—¿Está en su habitación?.— Pregunto el Kurta, dirigiendo la mirada a la mujer que entró a la recámara.
—Así es señor.— Pronunció Senritsu, dejando una taza de Té encima del escritorio de madera.
El rubio se limitó a asentir y siguió con el papeleo que tenía, últimamente estaba ocupado con la Asociación de cazadores, el zodiaco y lo más importante seguir el rastro de las arañas restantes. Eso le llevaba a una gran preocupación por Eren, al ser una de los últimos de su Clan estarían entre los más buscados de la Mafia debido al tráfico de los ojos escarlata. Ella aún era una niña, no sabía defenderse sola. Por supuesto que el ojigris pensó en contratar un Guardaespaldas un para la seguridad de ella, pero la confianza de un desconocido es un lujo que el no se podía dar.
—Señor, disculpe mi atrevimiento.—volvió hablar.—¿No cree que sería bueno dejarla salir de la habitación, aunque sea respirar aire fresco?.
—No.
Kurapika ni siquiera dirigió la mirada aquella mujer, se levantó y dio su paso al gran ventanal de aquella mansión. Dando la vista al jardín.
Sus jardineras eran hermosas, llenas de rósales, Girasoles y un pequeño huerto, a lo largo del gran patio había estanques donde seguramente había pequeños peces o incluso ranas habitando ahi, le pagaba a los jardineros y ama de llaves para que todo estuviera impecable debido a que no sabía cuando ella estaría lista para salir de la habitación y cuando lo hiciera le enseñaría lo maravilloso que era la vista de lo que el a logrado para ella.
A un costado de los jardines había un camino de asfalto. Donde se divisaba llegando una pequeña limosina.
Al parecer Neón había tardado menos de lo esperado
Penso el rubio, regresando a su mesa de trabajo, soltando un gran suspiro, ha decir verdad nunca pensó que terminaría casado con aquella joven mimada de cabello azul,
Pero después del incidente con las Arañas se hicieron más unidos. Y eso hizo al el darse cuenta de sentimientos encontrados hacia Neón, soltó una pequeña risa. Si alguien le hubiera dicho que se terminaría casando y encima tener una familia con aquella joven. No lo hubiera creído, pero ahora esa fue la mejor decisión de Kurapika.
—Avisaré que vayan sirviendo la cena.
¿uh? ¿Ella aún seguía aquí?
Me había perdido en mis pensamientos que ni siquiera sentí la presencia de Senritsu
—¿Quisiera que le avisara a la joven Eren?.— Pregunto.
Negué con mi rostro.
—Lo hare yo.
—Bien. Que tenga buena noche, señor.—Hizo una pequeña reverencia y se retiró.
Espere unos minutos para darle tiempo a los cocineros y empleados para preparar la cena, y por supuesto a que Neón terminara de sacar aquellas compras que hizo. Me levante de mi asiento, saliendo de la habitación carmesí en la que me encontraba. Suspire cerrando la puerta y dirigí mi camino al pasillo, hacia el último cuarto de este. Pasando la habitación que compartía con mi esposa y unos cuantos más.
Toque la puerta 3 veces, supe que tenía permiso para pasar.
Ahí estaba ella sentada en una mesa de té en el centro de la habitación con, aún costado de ella había una cama llena de varios osos de felpa que me pedía. No podría contar cuantos peluches había quizá alrededor de unos 100.
—Eren, mi Niña.— Pronuncie acercándome a ella, dando pequeñas palmadas en su cabeza.—Es hora de cenar. ¿Bajarás?.—Me puse a cuclillas para estar casi a la altura de ella y darle una cálida sonrisa.
—Si.
Señaló al pequeño peluche de conejo que estaba tomando el Té con ella.
—¿Que?.—cuestioné
—¿Zadkiel también puede ir?.
Asentí y me puse de pie dándole la mano para que me acompañara, ella la acepto.
—Gracias, papi.— Se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla.
Verla en esta habitación no me agrada en nada pero era para protegerla, la amaba demasiado que no quería que nada le pasara. Al ser un Kurta y alguien la llega a ver podría ser de gran peligro.