejor pon una fecha en la que todas podamos asistir sin problemas a tu casa—mencionó Iris.

—Sí. Creo que es mejor si nos organizamos bien—Añadió Adria.

Tiempo después la noche cayó. La chica estaba en su cama pensando muchas cosas mientras veía el colchón,

—Iris… era hoy la… la noche especial… mmh, bueno, qué más da—dijo la chica. Se levantó de su cama y abrió un pequeño cajón que estaba en el enorme escritorio metálico a un lado de esta, adentró había un corazón de corte irregular con una foto que tenía a Adria y a Iris sonriendo cuando eran niñas—. Qué pasaría si yo… no. Tengo miedo—pensó la chica mientras veía la foto con nostalgia.

En ese preciso instante su celular sonó. Era una conversación iniciada por Lucía.

—El problema que tenía ya se solucionó, si quieres puedo ir a tu casa mañana en la noche :)

—¡Yay! Eso es genial, lo bueno es que mañana los próximos dos días no hay clases, así podremos hacer de todo con todo ese tiempo ;)—respondió Adria.

—Espera un segundo ¿No hay clases los siguientes dos días? O.o

—Uh oh, olvidé avisar al grupo que no hay clases!!!! D:

—Eres la jefa de grupo, debes estar más al pendiente de este tipo de cosas -3-...

—Oh está bien, mira, mientras yo le envío mensaje a todo el grupo agrega a Iris a la conversación, ¡sí?

—Bueno...

Adria se tomó unos segundos para enviarle a todo su grupo el mensaje importante. Iris fue agregada a la conversación por Lucía.

—Hola!!! :3 —saludó Iris.

—Qué hay chica?! —dijo lucía.

—Ya me llegó el mensaje que me habías dicho Lucía, no hay clases los próximos dos días, ¡qué bien!

—Bueno, ¿entonces sí podrán venir? :v —preguntó Adria emocionada.

—Sí :D—respondió Lucía.

—Yo voy a llevar comida!!! Voy a comprar los ingredientes para hacerla, quieren algo en especial???—preguntó Iris.

—Yo quiero espagueti!!!—escribió Lucía.

—Yo también, está muy rico como te sale!!!—respondió Adria.

—Le pongo carne molida??? :3

—Sí! *O*—respondió Lucía.

—Sí!!! :U—escribió Adria.

Luego de una plática amena la noche se hizo más profunda. Adria ya estaba acostada en su cama, pero no podía dormir. Muchos pensamientos cursaban su mente. Notaba deprimida.

Entre los pensamientos que la rodeaban, estaba Isaac. Le hablaba muy bonito a la chica y le ofrecía su mano para que la tomase. Pero a su derecha estaba Iris. Quién hacía el mismo gesto con una sonrisa.

—¿Por qué no puedo quedarme con los dos?—pensó Adria mientras algunas lágrimas se deslizaban por su mejilla.

El día llegó y al caer la tarde se reunieron en casa de Adria como acordaron. Iris y Lucía llegaron juntas, la primera estaba cargando un recipiente plástico con el espagueti en él. El timbre sonó. La chica les abrió la puerta.

—¡Hola!—saludó Adria—. ¿Qué! ¡No! ¡Vinieron juntas! ¡Rayos!—añadió pensando.

—¡Qué hay!—saludó Lucía.

—¡Hola!—dijo Iris.

Las chicas entraron y se dispusieron a conversar en la sala. Luego de un rato de plática Iris sirvió la comida que había llevado. Pronto cayó la noche. Cuando todas estaban en su habitación, Adria decidió mostrar los paquetes que Abigaíl les había enviado.

—Este es de Iris y este es de Lucía—dijo la chica mientras repartía las cajas.

—Es… ¿esto es seguro?—dijo Iris extrañada.

—¡Bah! ¡Qué más da sólo ábranlo!—dijo Adria emocionada.

—Bueno, lo… lo haremos…

—Pero porque confiamos en ti—completo la frase Iris, Lucía.

Las chicas se dispusieron a abrir las cajas. A Iris le brilló la mirada con alegría, por el contrario Lucía no se veía tan feliz.

—¡Qué lindo está!—dijo Iris—. ¡Ah! Y tiene un listón rosa. ¡Es mi color favorito!—dijo la chica emocionada.

—Oh, por eso nos llevamos tan bien—dijo Aline dentro de la cabeza de Iris.

—Habíamos acordado que esta reunión era personal Aline—respondió con un pensamiento.

—Je je… lo… lo siento—dijo el fantasma.

—Iris—dijo lucía.

—¿Qué sucede?

—Es que… yo…—dijo la chica apenada.

—¡Oh? ¿Qué sucede Lucía?—preguntó Adria extrañada.

—Es que… es… es que estoy muy delgada para esta clase de ropa, digo, mi… mi alergia me tiene baja de peso… ya… ya saben, est… este lugar me tiene enferma… literalmente—dijo Lucía

—¡Oh!...ya entendí—dijo Adria.

—Entonces pruébate el tuyo primero—aconsejó Iris.

—¡Sí! —dijo Adria emocionada.

—Nosotras saldremos de la habitación mientras te cambias—dijo Adria y se llevó a Iris fuera de la habitación.

—Pe… pero yo…—dijo lucía. Adria azotó la puerta al salir—. Eh… en… en serio me va a quedar mal… aunque, sí me lo quiero probar, por… por el listón azul… es mi color favorito…—pensó Lucía mientras veía el vestido con algo de tristeza.

Las chicas estaban afuera esperando a que Lucía se cambiara. En ese momento Iris rompió el hielo.

—¿Crees que Lucía se verá bien con ese vestido?... digo, ella… ella tiene razón, está muy delgada, bueno… no importa, diremos que le queda bien… ¿verdad?

—Sí—respondió Adria con una sonrisa fingida—. Oye Iris… qui… quiero cambiar el tema un… un segundo—dijo Adria un poco ruborizada.

—¿Ah?... ¿¿Qué sucede?—preguntó Iris curioseando.

—Mira… yo… yo… yo tengo algo… algo importante que decirte—se dirigió Adria la chica. Su corazón latía tan fuerte que amenaza con destrizarle la caja torácica.

—A… Adria… te… ¿Te sientes bien?—preguntó Iris al verla un poco agitada.

—No, es por eso que tengo que decirte esto…

Adria arrebató a Iris de la pared brusca y repentinamente, tomándola de su delgada cintura y su mano izquierda. Simultáneamente le atrapó los labios a Iris con los suyos. La chica tenía los ojos cerrados, se notaba llena de ilusión y alegría. La paz gobernó en su corazón. Iris, por el contrario, los tenía bien abiertos, paralizada por lo repentino del asunto. Los segundos parecían una eternidad para ambas. Adria estaba sujetando con fuerza su mano y la cintura de Iris. Ambas podían sentir el fino calor de sus cuerpos mientras permanecían juntas.

En ese preciso instante Lucía abrió la puerta con el vestido ya puesto. Logró ver la pequeña escena por unos segundos.

—¿Qué demonios?—dijo la chica. Adria inmediatamente soltó los labios de Iris.

—Lu… Lucía… est… es… ¡Esto no es lo que parece!—dijo Iris asusta. Lucía no respondió. Simplemente sostuvo la cara de sorpresa. Adria soltó inmediatamente a Iris.

—Yo… yo… no… no fue mi intención… no… no fue mi intención… de verdad—dijo Adria. Comenzó a llorar por la vergüenza que sentía.

—N… No sé qué hacer... ni qué decir...—exclamó Lucía confundida.

—¿Eh? Ust... ustedes... ¿No son pareja?

—¿Eh! ¡No! ¡Claro que no!—gritó Iris ruborizada.

—Yo... yo… había pensado que sí—dijo Adria mientras retiraba las lágrimas de sus ojos con ambas manos.

—No, no somos pareja—dijo Lucía casi susurrando.

—No, no lo somos, es que Lucía es mi mejor amiga, desde que somos niñas nos conocemos—dijo Iris.

—Oh... ya veo—expresó Adria un poco triste, pero luego dibujó una sonrisa enorme y llena de alegría—. Eso significa entonces que podemos estar juntas ¿verdad!—añadió la chica con ilusión en la mirada.

—¿Eh!—exclamaron las otras dos sorprendidas.

—¡Sí! Si no son novias, eso significa que puedo estar contigo como la tuya, ¿no Iris?—dijo Adria sonrojada mientras aún tenía las pestañas húmedas por sus lágrimas y le tomaba la mano a la chica.

—Eh...—exclamó Lucía con algo de tristeza.

—No Adria—dijo Iris algo sería. Soltó la mano de la chica—. La ver... la verdad no me agrada la idea de dos chicas siendo novias, ni besándose, además, la ciudad de Deneb no acepta gente que tenga pareja del mismo sexo... y... y yo... yo quiero empezar la educación terciaria en la academia Luz Primaveral de allí—añadió dudosa mientras veía como Adria arrugaba el rostro en tristeza.

—Adria...—dijo Lucía mientras intentaba acercarse a la chica para consolarla.

Adria cambió su expresión triste por una bastante enojada.

—¡Bien! ¡Si no quieres estar conmigo!, ¡está bien!—gritó furiosa la chica.

—¡Oye! ¡No le hables así a Iris!—exclamó Lucía contra la chica.

—¡No la defiendas! ¡Seguramente terminará rechazándote de igual modo!—dijo Adria. Lucía no contestó.

—No. No me gusta Lucía, ya te dije que no me agrada la idea de dos chicas siendo novias, ni besándose—exclamó Iris—. Ella... ella es mi mejor amiga—añadió algo enojada. Lucía se quedó en silencio.

En ese momento un temblor hizo estremecer el hogar de Adria.

—¿Qué fue eso?—dijo Lucía asustada.

—Iris, siento la presencia de un xenoarchés afuera de la casa, hay un morpho cerca del campo magenta ¿Qué haremos? —dijo Aline dentro de la mente de Iris.

—Hay que advertir a las chicas—dijo Iris con procuración.

—¿Advertirnos? ¿De qué?—dijo Lucía con miedo.

—Dice Aline qué hay un morpho cerca del campo magenta—advirtió Iris. Fue interrumpida por otro temblor.

Afuera había un enorme monstruo bípedo, con el caparazón de una tortuga y dos pares de extremidades larguísimas las cuales, terminaban en una cuchilla enorme hecha de hueso. Tenía un enorme par de labios gigantes en su pecho, las encías y la lengua púrpura y con los dientes amarillos, por debajo una barriga redonda y por arriba un músculo largo al rojo vivo y con la circulación de las arterias y venas expuesta, cuya punta terminaba en un ojo gigante. La criatura golpeó nuevamente el campo magenta.

—Bien. Vamos al refugio subterráneo mientras llamo a la policía—dijo Adria coma seriedad.

—Iris, tenemos que matar a ese morpho, no podemos dejarlo afuera con vida—dijo Aline dentro de la mente de Iris.

—¿Qué sugieres?—preguntó Iris con un pensamiento.

—Que ellas vayan a esconderse y que llamen a seguridad mientras nosotras enfrentamos al morpho.

—Entendido—respondió Iris.

—Bien. Ya llamé a la policía. Ahora solo queda ir al refugio—dijo Adria.

—Yo... yo... yo tengo que ir a vencer al morpho—dijo dudosa Iris.

—¿Qué! ¡Estás loca?—dijo Lucía. En ese momento el monstruo había logrado cuartear el campo magenta con un golpe muy fuerte.

—Si no lo hago, esa cosa... esa cosa destruirá el hogar de Adria—dijo Iris.

—¡Entonces saldremos a vencerlo!—con entusiasmo dijo Aline presentándose entre las chicas.

—¡Bien!—dijo Iris un poco nerviosa.

—Si ese es el caso, entonces saldremos a ayudarte—dijo Lucía.

—Así será—acompañó Adria a su amiga.

Otro temblor se hizo en el lugar, el campo magenta se rajó aún más profundamente. Aquel monstruo continuó golpeando el campo que protegía el hogar de Adria, justo antes de lograr partir la seguridad del lugar, Aline apareció en la carretera. Poseía su espada de archés rosa.

—¿Me buscabas?

—Aline...—dijo el monstruo con una voz profunda al ver a la chica.

—Veo que has avanzado con la comunicación de tu deámferro. Aline—dijo una tercera voz.

Del otro lado de la calle salió un sujeto con un traje púrpura y encapuchado. Cargaba una enorme calabaza seca en la espalda que tenía una enorme calavera adosada a él.

—¿Qué? Tienes el xenoarchés de un éxhumus, pero... luces como un necrotecnís—dijo Aline confundida.

—Por supuesto que así es, pero, no hay nada que explicar.

—No sé qué es lo que está pasando pero acabaré contigo y con tu morpho—respondió la chica mientras señalaba al éxhumus con su espada de archés.

—Mmh...

Aline se lanzó contra el éxhumus, pero el morpho la detuvo defendiendo a su amo con las cuchillas de hueso que tenía en sus patas.

—Buen intento, pero no fue suficiente—dijo el ser—. Ahora es mi turno—añadió mientras habría un portal de calle of the dead.

Del enorme portal salió el esqueleto de una mano gigante, intentó aplastar a Aline de un solo golpe pero la chica retrocedió dando un salto ágilmente. En ese instante el morpho que acompañaba al éxhumus se lanzó contra la chica, pero fue repelido por Adria,

—Oh, te topaste con una pared. Lo siento—mofó la chica mientras mantenía a raya al morpho con un escudo de archés azul y sosteniendo su espada.

—¡Aquí voy!—gritó Lucía y al unísono encestó un golpe con su espada contra el caparazón del monstruo. Este rebotó sin sufrir ni un solo rasguño. En respuesta una sombra purpura sin rostro emergió del caparazón del monstruo y se quedó fijo hacia Lucía por unas milésimas de segundo—. ¡Uh oh!—exclamó la chica al verlo.

El espectral sujeto tomó a la chica del cuello y la levantó, luego la arrojó contra el portón de una de las fábricas.

—¡Lucía!—gritó Adria al ver a su amiga. El monstruo intentó darle un golpe con las cuchillas de hueso, pero logró detenerlo a tiempo.

El ser demoniaco dio un rugido amenazador. Detrás de la chica se abrió un portal y de allí emergió un monstruo labio. El pequeño ser escupió una nube humo púrpura que pronto rodeó a la chica y la dejó sin aliento. Mientras la chica tosía en la nube de humo, el monstruo volvió a dar un golpe con la cuchilla de hueso. Logró penetrar el hombro de la chica. El monstruo la elevó mientras era sostenida por la cuchilla.

—¡Adria!—gritó la Aline al ver a su amiga desangrándose. Debajo de Aline se formó el símbolo de Saturno—. ¡Oh no! ¡Dah! No puedo moverme—dijo la chica, se quedó adosada al piso. Cuatro paredes traslúcidas aparecieron alrededor de la chica y la atraparon completamente.

Mientras tanto la criatura tenía suspendida a Adria en el aire, la chica agonizaba de dolor mientras la cuchilla de hueso la perforaba. Lucía se levantó con un poco de dificultad, al ver a su amiga se lanzó al ataque contra la criatura. La sombra del caparazón volvió a aparecer y tomó la tomó del cuello.

—¡Alto! No pierdas el tiempo con ellas—ordenó el éxhumus asu criatura, este bajó a la chcia dejándola caer desde lo alto al suelo—. La deámferro ha sido capturada y ahora sólo queda…

—¿"Ahora sólo queda" qué?—dijo la voz de una chica.

Se trataba de Nosori, se encontraba en el techo de una de las fábricas del lugar. Estaba cubierta por un aura de archés roja muy brillante, tenía una mirada furiosa clavada hacia el monstruo.

—¿Y quién demonios eres tú? ¡Qué osadía la tuya al interrumpirme!—preguntó el éxhumus enojado.

—No necesitas saber el nombre de quien acabará contigo—respondió fría Nosori.

—Hey, permíteme acompañarte, yo también quiero divertirme—añadió una voz. Se trataba de Isabell. Estaba caminando en medio de la calle. Apareció de momento.

—¿Qué haces aquí?—preguntó Nosori sorprendida.

—Bien. Las cámaras de seguridad ya advirtieron a los guardianes sobre esta situación, así que… vine para ayudarte ya que acabaran con todo lo que represente un peligro, claro, como una superiora puedo respaldar a todos mis aliados.

—¡Ya cállense!—gritó el éxhumus enojado—. Voy a matarlas a todas, ¡a todas! ¡Me oyeron!—dijo y mandó a atacar a su criatura.

El monstruo se abalanzó contra Isabell, a pesar de tener los tacones ella retrocedió ágilmente y dio saltó enorme salto. Cayó con el peso delicado de una pluma al techo de una fábrica. Hizo aparecer su catana y se dirigió a Nosori.

—Bien, encárgate del xenoarchés y yo me entenderé con el éxhumus.

—¿Qué? ¿Por qué tú te llevas toda la diversión?

—Porque sé que eliminarás rápido al morpho, así tendrás tiempo de salvar a tus amigas mientras me encargo de su dueño—respondió la profesora. Nosori miró hacia dónde estaban las chicas. Iris, estaba atrapada, Adria estaba herida y Lucía se encontraba acorralada por el morpho-xenoarchés.

—Entendido—respondió sin rodeos la chica.

Nosori se lanzó al ataque contra el morpho, la chica intentó encertar un golpe con su espada en el pecho de la criatura pero este se defendió con un escudo de xenoarchés, esta no recibió ni un solo daño. Isabell atacó al éxhumus, pero le imposible hacerle algún daño, utilizó la misma técnica para acabar con él.

Isabell insistió contra el éxhumus hasta que este se cansó y le dio un golpe. Terminó estampada contra el portón de una fábrica. Por otra parte Nosori insistió en dañar al monstruo pero fue el mismo resultado.

—Nosori…—dijo Lucía con debilidad mientras curaba a sus heridas y se levantaba lentamente, luego observó a Adria que estaba mal herida e intentaba curarse con su archés.

—Maldición… es… esto no se cura—dijo Adria con mucho dolor.

—Por supuesto que no, el veneno está diseñado para absorber el archés, no podrás curarte con na…—dijo pero Nosori le dio con su rodilla en el rostro a la criatura.

—¡Ja! Bajaste la guardia, y creo tener la respuesta para ganarte, monstruo—añadió Nosori furiosa—. Lucía ve y detén el sangrado de Adria y no permitas que se cure ni intentes curarla. Isabell y yo nos encargaremos de estos dos idiotas.

Nosori se lanzó al ataque contra el éxhumus, el morpho respondió en ayuda de su amo. Isabell lo detuvo. En ese momento, los guardianes comenzaron a llegar desde lo alto.

—Atención equipo, blancos hostiles a las doce en punto—dijo fríamente el robot que los comandaba. Al aterrizar uno de ellos le habló a su líder.

—Permiso para usar de calibre pesado.

—Permiso denegado, hay civiles y militares aquí presentes—respondió la máquina.

El éxhumus los vio llegar, pronto el lugar quedó cubierto de una espesa humareda, producto de los tubos de escape de las tres máquinas. Nosori corrió hacía Lucía.

—¡Cof! ¡Cof! ¡Debemos salir de aquí!—dijo Nosori atragantada por el humo.

—Pe… pero Iris aún está atrapada… y Adria continua mal herida—respondió Lucía con dificultad para respirar. Adria estaba en brazos de Lucía, tosiendo por el humo que había cubierto por completo el lugar.

—Prisión traslúcida detectada, hay dos personas atrapadas allí dentro, permiso para romper prisión traslúcida—dijo una máquina mientras se dirigía a la caja de cristal.

—Permiso concedido—respondió la máquina líder.

El enorme robot abrió un portal enfrente de él con un sello que rezaba que rezaba "Mechanical-arm" [|| Mek῾anikal-arm ||]. De allí salió un enorme brazo metálico amarillo con nudillos de oro.

—¡No permitiré que liberen a Aline!—gritó el éxhumus.

El monstruo se abalanzó contra la máquina que estaba a punto de romper el sello con el brazo metálico, pero le fue imposible detenerlo, el campo amarillo que lo protegía repelió el ataque del éxhumus. El brazo metálico logró romper las paredes de cristal de un solo golpe.

Entre las cortinas de humo blanco se encontraba Aline separada de Iris, estaba desnuda, antes que el humo se disperse, ella se transformó en una esfera brillante y rosada y volvió a unirse a Iris, adentrándose a su cuerpo desde su espalda, quien estaba en el suelo inconsciente.

—Iris…—dijo Lucía al verla inconsciente entre tanto humo. Nosori inmediatamente se dirigió a la otra calle para ayudarla.

Entre tanto, el éxhumus estaba acorralado por dos de las enormes máquinas. No tenía escape ni opción. Debía enfrentar a los robots.

—Permiso para usar carga "UV" para debilitar al blanco hostil tipo exhumus de nivel gamma—dijo una de las máquinas.

—Permiso concedido—respondió e líder de las máquinas.

El monstruo atacaba por todos lados y a gran velocidad los escudos de las máquinas, pero estos eran irrompibles. El robot abrió un portal enorme, encima de él que decía "Mechanical-Ultra violet" [|| Mek῾anikal-Ultra b῾iolet ||]. De allí emergió un brazo mecánico con un cañón que tenía en su punta algo similar a un reflector. Apuntó al éxhumus, una luz blanca y algo azulada se hizo. El éxhumus comenzó a gritar de dolor mientras parecía calcinarse. El otro monstruo entró para ayudar a su amo, pero el tercer robot entró para repeler su ataque.

Mientras tanto, Nosori se acercó a Iris para sacarla del campo de batalla. Isabell se aproximó a Lucía y a Adria para ayudarlas. Todas lograron salir del lugar.

Entre tanto, el éxhumus comenzó a transformarse en presencia de la luz que lo dañaba, desprendía un vaho negro que pronto cubrió su cuerpo, estaba chamuscado y su sistema circulatorio estaba expuesto, era brillante y naranja, aquel ser parecía estar acabado, pero no fue así. Las fauces de un animal salvaje aparecieron en su rostro, sus dientes se alargaron y su mirada se hizo afilada y roja. Era un hombre lobo chamuscado y el humo negro de la quemazón de su piel, hacia juego como un grueso pelaje que se resistía a disolverse en el aire y le daba sombra para soportar la carga UV de la máquina.

—¡Aline! ¡Aline es nuestra y nada evitará nuestro gobierno!—gritó el monstruo con furia.

—Cambien el escudo am-3 por el ro-25, el objetivo se ha transformado en un fóbo-UV, repito, Cambien el escudo am-3 por el ro-25… —ordenó una máquina con su frío tono.

Los enormes robots cambiaron el círculo mágico que los protegía a uno de color rojo, esté brilló y cambió su escudo al mismo color.

El necrotecnís estaba acorralado y esta vez no podía hacerle ni un tipo de daño a los nuevos escudos de archés que tenían las computadoras. El líder del escuadrón volvió a activar su cañón ultravioleta y esta vez logró desintegrar al necrotecnís.

Todo quedó hecho un desastre, coló si un tifón hubiera arrasó y dejado desolación. Después de unos minutos de haber concluido la batalla, Adria miró con angustia que su hogar había quedado hecho añicos.

—A... Adria...—dijo Iris preocupada. Le tocó el hombro.

—¡No me toques!—gritó con ira Adria.

—Oye, ¿por qué le contestas de esa forma a Iris?-dijo Lucía enojada.

—¿Por qué? Porque es por su culpa que que le haya pasado esto a mi casa.

—¡Pues parece que estás molesta por otra cosa!

—¡Ah? ¿Y por qué otra cosa estaría molesta?

—¡Porque Iris te rechazó!—tomó a gritos la última palabra Lucía.

El silencio levantó un muro entre los presentes. Adria torció la boca y su mirada se tornó vidriosa.

—Yo... yo creo que... mejor me voy-dijo Isabell al ver a las chicas discutiendo.

—A... Adria yo...

—¡Cállate Iris! ¡No quiero escucharte! —interrumpió la chica a gritos Adria.

—Oye, tranquilízate mira...-dijo Lucía al verla en ese estado.

—¡Tú también cállate! No quiero escucharte, no quiero escuchar a nadie, me oyeron... a... ¡a nadie!-replicó Adria ahogada en lágrimas.

Iris no sabía qué hacer, se sentía confundida y culpable.

—Vámonos... no... no tenemos nada qué hacer aquí...—dijo Lucía mientras le tomaba la mano a Iris. Adria no pudo evitar sentir celos al verlas. Regresó la mirada hacia su hogar destruido.

—Oye… oye…—dijo Nosori intentando llamar su atención. Adria giró y la miró con sus ojos llenos de lágrimas.

—Eh… mi… mira… si no tienes dónde pasar la noche, pu… puedes quedarte en mi casa, ten… tengo un cuarto de huéspedes si lo deseas, aunque no es un lugar muy grande.

—¡Oh!... Sí… sí capitana…

—Olvídate de eso, sólo ven—respondió Nosori retomando su tono serio.

La noche siguió su curso normal, Adria estaba en un cuarto pequeño con una cómoda cama y cubierta por una suave sábana blanca. No podía dormir estaba recordando algo.

Era Iris, estaba en el pasillo de la enorme escuela esperando. Se veía un poco más grande que en los recuerdos anteriores, pero seguía vistiendo el uniforme de educación primaria.

—Hola—dijo Adria.

—Hola Adria, ¿esperando a tu mamá otra vez?

—Sí, lo bueno es que ya terminó todo, sexto año completo, sólo falta el examen final y si lo pasamos regresaremos a Qlidí y…—dijo emocionada.

—Tranquila, no digas el nombre del otro continente aquí está prohibido, podrían castigarnos por eso—interrumpió Iris.

—¡Oh! Lo… lo siento… me emocioné—dijo la chica un poco ruborizada.

Adria comenzó a sentirse incómoda, su corazón amenazaba con destrozarle las costillas de lo fuerte y rápido que se movía. La chica tomó aire y se dirigió a iris muy ruborizada.

—I… Iris…

—Oh… estás muy roja, ¿te sientes bien? Espero no sea fiebre—dijo al chica mientras se acercaba a Adria, le tocó la frente y tocó la suya—. No, no es fiebre—dijo al chica mientras la veía a los ojos.

Adria sentía un nudo en la garganta, las palabras no salían y su pecho estaba a punto de reventar. La chica tomó un segundo aire y le habló de nuevo, estpa vez e notaba decidida a algo.

—I… Iris… y… yo… tengo algo que… que decirte.

—¿Oh? ¿Qué es?

Adria no pudo soportarlo más, aprovechó que Iris estaba tan cerca de ella y la besó. Iris se quedó sorprendida por lo ocurrido e inmediatamente se despegó de los labios de Adria y le propinó una bofetada.

—¡Por qué hiciste eso?—gritó iris enojada.

—Eh… yo… yo… no…no lo sé—dijo Adria asustada y con mirada de vidrio a punto de estallar.

—No quiero que vuelvas a hacer eso nunca, ¡oíste!—replicó Iris enojada.

—Yo… yo… sí…—se sometió Adria ante la ira de la chica.

En ese momento Lucía llegó hacía donde estaban las dos chicas.

—Hola… ¿Uh? ¿Qué pasó aquí?—inquirió Lucía extrañada al ver a Adria a punto de llorar.

—Bu… bue… bueno yo…—dijo Iris.

—No pasó nada—respondió Adria con una sonrisa enorme, una pequeña y casi invisible lágrima bajó por su mejilla izquierda.

—Ad… Adria… ¿Estás llorando?—preguntó Lucía preocupada.

—No… no no no… no, claro que no, só… sólo me entró una basurita en el ojo eso es todo—respondió al chica mientras se restregaba los ojos con sus manos.

Lucía volteó hacia donde estaba Iris y se dirigió a ella.

—¿Oh? Tu archés está muy bajo.

—¿Ah? Pe... pero…

—No te preocupes, yo te ayudo—dijo Lucía muy contenta y le tomó la mano a Iris. Adria se sintió mal ver que la chica se dejaba tomar por su otra amiga. Pronto el recuerdo se desvaneció. Pronto vio la pared que tenía enfrente.

—A Lucía sí la quieres… ¿verdad?...—pensó mientras empapaba la suave almohada blanca con su desconsolado y silencioso sollozo en la oscuridad de la pequeña habitación.