No se cuántos días han pasado... Aún sigo aquí.
¿Como es que nadie puede encontrarme?
Puedo sentir mi cuerpo más liviano, mis muñecas estaban lastimadas, ya casi había olvidado como era la luz del día, lo que se sentía respirar aire fresco , había olvidado el perfume de las flores , ya no recordaba la sensación que causaba reír. Me sentía sin vida, solo mi corazón me mantenía en aquel mundo.
Había perdido las ganas de luchar y cualquier tipo de esperanza. Sentía que ya no me quedaban lágrimas para llorar, mi voz había desaparecido de a poco de tanto gritar, estaba completamente vencida.
Sus estados de ánimos cambiaban cada día, aveces llegaba a ser dulce y otras a golpearme y torturarme hasta saciar su enfermizo ser.
Allí estaba el una vez más...
-Hora de jugar mi hermosa Janice! - dijo sonriendo.
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Deseaba que de una vez acabara con mi vida, ya no podía soportarlo más.
- Mátame de una vez! - dije haciendo un gran esfuerzo.
-No es hora de morir! Tú no serás como Melody! A ella la maté en cuestión de minutos... A ti no, a ti te estoy amando... ¡Vamos a jugar!
Lo había confirmado, el había asesinado a Melody Wilson.
¿En qué clase de monstruo se había convertido?
Luego de aquel macabro juego de casi todos los días me llevó de vuelta a aquella cama que se había convertido en una prisión. Besó mi frente y salió de allí.
Recordaba aquellos bellos momentos de mi vida, veía la cara de mamá y Maurice sonriéndome.
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Un día de aquellos un fuerte golpe me despertó.
-¡Marcus Brenner! Ponga las manos donde las pueda ver! - se escuchó decir.
Luego de unos segundos policías irrumpieron en la habitación, no lograba verlos bien, todo estaba borroso, sentí como me colocaban en algo que parecía ser una camilla, escuchaba voces que me aturdían, a los pocos segundos mis ojos se cerraron.
No se cuanto tiempo después desperté, lo primero que vi fue la cara de mamá, sonriendo y llorando a la vez.
-Hija despertaste!
A los segundos un doctor estaba examinándome, podía ver a Maurice al lado de mamá.
-¿Como te sientes mi pequeña? - preguntó
No pude pronunciar una sola palabra, ya no era yo...
Desde entonces he tenido miles de pesadillas que no me dejan conciliar el sueño, cierro los ojos y allí está él mirándome fijamente y sonriendo, aquel monstruo que me había arrebatado la vida que tenía, me había arrebatado la sonrisa, el amor, la esperanza, absolutamente todo. Escucho su voz día tras día. Aunque mi cuerpo aún seguía con vida, yo ya no vivía allí dentro.
Desde ese momento no he vuelto a hablar, he tenido miles de crisis nerviosas y de llanto. He luchado con aquel monstruo día y noche, cada maldito día, no soporto que alguien se acerque a mi, ni siquiera mi propia familia.
Mamá y Maurice venían a verme seguido esperanzados en que aquella Janice de antes volviera a renacer.
Y aquí me encuentro escribiendo estas líneas, en este cuarto que se ha convertido en mi mundo, un mundo de pesadillas , buscando la forma de combatir aquel inmenso trauma...
Cada día debo luchar con cada uno de los fantasmas que invaden mi mente.
Aquel hombre destruyó por completo mi vida...
Se transformó en el monstruo que vive debajo de mi cama...
Aquel hombre solo dejó un cuerpo sin alma.
FIN