—Espera un minuto —arrebató la palabra el Lord de la Piedra Roja con molestia—, ¿quién ha sido el que ha enviado esta información?, ¿cómo estamos seguros de que no fue el Cielo con una de sus clásicas maneras de provocación?
—El Cielo tampoco podría estar enterado de esto —aseguró el demonio de tez roja oscura y ojos amarillos resplandecientes—, no creo que se atrevan a bromear con algo tan delicado como esto.
—Pero parece una locura. Es como si alguien quisiera mantenernos al margen por todo este tiempo y de repente recibimos noticias imposibles de creer. A mi punto de vista no podría ser el Cielo quien juegue con algo así de delicado —opinó el Lord de la Piedra Azul.
—¿Delicado? —inquirió con fuerza Belphegor—. ¡No seas ridículo, Leviathan!, esto va más allá que un asunto delicado. ¡Esto es una maldita mofa!
—Tampoco deberíamos descartar la posibilidad de que esto sea real —afirmó el demonio de cabellos blancos.
—¿Real?, ¿en qué sentido? —ahora cuestionó con un tono abrumado Samael.
—Si el Creador es el motivo de este mensaje, entonces quiere decir que algo va a ocurrir. Algo grande y superior a nuestros conflictos naturales contra el Cielo.
—Anda, ¿ahora vas a creer que el Creador se va a tomar la molestia de mandar un comunicado para decir que pronto regresará de sus vacaciones? —replicó con un tono burlesco y cínico Belphegor.
—No, no —volvió a responder Mammon—, tampoco digo que sea la verdad. Es sólo que deberíamos tratar el asunto con la seriedad que lo amerita. Yo sé que ahora estamos en una especie de contienda por quedarnos como representante supremo del reino, pero esto no quiere decir que debamos ignorar mensajes con un contenido así.
—Existe una posibilidad de que sea real, casi un treinta por ciento —dedujo el Lord de la Piedra Gris—, y un setenta de que sea una broma barata del Cielo. También un diez por ciento de que alguien más, quizá alguno de nuestros enemigos, nos haya querido dar un mensaje más importante que la farsa explicada en el comunicado.
—¿Y tú lo crees? —preguntó Samael con consternación.
El resto de la sala quedó en silencio. Los cinco Señores del Infierno aguardaron como estáticos en sus respectivos lugares en la mesa redonda. Cuatro de ellos posaron su visión e interés en el demonio de máscara teatral, mientras que Astaroth buscaba por una explicación satisfactoria sobre ese incidente.
—Astaroth —rompió la atmósfera Mammon con su voz cargada de inquietud—, responde. ¿Tú crees que esto sea real, que sea un comunicado genuino del Consejo A Cargo?
El Lord de la Piedra Gris no era capaz de asegurarlo. Aquél extraño tema había arribado de una forma peculiar; un grupo de mercantes había recibido el documento y lo había enviado directamente a las salas de los castillos de los Lores. Además, no había ninguna firma u otra señal de que fuera verídico. Sin embargo, aquél método inusual no era algo que el Cielo acostumbrara hacer; sus odiados enemigos solían emplear el canal de provocación para mandar mensajes, usando un cuerpo mutilado de un ex-soldado, o a un pobre demonio desahuciado y torturado para llevar los comunicados políticos.
—No lo sé —por fin resolvió el Lord de la Piedra Gris al soltar un suspiro ahogado.
Esta respuesta fue capaz de tornar el silencio en una pesadumbre ominosa que se postraba en el rostro de cada uno de los presentes.
—El problema es que no podemos corroborar su procedencia, ni tenemos alguna forma de obtener más información de la fuente —explicó con cautela Leviathan—, debido a esto, el mensaje que contiene se ha tornado en más que un problema, en una verdadera incógnita que podría causarnos una devastación.
—¿Alguna vez el Creador había enviado algo de esta manera? —Mammon hizo la cuestión como al aire.
Por desgracia, ninguno de los presentes había ocupado un cargo público antes de la rebelión, excepto Astaroth. Nuevamente las miradas de sus homólogos se postraron en la imagen mística y casi apagada del demonio Lord.
No, aseguró Astaroth en silencio, no, nunca antes había hecho algo así. Empero, no era capaz de replicar aquello debido a que tenía una sospecha de que esta carta era genuina y que también había sido recibida en el Cielo. Astaroth creía que ese documento contenía más de lo que se encontraba escrito; era una pista que podría llevarlo hasta el responsable que había modificado el sello del Edén, y que estaba detrás de algunos otros hechos. Astaroth no creía que el Creador se molestara en aparecer así de repente y cambiar cosas que alteraran el orden que él mismo, supuestamente, había impuesto, ya que la Creación de los Nefilinos era una confirmación de este pensamiento. Aun así, aquella explicación bien presentada sugería que el Creador tenía un mensaje importante y por ende un comunicado respecto al Balance y todo lo que contenía el vasto Infinito.
—El Consejo A Cargo alguna vez mandó un mensaje, una advertencia en realidad —reveló Astaroth—, donde había buscado contener las atrocidades que el antiguo rey había permitido e iniciado.
—Entonces —interrumpió con rapidez Belphegor—, el Consejo A Cargo puede ser la fuente de esta información.
—No puedo asegurarlo —reiteró Astaroth con un tono sombrío.
—¿Por qué? —ahora se interpuso Samael con desesperación.
—Porque la última vez utilizaron a un ente de sombras para comunicarle esto al viejo rey. Sus sirvientes primarios son individuos provenientes del Dominio de las Sombras, aunque fueron despojados de sus poderes naturales. El punto es que nunca habían mandado algo así.
—Eso quiere decir que existe la posibilidad de que no sea el Consejo A Cargo —afirmó Belphegor con seriedad.
—Tampoco lo podemos descartar —insistió Leviathan casi disgustado—, Astaroth menciona a los "Observadores" como los mensajeros del Consejo A Cargo, ya que tiene lógica que usen a sus espías. Sin embargo, cuando han sido ellos los que han informado respecto a sus asuntos, parecen ser de otra índole. Aquí tenemos escrito muy claramente que el Creador ha tomado una decisión y que dicha decisión nos afectará a todos, en especial a los ángeles y demonios.
—¿Quieres decir que se tomaron la molestia de mandar un comunicado por escrito para darnos información así de importante?, ¿sin considerar que otros pudieran interceptarla y obtenerla? —dudó Mammon con incredulidad.
—No lo sé. Estoy exponiendo un punto de vista, Mammon. Al igual que todos ustedes, estoy tan sorprendido que no sé que pensar.
Pasaron casi cinco o diez minutos en donde el silencio fue lo único presente. Cada uno de los Señores se enfrascó en sus propios pensamientos para encontrar una explicación razonable a ese problema. Por una parte Samael creía que todo era un montaje del Cielo, mientras que Belphegor estaba más inclinado a creer que los Nefilinos tenían algo que ver. Mammon prefería pensar en la autenticidad de esa noticia como algo verdadero. Leviathan también estaba convencido de que era casi genuino, aunque no podía comprender de qué manera el Infierno se vería afectado por algo que se suponía el Creador haría como parte de su actividad cotidiana. Astaroth, en la otra mano, no podía convencerse de nada, y prefería dejar que el tiempo resolviera la duda en lugar de iniciar una acción guiada por la paranoia.
—Independientemente de que sea verdad o no —Astaroth se atrevió a interrumpir los pensamientos de sus homólogos—, deberíamos proseguir con nuestros propios intereses personales. Ninguno de nosotros desea perder la oportunidad de convertirse en rey, así que sugiero ignorar dicho mensaje y proseguir con nuestro camino.
—No. Yo no creo que sea lo mejor —opinó Belphegor con un tono solemne—, si bajamos la guardia y el Cielo ha sido quien planeó esto, estaremos en serios problemas.
—¿Y qué puede hacer el Cielo?, ¿invadirnos? —se atrevió a discrepar Leviathan—. Ya lo hicieron y no les funcionó. Además, si quisieran acabar con nosotros, ya lo hubieran hecho. Tú y Samael lo dijeron, ya que nos contaron que fueron atacados por un ángel jovencito de poderes descomunales; ¿dónde está ese crío y por qué el Cielo no lo ha usado en nuestra contra?
El rostro de Belphegor mostró molestia, pero no reprochó ya que concordaba con el punto de Leviathan.
—Es muy probable de que el Cielo no tenga control de un sujeto así de poderoso, por lo que quizá hayan preferido entrenarlo o domarlo y así asegurar su propio bienestar primero —expresó Mammon con tranquilidad.
—Estoy de acuerdo con Mammon —parló Samael—, puesto que si ese niño llegara a atacar a sus propios camaradas, el Cielo se vería en un verdadero aprieto y ellos mismos sabotearían sus planes de invadirnos y destruirnos.
—Bien, si esa es una razón para descartar al Cielo, puede que sea verdad —cedió Leviathan ante la explicación de los dos Lores anteriores.
—¿Y si es una provocación? —volvió a inquirir Belphegor con seriedad.
—¿Por parte del Cielo? —ahora decidió interrogar Astaroth con una mueca sombría.
—No. Ha quedado claro que ellos no pueden ser. Me refiero a los Nefilinos.
—¿Nefilinos? —Samael habló con incredulidad y reaccionó como si algo imposible hubiera ocurrido—. Espera un momento, Belphegor, ¿qué te hace creer que los Nefilinos podrían hacer algo así?, ¿qué ganarían de todo esto? Ellos no saben nada sobre la Creación ni el Balance, lo único que saben hacer es destruir y aprovechar las situaciones a su favor. Los Nefilinos serían los últimos en enterarse de que el Creador tiene planeada una modificación, no, mejor dicho: una 'creación' de una magnitud impredecible.
—Porque los Nefilinos han estado en busca de un territorio donde puedan existir en armonía —explicó Belphegor—, todas sus víctimas han desaparecido y con ello han destrozado mundos y ecosistemas enteros. Todo esto parece tan sospechoso y ustedes dan por hecho de que el Creador nos va a informar de algo así.
—Puede que Belphegor tenga razón —Astaroth se metió en la posible pelea entre sus homólogos de las Piedras Negra y Roja—, puede que hayan sido los Nefilinos quienes decidieron jugar con el correo y ponernos una alerta. Sin embargo, los Nefilinos no son sutiles, no es su estilo. Samael lo ha dicho mejor que yo: son creaturas destructivas y que lo único que hacen es abusar de sus poderes para tomar toda la ventaja posible. Sí, es verdad, son culpables de la desaparición de mundos enteros y aun así el Creador parece no importarle. Sí, concuerdo en que es muy sospechoso, ¿por qué ahora decide modificar el Balance?, ¿por qué se ha mantenido distante y casi inexistente?, ¿cuál es su objetivo?, ¿por qué ha decidido informarnos como si esto fuera parte de nuestro propio trayecto?, ¿qué desea obtener de todo esto? El Creador no va por allí anunciando que va a modificar a la Creación misma, sólo lo hace y ya. Él dotó al Infinito de movimiento y evolución, por lo que con ello se asegura de la existencia de nuevas razas. Si realmente fuera él quien nos ha informado de esto, entonces un nuevo reino tan poderoso e influyente como el Cielo y el Infierno está por nacer y ello hará que el Balance tome un nuevo significado. No soy capaz de ver qué es lo que obtendría de todo esto, lo único que me queda claro, comprendiéndolo como algo verídico, es que tal vez sea alguien más quien haya decidido mandarnos la alerta de esto debido a la influencia que todo este tema está por tener.
—No hay ninguna fuente, ni otra información que reitere que sea verdad —agregó Samael con un sentido afirmativo a las palabras de Astaroth—, por lo que estoy de acuerdo con seguir nuestro propio camino. Si el Creador va a hacer algo, que lo haga; y si nosotros podemos sacar ventaja de ello, pues lo haremos. ¿Desde cuando nos interesa tanto el Balance como algo perfecto e inmutable? No somos ángeles como para creernos protectores de algo que no comprendemos.
—Belphegor —decidió concluir Astaroth—, no descartaremos la posibilidad de que esto sea algo más, pero, por ahora, los otros Señores tienen razón. Nuestro interés debe centrarse en declarar a un rey, estabilizar al reino hasta llevarlo a la gloria y continuar haciendo lo que hacemos mejor: expandirnos y conquistar. Tomaremos las precauciones debidas y en su momento, si llegase a ocurrir algo más, entonces, actuaremos con ferocidad y gran estrategia. ¿Suena bien?
Por alguna razón extraña, las palabras del Lord de la Piedra Gris resonaron como un rayo de luz, como un verdadero discurso de lógica que calmaba las ansias en esos momentos de intriga. Aunque en su interior, Astaroth estaba a favor de la postura que Belphegor presentaba; no podía arriesgar su plan por esas extrañas circunstancias que se anunciaban en ese mensaje anónimo.