Los seis tripulantes estábamos casi seguros. Íbamos a echar unánimemente al café, porque todas las pruebas lo apuntaban a él. No había nadaba que más decir.
Nos sentamos en la mesa de la izquierda, tratando de ignorar el cadáver que estaba al lado de nosotros.
-—¿Que tienes para decir, café?—comento el verde.
Un poco tenso y nervioso, respondió.
—La verdad, yo no soy el asesino, me están inculpado, yo no lo mate, ni siquiera tengo machas de sangre en mi traje. Es imposible que lo haya hecho, el azul y el amarillo me vieron, yo estaba en navegación.....yo...solo vine hasta aquí al oír los disparos. Es lo único que puedo decir.
—Azul y amarillo, ¿que pueden decir?—Comento el verde.
—Si lo vimos, pero eso no lo hace menos sospechoso. Llegó primero que todos, aunque también dudo de ti verde, siempre trata de ocupar el puesto de líder que tiene el café, y tú fuiste el único que no vimos...—respondió la Amarillo.
El de verde se enojó un poco y respondió.
—Yo le daba de comer a mi hijo, como saben, yo lo traje aquí, y fue uno de los pocos momentos que tuve, si quieren pregúntele a el, lo puedo traer aquí.
—Mmmm....valerte de un niño, ni siquiera sabemos cuántos años tiene, y si está en capacidad de responder.... estúpido—comento el rojo.
A pesar de que nos estábamos desviando del tema principal, todavía teníamos en mente fundar al café, sin embargo, el hablo
—Me pueden encerrar en el reactor, no tengo ningún problema, prefiero esperar todos días encerrados en un cuarto que vagar sin rumbo en el espacio.
—Crees que somos tontos, tu puedes sabotear el reactor, ¿que garantía tenemos nosotros?—comento el azul.
—Me pueden amarrar las manos, además son cinco contra uno que más ventaja quieren, yo no podría contra todos ustedes—respondió el café.
—Mmm ok, sometámoslo a votación, los que skipean, y los que quieren echarlo.
Tres votaron por skipear. Y ellos fueron el verde, amarillo rojo.
El azul y yo votamos para funearlo.
—Ok, solo tendrás dos comidas y permanecerán encerrado allí. Hasta que termine la misión, si algo sucede serás botado de la nave de inmediato—comento el verde—Al parecer el era el único que en verdad creía en su inocencia, y su forma de pensar nos estaba poniendo en riesgo, pero yo no podía decir nada más, ya el grupo había tomado una decisión.
Todos nos dirigimos al reactor y encerramos al café. Poco después volvimos a dirigirnos a la cafetería, el rojo y el azul trataban de envolver el cuerpo del negro, el verde limpiaba la mesa, y la de amarillo y yo solo observábamos. Estábamos los cinco allí, pero de pronto volvió a sonar la alarma.
—¡Vieron!, debimos echar al café, cuando tuvimos la oportunidad, ahora todos estamos en riesgo, el nos va a matar—dijo el azul.
—¡Cállate!, no estamos seguros si fue el, es imposible, solo vamos todo a electricidad ahora—respondió el verde.
En este nuevo saboteo sí tenía bastante miedo, en cualquier momento podrían atacarme, y nadie se daría cuenta. Hasta que arreglaran el sabotaje no veía casi nada, pero sabia en que dirección estaba la electricidad.
Caminé en medio de la oscuridad, y el molesto sonido de la alarma.
Hasta que llegue a ese sitio. Solo escuchaba las voces de mis compañeros, que con una linterna trataban de arreglar ese problema.
Creo que el que tenía la linterna en ese momento era el rojo. Y preferí mejor seguir observando como arreglaban la energía. Cuando ya casi terminaban, alguien le arrebató al rojo la linterna de las manos.
Y sonaron varios cuchillazos 🔪🔪🔪 ....fue aterrador, no sabíamos que estaba sucediendo, pero por medio de la alarma intermitente, se veía un cuerpo en el suelo. Era imposible ver quien era, así que el verde fue por la linterna y alumbró hacia nosotros.
El cuerpo del amarillo, estaba en el suelo en un charco de sangre, alrededor de todos nosotros con varios puñaladas en la cabeza y en el cuello, vi al rojo con sangre en las manos y pensé que era el, pero me vi y también estaba así. El resto estaba igual de salpicado de sangre. El asesino cálculo todo, trato de que nadie pudiera culparlo, a el, así que se encargo, de acuchillar al amarillo de tal manera que se desangrara a que nos salpicara a todos. Y descaradamente la mato en frente de nosotros, y no pudimos hacer nada.
—Seguro que fue el desgraciado del café, no debimos creerle. Vamos por el—decía completamente enojado, y nervioso el azul.
—Primero terminemos de arreglar esto. No estamos seguros si fue el—comento el rojo.
—¿Porque lo defiendes tanto?—grito el, bastante molesto, pues habían matado a su novia.
—Tranquilízate, si él, es el asesino tu mismo lo echarás de la nave.
Yo y el rojo solo los mirábamos, atentos a las movimientos que ocurrieran en ese lugar, todavía o habíamos terminado de arreglar la electricidad, y seguíamos expuestos.