A mi Santo Padre que me ha mantenido viva hasta el momento y se ha cerciorado de poner en mi camino dulces y valientes personas para mi ayuda y sustento. Gracias a todos aquellos quienes se han dejado usar como instrumento para mi orientación y cuidado.
Infinitas gracias acompañadas con amor eterno.
Nuestro cuerpo es Templo Santo al servicio del Señor.