Su hermosa sonrisa me enloquecía hasta tal punto de sentir la erección rozar con la tela de mi pantalón. Tanto era mi descaro por semejante poder que tenía ella en mí que me cruzaba de piernas sobre la silla del bar nocturno para que nadie lo notase. Quería llamar como diese lugar su atención, la quería para mí ya, cuanto antes...no podía dejar de mirarla, pero fue cuando sus avellanados ojos se fijaron en los míos grises que...mi corazón comenzó a latir solo por volver a sentir su atención en mí. Era un regalo del cielo, un verdadero ángel. Al fin mis súplicas llegaron a los oídos de Dios y eso significaba una cosa. Tendría que cumplir con mi palabra de renunciar a todos mis deseos más oscuros y limpiar mis pecados solo por ella, porque a partir de ahora respiraría por ella. Mi ángel no podía apartar sus almendrados ojos de mí. Veía ese algo en mi persona. Me correspondía. Y entonces fue la gota que colmó el vaso.
O es mía o no será jamás de nadie.
Más me valía que correspondiera a mis sentimientos porque sino...no me podría contener a hacerle daño a ella también.
Otra muerte sobre mis hombros, pero la de ella sería la más tormentosa de todas ya que mi corazón latió por ella, pero morirá si ella lo hace. Todo está en sus manos, aunque lo desconozca.
Iba decidido a buscar a mi ángel, uno el cual ocultaba una tímida sonrisa al verme caminar hacia ella. Mi corazón latió con más fuerza, limpiando las telarañas que se habían acumulado.
_¿Tan hermoso soy que no puedes apartar tus bellos ojos de mí?_ Y fue en aquel momento en el que comprobé que ella realmente merecía mi atención. No era como todas esas mujerzuelas que se sonrojaban al escuchar mi famosa frase.
_Imbécil_ su dura y ofendida voz hizo que mi erección creciera de nuevo.
_Ángel_ la confusión en rectangular rostro hizo que me derritiera por dentro. Esto es lo que tantos llaman amor a primera vista. Sé que ella también lo ha sentido, pero si me equivoco...Oh, Dios...no me hagas esto, por favor porque juro en tu nombre que si ella muere iré detrás, no pudiendo soportar una vida sin esos ojos almendrados.
_Me llamo..._
_Me da igual cómo te llames. Lárgate_ rodeo su pequeña cintura con mis grandes manos, atrayéndola hacia mí para sentir su dulce aroma que consigue enloquecerme del todo. Cierro mis ojos con fuerza, deleitándome.
_¿Todavía quieres que me vaya?_ mi pregunta siembra la duda en su interior.
Me enloqueces
Me enloqueces
_¿Cuál es tu nombre?_ sonrío con diversión, fascinado por toda ella. Por sus preciosos ojos avellana, por su abundante y ondulado cabello marrón chocolate, por sus gruesos labios rojizos sin exagerar y por su esbelta figura.
¿Cómo será cuando tenga a nuestro hijo en su vientre?
Muerdo mi labio inferior, imaginándomela en mi cama, gimiendo de placer que solo yo puedo darle.
_Gabriel_ saborea mi nombre entre sus carnosos labios, con su mirada perdida en un punto que desconozco_ ¿Y puedo saber el nombre de mi ángel?_ Gira sobre sí misma, entre mis brazos, rozando cada parte de su cuerpo sobre el mío en el proceso sin ser consciente de la grave reacción en mí.
Hermosa
_Antes casi lo has dicho_ la miro realmente extrañado, desviando mis ojos por unos segundos hacia sus labios, en los cuales una inocente sonrisa está puesta en ellos. Para mí.
_Ángela_
Un vuelco sacude a mi corazón al sentir la verdad de sus palabras.
_Me acabas de hacer el hombre más feliz de todos_ y el monstruo más sediento de toda tú.
No puedo imaginarme una vida sin ella. La necesito junto a mí. No puedo perderla de vista.
Nuestros labios encajaban a la perfección, nuestros sabores eran los adecuados para cada uno. Exquisita, era lo único que podía articular y sin darnos cuenta nos encontrábamos desnudos el uno frente al otro, rozándonos sin pudor, frotándonos,... Sí que lo hacía, si correspondía a mis desesperantes deseos. Y un sentimiento de relajación me abrazó como nunca antes se atrevió a hacerlo...No tendría que matarla como a ellas. Era para mí. Al fin Dios, cansado de escucharme y rendido ante mis atrocidades, me había dado lo que tanto anhelaba...el amor puro y verdadero de una persona, de una mujer.
_Ángela_ hasta su nombre en atrapado entre mis labios se escuchaba bien. La primera embestida me costó de todo mi autocontrol. El saber que yo estaba siendo el primero en su vida me emocionó, pero también me llevó una gran responsabilidad. Es pura, es limpia.
Ella debe estar conmigo por siempre, compartiremos cada secreto...hasta el más oscuro y no le quedará más remedio que aceptarme. Con mis dos manos apoyadas en el cabecero de la cama del una habitación del bar nocturno, me muevo dentro de ella sin revelar mi verdadera bestia, de forma suave, respirando con dureza al sentir como mi pene me pide sentir más las suaves paredes de su vagina. Las yemas de sus dedos deslizándose sobre mi espalda hacen que pierda mi poco autocontrol y la penetre con dureza, de una sola vez. Provocando un fuerte gemido por su parte que acallo con mis labios.
Nadie tiene el privilegio de escucharla.
Solo yo.
Mi Ángela amada.
Mía.
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LaDamaRoja