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¿Princesa porque quieres escapar?

🇨🇱ElderonLey
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Synopsis

Chapter 1 - Capitulo 1: El escape que nunca desee.

Abrí los ojos.

Un lugar desconocido.

- ¿Dónde estoy…?

Mi voz se escuchaba rasposa, y mi garganta estaba seca.

Tenía un dolor sordo en mi cabeza. Trate de sentarme en la cama, y entonces mechones de cabello celeste cubrieron mi visión.

- ¿Qué es esto… una peluca?

El hermoso cabello celeste caí como una cascada. Un color irreal que coronaba mi cabeza, era algo que no existía de forma natural en el mundo.

Pero aún estaba presente en mí. Con curiosidad lo toqué, pero no era una peluca como pensaba, ni tampoco se sentía como el tacto del cabello teñido.

Este sedoso cabello celeste era natural.

- Qué demonios…

Este no era mi color de pelo, eso lo sabía de forma natural.

Mi cabeza dolía, desde que desperté estaba desorientada, tenía un dolor similar a una pesada resaca. Aunque yo nunca había bebido antes ni ido de fiesta en mi vida.

- No esto… que pasa no puedo recordar nada.

Mi cabeza daba vueltas y se sentía pesada, después de tratar de recordar algo durante un tiempo, por fin logre ver algunas imágenes inconexas en mi mente.

Era recuerdos, eran míos, pero parecían cubiertos por un velo que no me permitían verlos con claridad. Me agarre la cabeza con mis manos mientras los recuerdos se volvían cada vez más claros.

- Si, yo… estaba estudiando para los exámenes de ingreso, entonces entro mi padre borracho a mi habitación y…

En ese momento el dolor que sentía se disparó siendo insoportable. Grité de dolor y comencé a retorcerme en la cama en agonía, Escuchando mis gritos un grupo de mujeres con traje de sirvientas entraron preocupadas a la habitación.

- ¡Princesa se encuentra bien!

- ¡Princesa resista!

- ¡Rápido llamen al médico real, deprisa!

Con las voces preocupadas de las mujeres que me rodeaban, sentí como el dolor se volvía cada vez peor, hasta que mi mente no soporto más y todo se oscureció.

Mi nombre era… Ya no lo recuerdo.

Pero eso no es importante ahora mismo.

Yo era una estudiante apunto de tomar los exámenes de ingreso a la universidad pública más prestigiosa de mi país.

Gracias a mis notas sobre saliente, logre ganarme una beca completa para la universidad, y solo necesitaba tomar el examen, más como una formalidad que un requisito para ingresar. Pero la noche antes del examen, mi padre borracho entro a mi habitación y me golpeo como solía hacerlo.

Si yo era una niña abusada.

Desde la muerte de mi madre después del nacimiento de mi hermano menor, mi padre se dio a la bebida. El antes de eso había sido un buen hombre, trabajador y cariñoso, pero después de su muerte su personalidad fue cambiando lentamente. Comenzó siendo más autoritario, él ordenaba y si no cumplíamos se enojaba gritándonos, no nos castigaba de manera física pero sus gritos eran aterradores, así que yo y mi hermanito comenzamos a tenerle mucho miedo. Como éramos una familia de cuatro junto mis dos hermanos, ellos intercedían por nosotros cuando nuestro padre se enfadaba, pero como estaban a punto de ingresar a la universidad e irse de casa. Ellos dejaron gradualmente de ayudarnos.

Como solo eran gritos y retos, tampoco parecían preocuparse mucho por ello.

Pero todo cambio un día. Fue cuando mi padre mientras se emborrachaba comenzó a registrar entre las antiguas posesiones de mi madre. Entre sus viejo cajones, encontró un teléfono móvil que mi padre nunca había visto, y al revisar su contenido descubrió una terrible verdad en el.

Aún recuerdo aquel día como si fuera ayer, él me despertó mientras dormía en mi cama, sosteniéndome de los hombros con fuerza, gritando me con un rostro aterrador. No entendía que era lo que decía en aquel entonces, ya que para mi solo parecía un demonio enloquecido. Me zarandeo con fuerza, y me reprochaba cosas una y otra vez, maldijo a mi madre, a mi y a mi pequeño hermanito quien dormía en la habitación de al lado. Hasta que me dio una fuerte bofetada.

Esa fue la primera vez que mi padre usa el maltrato físico en mí, pero no fue la última.

Desde aquel día mi padre cambio completamente, el cuándo estaba sobrio ya no miraba y si hablaba su voz era fría y sin emociones. Pero cuando se emborrachaba, solía subir a mi habitación y se desquitaba conmigo.

Al principio estaba aterrada, y no sabía con quien hablar, trate de decírselo a mis hermanos mayores, pero ellos habían dejado de venir a casa desde que entraron a la universidad, y ahora solo yo y mi hermano pequeño vivíamos con padre. Además, tenía miedo, no sabía lo que mi padre nos haría si le contaba a alguien, en especial a mi hermano pequeño. Yo tenía que protegerlo de él, no podía dejar que también se desquitara con él.

Así los días infernales continuaron.

En casa vivía como una esclava, tenía que hacer todos los quehaceres de manera rápida y sin errores ya que si me equivocaba el no diría nada si estaba sobrio, pero una vez borracho me cobraría cada uno de mis errores.

Los únicos momentos de paz los tenía en la escuela, así que me dedique a ella para poder olvidar el dolor. En aquella época desarrolle un miedo a los hombres y las personas en general bastante feo, así que prefería estar por mi cuenta en la mayoría de las veces, sin asociarme a nadie y pasando mi tiempo leyendo o estudiando en la biblioteca.

Así que, gracias esos momentos de tranquilidad pude comenzar a desarrollar un plan.

Yo tengo que huir.

Tengo que salir de esa casa, pero como lo hago. Si escapo tal y como estoy solo terminaría bajo un puente muriendo de hambre. Confiar en mis hermanos mayores, ja… que chiste, esos bastardos nunca más volvieron a ponerse en contacto con nosotros, no sé qué les habrá dicho padre, pero la última vez que los vi me miraron como si fuera algo sucio.

Pero no puedo irme sola, tengo que traer a mi hermanito conmigo, si yo no estoy en esa casa, él será el siguiente en recibir abusos, no puedo permitirlo.

- ¿Qué puedo hacer entonces?

Con mis manos apoyadas en una de las mesas de la biblioteca, reflexione durante las horas de almuerzo.

Entonces un día me llego una revelación. Fue cuando un maestro trajo unas hojas para que escribiéramos a cuál universidad deseábamos ir después de graduarnos.

La universidad.

Si, si logrará ingresar a una universidad podría escapar de aquella casa, ya habían sido años desde que los abusos habían comenzado, y a medida que pasaba el tiempo solo empeoraba. Yo incluso en verano tenia que vestir con suertes de cuello alto y usar medias debajo de mi falda para evitar que vieran mis moretones. Incluso había días que me veía obligada taparme con una bufanda para disimular los moretones en mi cara, cuando ese bastardo me golpeaba.

Sabía que solo era cuestión de tiempo, para que algo irreparable me ocurriera.

Tenía que escapar.

Ya el reloj de arena corría, pero no me podía irme sola. Si me iba, tendría que llevarme a mi hermanito junto conmigo.

Desde ese momento comencé a planear mi escape, me contacte con los profesores y le hable de que quería postularme para las becas universitarias. Gracias a mis buenas notas y comportamiento no me costó mucho convencerlos, incluso uno de ellos ya había comenzado los trámites para mi antes de que se los pidiera.

Gracias a él solo necesite el sello de mi padre para firmar los documentos, y eso no era un problema, podía obtener ese sello fácilmente, ya que era yo la que se encargaba de ordenar aquella casa, sabia donde guardaba todas sus cosas. No tenia problemas en sacarlo sin que se diera cuenta y rellenar aquellos documentos que el profesor me entrego.

Tenia que ser rápida y sumamente discreta con esto, ya que aquel hombre no podía llegar a enterarse de que tenia planeado irme a una universidad lejana. Porque si lo descubría no sabia que podía llegar a hacer para evitarlo.

Gracias a dios mi beca fue aceptada sin muchas complicaciones, incluso obtuve un apartamento que cubrió la beca, y tanto mi estadía como alimentación estarían totalmente cubiertos. Ya tenía un lugar donde escapar.

Ahora solo necesitaba dar un examen como una formalidad para ingresar, y podría irme junto a mi hermano pequeño. En su caso incluso tenia pensado cambiarlo de escuela primeria a la que va, por una que estuviera cerca de mi universidad. Esto tampoco fue difícil, ya que desde el inicio yo era la encargada de su matriculas, el solo entregaba el dinero para ello, pero me dejaba todas las tareas tediosas a mi. Solo tenia que presentarme en su escuela y pedir un traslado por motivos familiares, no me pusieron muchas trabas, y fácilmente pude retirar sus papeles para poder inscribirlo en la nueva escuela.

Fue suave como la seda, gracias a que aquel hombre solo concentraba su abuso sin descanso en mi, y ignoraba como si no existiera a mi hermano pequeño.

Estaba todo listo. Pero entonces llego la noche antes del examen, aquel día fue una extrañamente calmado. Ese hombre había estado la mayoría del día fuera de casa, así que pude hacer todos los quehaceres sin problemas. Una vez había terminado la cena, descanse un rato en el sala. Como no tenía amigos, lo único que solía hacer cuando estaba sola era estudiar o leer algún libro que trajera de la biblioteca.

Así que abrí el libro que había traído conmigo, ya le quedaban solo algunas páginas y creía que podía terminarlo en esta misma tarde.

El libro no era una lectura muy complicada, era simplemente una historia de romance de fantasía. Una historia de romance entre dos protagonistas en medio de una guerra.

El libro no era que fuera especialmente bueno, pero era interesante, su trama cliché solo causaba que fuera una lectura bastante relajada. Yo lo considera como lectura chatarra.

Similar a la comida chatarra, la lectura chatarra era algo que era muy divertido de leer, pero no dejaba nada bueno al final. Solo algo para pasar el tiempo.

El cielo por las ventanas comenzó a oscurecer cuando termine de leerlo, entonces estire mi cuello rígido y me levante del sofá, en medio de mi lectura ya había dado de cenar a mi hermanito y era tiempo del baño.

Primero bañe a mi hermano y después me duche yo con agua caliente, en uno de esos extraños días tranquilos en esta casa.

Fui a mi habitación después de acostar a mi hermanito, y creí que sería bueno repasar una última vez para los exámenes.

Me senté en mi viejo escritorio, y saqué mis notas y apuntes. Repasando cada uno de los puntos importantes para el examen el tiempo siguió fluyendo.

Entonces escuche la puerta de la calle ser abierta.

Un escalofrió recorrió mi espalda.

- El… llego.

Sus pasos se escuchaban en el piso de abajo.

Detuve mi lápiz mecánico, y mi respiración comenzó a alterarse.

Se escuchó un ruido fuerte, parecía que había botado algo al suelo.

- Volvió borracho.

Cerré mis ojos y el sudor frio recorría mi espalda, casi podía adivinar qué era lo que iba a ocurrir.

Entonces escuche sus pasos subir las escaleras. Paso tras paso, no eran firmes, parecía que sus caminar era inestable debido a su borrachera. Entonces escuche un fuerte golpe en mi puerta.

- ¡Oye p*rra ingrata sé que estás ahí dentro, abre la jodida puerta!

Me trague la saliva seca en mi garganta. Mi mano que sostenía el lápiz mecánico no dejaba de temblar, mientras que había arrugado la hoja del cuaderno con mis apuntes.

- ¡Te digo que abras! ¡P*rra acaso estas sorda!

Golpe, golpe, golpe.

Golpeo la puerta con fuerza una y otra vez, haciendo que un sonido estridente llenara todo el lugar.

Terriblemente asustada me levante de mi silla, y me acerque a abrirla, sabia por experiencia que cuando estaba así, hacerlo esperar más solo lo pondría más violento.

Cuando abrí la puerta un fuerte olor a alcohol me envolvió. Era tan fuerte que sentí como mi mente divagaba por un segundo, pero entonces sentí que mi mundo daba vueltas y caí al suelo.

Un ardor abrasador estallo en mi mejilla izquierda y el sabor a oxido se extendió por mi boca.

Él me había abofeteado con todas sus fuerzas, Tanto que caí al suelo debido al golpe.

-Duele…

El ardor pronto fue acompañado por un dolor agudo, estaba acostumbrada ya a esta sensación, pero no quiere decir que pudiera ignorarla, si dolía antes aun duele ahora.

Mi vista se vivió borrosa. Sentí como las lágrimas se resbalaban por mis mejillas y humedecían el suelo.

Pero esta vez las manchas trasparentes estaba acompañadas por manchas carmesí en la alfombra. Aquel golpe había roto mi boca por dentro, la sangre se escapaba de mis labios sin querer detenerse.

- ¡Perra mal agradecida, te doy techo durante años y así es como me lo pagas! ¡¡Eh!!

Sin siquiera poder comprender que era lo que estaba sucediendo, el me patio en el abdomen.

El aire se escapó de mis pulmones, y una fuerte tos intento encontrar su camino fuera de mi, pero debido a que mi boca estaba llena de sangre y saliva, me ahogue con ella. No podía respirar.

- ¡Así que querías escapar! ¡¡Eh!! ¡Acaso te querías ir con algún bastardo maldita p*rra! ¡¿A quién le estas abriendo las piernas?!

Patada tras patada llovieron, solo pude doblar mi cuerpo para evitar que golpeara algún punto sensible, intente acorrucarme desesperadamente esperando a que sus golpes terminaran. Normalmente luego de golpearme durante un tiempo él se cansaría y se iría.

Pero esta vez era diferente, sus golpes no parecían querer detenerse. Sentí como mis brazos y piernas que me protegían lentamente perdían su fuerza.

El dolor era terrible, pero el miedo era peor.

Mis ojos lloraban sin detenerse, quería que alguien me ayudara. Pero no había nadie que me rescatara de este infierno.

El mundo parecía ser un lugar muy frio.

Porque nadie nunca me ayudo.

Aun cuando yo no pedí ayuda, ellos deberían haber visto las señales. Mi cuerpo siempre cubierto, mi cara que algunas veces tenía moretones. Estoy segura que más de alguien se dio cuenta que sufría abusa en casa. Pero nadie quiso ayudarme.

Ni mis compañeros, o mis profesores.

Ninguna persona me tendió su mano, incluso mis hermanos que huyeron de aquí, ni los vecinos que seguramente escuchaban sus gritos todas las noches.

Nadie… Nadie…

Porque…

Porque…

Duele mucho… mamá.

-¡¡Suelta a mi hermana!!

Entonces lo escuche.

La única persona que se preocupa por mí.

Una persona tan pequeña.

Alguien que se supone debo proteger.

Mientras era golpeada sin cesar, mi única luz, mi hermanito pequeño salto sobre aquel demonio.

Se lanzó sin miedo y le mordió su mano derecha.

Él era pequeño un niño de solo 10 años, no tenía la fuerza para detener a un hombre adulto, así que instintivamente lo ataco con lo único que podría causarle daño.

Mordiendo su mano, aquel demonio grito de dolor y comenzó a zarandear a mi hermanito. Mi hermanito se aferró a él con todas sus fuerzas, pero aun así no pudo acortar la diferencia de fuerza física. Y fue azotado contra el piso.

-¡Aghhr!

-¡¡Tu pequeña peste, como te atreves a morderme, me arrancaste un p*to dedo, te voy a matar!!!

Sosteniendo su mano a la cual le faltaba un dedo, el demonio se lanzó como una bestia hacia mi hermanito.

Durante toda mi vida, nunca me he defendido, Antes sus insultos y golpes siempre preferí aguantarlos. Pensaba que salo agachar la cabeza y recibir todo era lo mejor. Ya que si me resistía solo sería peor, no solo para mí, sino que también para mi hermanito.

Pero viendo como aun así él no se detendría, él no pararía. Él quería hacerle daño.

¡No puedo dejar que le haga daño a mi hermanito!

Mi cuerpo dolía por todas partes, al parecer sus continuas patadas, había roto varias costillas. Sentía como la vida se me escapaba, pero aun así una fuerza que nunca había sentido me impulso hacia arriba.

Sosteniendo en mi mano apretada, la cual no había tenido tiempo de soltar se encontraba mi lápiz mecánico.

El lápiz que me había acompañado durante tantas noches como un fiel compañero a la hora de estudiar, ahora parecía ser tan confiable una vez más.

El demonio se abalanzaba sobre mi hermano, podía ver como lo había agarrado con sus manos ensangrentadas, apunto de ahorcarlo con sus propias manos.

-¡¡¡Suéltalo Maldito demonio!!!

Con un grito que no parecía ser mío, corrí hacia el sin miedo, ya no le temía.

Mi ira por haberle hecho daño a mi hermanito era más grande que mi miedo hacia él, y me daba las fuerzas para mover mi magullado cuerpo.

Escuchando mi grito, aquel demonio se giró hacia mí, sus ojos negros y desenfocados, los cuales parecían un pantano de alquitrán, eran algo que siempre temí. Se fijaron en mí.

Sentía como mi cuerpo se endurecía por un segundo, pero no me detuve, si paraba ahora perdería mi luz, a mi única luz.

Así que utilizando el lápiz mecánico que sostenía con fuerza en mi mano derecha, se lo clave en uno de esos aborrecibles ojos con toda mi fuerza.

-¡¡¡AHHHHHHHHHHHHHHH!!!

Un aullido de una bestia escapo de su boca, el lápiz mecánico se había clavado en su ojo izquierdo quedando solo la mitad de este fuera de su cavidad ocular.

La sangre negra salía a borbotones, y el movía sus brazos de un lado para el otro, parecía estar en una agonía insufrible.

Pero aún no se acababa, como una bestia herida, ese demonio se abalanzo sobre mí con sus últimas fuerzas.

Sentí como su pesado cuerpo me tiraba al suelo y con sus brazos apretaba mi cuello.

No podía respirar, él estaba tratando de matarme.

Pero yo también intentaba lo mismo.

Mientras me ahorcaba, con mi brazo derecho empuje aún más el lápiz mecánico en su ojo.

-¡¡Muérete de una… vez!!

El lápiz, ya no se veía empujado por mi palma, la sangre caliente se derramaba por mi brazo derecho, pero no me detuve.

Sentía que él tampoco lo haría.

Mi garganta la apretó hasta que mi conciencia comenzó a nublarse, y sentía que mi cuerpo se difuminaba. La fuerza con la que empujaba el lápiz comenzaba a desaparecer.

Entonces… El tiempo paso.

No sé cuánto fue, tal vez fue solo unos segundos, pero parecía más tiempo.

Mi brazo que había estado empujando el lápiz en su ojo ya había perdido su fuerza y había caído al suelo.

Entonces sentí que algo me aplastaba.

La fuerza que me apretaba el cuello había parado, pero sus manos seguían ahí.

Él había dejado de hacer cualquier ruido, su cuerpo que había caído como un saco de papas, ya no se movía.

Había ganado.

Intente reírme, pero ninguna voz salió.

No podía sentir ninguna parte de mi cuerpo.

No había dolor, ni calor… nada.

Solo frio.

Hace frio…

Por fin le gane al demonio, pero entonces porque hace tanto frio…

Mi hermanito ¿Dónde estás? ¡Mira gane! ahora somos libres, vamos a poder irnos de aquí, solo los dos desde ahora. Nunca nadie más nos va a intimidar. Yo… yo me graduare de la universidad tendré un buen trabajo, entonces podremos comprar todas las cosas ricas que quieras, muchos dulces y postres cierto, también pizza no dijiste que querías comer pizza para tu cumpleaños. Yo comprare la más grande, llena de queso como te gusta, y entonces dormiremos juntos ya nadie vendrá durante la noche, solo tu hermana te protegerá y te abrasare hasta que te duermas así que por favor hermanito no llores no… llores.

Aunque ya no podía escuchar, lo sabía él estaba llorando.

Él era un llorón después de todo…

Entonces me fui.

Al parecer escape sola, Aunque quería estar siempre con él.

Soy una mala hermana.

Perdóname…