Dan: ¿Muerte permanente? Supongo que si me lo tomo como una nueva realidad no es tan malo.
Sara: Tienes razón. Bueno, continuaré con mi grupo, ¿quieres unirte?
Dan: No, prefiero empezar solo. Ya nos volveremos a ver.
Sara: Hasta luego, Dan.
Abandoné la aldea y comencé mi recorrido, la llanura había terminado y ahora me encuentro en un largo trazo de un bosque frondoso, el lugar es hermoso, puedo ver unos árboles con unas raíces gigantes que prácticamente hacen un camino, incluso al llegar a una grieta en la tierra, las mismas raíces se unieron para formar un puente de lado a lado. Observo debajo del puente y puedo ver una cueva al final de grieta.
Dan: ¿Será una mala idea? Soy nivel 17... los monstruos a partir de la cuarta aldea son de nivel 20 o superior. Pero quizá haya algo interesante... ¡aagh! Todavía puedo morir. Aunque no me gustaría probar la muerte.
Me equipo una soga de mi inventario, que había comprado en el pueblo anterior. La ato en uno de los árboles robustos y bajo apoyando mis pies sobre las paredes de la grieta. Al bajar siento una voz que me susurra al oído.
Voz misteriosa: Ya estás aquí... reencarna... los dioses merecen un castigo... -Es lo más legible que se escucha.
Decido entrar a la cueva, siento que el lugar me llama. Al entrar me encuentro a unos pocos metros de profundidad una gran puerta de mármol.
Dan: ¿Por qué está aquí? No hay mármol en kilómetros.
Al abrirla descubro un enorme santuario y al ver el techo logro apreciar unas pinturas como si fuera una catedral de mi mundo.
Dan: ¿Un titán? ¿Fuego? ¿Hígado? Esto es la historia de Prometeo. ¿Un santuario para él? No lo entiendo.
Camino hasta el fondo, el lugar tiene un ambiente sagrado, siento la divinidad en el aire. En el fondo hay un altar de mármol, con detalles de oro sólido y plata, debajo, un cofre. Lo abro y una luz dorada sale de él, como si algo se liberara y al fondo del mismo, dos muñequeras doradas con dos piedras verdes ovaladas en cada una de ellas. Me las equipo. "Muñequeras de Hércules".
Dan: ¿Hércules y Prometeo...? claro, la liberación. ¿Otorgan 10 veces más de la fuerza del portador? Espera... esto es un equipamiento de categoría rara. ¿Tiene una estrella alado del nombre, qué significa? Creo que en Atenas puedo encontrar información sobre esto. Es interesante.
Volví a subir, y las puertas del santuario al cerrarse, desaparecieron. No había nada... sólo una pared de roca. ¿Una sala especial? No lo sé, lo único que tengo claro es que es muy divertido escalar como si nada. La fuerza de las muñequeras es genial, logré subir de la grieta con sólo las manos y los pies. ¿Oh? Un cartel que avisa sobre monstruos, esto se pondrá bueno. Tomo mi daga y me coloco en posición de ataque, comienzo a correr por el camino de raíces, me encuentro un oso enorme que actúa como humano, camina en dos patas, tiene armadura y unos guantes en sus patas delanteras. Me lanza un golpe y con la otra mano intenta rasgarme la armadura y quizá el pecho si penetrara lo suficiente. Paro el golpe con mi mano izquierda y me infiltro entre sus brazos mientras intenta rasgarme, quedamos abrazados y con la fuerza de las muñequeras consigo levantarlo, lo lanzo contra un árbol y el oso sufre una fuerte contusión en la espina dorsal, un aullido se oye.
Dan: ¿Está consciente de lo que hace? Olvidaba que esto ya no es un juego... no es una simple bestia que da experiencia y materiales, tiene vida y pensamiento propio, y al ser un mundo fantástico, incluso puedo pensar que seamos más parecidos de lo que creo.
Clavo mi daga muchas veces en sus órganos, le provoco un sangrado interno y externo, hasta que muere desangrado. Gano muchos puntos de experiencia, "nivel 18". Me quedo con sus guantes, al guardarlos en mi inventario y sacarlos se adaptan a la forma de mis manos. Objeto raro "Guantes del Guerrero oso". Tienen garras en las puntas, posibilidad de ocasionar sangrado y heridas mortales. Sigo corriendo, con mi daga ya guardada, encuentro un par de monstruos para derrotar y probar mi nueva arma. Ejecuto técnicas de artes marciales para vencer a mis enemigos. Consigo un nuevo logro, "Artista marcial".
Consigo salir del bosque frondoso, y me topo con una gran ciudad sacada de un mundo de fantasía. Es un lugar construido sobre una montaña, donde las calles se hacen más empinadas mientras que te vas acercando al centro, en mi mundo, esto es una Acrópolis, se construían los sitios más importantes en el punto más alto y luego la población crecía alrededor, para poder resguardarse de ataques enemigos, una fortaleza natural, prácticamente. Desde afuera puedo ver dos muros enormes que separan el exterior del interior y el interior de un bastión arriba de la montaña. Camino hasta la entrada, una fila para entrar que se mueve bastante rápido. Seguro es una ciudad muy comercial.
Caballero: ¡Recuerden que para entrar aquí con mercadería necesitan un permiso!
Aventurero: Ya te digo, la última de las iglesias fue destruida, el nuevo gobernante no quiere que la religión tenga mucha influencia.
Aventurero 2: Shh... calla, no se puede hablar del tema.
Dan: ¿De qué no se puede hablar? -se escucha mi voz desde atrás de ellos.
Aventurero 2: Nada...
El ruido del lugar tapaba nuestras voces.
Aventurero: Este lugar tiene nuevo gobernante, mejoró las condiciones para los comerciantes y militares, pero destruyó y quemó todas las iglesias y lugares de culto.
Aventurero 2: -Tapa la boca de su amigo- pero la gente prefiere no hablar del tema.
Dan: ¿Censura a la Iglesia? Que extraño. Es lo último que podrían censurar. La fe es fácil de influenciar.
Aventurero 2: ¿De qué hablas?
Dan: Nada, no importa. -pienso- quizá aquí no pasó lo mismo que en la edad oscura.
Caballero: ¡Ustedes tres! ¿vienen juntos?
Aventurero: N...
Dan: -Lo interrumpo- Venimos juntos.
Caballero: Bien, pasen. Les haremos unas preguntas y revisaremos lo que traen.