Invierno...
Días grises y tristes.
Frío y blanca nieve...
Viento que traspasa hasta los huesos...
Calles desoladas.
Mi invierno llegó
luego de un largo y triste otoño.
Fue anunciado. No me sorprendió.
Pensé que me envolvería antes
con sus blancas y frías manos,
pero se tomó su tiempo...
Disfrutó de verme derrotada y humillada...
Disfrutó cada golpe que el otoño me dio.
Y cuando me vio casi derrotada y sin fuerzas
En ese duro momento...
Llegó para apagar toda esperanza,
todo sueño que quedaba.
Se instaló muy adentro.
Muy en lo profundo.
Apagó mi mirada, mi brillo.
Derrumbó los pilares más firmes
donde mi vida estaba cimentada.
Me llevó a un límite
al que nunca pensé llegar...
Me llenó de dudas y temores,
Me hizo alejar a todos los que me amaban,
Su frío me endureció de tal manera
que temí nunca volver a ser la misma.
Me sentí sola.
El invierno estaba golpeándome duro.
No quería a nadie cerca.
No quería sus consejos, ni advertencias,
aunque sabía que tenían razón.
Elegí el lugar más helado,
más triste, más solitario
Y me escondí allí.
No era un refugio,
era un lugar de tortura,
un lugar de dolor,
que yo misma había elegido.
Sentía que lo merecía,
y me quedé allí
Simplemente esperando el fin...
Solo esperando
que el invierno
terminara su tarea...