Al alejarse suficiente de la ciudad salte de aquel carruaje, por fin estaba libre sin tener que preocuparme de encontrarme un guardia en la vuelta de la esquina, rápidamente mire a los alrededores mirando por algún indicio de donde poder ir, se veían grandes planicies a los dos lados y siguiendo aquel camino grandes árboles con hojas color verde oscuro.
Por ahí estaba mi destino, así que inicié mi marcha en busca de mi amigo, el camino era normal las planicies verde claro se extendían claramente hasta el horizonte desde los dos lados de la vista, al fondo poco poco se enclarecia un gran pantanal con varios segmentos de puentes para dejar pasar a los carruajes. Cada vez más detalles de aquel lugar se hacían evidentes las grandes lianas de aquellos árboles llegaban hasta el verde agua lleno de nenúfares, pronto llegue al primer puente echo de madera agrietado y podrido por varias partes, no parecía muy seguro además de mal mantenido. Cada vez que pasaba uno de los puentes se hacía más evidente lo mal que estaban estos poco a poco llegó el momento que los puentes llegaron a una zona con tres casas, estas eran bastante rurales echas de madera sujetadas por varios pilares que salen por el agua, varias barcas se distribuían por un pequeño astillero, todo fabricado por la misma madera que los puentes aunque se notaba que lo mantenían a menudo ya que no había ningún trozo de madera roto o podrido.
Pero seguí caminando a mi destino no había mucho que ver y por las ventanas me miraban escondidos entre las cortinas, se notaba que no querían a nadie por alli.
Tampoco quería preguntar por una barca o algo así que utilizé magia de hielo para congelar el agua que pisaba, rápidamente está se congelaba y no dejaba rastro por donde pasaba, al poco de seguir se podían ver montículos de tierra musgosa con una sola flor por los alrededores, estaban por todas partes.
Al final me cansé de andar y no tuve más remedio que sentarme en algún montículo de tierra aquellos toda la zona estaba llena de agua, y tampoco me apetecía subir un árbol para sentarme.
Me senté en aquel montículo que era blando y robusto a la vez así que me tumbe sin romper la flor y cerré los ojos.
Al momento de tumbarme y cerrar los ojos unas lianas me intentaron axfixiar, rápidamente me moví rompiendo las lianas, en ese momento estaba en las aguas empantanados cogiendo aire rápidamente sacando mi espada, el montículo de tierra empezó a moverse en dirección a mí y saliendo del agua unos ojos amarillos.
Sin tiempo a dejar pensar, el montículo resaltó su figura entera al abrir la boca y lanzando su lengua hacia mi, según mis instintos corte su lengua y lo que parecía una rana ni se inmutó, y empezó a inflarse con un ruido agudo y ensordecedor, luego grito fuertemente aturdiendome finalmente, la flor aprovecho para hacer lo mismo que antes esta vez colgando me para que la rana me coma, tenía las manos y piernas atadas y no me podía mover libremente.
Espere al momento de que me tirará y luego aplaste la planta y la rana saltando los encima y luego cortándolos con la espada. El cuerpo sin vida de la rana empezó a flotar y alrededor se empezaban a oír ruidos de rana, rápidamente me di cuenta de una forma de desacerme de ellos rápidamente congelé todo lo que pude del gran pantano dejando encerradas las ranas, pero todavía no había terminado las flores, se dirigieron todas las lianas hacia mi, teniendo que cortarlas todas para que no me agarrasen me cansé rápidamente después de estar 5 minutos sin parar haciendo lo mismo, no sabía qué hacer no me dejaban espacio ni para contratacar ni para pensar.
Los minutos pasaban y mi cuerpo empezaba a fallar dejándome al fin de la presa de las flores que empezaron a estrugarme, mientras eso pasaba un fuerte dolor recorrió por mi cuerpo cada vez más fuerte que el anterior, hasta que en un momento utilizé la magia helada para congelar aquellas raíces no se me ocurrió hasta ahora. Lo malo es que no ayudaba en nada era lo mismo eran demasiadas lianas, no tenía más opciones así que intente utilizar mi as en la manga, pero tampoco resultó rápidamente cogieron el cuerno de invocación, tenía que pensar en algo ya no me falta mucho para desmayarme, cuando me vino una idea. Mire un momento a mi espada mientras me defendía de las lianas interminables hasta que llegó el momento que la lanza con magia de hielo, de pronto y sin yo pensarlo en todo el radio de las plantas matando una y cada una congelo el aire y las plantas mismas con un sonido de vacío.
Había terminado estaba cansado y me di cuenta que el nivel casi no importa si no tenías la habilidad definitivamente, al principio pensaba que casi no importaba, el último día luchando contra los guardias pensaba que era buenísimo pero ahora casi muero si no hubiera sido por esa habilidad rara que ni siquiera conocía, menos mal que lo intente, hice el amago de atraer la espada de dentro de la masa de hielo seco provocado por el congelamiento, sorprendiéndome aún más y concluyendo que después de llegar allí tenía que entrenar antes que nada. Poco a poco se me fueron cerrando los ojos dejándome desmayado en medio de una isla de hielo de 50 metros cuadrados y haciendo que envase en las zonas circundantes.