Jimin se encontraba untando cremas para el cuerpo las cuales hacían que este poseyera la más suave, apetecible y blanca piel, desnudo con sus atributos brillando por la luz en su habitación.
Pasando manos por sus muslos y glúteos color porcelana, dando la espalda a la puerta haciendo que su padre tenga una muy apetecible vista de aquella bella existencia. Lamiendo sus labios al ver la deseable boca de su princesa, esos labios gordos y extremadamente rojos... Su hijo es una obra de arte.
Caminando para entrar a la habitación, procede a empujar al menor haciendo que cayera boca abajo dejando expuesta si entrada rosada entre toda esa piel pulcra. Jungkook babeando no hace más que separar aún más sus dos nalgas y dar una lamida. ¡Joder que delicioso! Le gustó tanto así que se dispuso a comerse el culo de su princesa.
Gritos, gemidos y suspiros era la único que podía gesticular Jimin, aparte del nombre de su padre y dentro del limbo de placer, comenzó a empujar su culo, hundiendo la cara del mayor aún más.
¡Pero jodida mierda que la gente no tiene vida propia!
Ya que de mala gana, Jungkook se separa de su comida, dejando a Jimin en estado shock, para ir a atender los llamados de la puerta.
— ¡Hola, vecino!
— ¿Ahora que mierdas quieres? — soltó tosco al ver a Chaerin, su otra vecina.
— Solo te quería dar esta canasta, para que estés saludable.
— Ah, bueno, ahora vete.
— ¿Y ni me lo pagas? — Dijo coqueta.
— Chaerin, si no quieres que te acuse de envenenar manzanas y dárselas a mi padre, te vas yendo porque lo único que a el le encanta comerse es mi culito — Dijo un Jimin en bragas y blusa para tomar la canasta de manzanas y tirarcela en la cara.