Dinero.
Una palabra que abarcaba demasiado. Para las personas que nacían en la riqueza, este no era algo importante. Era solo un número significativo de billetes en el banco, con el cuál seguir disfrutando de las excentricidades en las que vivían.
Para los que conocíamos lo que era la miseria, muchas veces lo era todo. Era muy fácil dejarse cegar por los lujos que este dejaba obtener, más cuando habías notado la ausencia de este desde tan pequeña.
Hoy en día, llevaba una vida normal. Mi caja fuerte tenía lo suficiente como para adquirir lo que quisiera y llenar mis vacíos, el problema era que estos eran tan grandes que no había dinero que me alcanzara.
Mi vida no había sido color de rosa, había pasado por muchas cosas y exactamente eso me había posicionado donde estaba.
Había conocido la miseria, la avaricia y la maldad cuando apenas era una niña, completamente expuesta a la famosa "naturaleza humana" que los escritores relatan en esos cuentos de terror capaces de estremecerte de solo leerlos.
No había sido fácil juntar todos mis pedazos y reconstruirlos, no estaba orgullosa tampoco de muchas de las decisiones que había tomado por obtener algo tan simple como el dinero, pero tampoco estaba arrepentida.
Cada acontecimiento en mi historia me había dado la experiencia exacta para poder enfrentar la vida, y si bien seguía aprendiendo, con mis veinticuatro años sentía que había vivido muchas más cosas que cualquiera a mi edad.
La inocencia la había perdido ya hacia mucho, y en el mundo en el cual me manejaba era muy fácil perderla; aún así no era de esas personas que se paralizaban por cualquier suceso traumático en sus vidas, sino de las que lo usaban para salir adelante.
La vida es una ruleta rusa, nunca se sabe cuando puedes ganar o perder. Debes girar el tambor y rezar porque la bala no cayera en el cañón y te diera en la cabeza.
¿Mi nombre?
Alessia, pero todos me conocen como Sia. Soy oriunda de Wichita, ciudad de Kansas, pero actualmente vivo en Miami, Florida.
¿Mi profesión?
Más bien, mi elección. No se si pueda llamarlo "profesión".
Soy Escort Profesional.
Prostituta.
Acompañante.
Sugar Baby.
Muchos nombres, mismo significado.
Proporciono compañía y placer sexual a quien esté dispuesto a pagarlo. No importa que sea, soy muy curiosa respecto a mi placer sexual y siempre busco nuevos horizontes para potenciarlo.
Fetiches, BDSM, lo que para las personas normales resulta "extraño y pecaminoso".
Lo qué hago es poco convencional, pero lo disfruto. Era mi vida, yo decidía que hacer con ella y aunque había veces que las situaciones habían escapado de mi control, lo disfrutaba.
No estaba dispuesta a dejarlo por nada ni nadie.
༒༒༒
¡Gracias por leer!
❤︎ No olvides dejar tu voto y comentario ❤︎