Capítulo 13
Los chicos son despertados tras recibir unas pequeñas pedradas en la cabeza, el despertar brusco les hace caer del animal donde descansaban. Lentamente se levanta Lanz para observar donde se encontraba, estaban rodeados de Gnomos, que le apuntaban con todo tipo de armas. Mientras tanto, Federico continuaba durmiendo sobre la tierra, este es golpeado por el pie de su amigo, pero se queja, continúa la acción hasta que alza la cabeza preguntando qué sucedía. Asustado por la situación también se aúpa. De entre todos los Gnomos sale uno diciendo:
Gnomo —Agnaña michuicha achacha.
Federico le susurra a Lanz —¿Tú hablas su idioma? Parece complicado.
Lanz le susurra a Federico —Hasta donde sabía, hablaban el mismo dialecto de nosotros.
Gnomos —Los escucho y entiendo, mamíferos tontos, estoy diciéndoles la planta que su querido animal está devorando, un ejemplar de la planta valorada en cinco mil torts.
Solo necesitaron escuchar la cifra para girar la cabeza. Una planta brillante de gran tamaño y bella estaba a mitad de ser completamente devorada. Los chicos corrieron a intentar separar el unicornio de aquellas plantas, sin embargo, no movían ni un centímetro de este. Al final terminó por comerse la planta.
Federico —Señor, por favor, perdónenos una planta.
Gnomo —El problema es que no es una planta, son varias.
Federico —¿Cómo varias?
Gnomo —Vírate.
El unicornio estaba comenzando a devorar otra, nuevamente intentaron separarlos, pero no lo lograron y terminaron tirándose al suelo.
Gnomo —Les perdonaré la deuda de treinta y cinco mil torts si me traen un Ent del Bosque Oscuro.
Federico —Pero si solo son diez mil.
Gnomo —Continúa demorándote que va a subir la cuenta si no llegan en siete horas aproximadamente.
Federico —¿Entonces solo tenemos que traerle un Ent?
Gnomo —Sí, un brote de Ent.
Federico —Lanz ¿Sabes dónde es el bosque oscuro?
Lanz —A unos minutos de la ciudad Gnomo.
Federico —En marcha entonces.
Durante el camino Federico solo observa sembrados, cultivos, nada de desarrollo, era como un pueblecito indígena de enanos. Tanta fue la curiosidad que preguntó a Lanz:
Federico —¿Los Gnomos son enanos? ¿Solo se dedican a la agricultura?
Lanz —Quizás lo fueron en un pasado, hoy en día son más pequeños y extremadamente ecológicos, son incapaces de matar un animal o utilizar el fuego con fines que no sean calentar, cocinar o iluminar y … sí, solo se dedican a cultivar para comer, ya que solo comen aquello que siembran.
Federico —Otra duda ¿Cómo son los Ent?
Lanz —No es como el típico ser que conoces de película, son árboles grandes enraizados, fijos, pero que se mueven como el girasol o el moriviví1 y comen carne como las plantas devoradoras de insectos. ¡Ah! Y son plantas, no van a hablar contigo o razonar, te van a devorar si te agarran.
Morivivi: Tipo de planta que se cierra ante el roce.
Federico —Entonces se mueven rápido.
Lanz —Relativamente y bueno, ya llegamos.
Ante sus ojos se apreciaba un gigantesco bosque con árboles de tronco oscuro. Las raíces eran tan grandes que salían del suelo levantando aún más el tronco. El aspecto en conjunto era parecido a miles de árboles sosteniéndose entre ellos. El olor proveniente era de humedad, como si hubiese mucho moho en su interior y el sonido era de millones de aves resonando al mismo tiempo.
Los dos jóvenes caminaron hasta recibir la sombra de los primeros árboles, momento en que extrañamente todo quedó en silencio, se observaron durante unos segundos y continuaron el camino. Sin soplar brisa alguna sonaban los árboles, las aves comenzaron a revolotear, los nidos a caer, el lugar parecía volverse loco al escuchar pasos. Subieron las primeras raíces para observar un ambiente totalmente diferente, un lago de gran profundidad y cristalino era lo primero en apreciarse, era tan homogéneo que con facilidad se veían grandes criaturas moverse por él, criaturas del cuádruple de un humano promedio.
Federico —¿Y si dejamos el rinoceronte?
Lanz —¿Sabes que ahora mismo los Goblins deben estar buscándolo como unos locos? Si descubren que fuiste tú, te puedes dar por muerto.
Federico —Volveré de mi mundo una y otra vez.
Lanz sonríe —Los hechizos oscuros, los que desprenden como una luz negra, te matan, te afectan de tal manera que no podrás volver, será tu fin. Mi hermana murió por uno de ellos, es por eso que no logré encontrarla aquí –Comienza a mirar de forma extraña, empuja a Federico al suelo y se tira él, luego de eso se vio una gran boca de tallo verde lanzarse en su dirección para recogerse lentamente.
Federico —¡¿Qué fue eso?! –Pregunta asustado.
Lanz —Eso amigo fue la mano de un Ent.
Federico —¿Sabes dónde estarán los brotes?
Lanz —He escuchado que son difíciles de conseguir dado que se encuentran casi llegando al centro de este bosque –Nuevamente empuja a Federico, quien cae al lago y esquivan otra planta– ¡Muévete! ¡No puede ser! ¡Sal de ahí! ¡El marino gigante viene!
Federico —¡Ayúdame, no sé nadar!
Lanz —¡Lanza el poder hacia abajo, ese animal tiene más dientes que un cocodrilo!
Tras lanzar el poder sale volando del agua, el amigo se dispone a socorrerlo, pero aprecia como gran cantidad de manos de Ent se disponían a devorarlos, por ende, decide correr agarrándolo por la camisa. Mientras Lanz corría se podían escuchar los agonizantes gritos de Federico: —¡Lanz déjame levantarme que se me bajó el short por detrás y se me está quemando el trasero! ¡Laaaanz!