Año 3XXX
Agnertown, Imperio Galrion.
Gremio slayer.
Horas antes...
Leyendo detenidamente la hoja de solicitud, la recepcionista arqueaba continuamente las cejas en señal de sorpresa.
—Señor Fate, ¿verdad? Aquí dice que usted acaba de cumplir los 16 años, y recientemente se graduó de la academia, muy sorprendente. — Archiva la solicitud en una carpeta—. En tal caso, comenzará su camino completando éste encargo por favor.
La chica le entregó una hoja con información sobre el monstruo.
—Es un réquiem tipo fuego de clase C. Su trabajo no sólo será asesinarlo, también deberá destazarlo; sus pieles serán usadas para crear armaduras y equipamiento.
Fate asintió.
—Muy bien, por favor colóquese sobre el círculo mágico. Sin más, ¡que tenga un buen día!
El slayer fue rápidamente transportado hacia el carguero principal. Leyendo en su silla "Las Crónicas de Sidgrifa", el enano Roy dio un sobresalto al ver al silencioso Fate parado frente a él.
El susto casi causa una tragedia accidental.
—¡Maldita sea! ¡Que me lleve el Grasen en éste momento! ¡¿Cuándo llegaste ahí?! Menudo susto me he llevado.
—Lo siento.
Roy se levantó de su silla, todavía tembloroso de sus piernas, la inyección de adrenalina aún no terminaba. Tomando los controles de la nave, intentó iniciar una ligera conversación con el slayer novato.
Contrario a sus compañeros, Fate se limitaba a responder "si", "no", "tal vez", "no lo creo". Roy suspiró agotado, enfocándose sólo en navegar.
La velocidad del carguero aumentó, un portal con luces multicolor se abrió, en un instante fueron succionados. La gravedad se desnivelaba constantemente, la temperatura ascendía y descendía, la realidad se distorsionaba.
De un momento a otro, Roy anunciaba que habían llegado a la dimensión Beta.
—Hemos llegado chico. Oh vaya, no te ves afectado por lo que acaba de ocurrir...
Fate ladeó la cabeza.
— ¿Ocurrió algo?
—…Eres más duro de lo que pensaba. Que tengas suerte pilluelo, que los dioses te acompañen.
Aterrizando sobre una zona boscosa, Fate examino detalladamente la información del requiem.
Mondeilgard
Hábitat: Dimensión Beta, zonas acuáticas.
Atributo: Fuego.
Características: Cuerpo enormemente alargado, fauces de lagarto, lengua de víbora, escamas de reptil.
Debilidades:
-Magia elemental tipo agua.
-Magia subelemental tipo hielo.
-Granada de ripto.
El slayer tocó sutilmente la tierra. A falta de una brújula de oricalco, no quedaba de otra más que usar la opción B. La madre tierra le sonrió, una ruta hacia la ciénaga se grabó en su mente.
—Ya veo.
Así, la caza comenzó.
••••
Tras haber completado con éxito el encargo, Fate caminaba tranquilamente a través de los densos bosques. El silencio para él era música para sus pequeños oídos, empero, el ruido ocasionado por fuertes explosiones a lo lejos rompía la armonía de la paz y tranquilidad que lo confortaban. De pronto, multitudes de voces se escucharon en su cabeza, algunas eran apenas audibles, otras no tanto, pareciendo distorsionadas.
— ¡Hay alguien en peligro! ¡Hay alguien en peligro!
—¡Son dos! ¡Son dos!
— ¡Muerte inminente! ¡Pobrecitos!
Fate sabía que las voces no mentían, después de todo, a varios kilómetros se habían escuchado fragmentos de batalla. No obstante, el prefería no intervenir en algo ajeno a él. Sin embargo, las voces cada vez más se aglomeraban en su mente, como si un tumulto de personas le hablara a su oído. Finalmente, se lo dejaría a la suerte.
Sacando un ren de su bolsillo, el chico escogió "cara" para ayudarlos; "cruz" para dejarlos a su suerte. La moneda giraba el destino, cayó al suelo estrepitosamente. La suerte sonrió a la "cara".
—Hmm...ha...
Fate suspiró en silencio.
••••
Con una fuerte sacudida, la sangre sobre la hoja de acero salió disparada al suelo. La montante de plata, bellamente balanceada, fue enfundada nuevamente, perdiéndose a la vista de sus dos espectadores.
Todavía boquiabiertos con lo que acababa de ocurrir, ninguno de los dos pudo pronunciar palabra alguna después de haber quedados por la belleza de un arte perdido. No fue hasta unos instantes después, Feller finalmente rompió su mutismo.
—… ¿Dónde aprendiste eso?
Fate no respondió. Ignorando sus presencias, comenzó a caminar en solitario hacia el carguero.
—¿...? ¡! Oye, te he hecho una pregunta. No puedes ignorarme así como así. No después de haber visto eso.
Fate continúo avanzando sin detenerse.
—Ese malnacido...si tan solo no hubiera perdido tanta energía contra esa cosa. —Se lamentó en silencio.
—Mejor mantenemos nuestra distancia de él. Siento una extraña presión a su alrededor. —Comentó Mia, sintiendo un sentimiento de incomodidad.
Mia y Fate cumplieron su misión, pero nos e pudo decir lo mismo de Feller. El camino de regreso sería muy silencioso.
Regresando a Agnertown, Feller tuvo que enfrentar la ira del recepcionista, recibiendo su primer castigo del gremio, el cual era no poder trabajar durante dos semanas, un castigo muy flexible considerándose un novato.
Por otro lado, Fate llegó con la recepcionista.
—Oh, tu eres el de ayer, ¿cumpliste con lo encargado?
—Sí. —Dijo secamente. Su voz era gruesa y profunda.
Tras esto, el slayer sacó de su pequeña bolsa de cuero un gran saco de patatas. No obstante, el contenido en realidad no eran patatas, sino las pieles del Mondeilgard junto con el núcleo.
La recepcionista intento mantenerse estoica.
—Cielos...estoy sorprendida. Debo pesarlas; en cuanto tenga el peso, decidiré cuanto debo pagarte, ¿de acuerdo?
—Hmm.
Pasaron los minutos, la chica regresó con una bolsa marrón de cuero de cabra en sus manos
—Bien, en total por las pieles y el núcleo que fue un extra, el gremio te otorga 2000 rens. Por favor, acéptelo.
—Hmm.
—¡Vuelve pronto! ¡Los encargos todavía no acaban!
La posición del sol dictaba la hora quinceava del día, la luz solar llenaba la bulliciosa ciudad llena de infraestructura urbana, la mayor parte de ésta fue hecha a base de ladrillos y piedra; de cualquier forma, era un escenario espectacular a la vista de alguien que venía del campo.
Fate decidió tomar el resto del día libre. A lo lejos, el puente de piedra más famoso de la ciudad se vislumbraba. Construido en forma de serpiente, fue bautizado como "El puente de la Serpiente Emplumada". Este conectaba la ciudad entera, pues Agnertown era dividida por un rio que bajaba de la montaña. Las aguas tranquilas acarreaban la brisa fresca de las montañas, así como también servían para calmar los corazones perturbados en su mística vista. Pasaron los minutos, las horas, hasta que finalmente el crepúsculo se distinguió en el horizonte.
El día ya terminaba, por lo que Fate regresaría a la posada. Las noches tranquilas hacían de la urbanización un lugar seguro; pese a ello, ese día fue distinto. En el camino de regreso a su posada, un grito ahogado se escuchó dentro de una calleja sin salida que separaba dos edificios.
El origen provenía de una mujer, la cual forcejeaba ferozmente con un tipo más alto que ella, cubierto de ropas negras y una máscara de pico. El slayer escuchó el apenas audible grito; a pesar de esto, optó por ignorarlo. Esto ocasionó que las voces de antes se manifestaran una vez más, viéndose obligado a usar la moneda de antes.
—«Cara»: Haré lo que pueda. «Cruz»: Paso de largo.
La moneda dio una vuelta tras otra en el aire hasta caer al suelo. En contraste al destino favorable hacia los otros dos slayers, la suerte no le sonrió a la chica.
—…Ya veo.
La suerte fue echada, y Fate pasó de largo sin volver a detenerse a mirar atrás. Al día siguiente, la mujer fue encontrada sin vida colgando del puente, con signos de abuso físico y violencia extrema. Ese sería el primer caso de homicidio después de 20 años, pero la condesa Grugembërg se encargaría de ocultarlo lo mejor posible hacia las demás ciudades.